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Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

Transcribed podcasts: 694
Time transcribed: 6d 0h 26m 18s

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Pepe, a mí me contaba... No, a mí, a todos los que teníamos la suerte de estar cerca de él,
sus historias africanas eran míticas, conocían mucho a África, hombre.
¿Cuál era el pollo que pidió...?
La del chicken round.
No, half chicken, ¿no?
No... ¿Cómo era?
¿Cómo era? ¿Qué pidió un pollo? ¿Cómo era aquello?
Bueno, tenía un número que era... que yo creo que era mentira,
porque Pepe se inventaba tres cuartas partes de todo ese repertorio,
pero siempre jugaba con eso, ¿no? Él dice que va a hacer un...
¿Cuando vas a pagar en un hotel que ya te vas? ¿Cómo es el check-out?
El check-in...
Check-in y check-out, ¿no?
Sí, el check-out.
Y él dice, estoy en un hotel de África, ¿no?
Sí, dijo que quería un... quería un check-out, un check-out, ¿no?
Le pongo un poco de acento, quieres que...
A lo que limita los días.
Le pongo un poco de imitación.
Dice, estoy allí, me tengo que ir en el hotel,
y entonces voy a la recepción y le digo...
Por favor, chicken run, chicken run, please.
Y entonces me dice, OK, OK, yo estoy para allí por el hall, nene.
Y de repente veo que sale una bandeja con un pollo y patatas.
Y yo digo, pero ¿qué pasa aquí?
Chicken run, por favor.
Pero aquí es donde dice el rubianismo exagerado,
y le salió otra bandeja con otro pollo.
Digo, Pepe, eso no pasó, eso no pasó.
Pero ya que estamos aquí recordando a Pepe,
me gustaría contar, y somos un público adulto,
yo quiero contaros una cosa que siempre dije, Pepe,
esto no puede ser verdad,
porque a mí me contaba cosas muchas veces y lo pillabas, ¿no?
Pero hubo una vez que me contó algo
que no me había contado en otras ocasiones.
Y es lo siguiente, tenemos una música de rubianes...
¿Qué dices? No.
Me si me acuerdo, ¿eh?
Dice, miren, nene, estábamos en Egipto con el Molly.
El Molly es Pepe Molina, un actor...
Ah, vale, vale, con Pepe Molina.
Estábamos en Egipto con el Molly,
y entonces se pensaron que los dos éramos gays.
Él no dijo gays, ¿no?
Sabía que éramos maricones.
No, no, igual dijo gays.
Pero que, claro, como íbamos los dos juntos, para arriba y para abajo, nene.
Ha vuelto esa cosa.
Dice, de repente, estábamos en la terraza de un hotel,
y yo miro adentro del hotel,
hay una puerta de cristal con una cortina,
y esto es para adultos, ¿eh?
Y se abre la cortina,
y sale uno de los camareros,
se saca el miembro,
me mira los ojos y se la apela.
Y yo dije...
Hombre, Pepe, esto no es verdad, ¿no?
Pérate, dice yo por no llevarle la contraria.
Para no incomodarlo.
Yo le miraba los ojos,
y él me miraba y se la apelaba,
detrás de la cortina del hotel.
Y yo digo, Pepe, a ver un momento.
Pepe.
Esto te lo contaba, él gastó un paseo, ¿no?
Pero sí, para mí.
Digo, Pepe, pero que soy el ándreo,
tú no me puedes contrar esto.
Y él...
Que te lo juro, nene, que el camarero se la apelaba.
Digo, no se puede pelar un camarero.
Esto no puede pasar, Pepe, es verdad o mentira.
Y no le sacabas nunca.
Nunca supiste si era verdad o mentira.
En mi cabeza me gustaría pensar que es verdad.
Que estás en un hotel de Egipto,
y por lo que sea uno de los trabajadores,
tú le has generado un deseo.
Que es irreprimible.
Y entonces se ejecuta allí.
Me gustaba porque dice,
se puso en un rincón detrás de la cortina.
Sabes, no se puso en mitad del hall.
Ya, ya, lo hizo con...
Como se debe hacer.
Lo sé.