This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Cuentan que Luis Buñuel, bueno no lo cuentan, lo cuenta él en sus memorias, tiene un libro
maravilloso, Buñuel de Memorias que es todo miel, pero esto no sé si lo dice él o lo
cuenta él, en fin, era un hombre de bebé generoso, Luis Buñuel por lo que fuera le daba al
pimple bien, ya sabes, físicos a nariz, hombre a la conés, pero llegó a un punto que era
conocido, siempre manteniendo las formas y la clase, nunca veías a Buñuel por ahí,
tú tienes novia por la calle, no, un tío... ¿Qué has comido? No, no, no, el tío, ¿qué
pasa que mi dirino no vale? No, eso no, era una leyenda... ¿Te rajo un ojo? No, no, nunca
vería a su Buñuel... A mí a un euro para llegar a Zaragoza, para ir a Calanda, él
iba por los sitios, era una leyenda, bueno, en fin, no infalible, no infalible... ¿Qué
quieres decir? No infalible, no inflable... No, que las leyendas se tienen a mitificarlas
y como a santificar toda su obra y palabra, ¿no? Como no tuvieron fallos, también la
cagó Buñuel, Buñuel estuvo en Hollywood, no se adaptó, como primer... La etapa mexicana
de Buñuel es la hostia... La mexicana sí, pero creo que es más joven, va Hollywood,
había una corriente de muchos europeos que iban a escribir cuando Hollywood estaba empezando,
y él no se adapta, no le gusta, y dice, en sus memorias, eso creo que lo dice que va...
No me gusta... Se lo invita Charles Chaplin a su casa, que Chaplin era la hostia y montaba
una fiesta que también se ve que... Ah, ¿sí? Y dice, deja escrito, Buñuel, he estado
con Chaplin este sábado, muy ocurrente, pero no va a hacer grandes cosas... No... Sí,
sí, sí. ¿Qué dices? Hostia, Luis, cállate, cállate... Bueno, total, lo que nos ocupa,
hablando del pagar, que crees que se debe pagar, él bebía mucho, y dicen que en Chicote-Madrid,
la coctelería todavía abierta, pero que ya no es lo que era.
Vamos, digamos, su aspecto más puro,
ahora ya más un club de noche, ¿no?
Cuando era el chicote, la gente se atorna.
Cuando por ahí pasaba toda la intelectualidad.
Se atornillaban a la barra y, venga,
tita, camareros, contraje con casaca, botón dorado,
como está usted, chichichichichicó, coctelería.
Y Buñuel era un clásico allí.
Entonces, Buñuel, sabían que jugaba una liga aparte,
le iban poniendo todo el tema. Producto. Producto líquido.
Y cuando él, bueno, los demás caían redondos al suelo,
dicen que ir con Buñuel era eso,
asegurarte que te tenían que meter en un taxi,
y él estaba ahí, venga, venga, venga,
y cuando él acaba decía, camarero,
venía al camarero y decía,
creo que por lo que he bebido,
esto vale 200 pesos.
Y entonces le decía, sí, señor Buñuel,
era lo único.
¿Pero lo calculaba él y acertaba
o simplemente pagaba lo que salía los huevos?
Pagaba lo que salía los huevos. Muy bien.
Que se ha tomado ocho martines,
es decir, estos son 200, 200 pesetas.
Y nadie, había una orden explícita.
Que pague lo que quiera.
El señor Buñuel pone precio a su...
No tenía ni idea.
Yo lo he intentado y me han dicho que una mierda para mí.
Yo he ido por ahí de copas y he dicho, te puedo hacer un Buñuel?
Me dice, no, tú vas a pagar aquí lo que vale.
Pues así no vamos bien.