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Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

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Time transcribed: 6d 0h 26m 18s

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Lo que me tiene flipado es la capacidad que tiene el gato de improvisar constantemente
en contra de lo que tú crees que es lógico.
Totalmente.
Va a la contra.
Es un bicho que va a contra pelos.
Esta mañana.
¿Vale?
El gato por lo que fuera...
La gata.
La gata Carla.
La gata Carla.
Le falta un ojo, no le cambies tampoco el sexo si no quieres.
No, no, no.
Esto es vipectota.
Estoy pasando unos días solos en mi domicilio, por lo que sea, mi familia me ha dejado.
No hay crisis, hay una conyuntura de hechos, la niña está en el campamento y...
Pero eso es planazo, ¿no?
Bueno, es planazo.
Yo me aborro un poco también, ¿eh?
Ayer me comí un huevo.
Y ahora tiene la espalda dolorida.
Joder, muy bueno.
No, no, no.
Ya, ya.
Las costillas fatal, ¿no?
Las costillas.
No, llegué a casa, no había nadie.
Era las 9.
Dije, mira, estoy solo.
Voy a comer un huevo.
Y voy a comer.
Había puesto un poquito de sobrasada.
Acabé y dije, bueno, pues ya he cenado.
Yo solo.
Ay, qué pena.
Pues ahora quiero ir a dormir.
Ah, bueno, nada.
Y...
Bueno, no estoy solo, perdón.
Tengo a gata Carla.
Tengo a gata Carla, cuando yo me voy a dormir, ella se pone en la ventana para salir.
Y hay un código, le abro la ventana y se pira.
Bien.
Que yo me quede preocupado.
O sea, todo el mundo te digo, hay toda la noche fuera.
Pues no tienes...
Claro.
No tienes trampilla para entrar y salir cuando quieras.
No, hombre, vivo en un domicilio moderno, no en una casa de pueblo, ¿no?
Yo le instalé una.
¿Una gatera?
Sí, le instalé una gatera.
Ah, coño, pues muy bien.
Sí.
Pues mira, yo tendría que hacer algo así, ¿eh?
Sí.
Porque resulta que pasa la noche fuera y esta mañana me levanto.
También la casa vacía.
Pero no la usa, ¿eh?
La gatera.
A él le gusta más verme a mí abrir la puerta.
No, hombre, deja la gatera.
Tiene una gatera, pero se pone la puerta arriba.
Eso es lo que te quería decir.
Eso es lo que te quería decir.
Es una gatera abajo.
Mira.
Entonces, abro y entra como si tal.
Sí.
Se acabaran los llantos.
Eso es lo que te quería decir.
Cabrón.
Estoy preparándome el café y ya está ella en posición ahí a lo lejos, que parece un
cuadro de las meninas.
La veo allí pequeñita, afinal.
Digo, mira, la ya está ahí.
Como diciendo, llevo mucho rato aquí, ¿eh?
Y yo, bueno, pues cuando pueda te abro.
Le abro, pues no entra y se va hacia la puerta.
Y miau, miau, para que le abra la puerta.
Bueno, de verdad que me hubiera gustado cogerla y decirle, a ver, una cosa.
Llevas toda la noche fuera, miau, miau, que quieres entrar y ahora quieres volver a salir.
Pues ahorrate el miau, miau previo.
Porque no quiere ni entrar ni salir, solo quiere demostrar que ejerce poder sobre ti.
Joder, pues cómo les va la cabeza a estas animales.
La abre puertas.
Yo estoy a su servicio.
Soy el doorman de gata Carla, venga.
La ventana, la puerta, miau, para afuera.
El balcón, miau, voy de culo, tío, voy de culo.
Pon gateras por toda la casa.
Sí, es verdad, voy a poner gateras.
Y para humanos también, para que pueda entrar yo.