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Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

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Time transcribed: 6d 0h 26m 18s

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Escúchame, que me he caído de un caballo, tío.
¿Es que es como San Pablo?
Sí.
Ah, bueno.
¿San Pablo se cayó del caballo y de la hostia que se dio?
Dijo, ¡oh, no funda una iglesia!
¿En serio?
Bueno, no sé si fue causa-efecto, pero...
Yo no, yo me he caído y de la hostia dije, no monto más.
Claro, la caída mítica de San Pablo.
Ah, sí, sí, sí.
Pues San Pablo, ¿no? Que se cayó.
¿Por qué vamos a hablar de San Pablo o si yo me he hecho daño?
¡Está hecho daño!
Pero pues un poco sí.
¿Qué te ha dicho en el médico?
No fui al médico.
No fui al médico.
Me quiero deciros, si os preocupa, ¿no?
Que tengo un buen caer.
¿Ah?
Tengo, he descubierto que tengo un buen caer.
Pues eso para los años en los que estás entrando es muy bueno tenerlo.
Bueno, mira, sí.
Eran caballos de paseo, ¿eh?
Que no creáis que yo ha sido un jinete,
lo que sé, experto.
No sé, quiero que no se lo cree.
No es Pablo.
Bueno, coño, podría ser.
No, pero no tienes cuerpo de jinete.
Mira, voy a una épica.
Un jinete tiene la mitad de cuerpo que tuvo menos.
¿Qué dices?
Un joque, que son los joques.
Pero eso son joques.
O menos los joques están en ratonados.
Los joques son gente muy pequeñita.
Es verdad.
Para que el caballo vaya a lo máximo.
Los visten de colores para verlos.
Sí, solo un palo.
A veces no, tanto como de payasos.
Un poco un palo.
O sea, con todo el respeto al colectivo de joque
es que no se enfade nadie.
Es verdad.
Pero coge gente muy pequeñita.
Ya, ya, ya, es cierto.
A veces dice eso.
Bueno, no es mi caso.
Eso es joqueis.
Esto es caballo de paseo.
Eso es una épica.
Paseo secuestres.
Y dijimos, mira.
Esto es mi becdota.
Esto es mi becdota.
Sí, sí, sí.
Yo ya no iba con ganas.
Yo ya no iba con ganas.
Yo tengo el audio muy fuerte.
Bueno, pues bájatelo.
No puedo.
Porque los va la voz junta con el audio.
No, tienes un reún.
Pero me baja la voz también.
Ah, bueno.
Ya está.
Ya me la he arreglado.
Que listos.
Pues, yo ya no iba con ganas.
Porque, bueno, uno se hace mayor
y todas las situaciones de riesgo
intenta evitarlas.
Claro.
Y el caballo, dime,
suspicad, yo creo que es de riesgo.
¿Pasadito?
Todo el mundo lo normaliza.
No, son muy manso.
Son de paseo.
Bueno, son unas bestias.
Hombre, es como subirte
en un triceratops.
Bueno, depende del caballo,
en principio.
Y me dice la monitora muy manja.
Dice, mira, a ti te doy el...
¿Qué esto me ofendió un poco?
Te doy el más manso.
Te doy lo que está casi muerto.
Sí, te doy lo que se llama zangano.
Te doy este que está
para hacer pegamento ya con él.
Se llama zangano.
Que yo dije, joder,
pues, la broma y te digo,
esto es para mí.
Dice, no te preocupes,
te pongo en medio,
yo voy delante
y detrás va tu esposa,
que creo que está por aquí.
¿Está mi esposa por aquí?
Sí, está por ahí.
Sí.
Es que he oído su risa.
Si mienten algo, puedes rebatir.
Bueno, entonces,
y curiosamente,
antes de empezar, me dice,
los caballos son muy gregarios,
son muy de rutinas.
Claro.
Digo, ¿qué me dices?
Cuéntame, cuéntame más.
Cuéntame más.
Dice, pues, los caballos
siempre están alertas de cositas.
¿Sabes que son como huirizos?
Dice, porque siempre creen
que se los van a comer.
Digo, yo, en principio,
me he diseñado.
Pero el caballo cree
que se los van a comer.
Sí, que lo van a atacar.
¿No se ha dado cuenta
al caballo que no hay muchos animales
que estén en disposición de comerse?
Chico, pues, se habla con ellos.
Ya, pero que si vio un perro,
el caballo tiene la suficiente inteligencia
para decir, a ver...
No me va a comer, ¿no?
Pero viven en la alerta.
Vale.
Claro.
Y dice, pero tú te preocupes
y te pongo en medio,
digo, vale, vale,
nos montamos,
vamos por un campo.
Sí.
Camino de una zona
ya un poquito más compleja,
de piedras,
camina, una cantilao,
no te digo más.
Sí.
Me podía haber matado, sí.
No, no, no, la cantilao.
Yo estoy aquí de milagro,
yo aquí de milagro.
Y que yo ya no iba convencido,
no iba convencido.
Sí, sí, sí.
Y entonces vamos...
Te obligó tu mujer, ¿verdad?
Te obligó tu mujer.
Sí, me obligó mi mujer.
Sí, sí, sí.
Sí, sí, sí.
Y nada, pues,
vamos los tres
y, de repente,
sale una pérdiz
que aquí también...
Esto merece una reflexión.
Hostia, el caballo,
de verdad que una pérdiz...
Pues, es lo que te decía.
La ves una amenaza.
Hostia, una pérdiz...
A lo mejor es una pérdiz famosa
en ese bosque.
Una pérdiz mata caballos.
No sé, chico,
íbamos los tres...
Y picotea hasta la muerte.
Bueno.
Hace la pérdiz.
Yo no vi nada.
Sí.
Una pérdiz de unos matorrales.
Sí.
Y entonces el primero,
como es el que manda,
porque cuando van tres,
manda el de delante.
Y los demás desconectan.
Vale.
Sí.
Hace nosotros, el caballo.
Sí, sí, sí.
Pero coño, sí.
Pero si el de delante
se asusta,
se asusta todo.
Sí.
Y cuando se asusta,
se movió.
¿Tú ibas el de delante?
No, en el medio.
Ah, vale.
Un zanga, ¿no?
Vale.
Y entonces iba en medio,
se empiezan a mover.
Eso es humilde.
Ya, ya, ya.
Mucho miedo, mucho miedo.
Bueno, entonces,
y hubo una rebrincada
que yo controlé,
no mucho,
que ya me quedó medio cuerpo bajo,
que parecía un especialista
del oeste.
¿Sabes cuando los indios
pasan por detrás del caballo?
Sí.
Te va a disparar o te va a...
No,
que ven pasar caballo sin nadie.
Sí.
Y en el otro plano,
van los indios.
Esa imagen, sí.
Pues yo estaba un poquito ahí.
Me faltaba el plumero indio, ya.
Estaba allá al lado, al lado,
pero me repongo.
Claro.
Mira, ahí, ¿eh?
Muy bien.
Recupero control.
Sí.
Importante.
Sí.
Las demás,
chicas, y van...
¡Eh!
¡Eh!
¡Eh!
¡Uh!
Dale,
recupero control,
pero es recuperar control
y empezar otra rebrincada.
Y dije,
ésta no la recupero.
Sí.
Una la he salvado,
dos no.
Y ahora se me va para el otro lado
y digo,
joder,
¿cómo sería la pérdida?
Como esta mesa, ¿no?
Que lleva cinco minutos.
No, no.
Se hicieron eternos.
Segundos, ¿eh?
Sí.
Y ya sabes qué hice,
dije,
me tiro yo.
No.
No, no, no,
en serio, en serio.
La verdad,
la verdad,
porque me entró un micropárico.
¿Y por qué te caíste de caballo?
Te tiraste de un caballo.
Es un caer tirarse.
Vale.
Cararse.
Tiene mala combinación.
Tiene mala combinación.
No,
lo que vi es que digo,
no la recupero.
Toma tú la iniciativa.
Porque yo he visto muchos vídeos.
El caballo mirándote,
pero sí soleros,
no ha perdido.
No,
he visto vídeos en que te queda
en el estribo,
el pie,
y entonces ese hombre...
Ah, sí,
te arrastra,
te arrastra,
claro.
No,
ostia.
Imagínate esa cabeza
ahí por el monte.
No, no.
Yo solo vi una imagen
en mi cabeza.
El daño que se hace
y el daño que hace al monte.
Sólo viene imagen
en mi cabeza.
Sí, sí, sí.
Se queda grabada en tu cabeza.
Si Cristo Berriv se queda en tierra.
Ese bigardo.
Sí, sí, sí.
Digo,
si Cristo Berriv
se dio una ostia de campeonato,
tú eres un mierda,
¿qué te va a pasar?
Claro, claro.
Y dije,
pues quita estribos.
Claro, al quitar estribos, ya.
Ya.
Yo era un muñeco ahí,
era un muñeco.
Y al que el caballo
se me daba por la derecha,
digo,
es la mía.
Y hago,
¡haler!
Y te tiraste,
tío,
qué presencia de ánimo,
no,
qué aplomo.
Bueno,
yo creo más los otros
que yo.
Claro.
Estás bien, estás bien,
digo,
un poco.
Bueno,
tengo aquí esto.
Sí.
Y la cinturica...
Bueno,
pero no se nota casi
la costrita que tienes ahí.
Sí.
Como tienes el codo tan descamado,
parece que sea...
Ya decía yo
algo que queda.