logo

Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

Transcribed podcasts: 694
Time transcribed: 6d 0h 26m 18s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¡Empezamos el Nadie! ¡Venga, dale, Samuel!
¡Vamos para allá!
Andréu Buenafuente y Berto Romero presentan Nadie Sabe Nadal.
¡Espera, espera!
¡Espera!
¡Bienvenidos y bienvenidos a Nadie Sabe Nadal!
Una semana más.
¿Qué hay allá, Do? ¿Qué pasa, Andréu?
Muchas ganas de compartir desde Barcelona con esta gente.
Alguna, a mí, la semana pasada, otra también.
Y escuchame lo que te comento,
Mira, la semana pasada me quedé con ganas de hablar un poco de mi infancia.
Va, muy bien. ¿Quieres que hable uno de mi infancia?
Hombre, por favor, ¿qué música quieres? A mí me ponen música medieval.
A mí que me pongan la que ellos crean que merezcan.
Música ochentera, a lo mejor. Sí.
Ahora, Díaz, no les denos preparada.
Pues ya prepara, que para la medieval si tenéis preparado.
Cabrones.
Paya actitud hoy, me van a empezar el programa.
Tengo un odio larvao, cuenta el equipo de sonido,
que eso sale, eso sale.
Eso hay que sacarlos, es mejor reventarle la cara a alguien.
Claro. Que no quedarte lo de esto y que te haga daño.
Por eso, vamos con la juventud.
Uf, qué consejo tan horrible. Deberto, venga, vamos a ver.
Música.
Justo.
Caminando por el pueblo.
Berto Tierno.
Da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da,
da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da, da,
ta mesas, don Me Cardona, dale.
Doe mucho veto, doe mucho veto.
Mira, te quilv es una cosa que ha pasado.
Cuando hago el relículo me hago gracia, Somehow.
Pues infiltro una carrera sobre eso...
Ya no...
Me ha pasado una cosa hace tres semanas así
que no te lo había contado ni me daba entre vergüenza
y es entre vergüenza y gracia.
Conmigo no tú no tienes que tener ningún problema.
Les 휴ave yo de ti. No es por ti, es por el resto de la gente.
Un més.
Pero si son amigos... Que él a ti te conojo, pero esto no sé.
Ah, es verdad.
No, no, no, no. No, son buena gente.
Son fan de programas, son buena gente.
Resulta que yo viví en una casa toda la vida de alquiler en Cardona,
una casita, un edificio muy pequeño,
un edificio del siglo XIX, ¿vale?
Muy austero, muy pequeñito.
Yo creo que la gente del siglo XIX era muy pequeñita,
porque la casa era muy pequeñada. No dices ninguna tontería.
No, no, en serio, yo flipo porque era una casa...
Pareció mi mujer cuando vió por primera vez mi casa.
Dijo, parece una casita de muñecas.
Imagínate, te he hecho muy bajitos...
Como delfos, ¿no? Sí.
Los delfos son altos, no solo enanos, los bajitos.
Enanos elfos.
Bueno, un cruce, ¿no? En elfos.
Sí, porque un cruce, el típico cruce.
El típico cruce.
Un elfo y un enano se juntaron un día y acabaron...
Acabaron procreando.
Y salió un elfano. Elfano, elfano.
Juan Sebastián elfano.
Un elfos. Elfos parecen algo para cocinar, ¿no?
Puele un poquito de elfos. Me gusta picante.
Vale, casa con proporciones pequeñas.
Sí, que me lias.
Que te dabas con el dintel, ¿no?
Te contaba a veces cómo era mi casa.
Mi casa era un sitio muy curioso,
porque era una casa muy pequeña donde vivíamos cuatro
y luego cinco, cuando vino mi abuela,
entonces no había espacio para nada.
¿Cómo cuando vio tu abuela? ¿Que nació más tarde?
¿Qué tenías, una abuela niña?
No, pero una niñuela.
Mi abuela cuando ya... O guiña.
Mi abuela cuando sí hizo mayor.
Y ya no podía vivir sola, la trajeron a casa también.
¿Alberta, no? Mi abuela, Alberto.
¿Te ponen Alberto por Alberto?
Pues mis padres me aseguraron siempre que no.
Pero mi hermano se llama José Antonio.
¿Cómo se llamaban mis abuelos? A veces la adivinas.
José y Antonio. Correto.
¡Oye!
Y entonces yo eché cuentas y dije,
entonces Alberto me dijo, no, no, no, no, no hay nada que ver.
Dice, si tu hubieras sido niña, no te habríamos puesto a Alberto.
Bueno, hubo una red de seguridad, que es un buen nombre,
pero a mí no me gusta mucho, me gusta más Bertha.
Pido un piano, algo de tristeza, algo de...
Sí, tú pide, pide lo que te dé la gana.
Pido tristeza, pido... Pido tristeza, pide la remembranza.
¿Vale? Remembranza.
Remembranza, sí, me gusta esa palabra.
Dudo que exista esa palabra. Pero bueno, adelante.
Es que me lias, no sé qué te voy a contar.
Bueno, he dicho piano, esto es un piolo en chelo.
Bueno, bueno. Sí, pero lo toca a una pionista.
Ah, vale, más esta.
Es una casa muy pequeña, muy pequeñita,
con una estructura muy rara,
porque cuando tú entras en la casa había un recibidor
que era minúsculo, que era recibidor sadón,
comíamos ahí, como muy apretados,
y eso daba a la habitación de mis padres.
Sí.
Entonces, cuando mi padre logró alquilar el piso de arriba
y los unió por dentro con una escalera.
¿Qué dices? Sí, sí, sí.
Qué molor, ¿no? Sí, era como...
Tipo duplex. Sí, parecía un hormiguero.
Los primeros duplex, ¿no? Sí, porque había una puerta
en el piso de arriba que mi padre la cegó.
Entonces, subías por esa escalera muy pequeña.
Pero bueno, cegó la puerta.
Entonces, cuando derribaron la pared del recibidor
con la habitación...
Tenía ya los dientes de oro, tu padre, en esa época.
Siempre los tuvo.
Hicieron un salón muy grande
al que accedías directamente desde la escalera.
Entonces, si alguien llamaba la puerta y abría,
nos veía toda la familia comiendo.
O...
O sea, era como un diorama.
Entraba directamente al corazón de la familia.
Sí, sí.
¿Por qué te contaba esto?
Bueno, esta casa fue de alquiler toda la vida.
Sí.
Es cuando mis padres...
Cuando mis padres murieron y ya no vivíamos nada allí,
pues la vaciamos y ahora está alquiler y hay otra gente allí.
Entonces, de repente, me escribió el otro día
una persona que, al parecer, ha comprado el edificio.
Sí.
Y me dijo, mira, ¿qué he comprado el edificio?
Y me gustaría, si a ti no te importa, poner una placa.
¿Qué dices?
Es la puerta.
Sí.
¿Aquí vivió Berto Romero?
Sí, aquí vivió.
¿De tal año a tal año?
Sí.
Pero eso es cuando te mueres, ¿no?
Porque es esa la cosa.
Que tengo 47 años y yo estoy bien.
Claro.
Y me dijo, claro, no, si a ti no te importa,
yo creo que estaría muy bien,
poner aquí vivió el cómico, humorista,
no sé qué más cosas puso.
Perdón.
Pero todavía no era cómico, que era un...
De la edad a tal, a tal.
¡Gilipollas!
¿Qué quiere decir?
Pero no es una placa institucional,
no es que la quiera poner el pueblo.
Es que la quería poner ese señor.
Es su casa.
Ya, ya, ya.
Entonces yo le dije, digo, mira, te lo agradezco mucho,
pero es que a mí me da mucha vergüenza.
Claro.
Claro.
Como voy a pasar yo por el pueblo y ver una placa allí.
Claro, claro.
Estando yo digo, esto se hace cuando se muera.
Y entonces hice un trato con él que creo que te va a gustar.
Le dije, mira, dame 40 años más.
Vale, hacemos un trato, 40 años más.
Sí.
Si de aquí 40 no la cago, entonces tú ya es lo que quieras.
Siga vivo yo, ¿no?
Entonces ya puedes poner la placa.
Pero dame un tiempo, le dije, no me vaya a pasar como a Miguel Bosé.
Claro, sí.
¿Sabes?
Sí, que se te quede, se te pela un cable.
Claro, toda la carrera más o menos normal y de repente...
Llevando las riendas.
Un día me va la puta olla y entonces le da vergüenza
de tener la placa.
Bueno, a ver, eso quitando la placa se acaba, ¿eh?
Ya, pero es un trago, es un trago.
Sí, sí, quitar una placa...
Y luego hay que poner otra placa que diga, aquí había una placa.
Claro.
Pero la tuve que quitar porque se volvió gilipollas.
Joder, pues muy bien.
Nunca había oído eso, la promesa de una placa.
Sí, sí.
Muy bien, tío.
¿Calle tienes? No, claro, no.
¿Cómo va a tener calle? Ya, yo qué sé.
¿Cómo va a tener una calle? O plazoleta.
¿Calle es más que placa? Claro, sí, sí.
¿Para tener calle...? ¿Cuál sería la categoría?
¿Placa? Yo creo que cinco placas equivalen a una calle.
Jajaja.
¿No? Sí.
¿Una plaza es más que calle?
Sí, hombre, plaza. Sí, no.
Plaza tienes que haber conquistado algo.
Sí, sí.
Plaza con... con estatua y ahí la hostia, ¿no?
Bueno, bueno, ahí ya tienes que ser Franco, por lo menos.
Ya, ya, ya, rotonda.
Rotonda, yo creo que nos cabe una rotonda.
Sí, por debajo de plaza, ¿no? Sí, rotonda,
yo creo que va antes que placa y todo.
Y el último sería ciudad, ¿no?
Sí, pero ciudad dedicada a una persona, creo que no hay ninguna.
Bueno, bueno.
Hostia, mira que ha habido gente importante,
pero yo no he visto ninguna placa. ¿A aeropuerto?
La ciudad de Dr. Fleming.
No, ya es verdad.
Me descubrió la penicilina. Sí, sí, sí.
O Einstein.
Bienvenidos a Einstein. Bienvenidos a Einstein.
Bienvenidos a Romero, ¿no? Sí, eso no existe.
Antiguo a Cardona. Sí.
Berta, Berta, antiguo a Cardona.
Tenían que feminizarla.
Bueno, fin. Y yo ya no sé qué estoy diciendo.
Yo pediría cambiar de tema. Vale.
Vás, venga, vá.
Ay, ay, ay, qué nervioso estoy. Cuéntala tú, cuéntala tú.
Bueno, este programa consigue cumplir nuestros sueños
y hubo un programa hace mucho tiempo.
¡Buah!
En el que hablamos de las amaquitas de bebé.
Sabéis, las amaquitas de bebé,
que son como una base de madera,
y entonces el bebé se mece en la amaquita.
Son de lo más cómodo del mundo.
Se mece con su propio peso,
para un compañero de su tema que me interesa mucho,
porque yo lo puse muy en práctica con mi hija,
no quería estar en brazos, por lo que fuera.
Bueno, por el propio rechazo. Bueno, bueno, bueno.
Por emanciparse. Sí, bueno, pero es que yo tenía conocimiento.
Quiero decir, ella se ha sentido primida, total.
Que la amaca la calmaba, y yo me pasé grandes horas,
de hecho, desarrollé el pie. Sí, con el pie, yo también lo hacía.
De tanto darle, se me puso un tendón,
que allí se podía cortar.
Yo había llegado a hacer doble amaca.
Recordemos que yo he tenido tres hijos, dos de ellos, de golpe.
Entonces tenía dos amacas y con los pies iba haciendo...
¿Qué me dices? Con un baterista.
Sí, sí. Iba haciendo...
Y dos viverones en cada mano también o no.
¡Qué paz! No, dos viverones, no.
Mi mujer dio pecho a los bebés hasta unos 10 meses.
Madre mía. Con el primero, dije, bueno, vale,
pero cuando eran dos, dije, bueno, igual, podemos calmanos un poco.
Y ella dijo, yo le doy 10 meses al primero,
le doy 10 meses a los segundos. Madre mía.
Y yo recuerdo una época de mi vida que lo único que hacía
era colocar y sacar bebés de unas tetas muy grandes.
Claro, claro. Pero casi...
Me recuerdo quitando, poniendo bebés, quitando, poniendo bebés.
Claro, como pasando por boxes, en una fórmula...
¡Sshh! ¡Sshh! Sí, sí, sí.
Llenando depósitos, ¿no? Era increíble, ¿eh?
Bueno, pues esas amacas nos acompañaron a todos
y a los que tenían niños sabés de que hablamos,
hace, recientemente, hace mucho,
estuve con una niña también pequeña de una amiga
y vino con la maca y dijo, ¡ay, qué recuerdos, qué recuerdos!
Y en mi cabeza surgió alguna posibilidad que puse en un aquí.
Claro. Que era, joder, ¿por qué no hay amacas de esas para adultos?
Claro. Que es... Todos lo hemos pensado,
pero no todos oís tan tontos como nosotros.
Bueno, ni tenéis el músculo económico
para conseguir que una empresa la construya, ¿sabes?
Y el tiempo libre o un equipo que lo haga,
porque tú y yo no hemos hecho nada, tampoco...
No, nosotros no hemos hecho nada.
Nosotros simplemente lanzamos el deseo,
¡ay, me gustaría que existiera una maca para adultos!
Incluso aquí, Mr. Kretting, dijo...
Y la mía que llevara pos a vasos, que ya era como...
Yo dije, pos a vasos, y si puede ser también para cenicero,
para fumar y estar, ¡ay, ya, ya, ya!
El equipo dijo, ¡qué graciosos!
Por amigos, momentos memorables, atención.
El sueño se ha hecho realidad y estamos en disposición
de comunicar y dar la bienvenida a una prueba piloto.
Esto va a cambiar la historia del confort.
La historia del confort, ¿eh?
Cuidado, ¿eh? Sí, sí, sí.
Se me ha entendido, ¿no? Sí, claro, la historia del confort.
Va a cambiar la historia del confort. Sí.
La primera demostración, si sale bien, ya haremos más,
de amacas para adultos mecedoras.
¡Qué pasa! ¡Vos a buscarlas!
¿Qué pasa? ¿Qué pasa, en digo yo?
Espera, eh. Espera, espera.
No nos va a ayudar nadie, ¿no? No nos va a ayudar nadie.
Aquí las tenemos en el patio trasero.
Venga, aquí a ayudar. Vamos a meterlas...
Venga. Vamos a introducirlas en el plato.
Venga, vamos, ayúdame. Espera, déjame pasar.
Venga, es que son muy grandes.
Hostia, no pesa como un muerto. Son muy grandes y el plato no es muy grande.
Pero vamos a intentarlo entre todos. Qué aparatosas, ¿no?
O sea, yo cojo adelante. Venga, va.
Venga, vamos. Cuidado arriba, cuidado arriba.
Adentro con la maca. Cuidado arriba, estamos sentando la maca.
En nuestro estudio...
Cuidado, dale la señorita, dale la señorita.
Aquí tenemos la primera. Sí.
Mira qué grande. A ver...
Extasiados entre la magnificencia de la ingeniería humana.
La primera...
Lo que el hombre piensa, la industria lo construye.
Qué. Cómo lo veis.
Mira qué cosa más bonita. Está entrando la segunda.
Amigos... De verdad, qué impresión.
Bienvenidos a Industria SACME.
Os presentamos algo que va a revolucionar la historia del confort.
No sé si os lo he comentado.
Pero la verdad es que ingenieros de primerísima calidad
y de primer simpón nivel...
Ah, tiene cenicero de puta madre. Esa es la mía.
A ver, esto quita la música que si no me pongo épico
y no cuento la verdad.
Esto lo han hecho profesionales de una fábrica de amacas, ¿no?
Para niños que cogieron el guante y dijeron, ¿vale?
No tenemos para adultos, pero lo vamos a intentar siguiendo,
escalando de alguna manera, a los planos...
La misma forma que una maca de bebé
también tienen este aro superior
desde el que se pueden colgar juguetes.
Aquí nos han colgado un pollo...
Un pollo de, como, una trompeta, de, como, de ganchillo.
Bueno, nuestros conceptos, ¿no? Gafas, pollos, trompetas.
Y tiene lo que más me gusta, que es esa sujeción
que se le pone al bebé, para que no se caiga de seguridad.
Es como una especie de braga, ¿no? Sí, sí, sí.
Vamos a probarla. Un arnés braga, para arnés.
Bueno, vamos a montarnos encima de la maca y ahora...
¿No creas que...? Ya estoy colocado.
¿Andréotas caído o no?
Bueno, es que me sento como a la punta de abajo.
Hostia, es comodísimo.
A ver, pero ponte la braga, ¿eh?
Sí, ya tengo la braga puesta. Porque esta braga es por si te caes.
A ver...
RÍE
Entonces, estamos ya...
Hostia, pero es increíble, esto es lo que ve un bebé, ¿no?
Este puede se incorporar así. Y trabajamos abdominal.
Mira, también se puede hacer deporte. Mira, arriba...
Abajo. Vamos a ver.
Arriba. Venganle la pregunta.
Abajo.
Dice pregunta, si tienen una visión donde Dios se aparece frente a ti
y te ordena que construyas un arca,
yo no puedo de ahora que estoy en la maca, pero bueno...
¿A quién buscas primero Carpintero, cura o psiquiatra?
Carla, desde Madrid.
Un arca, tío, lo del arca de Noé.
Yo creo que dicen que eso igual pasa de verdad, ¿eh?
Es una historia mítica, pero que está en mogollón de culturas.
Que se apareció Morgan Freeman, de verdad.
Que hubo una inundación muy grande, no que hubo un arca,
pero que hubo una inundación a nivel planetario.
Un cambio climático del copón, ¿no?
No, una inundación, ¿qué cabe?
Yo que sé que se des...
Bueno, algo debía haber. ¿Quieres?
No, no quiero whisky, no.
Me parece un contrasentido beber whisky en una maquita de bebé.
Parece que es como un insulto a la infancia, a la naturaleza y a todo.
Claro, desde Bilbao dice,
¿qué es lo más extraño que habéis visto en una casa ajena?
Oh...
¡Hesquia!
Joder, mira, yo me fijo mucho.
Yo no me... Me acuerdo de las casas de los demás.
A mí me encanta.
A veces digo que voy al baño y no voy.
¿Te haces un paseito por la casa?
Que no salga de aquí, ¿eh? Sí.
Sí, sí. ¿En serio? Sí, sí, soy mía.
Sí, y no te han pillado nunca.
Dices que vas al baño y de repente estás en el ropero.
No, te digo, hoy no encuentro el baño.
Ah, qué listo.
Bueno, los baños, yo no sé cómo lo lleváis vosotros,
yo abro cajones de baños ajenos. Sí.
Yo sé.
Bueno, yo... No hago daño a nadie.
Yo, a verdad, yo también.
Yo, a verdad, yo también. Ya, sí, ¿eh?
Y me he llegado a poner... Esto no lo debería decir.
Me he llegado a poner desodorante de otras personas.
¡Wow!
Sí, sí, ya sabía yo que...
Usted es muy impúdico, ¿eh? Sí.
Uuuuh. Sabiendo que es lo prohibido.
Sí, yo me he tomado medicación de otras personas.
Jajaja.
Y...
Yo llegué a la casa, ¿eh?
Algo de cabeza, cefalea, así cosas así.
Pero sin consultarlo, ¿eh? Una aspirina, pumpas.
Sí, sí, y pensas, mira qué colonia tiene, ¿no?
Sí, sí, sí. Y te la pones.
Olerles las colonias. Sí, yo me he puesto colonia
de otra persona sin darme cuenta, yo.
Ustio, pero es muy peligroso. Y al salir de percatarme de...
Ustio, llevo su olor.
Y entrar en la habitación, al comedorio, que ya persona hace el...
Jajaja.
Y la persona hace así y dice...
¡Uy, estoy entrando por la puerta! No.
Jajaja.
Y tú haces... ¿Qué?
Y se produce un silencio donde toda la información está ahí
y nadie dice nada. Joder.
Qué bonito, ¿eh?
Vámonos a las amacas. Sí, vamos a las amacas.
Gracias a los compañeros de producción que lo han conseguido.
¡Ay, ay, ay, ay!
Amacas para adultos.
No intenten registrarlo, ya lo tenemos nosotros.
Me han trao como una bajona, tío. Sí, sí, es que, bueno,
cumple su función, ¿no? Sí, sí.
Cumple su función. Gracias, compañero.
Sin ánimo de crear una crisis entre vosotros
de la que no haya vuelta atrás.
Que hay man rojo desde Twitter.
¿Quién de los dos silba mejor? Pruebas, por favor.
Silbar se ha perdido mucho el servidor.
Sí, se ha perdido mucho. ¿La gente ya no silba?
Sí. Antes la gente silbaba, cuando iba por la calle.
Claro, ahora como están escuchando un podcast.
Claro, pero es que Silbar... Yo trabajo mucho el servidor,
ya me conoces. Sí.
Y te sitúa en un momento... O sea, a ver,
en una personalidad un poquito rara.
La gente te mira como si estuvieras loco.
Ya. Es un excéntrico perturbado.
Yo el otro día estaba en un fingra subiendo un avión.
No en un finger de pollo, sino subiendo un avión.
Sí, sí. Y iba a mi familia adelante.
Y yo estaba feliz, estaba contento.
Digo, estoy movido con mi familia y la canción empecé.
Y él le... Gracias.
Gracias, sea bien, sea bien.
Se me da bien.
Se me da bien.
Aplauden el esfuerzo. Sí.
Y aplauden casi toda una carrera.
Y los nervios, ¿no? También.
Sí, sí.
Y iris desde Bilbao. Hola, una súplica para Andreu.
Es, por favor, basta ya con el pollo.
Hostia, qué fuerte.
Muchas veces escucho vuestro programa
a la noche antes de dormir.
Y mi perra viene corriendo.
Mira, la ambulancia.
Ambulancia para pollo.
Dice, mi perra viene...
No, no.
Dice, mi perra viene corriendo
y me mira con cara de...
Me has engañado vilmente.
No tienes ningún juguete para mí.
Ah, la perra interpreta que es un juguete.
Y se va con cara de decepción.
Si no lo haces por mí, hazlo por este pobre perrita.
¿Estás segura que se va con cara de decepción?
He visto muchos perros
y no he identificado la expresión de decepción en un perro.
Y una cara muy parecida.
Sí, sí. Gracias a los dos y muchas amante en vuestra cara.
Iris, ¿nos pides algo imposible? Imposible.
Es renunciar como un hijo, no podemos.
No se puede.
Y es más, vamos a tocar el chicken sack,
que es un saco de 100 pollos,
para que tu perro le pete la cabeza.
Vale, para que venga una manada.
Vamos a hacerlo, ¿te parece? Sí, perfecto.
Me dirijo a la sección de viento.
Mientras tanto, voy leyendo una pregunta.
Tere, desde Palma, dice, cuando el baño de tu género está ocupado,
tienes urgencia y decides entrar en el del otro sexo,
pero siempre hay un momento incómodo si te cruzas con alguien.
Hago una frase cachonda para sobrellevar esta situación.
Me estoy cambiando de género, pero no he acabado.
Vale, esto, pero no.
También hay gente que va... Estoy transicionando.
Y hay gente que va al de menos válidos, ¿eh?
Sí, sí.
Bueno... Sin tener ninguna discapacidad.
Si hay un restaurante... ¿Qué haces?
Todo el respeto, pero si yo estoy en un restaurante...
Está ocupado de hombres. Está ocupado de los dos.
Y yo he mirado en todo el restaurante y no he detectado ninguno,
que por lo que sea, son fáciles de detectar.
Bueno, oye.
Alguien que va en silla de ruedas, es muy difícil ocultarla.
Eso sí. Es difícil ocultarla.
Tienes que llevar un traje muy aparatoso para...
Ya, ya, ya.
Una falda con mi niña que es...
Ya. ¿Sabes?
Bueno, este es el saco de los pollos, chicken sack,
y lo voy a tocar en homenaje a nuestra amiga de Bilbao.
Para todos los perros.
Esto es para vosotros.
Voy a hacer algo que no hemos hecho nunca,
que es... Voy a meter el micrófono dentro de los sacos.
Para que ya sea un sonido...
Ehm...
¿Cómo se llama?
Emulsivo.
Sonido de emulsivo, ¿no?
Sí, me lo he inventado.
Inmersivo.
Es muy inomedoso.
Está metiendo el micrófono dentro de los sacos.
Esto es como rellenar un pavo.
Sí, pero al revés, porque es...
Lo que oyen es un micro entrando en un saco de pollos, ¿eh?
Cuidado, atención, ¿eh?
¿Lo lleves o qué? Sí, sí.
Vale, vete, vete, vete.
Vale.
Y ahora, procedes...
¡Hola, familia!
Ya tenemos el micro dentro de los pollos.
Y ahora hay que apretar, ¿vale?
Venga.
Esto es para el perro vasco, ¿eh?
Perro acá.
¡Bah!
Bravo, la verdad.
Vale.
El tipo cualquiera es de Barcelona, dice...
Espera, espera, que no ha acabado.
¿No has acabado? Esta bolsa es una mierda.
Vale.
Ya que hoy es nuestro último programa aquí de momento,
que no conocemos a América, voy a hacer una cosa.
Me he dejado romperla.
Sí, sí, claro.
Vale.
Voy a liberar a los pollos.
Venga, venga, venga.
Pollos sois libres.
Increíble, ¿verdad?
Bien, muy bien, estamos ya en el final del programa, amigo.
Ahora ya sí que tendríamos que ir a hacer las maletas, por favor.
Y el pasaporte, ¿eh?
¿Lo tienes en regla? Sí.
¿Estás seguro? Sí, con una foto de cuando era pequeño, pero sí.
Lo he mirado.
Ya verás, ponte a mi lado cuando entramos en el control de los donas
y verás cómo hacen así.
Mira, pasaporte cara, pasaporte cara. ¿Por qué?
Porque no me... Sí.
Y dicen, es día, te has hecho mayor.
Me dijo un policía otro día.
A ti no se renueva cada... No se renueva cada X año.
Pues, chico, no sé, hay un desfase ahí.
Gracias, compañero.
A ver si va a estar caducado. Una cosa que nunca te he dicho.
A ver si no podrás venir con la balija.
Nos vemos en América.
¡Gracias!