¿Por qué hago un poco de ejercicio ahora?
Ah, sí, se lo hace, te notas.
Te he visto entrar y he dicho, ¡madre mía!
No, bueno, pues...
¡Está amazado!
Pues, bueno, no quiero hablar del tema.
No, no, hablemos, hablemos.
He encontrado una forma de hacer ejercicio moderado,
que no me canso mucho y hago un mantenimiento.
Muy bien, que lo haces sentado en una silla.
No, ya te he dicho que no quiero hablar de este tema, muy íntimo.
No, pero... Me pongo en cazoncillos,
hago ejercicio en cazoncillos,
veo mi cuerpo desnudo,
veo mi cuerpo ejercidándose,
me gusta un poco.
Sí, sí, sí. Tú lo llamas deporte, ¿no?
Sí. Vale, vale.
No, no.
Es que yo soy más partidario de poco,
pero mucho, pero poco, pero regular,
que mucho de golpe,
porque me puedo hacer daño y yo respeto mucho a mi cuerpo.
Y he pensado que de no hacer deporte, a hacer de golpe un montón,
me puedo lisear.
Entonces, hago poquito cada día.
Iras subiendo la dosis, ¿no? No.
Es que estoy haciendo unos ejercicios de calistenia,
con el peso de tu propio cuerpo, ¿sabes?
Sí, sí, sí. También estoy hablando un poco vasco.
O sea, claro.
Calistenia de vasco viene. Sí.
Y entonces hago... Calis, cuerpo, tenia peso.
Diez minutos al día, ¿eh?
No hago más. ¿Eh?
No hago más, diez minutos.
Diez minutos, sí, bueno, pues vas a tardar más.
Y siempre que lo digo, la persona a la que se lo digo me dice,
bueno, y luego vas subiendo.
Y yo digo, no, voy a ir subiendo, no quiero subir más.
Ya está, con eso ya me vale. Muy bien, muy bien.
Y ya está, estoy contento, soy feliz.
¿Notas ya que se está tensando un poquito el...?
Sí, pero muy poco.
Ya, bueno, claro, claro.
No esperes tampoco... Es que no quiero cambiar.
A mí me gusta como soy.
No quiero de repente...
¿Imagínate que llega un día y estoy mazas?
No, hombre. ¿Cómo? ¿La gente no se reirá?
No, no, no.
Puede pensar, uy, si me río igual me pega.
No, no, no.
Yo quiero que siempre como espectador
te haga la sensación de que tú me puedes.
Claro. Pues muy bien.