logo

Nadie sabe nada

Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada. Andreu Buenafuente y Berto Romero se sientan frente a frente, micro a micro, e improvisan. ¿Qué puede salir mal? El humor de estos dos genios es oro para tus orejas. Ábrelas bien que, en el fondo, nadie sabe nada.

Transcribed podcasts: 694
Time transcribed: 6d 0h 26m 18s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

A mí me pusieron un parche en un ojo.
Hostia, no te faltó un detalle de niño, ¿eh?
Bueno, a ver...
No te faltó un detalle.
Esto es una bivecdota como la copa de un Pinae.
Bivecdota.
Y es que, no sé si te lo he contado, y a vosotros,
yo hay un momento, cuando tengo tres años,
que una noche me acuesto con la vista bien, calibrada,
los faros calibrados,
y estaba sufriendo un sarampión,
eso sí que me han comentado.
Entonces sabes que el sarampión tiene unas fiebres muy altas.
Se ve, se conoce de que el sarampión afecta la fiebre al nervio óptico.
No me digas.
Ay, pobre niño con sarampión.
Y entonces mi madre, mi madre, va a la cuna, o camita,
tres años ya se ha ido a camita,
y va por la mañana a cogerme, y yo...
¿Quién eres?
¿Quién no? ¿Quién sois?
Porque ve que tengo un ojo pasoria y el otro pas a la manca.
¿Sí?
No ríais, hombre, que era un niño de tresas.
Vaya pesadilla, ¿no?
Sí, sí.
Y mi madre hace...
¡Ay!
Un susto.
Hostia, fue de un día para otro.
Ay, mira Juan, mira Juan.
Y viene mi padre, dicen que se echó una risa.
Ah, vale, pensás que...
Sí, tu padre se rió.
Bueno, y estaba...
¡Ay, qué gracioso!
Y yo...
Hostia, qué susto, qué susto.
Venga, corre al médico, claro, al oculista.
¿Ostomólogo?
Sí.
¿Oculista?
Oculista, un doctor muy bueno que había en Tarragona, que se llamaba Martínez.
Sí.
Me acuerdo de datos, Rando.
Qué risa, ¿no?
Bueno, sí.
No, es que se ve que era el médico socorrido.
Conocí gente de mi generación que también he habido al doctor Martínez.
Que el doctor Martínez, dicen que era muy bueno, era una eminencia.
Sí.
Eso era una eminencia.
Eso se usa mucho con los médicos.
No se usa con los fontaneros.
Viene un fontanero que es una eminencia.
Es una eminencia.
Y a lo mejor lo es.
Te cambia el grifo y olvídate para toda la vida, ¿no?
No, dicen, el doctor Martínez es una eminencia.
Entonces, dice, en mi casa había un recuerdo muy marcado, que el doctor Martínez dije,
bueno, le vamos a operar, de ahí el parche, o sea, me intervienen, no sé cómo, pero rasca.
Y entonces me ponen un parche que yo llevo durante meses.
¿Y te operaron, de pequeño?
Sí.
Ah, ¿te llevabas ya una operación?
Sí.
Vale, vale, es que tú...
Y dice el doctor Martínez, este niño a los 14 años se puede quitar las gafas.
¿En serio?
Dijo eso.
Ahora, no verá una mierda, pero se las puede quitar.
Lo que se recordaba en casa era solo esa expresión.
Y yo con una ilusión, porque me decían, yo con las gafitas de la época, años 60, no eran bonitas.
Bueno, bien guapas que son.
No.
Anda que no, anda que no.
Esas de pasta que llevas son inspiración 60.
Bueno, déjate, pero yo llevaba unas como de alambre, pasta y alambre.
No tenía dinero para gafas buenas.
No, eran las que había, era para niños.
Que los niños ponen gafas chulas hace relativamente poco.
Sí, es verdad.
Entonces, yo con esa ilusión de los 14...
¿Llevas gafas en el colio?
Sí, pero hasta los 14.
A los 14 también las voy a quitar, me ha dicho el doctor Martínez.
Que ya veré, ya veré.
Y yo ya iba viendo, conforme se acercaba a los 14.
Que no ibas, ibas viendo, que no ibas viendo.
Exacto.
Iba viendo mal.
Y digo, yo no sé si me las podré quitar.
Y yo recuerdo el día que cumplo 14 años, con un reloj, me voy, me las quito.
¿Cuántos dedos hay aquí, Andreu?
No veo los dedos.
O sea, bueno, podía ver, hacer vida bien, pero si gafas no.
Una decepción.