¿Qué se puede hacer cuando una persona
que aprecias te da toquecitos en el brazo cuando habla?
¡Qué pesados!
Apartarse un poco suele funcionar... No puedo.
...hasta que hay paredes o escalones o precipicios.
¿Alguna idea para evitarlos sin resultar demasiado rancia?
Confío en vuestra imaginación y excelso se amante.
Escúchame, mira...
Bueno, hemos contado alguna vez la anécdota de un...
Te necesito, levántate, por favor.
Yo he conocido al tipo...
No dirás su nombre porque igual vive...
...al tipo más pesado de la historia de la humanidad
en cuanto a tocamientos conversacionales.
Llamaremos así a esa persona que no puede parar
de reclamar tu atención cuando habla.
Hostia, pero... Horripilante.
Y además, yo estaba atrapado porque íbamos en el autobús
en un viaje de seis horas. De seis horas.
Y estábamos al lado... Te voy a escenificar.
Mira, tú eres yo. Yo soy tú.
Y vamos al autobús. ¡Hola, bueno, autobús!
¡Hola!
¿Qué cobol hace aquí, autobús? ¿Qué dices?
Yo no hablo así. ¿No soy tú?
Bueno, igual mi yo joven sí.
Hostia, este cobol es... Y él decía...
No se puede fumar aquí, ¿eh? Me decía...
¿Se puede fumar autobús? Y no voy a exegerar.
Me decía, oye, Andrés, oye, una cosa,
ahora cuando lleguemos y vamos a donostes...
Estábamos pesados en el brazo....en Sebastián, no decía.
Y yo estaba normal y tal. Y le decía, escúchame, escúchame.
¿Hiraba en la cara? ¿Cómo? No solo la gira.
No solo la gira. ¿Eh?
Tocar la cara es la última frontera.
Tocar la cara pide puñetazo, ¿eh? Pues yo no pude, tío.
Y como a mí me violentaba y yo se la quitaba,
él necesitaba contacto visual.
Entonces, estoy mirando para adelante, sentado, ¿no?
Claro, y él me decía, escúchame, escúchame, escúchame.
Y yo, como en toque hizo, me quedó la bloqueo
como el que saca el caballete de la moto.
¿Te bloqueó la cara? Sí, pero entonces yo estaba.
Yo lo daba a creer. Pues es casi una violación.
Joder, pues sí.
Seis horas así, ¿eh? Sí.
Sí, sí, sí. ¿Y qué te quedó? Una tortículis de la hostia, ¿no?
Bueno, y cuando llegamos a la ciudad, dice,
a ver si quedamos esta noche, que mis cojones,
vamos a quedar esta noche. Bueno, nosotros trabajamos
con una persona, tampoco vamos a dar su nombre,
porque sí, viva, me consta. Sí.
Y el día que empiecen a morir, ya veréis.
De aquí unos años este programa va a ser el bueno.
Se acercaba mucho cuando hablaba. Ah, sí, sí, sí.
Entonces, cuando hablaba, decía,
para el programa de hoy vamos a hacernos el canal,
se iba acercando mucho.
Entonces, Andrés, un día me viene,
antes de empezar el programa de televisión
que teníamos y me dice, Berto, Berto, he hecho una prueba.
Y cuando me venía y se acercaba,
yo me iba retirando un pasito para atrás. Sí, sí, sí.
Dice, oye, hemos empezado la máquina café y hemos salido el plato.
Salió una a la calle. Totalmente.
Fueron saliendo, fueron saliendo los dos.
Totalmente. Y salimos a la calle.
¿Te acuerdas que te dije, conocemos a otro? Sí.
Que también le pasa lo mismo.
Y mi fantasía era juntarlos. Claro.
Juntarlos y acabarían haciendo el amor seguro.
Sí, pero sin desearlo.
No, solo porque están tan cerca, tan cerca.