Dice, ¿vuestra familia o conocidos tienen apodos curiosos?
Salante para todos.
Hombre, los nuestros son un poquito vulgares, ¿no?
Yo tenía un tío que le llamaban Fuyaraca.
¿Sí?
Fuyaraca o Jarasca.
Que es ojarasca en catalán, que nunca sé muy bien por qué.
Fuyaraca.
Ya.
Y poco más, a los Romero no teníamos nombres.
Bueno.
Yo tengo algunas anécdotas de nombres,
creo que te las he contado.
A mí la que más me gusta es una que me explicaron
de un tipo que se compró uno de los primeros tractores
que venía con este arco de seguridad arriba.
Sí, con una cabina, ¿no?
No, pero no era una cabina, era solo un hierro alrededor.
O si se vuelca, ¿no?
Sí.
Y entonces iba con el tractor y el hierro este,
que hacía un cuadrado encima de él.
Sí.
Y él sonreía siempre y le llamaban la Yoconda.
¡Oh!
Es maravilloso.
Me gusta mucho.
Y no teníais uno también en Cardona uno.
Este me lo contó, creo que mi amigo Rafael,
que es el que me cuenta...
Ah, vale.
Una de las anécdotas que yo luego...
Bueno, bueno, bueno.
Acajo como mías.
Claro, que Rafael es de Falset, el priorato.
De Falset, sí.
Mítica Tierra Catalana de Vinos.
Ahí es muy típico, ¿no?
A ver un señor riendo entre los viñedos.
Me cuadra.
Sí, pero creo que no era...
Bueno, no sé si esta anécdota lo ocurrió a él
o era de otros sitios.
Vale, vale.
¿Y cómo era que él de la tetera...?
¿Cómo la llamabais aquel...?
Ah, Tacita.
Ah, Tacita.
Es lo primero con todo Jorge Ponce,
una persona que le faltaba en la oreja.
Sí.
Y le llamaba a Tacita, ¿no?
Es que, perdona, eh, me sabe mal porque...
Sí, sí, es jodido, pero es que está muy bien.
La oreja, hasta que no te falta, no sabe lo importante que es.
Pues sí, es verdad.
Que no te falta la oreja, te falta el pabellón auditivo.
No, que no te falta ese oído, pero la oreja igual sí.
Bueno...
Sí.
Entendemos que el oído es el hardware y la oreja el software.
Sí, sí, sí.