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Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

Transcribed podcasts: 753
Time transcribed: 6d 14h 7m 47s

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Estábamos en Menorca y de repente a Silvia, la mujer de Andreu, Silvia Abril, llevaba una cesta,
una cesta de mimbre, y de repente Andreu iba al lado y hace Andreu...
¿Qué ha pasado? Y empieza...
¿Qué me ha apuñalado? Dice que me ha apuñalado, que me ha apuñalado.
Usted no me acordaba, sí, sí, sí.
Y claro, mi familia y yo, ¿qué está ocurriendo? Nuestros amigos somos excéntricos.
Pues se ve que Silvia había metido en la cesta un cuchillo para cortar frutas en la playa,
y el cuchillo había salido entre el mimbre y había apuñalado a Andreu.
Yo el aplauso no lo entiendo. Pero bueno, si se hace ilusión, pues pa'lante.
Como si tu abuela fuera James Bond, ¿sabes? Arma de madre James Bond.
Mi esposa siempre trabaja con la posibilidad, con la suposición de que nos movemos a sitios
donde no hay alimentos, a desiertos, zonas áridas, inhóspitas o paisaje nuclear.
Entonces pone fruta, frutos secos, y en el caso de fruta, servilletas que sustrae de restaurantes,
bueno, sustrae de las coje prestadas, de buffet y cuchillos para cortar la fruta.
¿Os acordáis? Mira, no sé por qué me ha venido el recuerdo de ese viaje.
Pues yo que me cortó fuerte, ¿eh?
Sí, pero es que en ese viaje pasaron varias cosas que pusieron en peligro nuestra integridad física.
¿Os acordáis que una vez Andreu contó que menor iba en un caballo y se cayó?
Sí.
El que el caballo lo tiró. Pues íbamos por el camino por donde había ocurrido eso.
Por el camino que llevaba Belén, sí, señor.
Y él me estaba contando aquí, el caballo, me tiró, y en ese mismo camino.
Sí.
Íbamos hablando de algo que nos hizo mucha gracia y era, que me acuerdo perfectamente que era,
hablábamos de que el sudor, como íbamos sudando mucho el sudor iba cayendo,
y yo dije que estaría bien ponernos debajo de los huevos como eso que tienen los jamones,
que tienen como un cono de eslástico que va recogiendo el caldo del jamón.
Es verdad, sí, sí, sí, sí. El aceitito ese, ¿no?
Sí, sí, sí.
Y entonces me entró la risa. ¿Sabes cuando la risa te afloja los músculos?
No, no, y se cayó, ¿no? Se cayó.
Como el camino hacía como un poco de, hacía como un poco de...
Sí, era abrupto.
Sí, como el lecho de un río, parecía. Y yo iba por el lado, puse el pie mal,
y iba con un bañador y la camiseta, y empecé a caer.
¿Sabes cuando caes y parece que es como a cámara lenta?
Sí, sí, sí.
Entonces empecé a caer con varias fases.
Y él, él empezó a decir, ¿qué pasa, qué haces?
¿Qué haces?
Yo creía que era broma.
¿Qué haces?
Y me empecé a soñar todo el cuerpo contra el suelo, que había piedras,
y empecé a sangrar, todo lleno de rascadas, sangrando.
Fueron vacaciones maravillosas.
El bañador.
Yo con un cuchillo clavado en la pierna, éste cagándose de risa, muy bien.