Yo no os dejo entrar con la cama.
Pues ya me contará cómo lo hace,
porque la mía ya se ha instalado definitivamente.
No, no, no, si tengo un problema...
De sus problemas educativos, eso lo resuelvo en casa.
Tengo un problema que no quiero hablar en esta sección de este problema.
Que me afecta y mucho.
Yo duermo en el sofá.
¿Qué dices?
Sí, quita la sección, quita la sección.
¿Qué dices?
Ahora no soy dormido, yo tengo un problema.
¿Dormes en el sofá? Yo duermo en el sofá.
¿Por qué?
Coño, porque mi hija ha colonizado mi cama.
Lo que empezó como un...
Una muestra de amor.
Una muestra de amor.
Y te voy a decir ¿cuándo?
Durante la pandemia mundial.
¿Tu hija es Rusia y tú eres Ucrania?
No, no, no.
Vale, vale.
En ningún momento.
Un momento de violencia.
Había una pandemia mundial,
estábamos todos muy unidos.
Comenzó con la pandemia.
Con la pandemia.
¿Cuántos problemas han comenzado con la pandemia?
Bueno, aquello era un sueño.
Y el sueño se ha convertido en un problema.
Porque la niña hace dos años era más pequeña.
Quiere bonito, a roparla.
Siempre he dicho que me encanta estar con tu hijo.
Bueno, hace dos años ya era grandecica.
Bueno, siempre ya.
Pero menos que ahora.
Ha pegado un estirón.
Sí.
Tengo 9 años.
Sí, tienes 9 años.
Es la voz de tu hija.
Esa es la voz de mi hija.
Es la voz de su hija cuando él la felicitó por cumplir ocho.
Sí.
Y la niña dijo, papá, tengo 9.
Bueno, yo...
Y en mi enganza te vas a ir a dormir al sofá.
Por capullo.
Ese tema ya está tocado.
Y nada, pues se puso ahí con nosotros
porque íbamos todo el día como una piña.
Ven, claro, no es acostumbre.
Ahora me sé que no.
Manualidades.
Claro.
Yo les decía, tengo que hacer un programa de TV.
Ya está cortando el rollo.
Bueno.
Pero lo que te digo, muy bonito, muy íntimo.
Pero claro, ya ha pasado más o menos la pandemia.
Llega un día que le dices, no hay mascarilla, no hay cama.
Bueno, el otro día concretamente le digo, hija mía, hija mía.
Es posible que huedermas en tu cama
y ella dice, lo veo difícil.
Yo me...
Me dijo eso.
Lo veo difícil.
Hostia.
Yo le digo, ¿sabes qué pasa?
Me encanta esa ropa, de tal y dormir.
Pero es que ya te has hecho bastante mayor.
Claro.
Unas piernas, ya como una mujer.
Sí, sí, sí.
Y digo, y además te pones transversal en un hábito
que no puedo entender.
Ya.
Hoy mismo, hoy mismo, estaba transversal.
Se perpendicular, hija.
Se perpendicular.
Se perpendicular.
Dice, pero ¿a mí qué me dices?
Hijos perpendiculares, ese problema.
Correcto.
Dice, pues yo estoy durmiendo, yo no soy consciente de eso.
Digo, yo dije, mira, pero otros intentamos dormir.
Hostia.
Qué malo está pasando.
Y me mira como diciendo, es que no sé qué me está sabiendo.
Tengo la solución, ¿eh?
Cambiarle a ella la cama, su cama,
por una de matrimonio de puta madre.
Mejor que la tuya.
Y no quiere.
Pero te vas tú a ella.
En lugar del sofá.
Ah.
Cuando venga a tu cámara y dice, cuando venga a tu cama,
tú fingiendo que vas a ir.
¿Qué dices, tú eres cabrón?
Ah, no, coño.
Tú eres un buen actor.
Sí.
Te finges y con cara de contricción, de dolor, le dices,
pues me tendré que ir a dormir a tu cama.
Y te dices, hay un cama.
A por ser la de agua, una cama de agua.
Constábanas de seda con un motor.
Sí, como de capo de la droga.