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Tesla renuncia a instalar su gigafactoría para producir el modelo 2 en Valencia. Se
pierden así un mínimo de 4.500 millones de euros y de 12.000 puestos de trabajo. ¿Qué
ha sucedido? ¿Quién es el culpable? Veámoslo.
Hace varios meses, Ferrovial, una de las principales compañías españolas, anunció
que se marchaba de España, que trasladaba a su sede social a Países Bajos. Y ya entonces
alertamos de que, siendo grave que una de las mayores compañías españolas decida
exiliarse del país que la vio nacer, lo más grave es que no hayamos visto en las últimas
décadas movimientos a la inversa. Es decir, que grandes compañías que hayan nacido en otros
países decidan trasladarse a España porque consideren que España es una mejor jurisdicción
en la que tener su sede social. Que salgan de España compañías nacidas en España,
y que no entren en España compañías nacidas en el extranjero, pone de manifiesto que no somos
un foco de atracción internacional de grandes capitales. No es que España no atraiga inversión
extranjera, cuidado, es que no atrae la inversión extranjera de mayor calidad. En muchos casos nos
limitamos a atraer inversiones auxiliares, inversiones secundarias, a la inversión principal que se
radica en otros países europeos. Y esa incapacidad para atraer grandes inversiones de calidad a
España es lo que nos debería empujar a reflexionar, a replantearnos qué estamos haciendo mal y qué
deberíamos institucionalmente cambiar para que las grandes inversiones extranjeras sí quieran
ubicarse en nuestro país. Y en los últimos días, de hecho, hemos tenido un nuevo y deplorable ejemplo
de esta capacidad institucional para atraer grandes inversiones extranjeras a nuestro país. Y es que
la automovilística Tesla de Elon Musk ha cancelado definitivamente cualquier posibilidad de instalar
en Valencia la gigafactoría en la que pensaba construir 500.000 unidades al año del Tesla
modelo 2. Se pierden así un mínimo de 4.500 millones de inversión en la comunidad valenciana
y un mínimo de 12.000 empleos. Por poner estas cifras en perspectiva, la cantidad de dinero que
el gobierno de PSOE Podemos quería destinar al perte del coche eléctrico, sufragado a través de
los fondos europeos, el dinero que el gobierno quería destinar al perte del coche eléctrico
en España era de 2.975 millones de euros. Por tanto, toda la inversión directa que pensaba
efectuar el gobierno de España con cargo a los fondos europeos en el desarrollo del coche eléctrico
en España es menos que lo que pretendía invertir Tesla en su gigafactoría del modelo 2 en Valencia.
Un fiasco absoluto que llega después de que hace apenas tres semanas se filtrara a la prensa local
que ya estaba hecho, que ya estaba completamente amarrado y garantizado que Tesla iba a instalar
su gigafactoría del modelo 2 en Valencia. Y la excusa oficial de por qué Tesla finalmente no va
a instalar su gigafactoría en Valencia parece ser justamente la filtración de esta información de
que las negociaciones estaban muy avanzadas o de que el acuerdo ya estaba tomado. Tal como podemos
leer, por ejemplo, en La Vanguardia, todo parece haberse torcido en los últimos días, sobre todo
después de la filtración a la prensa de estas negociaciones entre la Generalitat Valenciana y
la compañía Convase en Austin, Texas, que según nos cuentan los compañeros de Electrek, estaría
muy enfadada con las autoridades de la Comunidad Autónoma del Levante Español, abandonando de un
plumazo todo el proyecto. Fuentes cercanas a Chimo Puig, hasta la fecha Presidente de la Generalitat
Valenciana, habrían confirmado que las filtraciones acerca de la fábrica de Tesla en su comunidad
salieron de alguien interno, algo que enojó al fabricante estadounidense muy dado a llevar
todos sus planes en secreto absoluto. Esto habría generado un grave problema, en palabras del propio
Chimo Puig, que cree, siempre según las fuentes, que Tesla ha abandonado el proyecto en Valencia
para continuar las negociaciones con otras regiones del sur de Europa. Y es que efectivamente el
modelo 2 será seguramente el coche de Tesla más orientado a Europa, así que es lógico que se
fabrique en nuestro territorio para ahorrar costes en logística y distribución. En todo caso, no
parece que vaya a ser en España, pues las negociaciones estarían completamente rotas desde
la filtración, mientras que Tesla estaría negociando en paralelo con Portugal, Italia, Francia o
Polonia, que además ofrecerían mejores condiciones que Valencia. Estos son los hechos de los que hemos
tenido conocimiento, todos ellos, eso sí, a través de filtraciones a la prensa. Hace 20 días se nos
dijo que Tesla iba a instalar su gigafactoría en Valencia, y ahora se nos comunica que debido a
esa filtración precipitada, Tesla ha dado marcha atrás y ya no piensa instalar su gigafactoría
en Valencia. Tal secuencia de hechos, sin embargo, debería resultarnos muy escasamente verosímil.
Pretender que Tesla ya había decidido en firme instalarse en Valencia y que ahora, por la
filtración de la noticia, por la filtración de la información de que se iba a instalar en Valencia,
se haya cogido el canasto de las chufas en tierras valencianas y haya decidido cancelar su inversión
en Valencia no parece demasiado probable. Así que vamos a intentar reinterpretar los hechos para
ver si hay una lectura más verosímil de lo sucedido. 28 de mayo del año 2023. El Partido Socialista
de la Comunidad Valenciana pierde las elecciones autonómicas y no va a ser la fuerza que siga
gobernando la Comunidad Autónoma de Valencia. Dos semanas después, ante la expectativa de que van
a ser desalojados del gobierno, se filtra que Tesla va a instalarse en Valencia, una medalla que,
por tanto, le correspondería al gobierno autonómico que llegó a ese acuerdo, que es el
gobierno del Partido Socialista de la Comunidad Valenciana con compromís y podemos. Ahora bien,
que se filtre que Valencia va a coger la giafactoría de Tesla no significa que esa
filtración contenga información cierta o completamente cierta. Quizá lo único auténtico
que había encima de la mesa era el interés de Tesla por sondear Valencia para instalar la
giafactoría, una región de Europa candidata a esta mega inversión, como pueden serlo muchas
otras regiones de Europa. Ahora bien, que Tesla muestre un cierto interés en evaluar Valencia,
incluso en negociar con las autoridades valencianas, las condiciones de su inversión,
no significa ni mucho menos que el acuerdo y la decisión esté tomada. Pero claro, se imaginan
ustedes que esas negociaciones las abre el gobierno socialista de la Comunidad Valenciana y que luego
las concluye exitosamente el nuevo gobierno del Partido Popular y de Vox. ¿Y qué son ellos? Quienes
se cuelgan políticamente la medalla de traer a Tesla a Valencia. Eso, imagino que para determinados
altos cargos públicos de la administración valenciana debía de resultar intolerable,
de ahí que se filtre a la prensa que las negociaciones ya están muy avanzadas o incluso
cerradas. Que la medalla, por tanto, le corresponde al gobierno de PSOE, Compromís y Podemos,
y no al futuro gobierno de PP y de Vox. ¿Y qué sucede? Pues que si esas negociaciones no están
ni mucho menos avanzadas o cerradas, sino que Tesla, meramente, está considerando a Valencia
una candidata más a instalar su gigafactoría, pues al ver la escasa seriedad de las autoridades
políticas regionales que filtran no ya un acuerdo tomado, sino que venden como algo definitivo,
comprometiendo, por tanto, a la empresa lo que meramente es un estudio, un análisis,
una fase preliminar en las negociaciones, pues lo que decide hacer la empresa, y eso es lo que se
ha filtrado durante los últimos días a la prensa, es cortar en seco cualquier negociación,
precisamente por la falta de seriedad institucional de España. Existiría, es verdad, una segunda
posible interpretación de lo que ha sucedido, y es que el acuerdo sí sea más o menos definitivo,
y que, por tanto, esa medalla política le corresponda a PSOE, Compromís y Podemos,
y que la filtración de que se cancelan las negociaciones sea una filtración interesada
desde el entorno de PP y Vox para que posteriormente parezca que ellos han reconducido esas
negociaciones, han sido capaces de reconstruir los puentes rotos y que han sido ellos quienes
finalmente han traído Tesla a Valencia, no el anterior gobierno, sino el nuevo gobierno
de la Generalitat Valenciana. Esta segunda interpretación de lo sucedido, que también
es perfectamente posible, sin embargo tiene un punto débil, y es que incluso las fuentes
del Partido Socialista reconocen que existe un cabreo monumental en la multinacional estadounidense,
en Tesla, por las filtraciones de que el acuerdo ya estaba tomado y de que Tesla se iba a instalar
en Valencia. En un artículo del diario.es, un medio de comunicación que en muchos casos actúa
como correa de transmisión de las ideas del Partido Socialista, podemos leer un artículo
en el que se pretenden desmentir los rumores de que se han cancelado totalmente las negociaciones
de Tesla con la Comunidad Valenciana. El artículo se titula
Los 7 puntos fuertes por los que Valencia se mantiene entre las favoritas para albergar
la fábrica de Tesla. Y en el primer párrafo, ya podemos leer, Valencia no ha perdido ni mucho
menos la opción de albergar una factoría de Tesla en una inversión que podría rondar los
4.500 millones de euros. Así lo aseguran diversas fuentes consultadas por este diario que afirman
que, a pesar del monumental enfado de los representantes americanos de la multinacional
al ver que la noticia se extendió por los medios de todo el mundo, las condiciones que ofrece el
entorno de la capital valenciana les siguen resultando más que interesantes y ventajosas.
Dicho de otra manera, incluso esta noticia que pretende desarrollar el argumentario del PSOE de
la Comunidad Valenciana nos está confirmando dos cosas. Primero, que la decisión no estaba tomada.
Que Valencia compite con otras regiones europeas por instalar la gigafactoría. Y segundo, que la
filtración de que las negociaciones estaban muy avanzadas o casi cerradas ha molestado muchísimo
a la multinacional estadounidense. Por tanto, la noticia de que se han cancelado las negociaciones,
o al menos de que se han enfriado mucho, no es una filtración que aparezca de la nada. No es una
pura invención política. Sí que hay algo que subyace a todo esto y es un enorme enfado en Tesla
por la filtración de una información que, en el mejor de los casos, es decir, si Tesla ya tenía
decidido venir a Valencia, debía ser confidencial y, en el peor de los casos, si Tesla todavía no
había decidido venir a Valencia, era mentira y, por tanto, comprometía la estrategia de inversión
de Tesla en Europa. Es que imaginen que Tesla está negociando con otros países europeos instalar
esta gigafactoría y, de repente, se extiende por toda la prensa internacional por una filtración
del gobierno socialista de la Generalitat Valenciana que la decisión ya está tomada y que, por tanto,
Tesla está haciendo perder el tiempo a las autoridades de otros países negociando algo sobre lo que Tesla
supuestamente ya ha tomado una decisión. Con lo cual, se terminen reconstruyendo los
puentes o no con Tesla, aquí sí hay dos fallos gravísimos de la arquitectura institucional de
España. El primero, no ser el destino claramente prioritario de la inversión internacional. Es
decir, que no gocemos de unas condiciones de inversión que sean diferencialmente preferibles
a las de otras regiones europeas. Invertir en España debería ser una opción claramente ganadora,
y no lo es. Invertir en España es una opción más a invertir en muchas otras zonas de Europa.
Y segundo, la escasa, la pésima calidad institucional de España, que por refriegas
políticas internas, por colgarse la medallita unos u otros para así poder arañar unos votos u otros
en los próximos comicios electorales, ponen en riesgo, ponen en muy serio riesgo inversiones
milmillonarias en España. Condiciones fiscales, regulatorias y económicas mediocres, sumadas a
una clase política pésima, están consiguiendo ahuyentar la inversión de España. No tenemos
una estructura especialmente atractiva, y sí sufrimos una clase dirigente especialmente repulsiva.
Un barco en un estado no demasiado bueno y un capitán completamente desnortado. Es un mix que
nos resulta atrayente para los principales flujos de inversión internacional. Y por eso lo que
tocaría es cambiar tanto al barco como al capitán. Pero no cambiar al capitán para poner en su lugar
a otro igual o incluso peor, sino tal vez sustituir al capitán por un piloto automático. Es decir,
conseguir que el barco vaya solo sin políticos que, al intentar salvarnos, en realidad al intentar
salvarse a ellos mismos, nos terminen condenando.