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Desabastecimiento de combustibles en Argentina y larguísimas colas para conseguir repostar.
¿Cuáles son las causas que se hallan detrás de esta carestía de gasolina y de gasoil? Veámoslo.
Argentina está experimentando un desabastecimiento generalizado de
nafta, de gasolina y también de gasoil. Las colas de automóviles esperando a repostar
en la mayoría de ciudades del país son larguísimas. Lo que pone de manifiesto
esta carestía de combustible. ¿Pero por qué falta combustible? Porque Argentina,
al revés de lo que sucede en el resto del mundo, no está adecuadamente abastecida de gasolina y
de gasoil. El gobierno kirchnerista de Sergio Massá ha intentado culpar a todo el mundo,
menos a ellos mismos.
Pero esta explicación ya debería resultarnos bastante extraña. ¿Por qué ha de ser el
gobierno el que importe el combustible en lugar de que lo hagan las propias estaciones
de servicio argentinas? Si falta nafta y gasoil en las estaciones de servicio argentinas y no
pueden comprarlo internamente, ¿por qué no son ellas las que lo importan de fuera? ¿Por qué
no compran el combustible en el resto del mundo y lo venden en las estaciones de servicio argentinas?
¿Por qué esa operación comercial la tiene que ejecutar el gobierno en lugar de hacerlo las
propias compañías petroleras argentinas? No solo eso, ¿cómo es posible que siendo Argentina,
un país productor y exportador de petróleo, falte combustible internamente? ¿Por qué el
gobierno lo tiene que traer de fuera y no simplemente lo produce internamente? Pues
vamos a intentar dar cumplida respuesta a estas preguntas. En primer lugar, ahora mismo la Argentina
tiene uno de los precios de la gasolina más baratos de todo el mundo. Al tipo de cambio real,
un litro de gasolina en la Argentina cuesta alrededor de 35 céntimos de dólar, muy por debajo del
precio de otros países de la región y también de otros países europeos. Y claro, un precio tan
barato del combustible hace que la demanda se mantenga muy fuerte. ¿Pero por qué Argentina
tiene un precio tan barato del combustible? ¿Es porque Argentina es muy competitiva produciendo
y refinando petróleo? Pues no, el precio del combustible en las estaciones de servicio argentinas
es tan bajo porque a finales del año 2022 las petroleras argentinas llegaron a un acuerdo
con el gobierno argentino y más en particular con el Ministerio de Economía de Sergio Massa para
incluir la gasolina y el gasoil dentro del programa del gobierno de Precios Justos. ¿Y
en qué consiste este programa? Pues que las estaciones de servicio incrementen el precio
de la nafta y del gasoil por debajo de la inflación. Es decir, que desde finales del año 2022 el precio
de la gasolina en Argentina ha ido aumentando menos de lo que lo han hecho el resto de precios
y también, por supuesto, el tipo de cambio real entre el peso y el dólar. De manera que,
en términos relativos, el precio de la nafta y del gasoil se ha desmoronado, la inflación se ha
disparado, los precios nominales de la gasolina y del gasoil han aumentado mucho menos, el precio
real de la gasolina y del gasoil cae. No solo eso, el mismo día siguiente de las elecciones PASO
celebradas en agosto de este año, el gobierno argentino devaluó oficialmente el peso frente al
dólar y al mismo tiempo llegó a un acuerdo con las petroleras argentinas para congelar hasta
finales de octubre, todo agosto, todo septiembre y todo octubre, el precio de la nafta y del gasoil
en las estaciones de servicio argentinas.
Todo a las estaciones de servicio será el último aumento hasta el 31 de octubre, que de alguna
manera entre todos podamos construir un sendero, que en este caso significa que el 31 de octubre
no va a volver a haber aumentos de nafta, nafta y otras naftas, ¿no?, diésel en la Argentina.
Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen que saber que el 31 de octubre no habrá más aumento
de combustible, con lo que ello implica, asociado a la estabilidad cambiaria, porque no habrá más
aumento en el tipo de cambio y seguirá siendo de 350 hasta el 31 de octubre.
Por tanto, no solo sucede que desde finales de 2022 el combustible en Argentina ha ido subiendo de
precio mucho menos de lo que se depreciaba la moneda, sino que desde agosto ni siquiera
los precios han subido, de modo que, de nuevo, la rebaja del precio del combustible en términos
reales ha sido muy intensa. Pero ni siquiera esta es toda la historia. Las estaciones de
servicio argentinas pueden tradicionalmente vender el combustible más barato que en otros países,
porque el gobierno argentino, a través de su control de YPF, vende a las refinerías
argentinas el barril de petróleo en crudo a un precio más barato que en los mercados internacionales.
Es lo que se conoce como el barril criollo. El gobierno y las petroleras argentinas, no solo YPF,
aunque sobre todo YPF, acuerdan un precio del barril de petróleo para el mercado interno distinto
del precio del barril de petróleo al que exportan a los mercados internacionales. Ese precio del
barril de petróleo puede rondar entre los 50 y los 60 dólares ahora mismo, de manera que eso
permite que las refinerías compren el crudo más barato que si lo adquirieran en los mercados
internacionales y que refinen el combustible también a un precio suficientemente asequible,
como para que exista un cierto margen de beneficio en las estaciones de servicio cuando lo venden al
consumidor final. YPF vende su producción en el mercado interno a precios artificialmente bajos,
porque la controla el gobierno argentino y no tiene otro remedio que hacerlo. Pero ¿por qué lo
hacen el resto de petroleras que operan en el país? Pues porque el gobierno argentino les promete
ciertos beneficios de cara al acceso a los mercados internacionales, ciertos beneficios de cara a la
exportación. De modo que el resto de compañías productoras de petróleo destinan una parte de
su producción al mercado interno a esos precios artificialmente bajos y otra parte a la exportación.
¿Qué ha sucedido durante los últimos meses? Pues que como ha aumentado apreciablemente el
precio internacional del petróleo y, sin embargo, no se ha revisado al alza el precio del barril
criollo, la diferencia entre vender el crudo fuera de Argentina y venderlo dentro de Argentina se ha
ensanchado, con lo cual cada vez más empresas, al margen de YPF, que producen petróleo dentro de
Argentina, han optado por exportarlo en lugar de venderlo en el mercado interno a precios rebajados,
artificialmente reducidos. Y aquí nos encontramos con un muy importante cuello de botella. Las
estaciones de servicio argentinas solo pueden vender rentablemente, debido a la congelación de
precios, el petróleo refinado a partir del barril criollo. Y el problema es que ahora mismo no se
venden, no hay disponibles en el mercado interno de Argentina suficientes barriles criollos,
porque el incremento del precio internacional del petróleo, que no ha ido de la mano de un
incremento del precio del barril criollo, ha llevado a un aumento de la exportación de petróleo e YPF
no ha sido capaz de compensar con mayor producción interna esa merma de ventas internas del resto
de petroleras que operan en Argentina. Y claro, las refinerías no importan petróleo a precios
internacionales mucho más altos, porque las estaciones de servicio no tienen capacidad para
pagar el precio real de un combustible refinado a partir de un barril de petróleo que cotiza a
precios internacionales, dado que sus precios de venta al consumidor final están congelados y
han sido muy rebajados. Y a su vez, las estaciones de servicio tampoco tienen ningún incentivo a
importar combustible refinado en el extranjero, porque ese combustible lo importarían mucho más
caro del precio al que pueden venderlo internamente. Vamos, que el control de precios por el lado de la
oferta te reduce la disponibilidad de oferta interna en el país y el control de precios desde
el lado de la demanda, de la demanda del consumidor final, incrementa esa demanda de
combustible muy por encima de la capacidad de aumentar la oferta. Mucha demanda e insuficiente
oferta como consecuencia del control de precios, desabastecimiento. Y ese desabastecimiento interno
no se suple con importación de combustible, porque no es rentable pagar los precios internacionales
del combustible y venderlo a los precios controlados internamente. Por eso es el gobierno el que tiene
que importar el combustible, porque el gobierno puede pagar ese combustible a precios internacionales
y revenderlo a pérdida a las petroleras internas de Argentina para que lo distribuyan a través de
sus estaciones de servicio. Como esa pérdida se socializa entre todos los contribuyentes,
no es visible para el consumidor, de manera que opera la ficción de que todo este esquema de control
de precios que está estrangulando el mercado de combustibles en Argentina puede seguir funcionando
en el tiempo y no puede. El caso del control de precios del combustible en Argentina y el
consecuente desabastecimiento generado por esa irresponsable política económica creo que es un
caso muy ilustrativo de la estrategia que está siguiendo el kirchnerismo de cara a la segunda
vuelta de las elecciones presidenciales. El kirchnerismo está intentando que el ciudadano
de a pie no perciba antes de las elecciones todo el daño que el kirchnerismo ya ha generado en
la economía. Y para eso está fundiéndose las reservas internacionales y perendeudando el país
y generando muchas bombas de relojería en forma de controles de precios que van a tener que
levantarse en muchos sectores de la economía. Y como todo eso no estalla y no se quiere que
estalle hasta pasadas las elecciones, muchos ciudadanos perciben que la situación no está
tan mal. Y al mismo tiempo, el kirchnerismo de Sergio Massa aprovecha para meter miedo
sobre la posibilidad de que gane Javier Milei. Por ejemplo, antes de la primera vuelta de las
elecciones presidenciales, la secretaria de Energía del Gobierno Argentino del que forma
parte, Sergio Massa, Flavia Royón, advirtió de que si ganaba Milei las elecciones, el precio
del combustible en las estaciones de servicios podría llegar a duplicarse. Si gobierna Milei,
los precios se duplicarán porque Milei es muy malo y quiere incrementarlos. Ahora,
si gobierna Massa, los precios se mantendrán más o menos en sus niveles actuales porque no
hay ningún problema en el mercado de la producción, refino y distribución de combustible
en Argentina, como estamos comprobando ahora mismo. Claro que el precio de los combustibles
a corto-medio plazo se va a disparar en Argentina y se va a disparar gobierne Javier Milei o gobierne
Sergio Massa. Pero el kirchnerismo gobernante ahora mismo, Sergio Massa, está intentando mantener la
ficción, la ilusión de que es posible mantener el actual statu quo si gana Sergio Massa. Y,
como ya estamos viendo, las costuras de ese statu quo empiezan a resquebrajarse por múltiples
lados. Estás intentando apuntalar un edificio que se está derrumbando para que los ciudadanos no
perciban la totalidad de ese derrumbe antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Es decir, estás intentando engañar masivamente a los ciudadanos para que te voten y para
perpetuarte en el poder. Esa es la estrategia fundamental del kirchnerismo de Sergio Massa
de cara a las elecciones presidenciales de Argentina. Que toda la pobreza que el kirchnerismo ya ha
generado les estalle en la cara a todos los ciudadanos argentinos al día siguiente de la
segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Si gana Javier Milei, se comerá él el marrón.
Si gana Sergio Massa, se comerá igualmente el marrón, pero como presidente de la república.
Llegará el poder a lomos del empobrecimiento y el engaño.