Oye, eh... ¿Me has contado lo del gato?
¡Hombre, no! ¿Esto no lo saben estas señoras y señores?
Cuéntaselo, sí.
¿Hemos adoptado un gato en casa?
¡Aplausos!
¿Hemos adoptado un gato?
¿Tú has adoptado un gato? Y a mí se me ha escapado el conejo Michelangelo.
¿No me digas?
Michelangelo ha vuelto... back to the forest. Back to the wild.
¿Qué dices?
¿Se ha escapado?
Sí, tenemos un jardín y Silvia, que ya sabéis, es muy pro todo.
Es pro todo.
¿Pro todo?
Dice, no puedes teleconejosa en la casa.
Dice, si abrimos, se irá.
¿No tiene conocimiento?
Dice, no, hay que confiar en los animales. Dijo esta expresión.
Sí, porque entre un puma.
Y la niña...
¿Unos nervios todos?
Entre unos hormigueros.
Oye, dos semanas con nervios.
Se le ató un acordecito al conejo, que se daba una pena.
Una acordeica y por allí...
Y como...
Bueno, muy mal.
Tiene que ser libre, cortemos la cuerda y se ha ido.
¿Se ha ido?
Se cumplió, se cumplió.
¿Cómo se llamaba Juan José?
Michelangelo.
Dijo, le puso Mickey y yo concreté.
Creo que es Michelangelo, concretamente.
Ya está.
Michelangelo es el pasado.
¿Y dónde está? No lo sabéis.
En la barriga de algún depredador.
Me temo lo peor.
Sí, hombre, se está en una paella.
No, más que paella,
es que estamos en una zona donde hay mucho jabalí.
Ahora hay una superpoblación de jabalíes.
Ahora hay que confiar en los animales.
Sí.
Y yo creo que Michelangelo ya...
está en el cielo de los conejos.
Pobrecito.
Bueno, oye, es lo que le habría querido.
Sí, claro, claro.
No sé qué decir.