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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Javier Milei está consiguiendo desarmar la bomba hiperinflacionaria que constituían los
pasivos financieros del Banco Central de la República Argentina. En sus primeros meses
de gobierno ha logrado rebajar los tipos de interés que paga este Banco Central desde
el 133% al 50%, y todo ello sin que el peso se deprecie. ¿Cómo lo ha conseguido? Veámoslo.
Cuando Javier Milei llegó a la presidencia de la República Argentina, el Banco Central
del país estaba remunerando sus pasivos financieros al 133% anualizado. Los pasivos financieros
de un banco central, también del Banco Central de la República Argentina, constituyen una
de las principales reservas de liquidez del sistema bancario de ese país. Y es habitual
que los bancos centrales remuneren con un cierto tipo de interés esas reservas de liquidez
que mantienen los bancos del país. Por ejemplo, ahora mismo el Banco Central Europeo está
remunerando las reservas de liquidez que mantienen los bancos de la eurozona a un tipo de interés
del 4% anual. Porque aquí reside la gran diferencia entre Argentina y la eurozona o Estados Unidos,
que el Banco Central de la República Argentina, antes de que Javier Milei llegara a la presidencia,
estaba remunerando las reservas de liquidez del sistema bancario argentino al 133% anualizado,
o lo que es lo mismo, prácticamente el 11% mensual. 4% anual en la eurozona versus 11% mensual en
Argentina. Para que os hagáis una idea de la barbaridad monetaria que suponía esto, en diciembre
del año 2023, justo antes de que Milei alcanzara la presidencia de la república, la base monetaria
de la Argentina era de 10 billones de pesos. Y por su parte, los pasivos financieros del Banco Central
de la República Argentina, en su mayoría LELICS y PASES, ascendían a 25 billones de pesos. Pues bien,
con un tipo de interés mensual de prácticamente el 11%, anualizado 133%, eso suponía que cada mes el Banco
Central de la República Argentina, sólo para pagar los intereses de sus pasivos financieros, de las
reservas de liquidez del sistema bancario, estaba emitiendo cada mes casi 3 billones de pesos. Es decir,
el equivalente al 30% de la base monetaria del país, cada mes, sólo para pagar los intereses de las
reservas de liquidez del sistema bancario argentino. Una auténtica bomba de relojería hiperinflacionaria
que había que desarmar de manera acelerada. Pero cuidado, desarmar esa bomba de relojería
hiperinflacionaria no era tan sencillo como sugerían algunos. En opinión de algunos que hoy siguen siendo
críticos con la política fiscal y monetaria implantada por Javier Milei, lo único que era
necesario hacer para desarmar esta bomba de relojería hiperinflacionaria era bajar el tipo de interés al
que el Banco Central remuneraba sus pasivos financieros. Si el Banco Central está emitiendo
cada mes entre un 25 y un 30% de su base monetaria para pagar, sólo para pagar, los intereses de sus
pasivos financieros, porque el tipo de interés anualizado de esos pasivos financieros es el
133%, pues bajemos ese tipo de interés del 133% al 60, al 50, al 40, al 30, al 10 o al 5%. Si el
Banco Central deja de remunerar a altos tipos de interés sus pasivos financieros, se habrá solucionado
todo el problema de esta bomba de relojería hiperinflacionaria, porque apenas tendrá que
imprimir, crear nuevos pesos para pagar intereses por las reservas de liquidez del sistema bancario
argentino. Ahora bien, si la tasa de inflación dentro del país está disparada, está disparada
por encima del 100 o del 150%, y el Banco Central lo que hace es rebajar el tipo de interés al cual
remunera sus pasivos financieros, que repito, son las reservas de liquidez del sistema bancario
argentino, lo que puede suceder es que los bancos se planteen lo siguiente. Si cada año el peso vale
menos, si cada año el peso pierde la mitad o más de la mitad de su valor, y el Banco Central no me está
compensando con el pago de intereses la pérdida de valor que está experimentando el peso, es decir,
expresado de otra manera, si los tipos de interés de mis reservas de liquidez en pesos se vuelven muy
negativos, y por tanto mis reservas de liquidez van perdiendo en términos reales valor, lo que haré,
en lugar de mantener esas reservas de liquidez, es intercambiarlas por otra moneda que preserve mejor
su valor a lo largo del tiempo, por ejemplo, el dólar. Es decir, que si la tasa de inflación esperada
dentro de Argentina fuera muy alta, como lo era en diciembre del año 2023, y el Banco Central de la
República Argentina rebajara drásticamente los tipos de interés a los que remunera sus pasivos
financieros, el resultado más probable de esa operación habría sido una fuga masiva desde el
peso al dólar por parte del sistema bancario. Y esa fuga masiva, buscando refugio en una moneda que
pueda preservar su valor, esa fuga masiva habría depreciado enormemente el peso frente al dólar,
alimentando todavía más la inflación dentro del país. En este sentido, los altos tipos de interés que
pagaba el Banco Central de la República Argentina sobre sus pasivos financieros, sobre las reservas
de liquidez del sistema bancario argentino, eran una forma de persuadir a los bancos de que mantuvieran
su liquidez en pesos y no dieran el salto a los dólares para evitar una depreciación todavía mayor
del tipo de cambio del peso frente al dólar y una importación de inflación desde el extranjero
todavía más agresiva. Por tanto, la situación en diciembre del año 2023 era enormemente complicada.
Si el Banco Central de la República Argentina no rebajaba de manera muy drástica sus tipos de
interés, la emisión monetaria sólo para pagar los intereses sobre sus pasivos financieros era una
emisión monetaria explosiva que empujaba al país a la hiperinflación. Pero a su vez, si el Banco Central se
decidía unilateralmente a rebajar de manera muy drástica el tipo de interés sobre sus pasivos
financieros, el resultado previsible era el de una fortísima depreciación del peso frente al dólar,
alimentando todavía más la inflación interna dentro del país. Pues bien, a pesar de lo anterior,
Javier Milei, en los cinco meses que por ahora marcan su presidencia, ha conseguido rebajar los tipos de
interés de los pasivos financieros del Banco Central desde el 133% anualizado, que se encontró al tomar
el poder al 50% actual. O dicho de otra manera, ha pasado de remunerar los pasivos financieros del
Banco Central de la República Argentina a un tipo de interés mensual de casi el 11%, a un tipo de interés
mensual del 4,2%, que sigue siendo muy alto, pero es prácticamente un tercio del tipo de interés que
se encontró al llegar a la presidencia del país. Y ha logrado rebajar de una manera tan potente los tipos
de interés de los pasivos financieros del Banco Central sin que el peso se haya depreciado frente al dólar.
Y nótese la enorme diferencia que esto supone. Actualmente, los pasivos financieros del Banco
Central se ubican en 32 billones de pesos. Si los tipos de interés de los pasivos financieros del
Banco Central continuaran anclados al 133% anualizado al que se los encontró Javier Milei, el Banco Central
de la República Argentina estaría emitiendo, a día de hoy, sólo para hacer frente al pago de los
intereses de sus pasivos financieros, 3,5 billones de pesos, el 35% de la base monetaria del país.
Pero tras haber rebajado los tipos de interés del 133% al 50%, tan solo, sigue siendo muchísimo,
pero en términos comparativos, tan solo tiene que emitir para pagar los intereses sobre sus
pasivos financieros 1,3 billones de pesos mensuales, es decir, el 13% de la base monetaria del país.
De tener que imprimir el 35% de la base monetaria del país cada mes a emitir el 13%. Pero lo mejor
es que la expectativa reside en que estos tipos de interés sobre los pasivos financieros del Banco
Central van a seguir bajando, porque Javier Milei los ha ido reduciendo mes tras mes de manera
ininterrumpida. Y si se completa exitosamente esta rebaja de los tipos de interés del Banco Central de
la República Argentina sobre sus pasivos financieros, se habrá desarmado la bomba hiperinflacionaria que
representaban sus pasivos financieros. Pero claro, la cuestión que muchos de vosotros os estaréis
planteando es cómo ha conseguido Javier Milei rebajar tanto los tipos de interés sobre sus
pasivos financieros sin que se haya producido lo que explicaba hace un rato. Es decir, sin que haya
habido una fortísima fuga de pesos hacia el dólar, depreciando en consecuencia de manera muy intensa el
tipo de cambio y generando todavía más inflación a través de la importación. Pues la clave del asunto es
el siguiente círculo virtuoso. Primero, Javier Milei logra el superávit financiero del tesoro. Como ya
hemos explicado, el tesoro argentino lleva tres meses consecutivos de superávit financiero. Ese
superávit financiero mejora la solvencia percibida del Estado argentino. Y cuando la solvencia percibida
del Estado argentino se incrementa, el valor de sus pasivos sube. De ahí que los bonos, la deuda
pública emitida por el Estado argentino, se haya revalorizado tanto durante los últimos meses y de
ahí que el peso haya mantenido su valor durante los últimos meses. Segundo, en la medida en que se ha
estabilizado el valor del peso gracias al ancla fiscal, gracias al superávit financiero, las
expectativas de inflación dentro de la Argentina se están desmoronando. Porque, como ya explicamos en
vídeos anteriores, el superávit financiero supone que cesa la emisión monetaria para financiar al
tesoro y que, de hecho, parte del exceso de pesos en circulación son reabsorbidos por el tesoro y retirados
de circulación gracias a ese superávit financiero. Menos oferta monetaria futura esperada y más demanda
monetaria futura esperada, mayor valor esperado del peso. Y tercero, si se desploman las expectativas
de inflación, el Banco Central de la República Argentina ya puede ir rebajando los tipos de interés
que abona sobre sus pasivos financieros sin inducir, sin empujar, a una fuga masiva desde las reservas
de liquidez en pesos hacia los dólares. Porque si el sistema bancario en general y los ciudadanos que
son acreedores de ese sistema bancario en particular no preven que su moneda vaya a seguir perdiendo
aceleradamente valor en el futuro, entonces, aunque le remuneres con tipos de interés nominales más bajos,
no tienen la tentación de dar el salto del peso al dólar. O expresado de otra manera, los tipos de interés
reales esperados en el futuro no se vuelven tremendamente negativos a pesar de que los tipos de interés
nominales bajen, porque las expectativas de inflación están bajando tan o más rápido. Es decir, que al
rebajar las expectativas de inflación gracias al ancla fiscal, el Banco Central de la República
Argentina puede reducir los tipos de interés sobre sus pasivos financieros. Y al reducir tanto los tipos
de interés sobre sus pasivos financieros, eso realimenta positivamente el proceso desinflacionario,
es decir, las expectativas de inflación todavía se hunden más porque los agentes económicos
anticipan que el Banco Central va a tener que imprimir, que crear menos pesos para remunerar
sus pasivos financieros. Es decir, que el Banco Central no va a crear pesos ni para financiar al
Tesoro ni tampoco para financiar su déficit cuasi-fiscal. Y si la expectativa de creación
monetaria futura de pasivos del Banco Central en el futuro se desploma, pues entonces las
expectativas de inflación también lo hacen. Así es por consiguiente como Javier Milei, al menos hasta
el momento, ha conseguido desarmar la bomba hiperinflacionaria que se cernía sobre la vida
de los ciudadanos argentinos. Saneamiento del Tesoro, es decir, superávit financiero, y saneamiento
del Banco Central. Y la consecuencia de sanear ambas instituciones, de mejorar la solvencia y la
liquidez de ambas instituciones, ha sido una reducción del coste de financiación de ambas
instituciones. Es decir, una reducción de los tipos de interés de los pasivos del Tesoro, de la deuda
pública, y una reducción de los tipos de interés de los pasivos del Banco Central. Es decir, de las
antiguas LELICs y de los actuales PASES. Por supuesto, la situación financiera del país sigue
siendo muy frágil, básicamente porque toda esta mejoría se fundamenta en la expectativa de que los
logros de los tres o cuatro primeros meses de gobierno se van a mantener en el futuro. Y si en
el futuro no se mantuviera ese proceso de saneamiento del Tesoro o de saneamiento del balance del Banco
Central, todo lo conseguido hasta el momento, se vendría rapidísimamente abajo. Pero el grueso
de los pasos que ha dado el gobierno de Javier Milei hasta el momento en materia económica son
esencialmente correctos. Y son pasos que avanzan hacia una dirección muy clara. El fin de la inflación.