Bueno, bueno, ayer fuimos a cenar,
el programa fuimos a un restaurante que no voy a citar,
pero un restaurante muy, ¿cómo le llamaría yo?,
típico, pintoresco,
un restaurante temático dedicado al River, ¿no?
Sí, bueno, no, había más...
Tú no sabes nada de deporte, Alberto.
No te arriesgues, había...
¿Había de todo? ¿Había River y había Boca?
Yo creo que sí.
Había hasta una bufanda del Rayo Vallecano,
un equipo de segunda de España.
Era temático de fútbol. De primera, de primera.
De primera televisión, sí, sí.
Primera.
Un gran saludo a Radio Vallecano por tu reciente ascensión.
Madre mía.
¿No?, ¿en algún momento estuvo en segunda?
Ascensión, ascensión, sí.
Es un término muy deportivo.
El equipo ascendió a primera. Ya, ya, ya.
Y estaban retransmitiendo ayer...
No sé cuándo se emitiera este programa,
pero en el día de ayer perdió el...
Perdió River. Perdió River.
Lo siento a los que esto le afecte.
Mira... Tú eres un cabrón.
No, en serio. ¿Cómo puedes aplaudir?
No, no, no. No le vamos a dar el micrófono.
No, no, no. No, no.
¿Pero qué interés tiene un solo tipo aplaudiendo una derrota?
Bueno, madre mía. Había un camarero ahí que se enfadó mucho.
Y a los gritos empezó...
¡Ah, pero... para!
Era el River, porque empezó a denostar a Boca.
¡Ah, Boca! ¡Pedieron a los penas!
Dice, pero River... Y dice...
Es que me lo apunté. Dice...
¡Nosotros morimos en el campo jugando a fútbol!
Tú lo que vas a morir de un infarto con la barriga esa que tienes...
Estaba en riesgo cardiovascular. Sí, sí, absoluto.
Nosotros, y él no estaba jugando a fútbol.
Claro, claro. Bueno, pero ese es un lenguaje habitual.
Nos asicionamos. Sí, sí, sí.
¿No te conté lo que ocurrió luego? No.
Bueno, estaba en el baño y...
¿Eso era el efecto?
Es el efecto fresca, reciente, de justa noche.
Estaba en el baño y escucho en una puerta del baño cerrado,
de donde se hace la segunda parte, el padrino dos.
Y he empezado a escuchar...
Ah...
Ah...
Pero un vómito como si hubieran encerrado un pum.
Un rugido... Ah...
Wow. Ah...
Vengo a rabar, vengo...
Y ahí, marinando tranquilo. Eso impresiona, eh.
Porque ves el sufrimiento. Es concha.
Se abrió la puerta y salió el camarero
que nos acababa de traer las pizzas.
¡Oh!
¡Oh!
Era el mismo tipo que nos acaba de dejar la Cuatro Quesos.
Sí. Estaba...
Se recompuso. Se recompuso.
Con la cara blanca como un sudario.
Sí.
Esa...
Esa cara después de vomitar, que es como recuperar una dignidad...
Claro, hombre. Previa lictus, ¿no?
Sí, sí.
Muy jodido eso.
Se lavó las manos y venga, a servir más mesas.
Sí, sí.