Autosecuestro con Berto Romero. Se me brindó la oportunidad de no participar en un viaje
familiar a cambio de estar solo en casa dos días y obviamente agarré la oportunidad
por el cuello y la hice mía. Hice la experiencia de quedarme en silencio un rato, muy largo
y me he dado cuenta que el interruptor del salón a veces hace ruidos, a veces hace clic
como si se apagara y se encendiera pero no se ha apagado ni se ha encendido. Perdóname
¿No te parece fascinante? Sí sí me parece fascinante pero más fascinante el hecho de
que se quedara unos minutos en silencio, ¿eso quiere decir que durante 48 horas usted hablaba
solo por la casa y que interrumpía esos soliloquios para escuchar su silencio? Se reproducía algún
algo en televisión, escuchaba un podcast, me ponía un disco, siempre había algo. En un momento
he dado silencio. Pero en un momento yo dije no vamos a escuchar la casa y sí sí sí. Interrupto
la nevera, disfrutando de todo ello pero como loco. Entablando una relación con esos ruidos. Siento
muchísimo haber hecho este despliegue para esta sección porque hay muy poco más. Si rascamos ya
verá usted como si. Muy poco más. Me interesa mucho. Es probable que no haya nada. Mira yo soy
psicólogo, buenas tardes. Buenas tardes. Y me interesa mucho la convivencia personal, la paz.
La paz empieza por uno mismo. Por supuesto. No quiere paz para los demás y no a ti y para
usted, ¿verdad? Es psicólogo pero no es muy buen divulgado. No, he hecho poca radio, he hecho poca
radio. Mucha conferencia, poca radio. ¿Cómo se llama? Yo Roberto. Roberto Gómez. Igual me siguen
en Instagram. Soy ellistobarrabajagómez. Entonces, ¿dormió bien? He dicho bien francés. Dormí bien,
me desperté espontáneamente a las seis de la mañana. ¿Volvió a dormir? No, no le vi la
gracia. Sabe usted que cuando tú vives solo, estás solo, los límites se difuminan. Se levanta usted a
las seis y se dice, ¿para qué? Y se vuelve a acostar. El día y la noche pierden sentido. ¿Mantuvo usted
una buena higiene personal? El domingo. El domingo, tres horas antes de que volviera mi familia,
claro, me di una higiene muy buena, muy guapa. Hasta el domingo, bueno, jugué un poco a otro
juego. Fui a un juego con el que había coqueteado en mi adolescencia pero que hacía tiempo que no
jugaba, que es a ver quién puede más. Hasta el punto de que el gato le rehuía. Tuve muy buenos
fatos los gatos. Sí, sí, no, pero le gusta, le gusta la almizcle, le gusta... Le va, le va, le va, le va,
le va. Sí, tuve algunos momentos casi eróticos con mi gato. ¿Qué dice? Sí, sí. ¿Sabes cuándo se dejan acariciar?
Y eso que decía usted que no había nada. Sí, sí, cuando se dejan acariciar tanto que llega un momento
que se dan, entonces se entregan de una manera muy raro, baveo, de gusto. Así es. Al tocarle
hecho baba y todo y pensé, no estamos pasando, no estamos extralimitando.