Gracias, Laura.
Esta es una canción dedicada al gato de Hércules.
Es un encargo que una espectadora del programa me hizo
y yo decidí recoger el guante y, sí,
componer esta pequeña canción.
No conozco a Hércules, el gato,
así que voy a cantar una canción un poco sobre generalidades
de los gatos, pasándome un poco en mi propia experiencia
con mi propio gato Harpo.
Hércules, el gato, es el título de la canción
porque el gato de Hércules no servía
porque no logró rimar con nada Hércules.
Vale, entonces, vamos allá.
Espero que la disfrutéis tanto como nosotros, convoliéndola.
Muchas gracias.
Hércules, el gato, como siempre pasa el rato,
relajado y en reposo.
En cualquier rincón se mete
y hasta se la melojete
que se intuye delicioso.
Pues es de tal elegancia,
tanto aplomo y tal prestancia.
Ya estaba omitando pelo retorciéndose en el suelo.
Es un animal precioso
con su pelo tan sedoso.
Delicioso cosquilleo,
es su dulce ronroneo.
Todo mi tiempo daría en observarle todo el día.
Bueno, todo el día, casi todo el día,
porque a eso de las ocho o nueve de la noche
se empieza a enfollonar
y se pone como que...
Por la noche se encabritan los gatos
por la noche se encabritan, salta, corre araña y grita
en el culo una guindilla, hace párcur con la silla,
frota el culo en la nevera, detrás de la puerta espera
y se lanza los tobillos, en sus ojos hay un brillo
de desprecio y crueldad.
Es la mirada del mal,
es un hijo de sato.
¡No!
¡No!
¡No!
¡No nos miren mientras follamos!
¡Mandito hija de memoria!
¡Chacado de la cala de la abuela!
¡Me ha sacado un ojo a un niño!
Pero es tan precioso que...
hasta que...
como vino a llevar y pasado el brotecito
se acurruca despacito en tu pecho, en el sofá
y ese hijo del demonio, seductor de ojos de hielo
vuelve a tener tu voluntad en sus manos.
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