¡Coyoacán, México!
¡Eh, México! ¡Hombre, hombre, hombre!
¡Hostia, mira! Yo no lo toco más.
Vale, vale.
No, es que cuesta mucho y hace mucho ruido.
Mira, mira cada petada, mira.
¡La hostia!
¿Lo ves? Es una carraca tremenda.
Joder. Dice, creo...
¡Yiha!
Creo se dedican poemas
Se hacen temas muy grandes y lo cuenten
Como el amor, el mar o el dolor
Habría que hacer poesía
Más mundena
Chateen con una oda al calcetín
Para mí es la prenda de ropa más sacrificada
Viva el calcetín
Muy bien, muy bien. ¿Te acenderían?
¿Qué pide?
¿Pide una oda al calcetín? Una oda al calcetín.
O bueno, podíamos hacer un espacio así de poético, ¿no?
Perdón.
En la cadena Ser, poesía mundana
con Andreu Buenafuente y Berto Romero.
En la cadena Ser. ¿Lo he dicho ya? Sí.
Quería recordarlo.
Este espacio lleva un poco de eco.
No es un problema de su aparato, es que viene así.
Hola.
Hola.
Calcetín.
Funda de mis pasos.
Sufriente de mis uñas.
Tapón de mis pezuñas.
¿Te quiero o no te quiero con o sin agujero?
¿Con olor o recién limpio?
¿Doblado o colgado en el tendedero?
Calcetín, te quiero.
No sé cómo lo he hecho, me deja llevar.
Me han arrebatado el carro de la poesía
y me ha llevado a volar por el étero.
Es muy bonita, de verdad, un poco de comentario poético.
Tienes un libro, una colección de prendas.
Sí, prendas íntimas, son poesías a las prendas íntimas.
¿Has hecho una de calzoncillo? Calzoncillo, braguero también.
He repensado sobre la gente que tiene hernias.
Calcetín, media, media manga, mangotero.
Adivina lo que tengo en el puchero.
¿A usted también le gusta la poesía?
Sí, soy el que hace la sección de poesía.
Recientemente fue San Jordi en Barcelona, hace un mes y medio.
Todavía recordamos los autores de poesía,
esa gran fiesta, ese baño de multitudes.
¿Cuántos firmaste? Dos, una para mi madre.
Pero bien firmado. Muy bien.
Tuve tres cuartos de hora con cada uno porque no sé escribir.
Y soy analfabeto.
¿Es verdad que usted lo dicta? Se lo escribe un cuñado suyo.
Esteban. Esteban, ¿no?
Bueno, pues ya hemos conocido un poquito más.
Lo que quiera para cuando quieran, aquí estoy.
Llámame a mi casa, vivo en el número nueve.
Calla melancolía. Joder, sale la poesía por todos lados.
¿Quiere ver por dónde sale más? No, no, no.