logo

Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

Transcribed podcasts: 694
Time transcribed: 6d 0h 26m 18s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Recuerdo que yo llego con 25 años y lo primero que me chocó...
¿No había llegado ya? Sí, ya estaba aquí.
Lo primero que me chocó es que la gente tomaba un café,
los locutores salían a fumar y a beber cafés aquí y de aquí.
Esta cera séptica que ha quedado, que eso no tiene ninguna gracia...
El mítico bracafé que había aquí al lado.
...de Radio Barcelona, calle Caspe, era un bullicio de gente.
Un hervidero. Un hervidero.
No, un bullicio.
Era un bullicio de cafés, de bares, de gente saliendo de la radio...
Bueno, parrío...
¡Pilla puta!
¿Dónde está mi madre?
¿Cómo? ¿Dónde está mi madre?
Sí, sí, sí.
¿En el bullicio?
Sí, había un niño perdido.
Ven aquí, chaval, ven aquí.
Ven aquí, chaval, ¿cómo estás?
¿Dónde está mi madre?
Es igual.
No necesitas a ninguna madre teniendo un locutor.
¡Gracias, locutor!
Soy hijo, señora.
Es usted un héroe. Gracias.
¿Qué voz? ¿Qué voz tenías, mamá?
Había muchos locutores.
¡Vuelvas a escaparte, reviento!
Señora, por favor. Se puede trabajar.
Yo lo único que recuerdo, ya te iré desgranando a otros recuerdos,
pero uno primigenio que es, todos tenían una voz de radio.
Ya retumbaban las paredes, ¿no?
Yo llego aquí...
Buenos días, buenos días.
Yo salía aquí afuera, aquí, donde está la puerta,
había unas mesas y la gente se tomaba los cafés.
Tú ponías la oreja un momento y ibas...
Bueno, va a ir al programa de hoy, ¿no?
¿Cómo estás?
Oye, ¿tienes el invito a este para la tarde?
Y el otro, sí, creo que lo tengo.
Y yo me entro a un complejo, porque yo tengo una voz normal.
Pues imagínate, de los dos, tú eres el que tiene supervoz de radio.
Imagínate yo en esa época.
¡Uy, a ti!
¡No la tengo, este radio!
¡No, no!
¡Tenemos un campeón que tiene radio!
Y la gente, hombre, por favor...
Tú acabas en la tienda para sordos que hay aquí al lado,
que ya la han cerrado también.
Esta calle va a menos.
Y, oye, que empecé a forzar la voz.
¿Ah, sí? Impostabas.
Sí, porque había unos locutores, sobre todo uno,
sobre todo uno, que tenía una voz como ahumada.
Sí.
Y... una cosa... una cosa...
en cursiva hablaba.
¿Qué tal? ¿Cómo estás, nene?
Y yo...
¡Mira él!
Tenía mucho complejo, tío.
Digo, ¿se va a notar? ¿Se va a notar?
Pues tú tienes voz a ron.
Bueno, no, porque yo la trabajo así...
Pero...
Tú no sabías lo que era.
Hubieras flipado.
Hubieras flipado.
Te sentabas aquí afuera y entraban los locutores.
¡Buenos días!
Y tú... ¡Guau, tío!
¿Cómo me hubiera gustado vivir eso?