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Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

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Time transcribed: 6d 0h 26m 18s

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Estoy hablando de mi físico, siempre ha sido curioso, extraño y yo creo que ahora mejor, un poco más tolerable.
Claro, claro, claro.
Más tolerable, ya está.
Sí, no lo exageremos tampoco.
Y tú igual, tú empezaste la etapa mago con la perilla que ibas como un mago.
¿Pero qué manía tienes con el mago, tío?
Amigo, perilla de mago.
Cada vez que veo una foto mía, dice mío la perilla de mago.
Hombre, perilla fina, iba con perilla fina.
Pues esa perilla.
Del mago.
Ya que hablamos de estética.
El mago de la comedia, creías que era.
No, esto es ser estéticos, ¿no?
Esto es ser estéticos.
Esto es buceando en tu pasado.
Vale, buceando en mi pasado, en tu pasado.
Pues, ¿sabes por qué no me dejé la perilla?
Porque me lo dijo uno.
Porque no tenías amigos.
No.
Porque no tenías un buen amigo al lado.
Tenía una novia.
Que te dijera.
Tenía una novia.
¡Pareces idiota!
¡Payasos!
Tenía una novia que me conoció en la cara, en la cara...
En la cara junta de la luna, te conoció.
No, me conoció con la cara mía de 30, que parecía de 20.
Vale.
De 14.
Sí.
De la pubertad muy alargada.
Sí.
Y ella misma me dijo, pero muy bien dicho, oye, a lo mejor te puedes hacer algo.
Vale.
¿Cómo me vería, no?
Claro.
¿Cómo me vería?
En cuanto al pelo, yo me ponía el pelo para atrás, así como una jardinera.
Vale, sí, pues tenías cara de crío.
Sí.
Eso es un pre-broncano.
Eso lo hizo broncano más tarde.
Exacto.
Cuando se dejó la barba.
¿Ahora lleva barba o no?
Sí, sí.
¿Todavía lleva barba?
Creo que sí.
No, creo que no.
Ah, no sé.
No lo sé.
No, creo que ahora ya no.
¿Ah, no?
Parece un poco más adulto.
Bueno, tenía la cara de que te va a aparcar un coche.
Como tenía cara de muy niño, niño, él dijo voy a jugar barba porque la barba vegeta.
Sí, vale.
Esa fue su apuesta.
Pues.
Y la tuya fue la perilla de malo.
La perilla de malo, coño, vale, pues sí que.
Hombre, no lo olvidemos.
No, vale, bueno, pues oye, me dio mi resultado.
Porque la gente siempre te ha respetado mucho.
Claro.
A pesar de mi físico, ¿no?
Y no querían decir el mejor showman de España.
Sí, sí, claro.
Pero, hombre, lo de la perilla.
Ya, ya, ya.
No, tío.
Solo ponían el mejor showman de España.
A ver, el verano que dije voy a innovar y me la rapé al uno.
Correcto.
Qué pánico cuando llegué a Los Platos.
Sí.
Porque eso fue en verano, entre temporadas.
Y dije, va, voy a jugar fuerte, me rapo.
Y me dicen, oye, fotos promocionales en Madrid.
Llego y todo, ¿qué te ha pasado?
Como si hubiera tenido la tiña.
¿Pero por qué lo hiciste?
Pues no lo sé, tío.
Yo qué sé.
Pues una broma, una apuesta.
Pues no, no, para innovar y tal.
Al uno, ¿eh?
No a cero, ¿eh?
Muy, muy, bueno, al dos.
Ya, ya, ya.
Terrible, terrible.
Y hay unas fotos.
Yo no lo entendía, ¿eh?
Yo no te conocía entonces, no entendía qué pasó.
No, no, no entendió nadie.
Bueno.
Ni yo mismo, ¿vale?
Oye, y luego pasas a una época ya de...
Con 40, digamos.
Sí.
Un poquito pasado de peso.
Un poquito.
Bueno, como un poco...
La gente ríe de nervios, ¿eh?
No.
¿Qué le va a decir?
Tiene razón.
La piel un poco tensa cuando dices...
Está justo al borde de lo que aguanta la piel.
No, no, no.
No, pero, hostias.
No, no, no.
La piel es muy flexible.
Estabas gordo y quién somos aquí para juzgar a nadie por su físico.
Pero viéndote este otro físico que tienes ahora...
Sí, sí, estaba a fondo, estaba a fondo.
Sí.
Sí, sí, sí.
Yo recuerdo que vino un entrenador, se llamaba Néstor, maquísimo, me dijo, oye, te propongo
un intercambio.
Yo te entreno, te haces dieta y porque tengo un método...
Y tú me das dinero.
No, no, no.
Y saco un libro con este método.
Un intercambio más antiguo del mundo.
No, no, no.
Saco un libro, entonces, para explicar este método, te aparece tú tal y yo dije, ¿y
por qué me has elegido a mí?
Y el tío, bueno, con mucha educación me vino a decir, porque estás a fondo.
Porque tú lo necesitas.
Exacto, exacto.
Y me fui muy bien, la verdad.
Y llegando al momento actual, creo que estás físicamente bastante bien.
¿Esto es preamojamamiento?
Pues ahí es donde iba.
No te has convertido en muñeco de ventrí, loco todavía.
Sí.
Y no parece que vayas a ir.
Te has quedado como en una zona muy interesante.
Claro.
Y yo creo que la estás jugando muy bien.
Es que, muchas gracias tú también.
Sí, sí, muchas gracias.
No hace falta que opines lo mismo de mí.
Lo llevo otro camino, otra filosofía.
Pero es que lo opino, coño.