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El laborista Keir Starmer ya es el nuevo primer ministro de Reino Unido, pero ¿exactamente cuál
es su programa electoral? ¿Qué pretende hacer en una de las principales economías del mundo?
Veámoslo. Keir Starmer ya es el nuevo primer ministro de Reino Unido tras la arrolladora
victoria de los laboristas frente a los conservadores. El partido laborista ha
abarrido al Partido Conservador con 412 diputados frente a 121 de los Tories. Y desde luego son
muchos quienes, dentro y fuera de Reino Unido, albergan la elevada esperanza de que esta contundente
victoria de los laboristas permita transformar de raíz, tanto desde un punto de vista político,
social y económico las estructuras de Gran Bretaña. Pero, al menos a tenor de lo que ha prometido en
campaña el Partido Laborista, nada más lejos de la realidad. No es que no vaya a haber cambios,
que como ahora veremos lo sabrá, pero la magnitud de los mismos será muy escasa. Primero, en materia
económica, el Partido Laborista aspira a relanzar el languideciente crecimiento económico de Reino
Unido. Y para lograrlo se ha comprometido a que no incrementará ni el impuesto sobre la renta,
ni el impuesto sobre sociedades, ni tampoco el IVA, con una excepción. Y es que reducirá la
bonificación por IVA a los colegios privados. Es una de las pocas subidas de impuestos que
contempla el programa del Partido Laborista. Por tanto, no va a haber ninguna subida masiva de
impuestos en Reino Unido. Al menos no si el Partido Laborista cumple con lo que ha prometido. Y al
mismo tiempo, también el Partido Laborista se ha comprometido a únicamente emitir deuda para
financiar inversiones públicas a largo plazo, y no para financiar el déficit público corriente. Por
tanto, aunque esto no es incompatible con el déficit y con la emisión de deuda, desde luego,
si se cumple, se está aceptando un importante corse a la indisciplina fiscal. En segundo lugar,
en materia de estado de bienestar, sanidad y educación principalmente, el Partido Laborista,
como es obvio, promete un incremento del gasto público. Sin embargo, atendiendo a las promesas
específicas que ha hecho, no parece que vaya a ser un incremento del gasto público muy sustancial.
En sanidad, por ejemplo, se ha comprometido a que el número de citas y de operaciones por semana
se incremente en 40.000, para lo cual necesitará contratar más personal y comprar más equipo.
Sin embargo, ahora mismo la lista de espera del sistema de salud pública en Reino Unido supera
los 7,5 millones de personas. Por tanto, se trata de un plan de choque contra estas listas de espera
bastante modesto. Y algo similar cabe decir de la educación. La principal promesa del Partido
Laborista en materia educativa es contratar a 6.500 nuevos profesores. En un país de 67 millones de
personas, ya me podéis decir qué diferencia práctica supondrá incorporar a 6.500 nuevas personas al
sistema educativo público. Tercero, en el área de vivienda, el Partido Laborista pretende resucitar
el sueño de la sociedad de propietarios, volviendo las viviendas mucho más asequibles. Y para conseguir
que las viviendas se vuelvan mucho más asequibles, el Partido Laborista se ha comprometido a que durante
la próxima legislatura se construyan en Reino Unido 1,5 millones de nuevas viviendas. Pero no
pensemos que se trata de vivienda pública. No pensemos que el Partido Laborista se ha comprometido
a que el Estado británico vaya a construir 1,5 millones de nuevas viviendas. No. Lo que pretende
es modificar la legislación urbanística para facilitar que, sobre todo, el sector privado
construya 1,5 millones de nuevas viviendas durante los próximos cuatro años. Cuarto, en materia
energética es uno de los puntos donde parece que habrá mayores cambios con respecto a las políticas
aplicadas hasta el momento por el Partido Conservador. Según están publicando los medios de comunicación,
el Partido Laborista pretende crear una empresa eléctrica pública. No nacionalizar el sector
eléctrico de Reino Unido, sino crear una empresa eléctrica pública que suministre electricidad
en competencia con el resto de compañías privadas. Pero es que ni siquiera esto es así. Es verdad
que se creará una empresa pública vinculada al mercado eléctrico, pero no será una empresa
pública que suministre electricidad a los consumidores. Será más bien un vehículo de
coinversión con el sector privado para desarrollar nuevos proyectos de inversión en energías renovables.
Esta empresa pública, que se denominará Great Britain Energy, suministrará capital público,
dinero de los contribuyentes, para suplementar las inversiones estratégicas en renovables que
acometa el sector privado. Por tanto, sí, el nuevo gobierno laborista emitirá deuda en los
mercados para financiar una inversión supuestamente bastante potente, ya lo veremos, en el desarrollo
junto con el sector privado de una amplia red de energías renovables en Reino Unido.
Y por último, en materia de seguridad, el Partido Laborista ha prometido mano dura contra el
crimen, contratará a nuevos policías locales e incrementará las sanciones penales. Es más,
en el área de inmigración, pretende reforzar los controles fronterizos para luchar contra la
inmigración ilegal. Los laboristas crearán un comando de seguridad fronteriza que tendrá las
potestades propias de la lucha antiterrorista para combatir a las mafias que trafican con la
inmigración ilegal. Lejos de revertir la política migratoria del Partido Conservador, a lo que aspira
el Partido Laborista es a volverla más efectiva. Estas han sido las principales propuestas en campaña
del Partido Laborista. Son las promesas, es el programa electoral con el que ha barrido con
absoluta rotundidad al Partido Conservador. Y como vemos, en el fondo no se trata de un programa ni
mucho menos rupturista, sino más bien continuista. Lo que ha vendido electoralmente el Partido Laborista
no es que vaya a aplicar enormes cambios programáticos con respecto al rumbo que seguía
hasta este momento Reino Unido. Lo que sí ha prometido es que va a ser verdaderamente eficaz en
andar ese camino, que no va a ser tan torpe, tan mal gestor como lo ha sido en los últimos años el
Partido Conservador. Pero el grueso de las políticas son idénticas o al menos bastante parecidas. En
algunos puntos un poco más de énfasis socialdemócrata, pero en otros incluso menos énfasis
socialdemócrata que el Partido Conservador. Lo cual, cuidado, no significa que el Partido
Laborista sea liberal. Más bien significa que el Partido Conservador también era, grosso modo,
en términos generales, socialdemócrata. Ni el Partido Laborista ni el Partido Conservador han
pretendido cambiar de raíz el estado de bienestar de Reino Unido. Ninguno de los dos ha bajado de
manera muy contundente los impuestos. Ninguno de los dos ha pretendido liberalizar radicalmente la
economía. Ambos han abrazado el estatus quo socialdemócrata y por lo único que se pelean es
por ver quién es mejor gestor de ese estatus quo socialdemócrata. Y como los conservadores durante
los últimos años han gestionado tan mal ese estatus quo socialdemócrata, pues ahora la mayoría de
británicos le da una oportunidad a otros posibles gestores de ese mismo estatus quo socialdemócrata.
Y esa es la razón por la que los laboristas no tienen un programa verdaderamente rupturista,
porque el estado socialdemócrata al que aspiran ya existe en Reino Unido.