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La vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz, quiere incrementarles los impuestos a
millones de ahorradores españoles. Veámoslo.
La izquierda, o al menos parte de la izquierda, tiene una obsesión contra el ahorro de los
ciudadanos. Y es que los ciudadanos que poseen un patrimonio personal propio no dependen de
las dádivas que desee entregarles o no entregarles el Estado. No son ciudadanos dependientes del poder
político, sino que son ciudadanos financieramente autónomos. Y justamente por ello, la izquierda,
o al menos una parte de la izquierda, trata de perseguir, desincentivar, dificultar y bloquear
la capacidad de los ciudadanos para ahorrar. Así, por ejemplo, a la izquierda no le gusta que los
españoles ahorren a través de la adquisición de una segunda vivienda. Porque, claro, adquirir una
segunda vivienda y sacarla al mercado del alquiler supone especular con una necesidad básica del resto
de ciudadanos. Y por ello, no debería permitirse que la vivienda se mercantilizara, se convirtiera
en un producto financiero de ahorro. Y claro, si a la izquierda no le gusta que los ciudadanos ahorren
e inviertan en ladrillo, cabría pensar que, de alguna manera, la izquierda ve con buenos ojos que
los ciudadanos ahorren e inviertan en el mercado bursátil. Porque de esa manera estarán proporcionando
financiación al tejido productivo de un país, favoreciendo la inversión y el crecimiento
económico. Pero tampoco. Y es que el vehículo más habitual para que un ahorrador promedio invierta
en el mercado bursátil son los fondos de inversión. Lo normal no es que el ahorrador promedio seleccione
por sí mismo acciones específicas en las que invertir, sino que lo haga a través de un intermediario
financiero de una institución de inversión colectiva que se encarga justamente de seleccionar
una cartera diversificada de acciones en la que, a través de esa inversión de institución
colectiva, invierte el ahorrador. Esa institución de inversión colectiva a través de la que el
ahorrador promedio puede invertir en el mercado bursátil son los fondos de inversión, incluyendo
los fondos de inversión cotizados, es decir, los ETFs. Recordad que, como ya hemos explicado en vídeos
anteriores, la inversión periódica en bolsa a través de una institución de inversión colectiva,
como un fondo de inversión o un ETF, es una de las formas más eficaces de construir un
patrimonio personal a largo plazo. Por ejemplo, una inversión de 300 euros mensuales en un ETF que
proporcione una rentabilidad del 7% anual, que es la rentabilidad que, en promedio, ha proporcionado
el Standard & Poor's 500, la bolsa estadounidense, durante los últimos 200 años y también durante
las últimas dos décadas, una inversión periódica de 300 euros mensuales a lo largo de 40 años a una
tasa de rentabilidad del 7% anual, termina convirtiéndose, al cabo de esos 40 años, en un
patrimonio de más de 750.000 euros. Y esta inversión periódica en alguno de los muchos ETFs disponibles
es algo que podéis hacer a través de la plataforma que apadrina este vídeo, Trade Republic. En Trade
Republic tenéis acceso a una amplia variedad de fondos cotizados, de ETFs, los cuales tienen unas
comisiones de gestión bastante inferiores a las de la mayoría de fondos de inversión. Y dentro de esa
variedad de ETFs podéis seleccionar aquellos a los que queréis invertir de manera regular y
automatizada una suma de ahorro periódico. Y además, el capital que temporalmente no estéis
invirtiendo, el capital que tengáis en liquidez, Trade Republic lo está remunerando a una rentabilidad
del 3,75%. Si queréis obtener más información sobre Trade Republic, sobre las distintas posibilidades
de inversión que ofrece y sobre su cuenta remunerada al 3,75%, la podéis obtener pinchando
en el enlace que aparece en la caja de descripción de este vídeo y en el comentario destacado.
Pues bien, si a la izquierda no le gusta que los ahorradores españoles inviertan en ladrillo,
cabrá pensar que le gusta, como decía, que inviertan en el mercado bursátil y que lo hagan a través de
una de estas instituciones de inversión colectiva que permite la diversificación del riesgo y el acceso
asequible a una gestión o automatizada o profesionalizada del ahorro. Pero, como decía,
esto no es así. Atención a las siguientes declaraciones para el diario Expansión de la
vicepresidenta segunda del Gobierno, ministra de Trabajo y, no sabemos si todavía, lideresa de esa
coalición política llamada SUMAR. Es decir, atención a las siguientes declaraciones de Yolanda Díaz.
Yolanda Díaz, hay que subir impuestos a los fondos de inversión. Concretamente,
en la entrevista le preguntan, ¿insiste usted en su idea de mantener para siempre los impuestos
específicos para las grandes compañías energéticas, la banca y las distribuidoras
de alimentación? Y contesta Yolanda Díaz, insisto en la idea de que la reforma fiscal está pendiente
en España. Por cierto, hay bastante consenso académico sobre esto, sobre lo que tenemos que
hacer y sobre lo que no tenemos que hacer. Y sobre lo que, de momento, ella y SUMAR creen
que tienen que hacer, pero, al parecer, el PSOE todavía no está muy convencido de hacerlo,
para que nos demos cuenta del grado de burrada que debe de ser esto, reconozco que aquí tenemos
discrepancias con el PSOE. Por ejemplo, ¿por qué los fondos de inversión y de pensiones tienen que
tributar al 0%? Bueno, aquí convendría hacer una primera aclaración porque no queda muy claro a qué
se está refiriendo la lideresa de SUMAR y vicepresidenta segunda del Gobierno. Cuando
un partícipe en un fondo de inversión efectúa un traspaso entre fondos, es decir, liquida su
posición en un fondo y la reinvierte en otro, ese partícipe, el ahorrador particular, tributa al
0% por las posibles plusvalías que haya acumulado hasta ese momento, porque el sistema fiscal entiende
que simplemente está rotando su posición inversora. No es que haya realizado definitivamente sus
ganancias, sino que mueve su posición inversora de un fondo a otro. Aquí sí existe una tributación
del 0%, pero no es una tributación del fondo. Es una tributación del partícipe, del inversor,
del particular que tiene participaciones en el fondo. Así que, a lo que probablemente se esté
refiriendo la ministra de Trabajo y lideresa de SUMAR, no es a la exención de tributar en el caso
de traspaso entre fondos, sino que, a lo que probablemente se refiera, es a que las inversiones
de inversión colectiva, los fondos de inversión y también los ETFs, tributan por impuestos sobre
sociedades en España al 1%, no al 0%, sino al 1%. Y esta ha sido una de las banderas fiscales
típicas de la izquierda. Recordad cuando hace muchos años la izquierda protestaba día sí y día
también contra la SICAP, porque tributaban al 1%. Y se nos decía que eso era un privilegio intolerable
y que, como consecuencia de esa bajísima tributación de la SICAP, el fisco estaba dejando de ingresar
miles de millones de euros. Bueno, pues esa tributación al 1% de facto desapareció. De jure
sigue estando, pero se ha vuelto tan restrictiva que de facto ha desaparecido. Y la recaudación,
desde luego, no ha aumentado de manera apreciable por este hecho. Pues bien, cuando la izquierda
estaba denunciando la SICAP por el privilegio de tributar al 1%, algunos ya decíamos que esto
sólo era el aperitivo. Que en realidad el mismo régimen fiscal que tienen la SICAP lo tienen los
fondos de inversión, porque la SICAP no lo tenían por ser SICAP, sino por ser instituciones de inversión
colectiva como lo son los fondos de inversión. Pues bien, ahora ya van por el plato fuerte,
que no es la tributación del ahorro de los ultraricos a través de la SICAP, sino a hacer
tributar el ahorro de la inmensa mayoría de ahorradores en España. Ya van a sangrar o a desangrar
tributariamente a los ahorradores que canalizan parte de su ahorro a través de un fondo de
inversión o de un fondo de inversión cotizado, de un ETF. ¿Y por qué incrementar el impuesto sobre
sociedades a las instituciones de inversión colectiva desde el 1% al 10% o al 25% sería una
barbaridad? Pues porque implicaría una clarísima y fortísima doble tributación. Ahora mismo, si yo
compro directamente una acción y luego la vendo con plusvalías, tributaré al 19, al 21, al 23, al 27 o al
28% según la magnitud de esa plusvalía. Por hacer números redondos, pongamos que mi plusvalía es de
400.000 euros y que el tipo impositivo medio sobre esa plusvalía es del 25%. Pues yo, como ahorrador e
inversor particular, que ha comprado directamente acciones, tendré que entregarle al fisco 100.000
euros de esos 400.000. En este punto habría que decir que ya existe doble tributación, porque esas
acciones son títulos de propiedad sobre una empresa que, si ha ganado dinero, ya ha tributado al 25% en el
impuesto sobre sociedades. Por tanto, yo como accionista debería haber recibido los beneficios antes de impuestos
de esa empresa, pero pasa el fisco y le quita a la empresa el 25%. De tal manera que yo, como accionista,
solo tengo derecho al 75% de esos beneficios antes de impuestos de la empresa. Y luego, si realizo esa
ganancia y obtengo una plusvalía, sobre ese 75% de los beneficios he de pagar, a su vez, el 19, 21, 23,
27 o 28% como tipo marginal. Pero bueno, olvidémonos de esta doble tributación. Lo que he mencionado es
que si he obtenido una plusvalía de 400.000 euros sobre mi cartera de acciones, he de pagar un tipo
medio de, por ejemplo, el 25% y tendré que entregarle al fisco 100.000 euros. Pues bien, ahora imaginemos que
realizo esta misma operación a través de un fondo de inversión. Es decir, que yo, en lugar de invertir
mis ahorros directamente en acciones, invierto mis ahorros indirectamente en acciones a través de un
fondo de inversión o de un fondo de inversión cotizado, un ETF. El fondo invierte en acciones,
luego las vende y obtiene una plusvalía de 400.000 euros. Si el fondo tuviese que tributar por el impuesto
sobre sociedades al 25%, el fondo de esos 400.000 euros tendría que entregar 100.000 euros. De tal manera
que la ganancia después de impuestos se quedaría en 300.000. Ganancia después de impuestos que sería
atribuible al partícipe. Y ahora imaginemos que el partícipe quiere realizar esa ganancia,
quiere liquidar su posición en el fondo. Pues bien, el partícipe debería volver a pagar en IRPF por
rendimientos del capital. 19, 21, 23, 27 o 28% según el tramo marginal en el que entre. Sigamos suponiendo,
aunque sería un poquito menos, pero sigamos suponiendo que seguiría siendo un tipo medio del 25%. Pues bien,
de esos 300.000 euros, el partícipe tendría que pagar adicionalmente 75.000 en impuestos. Por tanto,
el neto que le quedaría con una misma ganancia, la ganancia era de 400.000 euros, el neto que le quedaría
ahora sobre esa misma ganancia sería de 225.000 euros, cuando en el caso de que ese ahorrador invierta
directamente en acciones, su tipo medio sería del 25%. Por tanto, está tributando dos veces. Por
consiguiente, estarían matando la rentabilidad de aquel ahorrador que decide invertir a través de un
intermediario como es una institución de inversión colectiva, fondos de inversión o fondos de inversión
cotizados ETFs. Y eso significa que el ahorrador o tendría que invertir directamente en bolsa,
seleccionando él las acciones en las que invierte y no pudiendo beneficiarse de una amplia diversificación
de cartera, o tendría que soportar un gigantesco sablazo fiscal invirtiendo a través de un fondo de
inversión o de un fondo cotizado. Primero expulsan a los ahorradores del sector inmobiliario y ahora,
con esta revisión de la fiscalidad de los fondos, pretenden expulsarlos de la renta variable. Al final,
parece que la única modalidad de ahorro personal que tolere la izquierda o ciertos sectores de la
izquierda como sumar, sea o bien el ahorro en forma de depósitos bancarios, es decir,
darle financiación a los bancos a cambio de rentabilidades bajísimas, o el ahorro canalizado a
deuda pública, es decir, darle financiación al gobierno. Y aquellos economistas que además defiendan
la nacionalización de la banca, ni siquiera eso. Todo el ahorro canalizado a través del Estado. Es decir,
que en última instancia, la única modalidad de ahorro que tolere a la izquierda o cierta parte de la
izquierda es aquel ahorro que vaya a ser fagocitado por el Estado y que pueda ser instrumentalizado en
su propio beneficio por el establishment político. Y si el ahorro que ellos no controlan y que empodera
al ciudadano les da tanto miedo, eso es una señal inequívoca de que, mientras podamos,
hemos de ahorrar e invertir en todo aquello que escape de sus garras.