Algo ha cambiado en mi vida y es que he descubierto Forjado a Fuego.
Mi programa favorito de la historia.
Joder, no sé qué es.
Forjado a Fuego.
Ah, vale.
¡Oy, oy, oy!
Claro.
Tres palabras. Forjado a Fuego.
¿El programa donde hacen espadas?
¡Uy, uy, uy!
Lo mejor.
Tenemos que ir.
Sí, también, sí.
¡Forjado a Fuego!
¡Forjado a Fuego!
Bueno, bueno, bueno, bueno.
Todo supertécnico.
Yo soy el folle.
Todo supertécnico.
Empiezan a lanzar conceptos...
No me acuerdo de ninguno.
¿Sabes que follar viene de folle?
¿Cómo? Sí, sabéis eso, ¿no?
¿No será que folle viene de folle?
No, no, no, no.
El acto de activar un folle...
Ah, el...
El acto de activar un folle es follar.
Ah.
Sí, sin ninguna carga de ningún tipo.
En mi casa le llamaba...
En ese programa tuviste follar.
Sí, sí.
Seguro.
Porque hay unos folles para el fuego de las espadas, ¿no?
En mi casa le llamaban follón a un cuezco.
Bueno, ahí no me meto.
¿Follón o follo?
Ahí no me meto.
Vaya follo.
Había folles, había yunques, había martillos, había jueces...
Y entonces, claro, todo es muy técnico.
Parece ser que ha introducido una cantidad demasiado grande de metal.
Entonces, la temperatura es demasiado alta.
Esto puede provocar unas fisuras y unas laminaciones.
Oh, oh, oh.
Pues tú lo ves por primera vez,
no entiendes lo que significa la laminación,
pero rápido entras en el juego, ¿no?
¡Forgado a fuego!
Entonces, de repente...
Yo te hago las cortinillas, ¿vale?
Examinan muchas cortinillas.
Examinan la hoja.
Bueno, me preocupan estas laminaciones.
Y tú, como espectador, dices, hombre, claro, es que...
Claro, es que...
¿Dónde va este tío con estas laminaciones?
Estos gilipollas lo han metido en el fuego
cuando la temperatura no era adecuada, se le ha laminado todo.
Ficionado.
Y de repente, a la vida entras, porque todo es muy técnico.
¡Forgado a fuego!
Sí.
Uno está dándole...
El capítulo anterior, no, no.
Sí.
Todo hombres blancos...
Sí, claro, claro.
Todo hombres blancos, parecen todos votantes de Trump.
Con sobrepeso.
Haciendo armas.
Un poquito de sobrepeso.
Muy musculados.
Sí, sí, sí.
Como fortachones, gordochón.
Sí, sí, sí.
Que traen el yunque ellos de casa.
Sí, sí, sí.
Martillando.
Quince, quince.
Bueno, mi hoja alabea un poco.
Alabea.
¿Cómo?
Alabea.
Yo qué sé.
Mi hoja alabea.
Yo entendí que estaba torcida.
Claro, claro.
Y luego el otro dice, bueno, es que su hoja tenía laminaciones,
pero claro, la otra alabeaba demasiado y tú estás dentrísimo de eso.
Y entonces luego prueban las hojas,
los cuchillos, lo que sea que les han pedido,
lo prueban y eso ya es flipante.
A lo mejor cortan un gorrino.
¿Qué dices?
Sí, sí, sí, un gorrinillo.
Sí.
Pero ya está muerto, ¿no?
Sí, hombre, claro.
Claro, claro.
Yo qué sé, tío.
No, no, no.
Los americanos están muy locos.
No, gorrino muerto.
Gorrino muerto.
Gorrino, un pescado.
Bueno, increíble.
Es mi programa favorito.
Hacía tiempo que no lo veía.
Ya volveré a Mega, que ahí seguro que está y todo.
Notaba la testosterona latiéndome en las orejas.
O sea, yo que no soy muy de testosterona.
Sí, sí, sí.
Pero notaba ese veneno latiéndome,
subiendo directamente mis testículos a la mente
y diciendo esto está apelando a tu yo más...
al macho puro, al reptil.
¿Sabes? Al cerebro reptiliano.
¡Ja, joder!
Forjar espadas, cortar gorrinos...
¡Uy, uy, uy!
Que también hay que tenerlos bien puestos
para ser juez de un tío de 120 kilos
con una espada en la mano y diciéndole...
No.
No sigues con nosotros.
Yo aún lo modo que me parió.
No, pero juegan toda una seriedad muy violenta.
Ya, ya.
O sea, como en plan... Aquí no se viene a jugar.
O sea, tú estás forjando una espada,
no esperes amabilidad para mí.
Esto es muy serio.
Ahí dentro, Risto es un payaso.
Ya.
La actitud de Risto ahí dentro le dice...
Mira, márchate, no seas amable con la gente.
Ya, ya.
No, no, ahí es... Vamos a ver, vamos a probar la espada.
Sí.
Y el que no la ha conseguido, como a la puta calle.
Sí, honor, aquí hay honor.
O no, fuera.
Le dicen, tu espada no es la mejor,
te vamos a decir por qué y abandona.
Sí, sí, sí.
Y el otro se va, pobre de tiquellores.
Joder, te metería una hostia, Berto.
No, no, sí, sí, sí.
Pero bien, eh, desde el cariño, desde el cariño.
De mirarse, de testosterona.
A cogerse así, ¿no?
Sí, sí, sí.
Y mira, y la espada te la metes por el culo.