This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Perdona, perdona, perdona, ahora que hayas sacado este tema, este año se disfrazó con
las amigas, con algunas amigas de cazas antarmas.
Sí.
Pero a mi hija le pasa una cosa, que le gusta más la fiesta que luego vivirla, ¿vale?
Es más, la fiesta en sí le da un poquito de miedo, le da...
Pero le gusta más la fiesta que luego vivirla o le gusta más vivirla que la fiesta, lo
que le da miedo es que la fiesta o vivirla.
Perdona.
¿Eh?
¿Qué le da miedo?
¿La fiesta o vivir la fiesta?
Es que has dicho, le da más miedo la fiesta que vivirla, como que le gusta más vivirla,
pero me ha parecido que lo que querías decir y me lo confirmas, es que lo que le da miedo
es vivirla.
No estoy entendiendo nada de lo que me ha preguntado.
Pero el público necesitaba eso.
Vale, vale.
Que ella lo dejara, lo voy a disfrazar, se las amiguitas, salir a tu contrato, caramelos,
bueno, como que la cosa le mola...
Vivirlo.
Pero no exactamente, porque ya cuando van por ahí por la calle y la gente se disfraza,
tengo vecinos muy imaginativos.
Bueno, me dijeron que había en el barrio, es que vivimos en el mismo barrio de Barcelona,
que había unos que tienen un Betan Breakfast allí, que se habían disfrazado, pero de
la hostia.
Todos, todos.
Vino mi hija.
Y que ponían un altavoz con sonidos.
Sí, sí.
Y me dijo, me dieron mucho miedo, mucho miedo, tenía la cabeza como abierta, y no sé qué
hicieron esos.
Exacto.
Maquillaje profesional.
Sí, sí, sí.
Se lo curaron muchísimo.
Porque en eso que mi esposa, que ya sabes que, bueno, vergüenza, pues no sabe el concepto
de lo que es.
No lo trabaja.
No ha trabajado en su vida.
Se disfrazó de drácula, un drácula mal, porque no tenía disfraz y se empezó a pintar
unas cosas.
Y entonces mi hija pasa que le pasarán muchas niñas o niños que les da un poquito de vergüenza
a su madre.
Sí.
Y la Silvia, pues claro, estaba en su salsa, ahí con los colmillos que se puso, un maquillaje
medio corrido, y ella, mamá, mamá, por favor, mamá.
Y entonces hubo una disputa, yo no estaba, me lo han contado.
¿Cómo hemos ido a parar esto?
Bueno, no sé.
Al maquillaje de tu mujer.
Exacto.
El maquillaje de tu mujer a mí me ha llevado a pensar en una desgracia, en una catástrofe.
El infierno, ¿no?
Sí, sí, sí.
Pues un poco sí era una criatura de laberro, ¿no?
Y a mi hija me daba mucho miedo.
Le daba vergüenza y miedo, vergüedo, ¿sabes?
Todo mezclado.
¿No lo hacéis bien?
Sí.
No, ya sí, no contraigo bien.
Ya lo sé.
Pero...
Y entonces dice...
Uy, uy, uy, dice mi mujer, la que hemos ido por la calle.
¡Mamá, por favor!
¡Mamá, déjame!
¿Ella disfazada de cazazontas más?
Es que pobre esa niña también, los dos que la han tocado, es que no es uno solo,
es que son dos.
Ya, son dos.
El caza, por lo menos, tiene el referente de mi mujer que dice, bueno, mira, este, lo
puedo ver en YouTube vestido de mierdos, o mi madre.
Pero escúchame la cosa.
Esa situación, esa situación de una niña vestida de cazazontas más, con una mochila
que le hizo su madre de... ¿sabes de esas de... es que me salen catalán, en su fata?
Sí, de...
Como es...
¿Eh?
Sulfatán.
Fumigar.
Fumigar, fumigador.
Sí, fumigador.
Un fumigador le puso un adhesivo de cazazontas más.
Ya, como se lo ocurra, ¿no?
Sí, no, con su mono todo, el fumigador.
Es que es buena madre, está como un cencerro, pero es buena madre.
Sí, sí, sí.
La verdad, una cosa, como te digo, una cosa te digo la otra.
Sí, sí, sí.
Pero es esa niña con un fumigador en la palma.
Que pesaba eso, como una bombona de butano.
Esa madre.
Esa madre.
Esa madre que decía, no puedo, no puedo con mis pardas.
Esa niña fumigadora, en esa calle oscura.
El diodeno, tenía el diodeno caído, en esa calle oscura.
El fistro se suarde la niña.
Por haberlo, lo haces tú, lo hago yo, lo hago yo, lo hago yo, lo hago yo, lo hago yo.
Los dos se lo ven, ¿no?
Porque no.
Es un bichiquito, ¿no?
Vale, vale.
Un bichito.
Un bichito.
Pues esa escena que quiero ya acabar con esto, de estar la niña con el fumigador, vestida,
todo, bueno.
Y mi esposa, así, se lleva una alta voz, esos pequeñitos de bluetooth, con la música
tope.
¡Tarara, tarara!
¡Ah!
¡Tarara, tarara!
Y ella iba con la alta voz, vestida de drácula, ambientándola, ¿no?
¡Bailando!
¡Tarara, tarara!
¡Y mi hija, por favor, mamá!
¡Por favor!
¡Por favor!
¡No basta ya!
¡Me lo pido, mamá!
¡Mamá!
¡Me lo pido, por favor!
¡Me lo pido, por favor!
¡Mamá!
¡Para la alta voz, mamá!
¡Mamá!
¡Para la alta voz!
¡Piélla, pero calla, hombre!
¡Que yo has jado, wey!
¡Pobrecita!
¡Tada, de verdad!
Y dice...
Y al final, ¿se pelearon?
¿Se pelearon?
Claro, me imagino.
Sí, sí.
No tira sentido lo modo, le decía.
Sí que tengo una mala...
¡Tiene una madre normal!
¡Tiene una madre seria y mala!
Pues en otra vida, en otra vida.