logo

Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

Transcribed podcasts: 694
Time transcribed: 6d 0h 26m 18s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¡Oy, oy, oy, una carta!
Una carta... Que viene de Madrid, Ángeles Borràs.
Una carta con su sello y todo, ¿eh?
Señor Buenafuente y Don Berto.
Ah, tú, señor y yo, Don. Sí.
Mami, bien. Bueno, oye...
Don hace como gracia.
Carta es muy larga, ¿no? Mira, Don Berto.
¡Don Berto! Venga, vete, a la porra.
Necesito música de carta, ¿no?
Música de carta.
¡Wala, qué buena!
¿La verdad? ¿Qué buena?
¿De carta total?
Sí, sí. Muy bien, Ramón.
Muy buena música de carta, la verdad.
Muy señores míos.
Parece que vuelo el papel. Sí.
Muy señores míos, estén en el hospital.
Hombre, pero ese señor no puede escribir y mucho menos leer.
Es una señora. Ah, es una señora.
¿Puedes leerlo normal, por favor?
Es para darle entidad al personaje del remitente.
Vale. ¿Quieres que te lo haga, o no?
Sí. O molesta.
No, lo que sea más largo. Vale.
Lo que sea más farragoso. Bueno, va.
Muy señores míos, estando en el hospital...
Estando en el hospital, yo con mi pareja,
el acompañante del otro enfermo
nos dijo que él conocía a un señor de 96 años.
Y le dijo que el misterio...
¡Una sí, señor de 96 años!
¡Qué mal! ¿Cómo está?
¡Uy, uy, uy!
Espérese, espérese.
¡Uy, uy, uy! ¡Enfermera!
Y le dijo... ¡Escuyao!
Que el misterio de su longevidad...
¡El misterio de mi longevidad!
Si está aquí, no hace falta que todo lo recrees, coño.
Es que ahí doble está amplificado el mensaje, ¿no?
Vale, haré otra cosa. Vale, va.
Le dijo...
Va, va, va, lee, lee. No, coño, que retomo.
Le dijo que el misterio de su longevidad
se debía a que todos los días
se tomaba un ajo por las mañanas.
Efectivamente, ese es el misterio de mi longevidad.
Así se lo dije.
Muy bien. Ah, bueno, que eso...
En el programa de Ortega.
Ya, ya, ya.
Marco Antonio Aguirre.
Marco Antonio Aguirre, es verdad.
Y el acompañante nos dijo que desde entonces
él hacía lo mismo y que nunca se ponía malo de nada.
Todo esto está pasando en un hospital, cuidado.
Un ajo por la mañana. Sí, sí.
No, ¿pero me entiendes o no? Sí, ¿cómo que cómo?
No, hombre, estar en un hospital y decir...
Un poco enfermo, nunca.
Ah, no, no, que conocía a un señor.
¿Y qué haciste aquí?
No, no, no, no, el de los ajos no estaba ahí.
Vale, perdón.
Entonces, yo, a la chica callando, me gusta mucho esto,
sin decir nada a mi pareja, que es un señor de 92 años...
Estamos hablando de una pareja joven...
Madre mía, ¿eh?
Que tiene toda la vida por delante.
Dice, me tomé el primer ajo un lunes.
¿Ha decidido empezar con 92 años con lo de los ajos?
Sí, me tomé el primer ajo un lunes.
Me quemaba la boca al masticarlo.
No, no, ¡error!
Fue horrible. ¡Error!
Bueno, coño... ¡Error!
Vale. ¿Lo masticó con 92 años?
¿Cómo iba de dientes?
Esto va a terror, si queréis hacer un viraje sonoro ya.
El martes cojo un ajo chiquitín,
porque se ve que el del lunes...
El del lunes, que ya uno de esos...
Se metió un...
Uno de esos que son como un ferrero roxero.
A esos ajos, a veces, que dices...
¡Mamá mía!
Como una peladilla, ¿no?
Que tiene dentro como un cuchillo verde cuando lo abres,
¿sabes? Tiene como un nervio.
Sí.
Dice el martes, cogió un ajo chiquitín
y lo...
Masticé.
Masticé, seguro que es masticé.
Y lo machaqué en el mortero.
Ah, vale.
Lo machaqué en el mortero y con agua me lo bebí.
Oh, por Dios.
Oh, por Dios.
Se hizo como una horchata de ajo, se hizo, ¿no?
Oh, por Dios.
Y me puse otra vez.
Oh, oh, Dios.
Me puse otra vez, malísima.
Pero fíjate la perseverancia de esta señora.
El miércoles hice lo mismo.
Y al tragarlo...
Me puse muy mala.
Me mareé.
Hostia.
Me mareé.
Perdí un poco la visión.
Y casi me caigo.
Ese señor creo que se rió de nosotros.