¿Quieres que me vuelva el locutor que se amorra mucho al micro?
No, no, no, por favor, ellos no me lo digan.
¡Es que hace unas semanas que viene, no tiene ningún sentido!
¿Vas en el coche? ¿Qué tal?
Le he dicho, tiene que ser muy incómodo.
Vuelvo a hacer lo que viene, adiós.
Piensa que alguien con unos airpods, por ejemplo, va a aparecer que se los ha tragado.
¿Me hacen cosas raras los airpods?
No te van a hacer.
¿Los míos se me han estropeado, creo?
Me hacen como que va al lento, le doy al botón de cancelar el ruido y no hace nada.
Claro, no hace nada, es que es muy fuerte. Esto es lo que voy a contar muy fuerte.
Escucha, Averto, los airpods no tienen botón de cancelar el ruido.
Si lo tienen virtual, in your mind.
Tienen un botón, in your mind.
¿Qué me estás contando?
Lo que oyes, el airpod, el auricular este o de otra marca, pero no lo sé, de otra marca este.
Si tú aprietas, hace clic.
Entonces en tu mente hay un botón que hace clic.
Y además es que tú notas perfectamente que hace clic, pero no hay ningún botón.
Solo hace clic, solo hace el sonido. ¿Me entendéis o no?
A vosotros eso es pasa eso. No, no, solo te pasa a ti.
No, no, a David le pasa también.
Si tú le das a cancelar el ruido, hace clic y entonces hace ping ping, hace el sonidito.
Pero hay un clic.
Y donde aprietas.
Si paras también en la patica del auricular.
Coño mío, ya lo tengo aquí.
No tengo aquí, eh.
Pero mientras se lo prueba, ve probándolo.
Mientras el clic que hace no existe.
Entonces cuando no funciona o va lento, tú aprietas.
Pero notas una cosa dura.
Ya lo tengo puesto.
Y tu cerebro dice, ¿dónde está el botón?
¿Dónde está el botón? ¿Por qué no se hunde?
Nunca se hundió.
Pero oye una cosa.
Tu confundes, clic con el con con.
Vale, dale, solo haz clic.
A mí me ha hecho con con.
Vale, haz clic.
Con con que es que ha conectado, ¿no?
Si, con con, pero haz clic.
No, aprietas la patica.
Hace clic. ¿No lo habías hecho nunca?
No.
¿Y cómo le ha dado sal?
¿Eh?
Cuando no lo paras y lo vuelves a encender, así lo paras y vuelves a encender la reproducción.
Ah, sí.
Claro.
Hostia, pero qué sé, no lo sabía.
Pues ese clic, a que parecía que había un botón.
Sí.
No hay ningún botón, es un clic en tu cerebro.
Mira, ahora activado.
¡Uy!
Vale.
Vale, vale.
Me he activado lo que tengo en el teléfono.
¡Páralo!
Que no tengo allí, no está aquí.
Vale, ahora páralos, páralos.
¿Eh?
¡Páralo!
¡Páralo!
Si le doy, páralo.
Sí.
Vale.
¡Oh!
¡Páralo!
Vale.
¿Pero cuánto hace que tiene?
Me ha cambiado por lo menos dos o tres años.
Y nunca se te había ocurrido...
No, no, no, me ha cambiado la vida.
Vale, ahora quítatelos.
Y para conectar con Siri, ¿cómo hago?
Que te los quites con yo.
Vale, vale.
Dime, dime.
Los dos.
Vale.
Deja uno en la mesa.
Ay, no sé cuál.
Es igual.
Es este, el izquierdo.
Vale, el izquierdo.
Ahora apretamos.
Me han querido jugar.
Ahora apretas el botón que has apretado.
¿Me lo pongo?
No, no.
Sin ponértelo.
¿Dónde está el botón?
¡No hay botón!
¡No hay botón!
Porque no lo hay.
¡Estaban tu mente!
No, menos que estáctil.
Pero, pero, a que tenerlo sensación apretar un botón.
Sí.
Y no existe el botón.
Es verdad, no hay.
Vale, pues ya.
Y más mierda que el palón gallinero, también te digo.