A ver, tengo un dilema y creo que vosotros, como expertos en el tema,
me ayudaríais con eso.
Tengo un crash con mi ortodoncista. Por supuesto.
Y soy un poco cagado con estos temas.
El otro día, le regalé unas cookies y me puse muy nervioso.
¿Cómo le digo para invitarla a cenar unas pizzas?
Que tiene un crash, ¿qué es? ¿Que tiene un accidente?
Que está enamorado. Vale, vale.
Está enamorado con la ortodoncista. Vale, vale.
Claro, es que cuando abres la boca ante alguien
y te manipula por dentro la boca, ¿cómo no enamorarte?
Hombre, si ve dentro de ti, ¿eh?
Dice, muchas gracias y la cosa esa de namasté que decís por aquí.
Recuerdos desde Tarragona. Sí.
O sea, le ha regalado unas cookies a la mujer
que está trabajando su problema con las caries.
Sí. Primer error.
Primer error. Y, segundo, la quiere invitar a cenar unas pizzas.
¿Cómo son las pizzas? ¿Son de estas congeladas o mejor no?
Es que lo que hagas... Haga lo que haga.
Lo que hagas, ponte bragas...
No, lo que hagas lo haces mal.
Yo apostaría por invitarla a cenar,
pero mientras te está manipulando la boca.
Es decir...
¿Qué? ¿Qué me va a traer a cenarte?
Hostia, eres como comandantes Pajares, ¿no?
¿Qué me va a traer a cenarte?
No te entiendo. ¿Eh? No te entiendo.
¿Qué te va a traer a cenarte?
Unas pizzas.
Cariño, tengo la sensación de que no me hablas claro.
¿Qué? ¿Qué te va a traer conmigo?
¿Yo te gusto?
Me gustas bastante.
Me gustas mucho. Sí, ¿eh?
¿Eh?
Espérame más cosas de ti.
En 1984,
era el día que yo cuelgo la brisa de la obra.
Ya.
Creo que os voy a ir. Bueno...
Creo que os voy a ir.
Mírame... ¿Cómo?
Y hoy...
¿Quieres desollar?
No.
Ollar.
Ah.
Ollar.
Ya, ya, ya.
¿Los días o no?
Sí, sí, sí, lo pillo, lo pillo.
Parece como... Hostia.
Joder, esta es como para hacer un tacto, ¿eh?
Venga.
Se saca los dientes de la boca y está muy mojado.