logo

Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

Transcribed podcasts: 753
Time transcribed: 6d 14h 7m 47s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Estaba parcando el coche cerca de la playa.
Sí, por lo que fuera sonaba un alarma, pero no era la mía.
Eso es el coche de atrás.
Ah, vale, vale.
Cuando vas para atrás.
Sí, pero ya había parcado, ya, pum, salgo y gracias, gracias por todas formas.
Y entonces ya veo que viene por la acera de enfrente que estaba cerca, era una calle pequeña,
un matrimonio con un niño, ¿vale?
Y pues se produce contactos.
Un secuestro.
Se trata de un secuestro.
No, no, no.
Una familia conmigo.
A valer a su propio hijo.
Claro.
Vale.
Entonces lo habitual en nosotros.
Siempre me poco es lo peor, ¿eh?
No, me.
Lo habitual en nosotros.
Que te ven, hostia, esta cara me suena y se produce, o no, un contacto.
Oye, pues se amante, me gusta.
Hay contacto, se amante.
Una foto.
Hostia, espérate.
Foto recuerdo.
Foto recuerdo.
Voy con la niña.
Ah, vale, lo entiendo, guay.
Pasan un montón de cosas a las que ya estamos habituados.
Para mi gusto, ha revenido después de pandemia como unas ganas que yo había notado ya un
poquito apagadas.
Bueno, bien.
Oye, bien, bien.
Si esto es el indicador.
Sí, sí, sí.
Eh.
Eh.
Escúchame.
Joder.
El programa del gargajeo.
No me coño.
Escúchame.
Qué asco.
Sí.
Si esto es el indicador de que estamos haciendo las cosas bien, bienvenido a ser.
Muy bien.
En el caso, la chica me mira, una chica maja, me mira y el marido se produce el contacto
entre ellos.
Esto que vemos los dos desde fuera, ¿no?
Si fuera fea te habría molestado que te mirara.
No, no, no.
Vale, vale.
No juzgabas.
No, era bien parecida.
Vale, vale, vale.
Bien parecida.
No, es que me miró la tía fea.
Vale.
No, no, no.
Me mira, yo la miro.
No ha juzgado.
Vale.
La secuencia.
Me mira, yo la miro, ella mira su marido como diciendo, ¿has visto quién es?
Marido me mira a mí.
Yo la miro a marido.
El marido como era, era guapa también.
Sí, era un tío joven.
Y el niño, porque a lo mejor el niño le salió feo.
El niño no lo vi.
El niño no lo vi.
No daba basta ya en contactos visuales.
Pi, pi, pi, pum, pum, pum, pum.
Se produce ese lenguaje en el cual todo el mundo sabe que aquí está pasando algo.
Hay un famoso, míralo, marido y marido, ostia, pues sí, o a veces quién es, la otra le
aclara y tú intentas hacer la vida normal, que es imposible.
No.
Es imposible.
Pues empiezas a poner con caras raras.
Es imposible.
Pero eso se supera y ellos siguen con el carrito del niño.
Yo cierro el coche, por favor, efecto de cerrar el coche, y entonces empiezo a andar y veo
que...
Exacto.
Había gravillas.
Bello.
Bello.
Vale, vale.
Cuidado con la contracción que he hecho.
Bello.
Bello.
Que es veo que ellos.
Vale, bellos.
Bellos se detienen y esperan a que yo pase por su lado.
Vas a contraer mucho más en la cuase, hasta que no se entienda.
No, porque no me ha claro ni yo.
Bellos se detienen y yo cruzo calle y, claro, voy en la misma dirección donde están detenidos.
Cruzolle.
Cruzolle.
Cruzo calle.
Bellos detienen.
Cruzolle.
Aquí.
Aquí.
Como estoy.
Y cante.
Camino hacia adelante.
Bello, cruzolle, cante.
No, bueno, voy a hablar normal, porque si no...
Nos caben tres programas o cuatro en el tiempo de uno, si nos acostumbramos a hacer esto.
Bellos.
Joder.
Cruzolle, cante, camino hacia adelante.
Y entonces, aquí viene la parte inquietante, ella se baja la mascarilla y me dice...
Hola, buenas tardes.
No, no, para mí, te he pedido emoción, pero esto es acción.
Claro.
Aquí va a haber hostias limpias, está el preludio de...
Bueno, va, pero que ramón tampoco.
Bastante fino está.
No, me ya.
Comprale esto como emoción, va.
Bueno, va.
Bueno, va.
Bueno, aquí un guantazo te cae.
Un guantazo cae con esta música, ¿eh?
Sí, un guantazo te cae.
Tenía que ser algo más sostenido.
Pon de tu parte.
No tan nervioso.
Pon de tu parte, Andrés.
Vale, vale, pongo de mi parte.
No, aquí no hay emoción, esto es entrañable, pero bueno, me sirve, me sirve.
Yo me dirijo hacia ella, ella se baja la mascarilla.
Porte, porte.
Porte.
Pon de tu parte.
Vale.
Porte.
Y entonces, ella cuando me ve ya que estoy a su lado, me dice, me vuelvo a mirar, claro,
el segundo contacto visual entre famoso y persona normal.
¿Cuánto duro esto?
No, muy poco, pero estoy desmenuzando.
Joder.
Es que he desmontado el reloj.
He desmontado el reloj.
Entonces, el segundo contacto visual entre famoso y persona normal.
El Hitchcock de las anécdotas.
Claro, ya lleva mucha carga, porque es, o quiero una foto, oye, mira, te he visto antes, no
te he dicho nada, te lo digo ahora, sabes todo ese mundo.
Y ella dice, bueno, sí, no, no, me sirve, me sirve, me sirve.
Me señala y me pregunta, Jesús Sánchez, Jesús Sánchez, y yo que he vivido muchas
experiencias con gente a partir de la popularidad o lo que mierda sea esto que no se pasa, la
verdad eso nunca la había vivido, me enoqueó, me enoqueó.
Y yo digo, ¿cómo?
Dice, Jesús Sánchez.
Digo, no, no, no.
Incluso dudé, porque claro, toda tan sorprendente, digo no, dice, ah, perdona.
Digo, no, no, no, pasará.
Pero te habías confundido con otro, no, quizás no famoso,
que habías confundido con Jesús Sánchez.
Jesús Sánchez, digo, no.
Y entonces yo, si antes, sigo hacia adelante.
Sigo hacia adelante, y yo sé que he dado atrás.
Y ya comento con Silvia,
comento también con Mery, que venía con nosotros, mi cuñada,
digo, porque ellos lo escucharon.
Sí. Ella lo escucharon.
Dice, ¿qué te ha dicho?
Digo, me ha preguntado si soy Jesús Sánchez.
Dice, ¿habrá querido decir Jesús Vázquez?
Digo, no, me no.
Jesús Sánchez.
Jesús Vázquez, no.
A ver que estoy bien palada que tengo, pero Vázquez eso.
Pero es que no, no se te puede confundir con Jesús Vázquez.
Dice, Pedro Sánchez, digo, no, por ahí no pasa, por ahí no pasa.
No, digo, aquí, aquí se abre un campo,
porque me han llamado de todo, me han llamado Arturo Balch,
me han llamado Manuel Fuentes.
Bueno, puedo entrar ahí de buena fuente, fuentes.
¿Has buscado en Google Jesús Sánchez? Sí, he buscado Jesús Sánchez.
Jesús Sánchez es un cocinero renombrado,
con el cual yo creo que no tengo mucho parecido.
Quizás se engafa así, pero eso desactiva la anécdota.
Cociero Cántabro, que tiene tres estrellas, Michelin.
Muy bien, muy respetado.
Luego hay un jugador, creo que es de béisbol norteamericano.
Los fines se van a buscar. Sí, sí.
Jesús es Sánchez.
El Jesús Sánchez norteamericano es negro, es de raza negra.
Entonces, yo pensé...
Hostia, ¿vale que me ha dado el sol?
Porque yo me pongo muy moreno, ¿sabes? Sí, sí, pero no tanto.
Estaba en Mallorca para parecer de otra raza.
Yo creo que esta señora no sigue el béisbol americano.
Ya, ya.
Y bueno, y llevo ya muchos días con esto,
hasta el punto de que me plantea, incluso, hablar con el original,
Jesús Sánchez de Cántabro,
que desde aquí lanzo la idea.
Gracias. Si queréis hablamos un día con él.
Me ha hecho mucha gracia. ¿Me gusta?