Yo, la verdad, me llevé una sorpresa cuando vi fotos mías de perfil.
Yo durante un tiempo no me di cuenta que tenía esta nariz.
Claro, claro.
Yo me veía en el espejo, en el espejo te ves de cara.
Claro.
Y de repente un día me vi una foto y dije, ¿cómo?
¿Qué?
Fotos de lado, no.
Claro.
¿Qué?
Claro, claro, claro.
¿Cómo nadie me ha avisado?
Claro.
Y eso que llevas la gafa, que parece que no te da un término ahí, suaviza la profundidad, ¿no?
¿Sabes que yo empecé a llevar gafas para disimular?
Que las llevaba sin cristal.
Ya lo sé, ya.
¿De trauma?
Sí, ¿eh?
Sí, sí.
Hostia, qué fuerte.
Y luego ya, por suerte, la vida me dio...
Me quitó visión.
Te dio para compensar eso.
Sí, sí.
Aquí hay una historia de superación, ¿eh?
Lo que pasa es que como soy cómico, todo el mundo se ríe.
Sí.
Lo he pasado muy mal, ¿eh?
Viendo a toda esa gente con narices perfectas.
Y yo siempre tendría que escuchar, ¿por qué no te operas?
¿Por qué no te operas tú los ojos?
Que son los que están llenos de mierda.
Que son los que ven deformidades donde hay belleza.
No se ha curado esa herida, ¿eh?
No se ha curado.
No, no.
No, no.
Y va a peor.
Va a peor.
Ya, ya, ya.
Porque, ¿sabes qué crece?
De viejo.
¿Qué piensas cuando ves un chato?
¿Yo?
¿Sabes esas personas que tienen como nariz, como pelotilla, como...?
Sí.
Al revés que tú, no pueden ponerse gafas porque se va al puente.
No, no.
Yo total simpatía y empatía con los chatos, pues, tienen otro problema.
O sea, que lo mismo que tengo yo, al revés.
A mí los que me joden son los de nariz perfecta.
Narices perfectas.
Era la mierda, hombre.
Pues vaya bajona, ¿no?
Hombre, y tú tienes más culpa que nadie.
No, hombre, yo no.
Yo no he incidido tanto.
Tú estás pasada haciéndome bullying desde el primer día.
Yo no.
Y bullying televisivo, además, ¿eh?
A mí me gustaría llamarlo naricing.
No, no.
Llámalo como quieras.
Bullying.
Nothing en catalán.
Bullying retransmitido a todo el mundo.
Grabado.
Está grabado todo.
Y un día junto todas las veces que has hablado de mi nariz.
Sí.
Y te las pongo juntas.
Uf.
Se te cae la cara de vergüenza.
Madre de mí.
Se ve desde el espacio, ¿no?
Yo me agarré como pude en los primeros años a que tú tenías la cabeza grande, ¿te acuerdas?
Sí.
Tú decías la nariz y yo la cabeza grande hasta que un día nos las medimos
y vimos que la teníamos igual.
Otra hostia.
Sí, porque...
Otra hostia.
Otra hostia.
No, Berto, no.
No solo tenías la nariz de gancho.
Además, eres cabezón.
Además.
Sí.
Bueno.
¿Qué aplaudís?
Sí.
¿Qué aplaudís?
¿Qué celebráis?
De los nervios.
La gente aplaude de los nervios.
Berto, es que estás muy avinagrado.
Es que eres muy rancio.
Ponte en mi piel.
Ya.
No, no quepo.
Pues nada.
Sí, sí, cabe.
No, es que...
No, no, sí cabe.
No, sí, ya, sí.
No, sí cabe.
Va solgado.
Ya, ya.
Sí cabe.
Ya, ya, ya.
Pues el otro día te quería mandar la foto.
Esto es verdad.
De esa raza de monos que le cae toda la nariz.
Pero no, fíjate.
Eso es un mono narigudo de borneo.
Ya, ya.
Y dije, va, no le va a gustar.
No te la mandé, ¿eh?
Yo estoy de vuelta de todo ya.
Estuve a punto, ¿eh?
Lo tenía allí reenviar, Berto, y dije, va, no, hostia, no.
A mí, de verdad, lo que más me ha ofendido en mi vida es la gente que no hace ni chistes
ya.
Ya.
Que de eso me he encontrado también en mi vida.
Que ni se lo curran, ¿no?
Que ni se lo curran.
Hay gente que viene y te dice, tiene la nariz muy grande.
Digo, por favor.
Ya.
Por favor.
Sí, sí.
A estas alturas.
Ya, ya, ya.
Ponle algo.
Una comparación.
Algo.
statement.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Arribil.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.
Abril.