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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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En el año 1973, hace ahora mismo medio siglo, los precios internacionales del
petróleo se cuadruplicaron después de que se iniciara la guerra del Yom Kippur,
la guerra entre Israel y Egipto y Siria. ¿Puede hoy volver a suceder lo mismo?
Veámoslo.
El 6 de octubre del año 1973, hace ahora mismo 50 años, medio siglo, los
ejércitos de Egipto y de Siria atacaron Israel. Se iniciaba así la famosa guerra
del Yom Kippur. El ejército israelí respondió con contundencia a este ataque.
No en vano, la guerra terminó en 19 días con la victoria de Israel, y las principales
potencias occidentales, sobre todo Estados Unidos, se posicionaron del lado de Israel.
Y como consecuencia de este apoyo explícito de Estados Unidos y de Europa a la causa
israelí en este conflicto bélico, el 16 de octubre del año 1973, solo 10 días después de
iniciar la guerra del Yom Kippur, la OPEP, el Cártel Internacional de Países Productores
de Petróleo, decidió decretar un embargo a la exportación de petróleo desde países de la OPEP,
a Estados Unidos y Europa. Y ese embargo, esa prohibición a la exportación de petróleo hacia
Estados Unidos y hacia Europa, en ese momento eran prácticamente los únicos consumidores
globales de petróleo, no estaba China en la ecuación. Ese embargo, provocó que en pocas
semanas el precio del petróleo se cuadruplicara. El precio del barril de petróleo de la OPEP,
que en el año 73 ni siquiera alcanzaba los 3 dólares por barril, llegó a superar,
pocas semanas después, los 11 dólares por barril. Todo lo cual supuso un auténtico mazazo para las
economías occidentales que habían fundamentado su crecimiento económico durante las décadas
anteriores en la disponibilidad de una fuente de energía muy abundante y muy barata, el petróleo.
Pero esa fuente de energía muy abundante y muy barata estaba llegando a su fin, motivo por el
cual las economías tuvieron que emprender una primera transición energética, tuvieron que
volverse mucho menos dependientes del petróleo, en un nuevo entorno donde los precios del petróleo
jamás regresarían a sus niveles previos. Tiende a pensarse, eso sí, que el extraordinario
crecimiento de los precios del petróleo durante los 70 es atribuible únicamente al embargo de
petróleo por los países de la OPEP. Y desde luego, la causa fundamental de su elevación durante los
últimos meses de 1973 y durante 1974, sin duda, fue este embargo de petróleo por parte de los
países de la OPEP. Pero no hay que perder de vista que el encarecimiento del petróleo ya
venía de antes. Solo en el año 1972 el precio del petróleo ya se había encarecido un 50% con
respecto a sus niveles en el año 70. Y ese progresivo incremento del precio del petróleo
seguía sucediéndose durante el año 73, antes incluso de que se decretara el embargo de petróleo.
Recordemos que los años 60 y los años 70 fueron años de políticas fuertemente inflacionistas.
Estados Unidos estaba financiando su expansión del estado de bienestar, la gran sociedad del
Lyndon Johnson, a través del endeudamiento público. Estados Unidos estaba financiando
su costosísima guerra en Vietnam a través del endeudamiento público. Emisión masiva de
deuda pública convenientemente facilitada por la Reserva Federal estadounidense. Un combo de
política fiscal expansiva y de política monetaria expansiva que ya en el año 71 había provocado la
ruptura del sistema monetario internacional, la ruptura del sistema de Bretton Woods, por el cual
el dólar hasta ese momento era convertible en oro para los bancos centrales extranjeros.
Pero al haber creado tantísimos dólares para financiar al gobierno sin el correspondiente
respaldo metálico, lo que provocó fue que Estados Unidos no tuviese suficientes reservas de oro para
pagar en oro todos los dólares que había creado. Y eso llevó a la ruptura en el año 71 del sistema
de Bretton Woods. Pues bien, estas mismas políticas inflacionistas, esta misma laxitud monetaria y
fiscal que enterraron en el año 71 el sistema monetario internacional de Bretton Woods,
también eran las políticas monetarias y fiscales que estaban recalentando la economía global,
que estaban expandiendo exuberantemente el gasto nominal agregado. Y si tú disparas el gasto nominal
agregado en una economía que ya está operando cerca de su máximo de capacidad, lo que tienes
con más gasto no es más producción, sino precios más elevados. Y esto mismo ocurrió en el mercado
del petróleo, en la industria petrolera. No había mucho margen para incrementar adicionalmente la
producción de petróleo, había un cuello de botella en la industria del petróleo, y si tú,
estando ya al límite de capacidad, sigues cebando el gasto nominal agregado de las economías,
lo que provocas, como digo, es elevación de los precios. Y eso es lo que estaba sucediendo
con el petróleo. Precisamente porque ya había tensiones en la industria del petróleo,
los países de la OPEP, que no eran en el mundo los únicos productores de crudo,
se atrevieron a decretar un embargo. Si hubiese habido mucha holgura productiva en el mercado
global de petróleo, la OPEP no habría decretado un embargo pegándose un tiro en el pie. Si lo que
la OPEP hubiese dejado de producir y de vender a Occidente hubiese podido ser producido y vendido
a Occidente por otros países productores de petróleo al margen de la OPEP, evidentemente con
el embargo solo habría conseguido reducir sus ingresos petroleros. La OPEP decreta el embargo
porque sabe que no existe margen para incrementar la producción global de petróleo, y por tanto,
si ellos, el principal cartel productor, reducen la oferta global de petróleo, los precios se
dispararán, socavando el fundamento del crecimiento de las economías occidentales.
Y eso es exactamente lo que sucedió. Los paralelismos entre la crisis del año 73 y la
situación actual en 2023, 50 años después, son innegables. También a día de hoy estamos
inmersos en una crisis inflacionista derivada, sobre todo, de las políticas de estímulo que
se aplicaron durante los años precedentes, y también, como consecuencia de esas políticas
de estímulo que han incrementado el gasto agregado nominal dentro de las economías,
los precios del petróleo se están volviendo a disparar. En un vídeo anterior ya tuvimos
ocasión de detallar las causas que subyacen a la elevación de los precios del crudo durante
los últimos meses. Y también, en este contexto de inflación global que está tensionando desde
el lado de la demanda los precios del petróleo, en este contexto también se produce un ataque
contra Israel, una reacción militar por parte de Israel y un apoyo occidental generalizado a esa
reacción militar de Israel. ¿Podría entonces volver a decretarse un embargo de la OPEP contra
Occidente multiplicando por tres o por cuatro los precios internacionales del petróleo como ya
sucediera en el año 73? Diría que ahora mismo ese escenario no es el más probable, pero desde
luego no es enteramente descartable. ¿Por qué no es el escenario más probable? Pues porque las
alianzas geopolíticas de 2023 ya no son las mismas que las del año 1973. Ahora mismo,
la mitad de los países de la OPEP ya ha reconocido y mantiene relaciones diplomáticas
con Israel. Además, también sabemos que Arabia Saudí estaba a punto de reconocer y de firmar la
paz con el estado de Israel debido a que los dos tienen un enemigo común como es Irán. Y aunque
muy mermada durante el último año y medio, Estados Unidos sigue teniendo una cierta reserva
estratégica de petróleo que no tenía en el año 73. Todos estos factores hacen menos probable,
bastante menos probable, que se reproduzca exactamente el escenario que vivimos hace 50
años. Pero que probablemente no volvamos a experimentar un embargo de la exportación de
petróleo desde la OPEP a Occidente no significa que la actual guerra entre el estado de Israel
y Hamas no vaya a afectar al precio internacional del petróleo. Por un lado, aunque Arabia Saudí
o Emiratos Árabes Unidos no vayan a decretar un embargo de la exportación de petróleo,
desde luego tampoco parece probable que durante los próximos meses vayan a contribuir con una
elevación de la producción de petróleo a moderar los precios, no desde luego en el contexto actual
de conflicto militar entre Israel y Hamas con el apoyo occidental a Israel. Por otro lado,
si durante los últimos meses los precios internacionales del petróleo no se han elevado
con mayor intensidad, ha sido porque hemos tenido una sorpresa positiva en el ámbito de la producción
de crudo. Y es que Irán, a pesar de las sanciones formales que recaen sobre él, ha incrementado su
producción y exportación de crudo a más de 500.000 barriles diarios. Si con la actual guerra entre
Israel y Hamas, dado el apoyo explícito de Irán a Hamas, se mete también de una manera o de otra
a Irán en este conflicto, si se redoblan las sanciones, no digamos ya si se iniciara un ataque
militar contra Irán, que además Irán pueda utilizar como excusa para atacar las estaciones
de bombeo de petróleo y de Arabia Saudí, como ya hiciera en el año 2019, pues entonces, en este
caso, y dado el cuello de botella que ya constituye el mercado global de petróleo, a poco que se
reduzca la oferta, los precios sí tenderán a subir de manera muy sustancial. Por consiguiente,
aún cuando no estemos en el año 73, aún cuando no estemos ante un probable embargo a la exportación
de petróleo por parte de la OPEP, eso no significa que la actual guerra entre Israel y Hamas no vaya
a tensionar todavía más el lado de la oferta de petróleo, en un contexto en el que la demanda
global sigue muy fuerte y, por tanto, si hay menos oferta y no menos demanda, siendo además esa
demanda bastante inelástica, los precios sí pueden terminar subiendo con fuerza. No duplicarse,
no triplicarse, no cuadruplicarse, como ocurriera en el año 73, pero sí subir con fuerza.
Las guerras no sólo son humanamente devastadoras, sino también económicamente ruinosas.