This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
You're the witch doctor, but I am the vampire.
I say my patient needs another injection.
And that shall be successful.
Si la setmana passada parlàvem del gènere de la comèdia,
avui, cap de setmana a Halloween,
quasi que podríem fer un programa íntegrament
sobre aquest subgènere que és la comèdia de terror cinematogràfica.
I és que molts cops la comèdia i el terror han anat totalment de la mà.
Ja sigui per fer-hi paròdia d'estereotips, com les Scary Movies,
com per convertir una zombis en alguna cosa molt més esbojarra de Zombies Party.
El terror, com la comèdia, és molt, molt subjectiu.
A mi, per exemple, em caga més el terror anomenat psicològic que el susto fàcil.
l'ensenyar poc i suggerir molt.
Una mica com aquesta eterna rivalitat entre la sensualitat i la sexualitat.
I és que el terror i l'erotisme van molt de la mà, també.
Aquí a Espanya vam tenir un gran representant d'això,
Jesús Franco, l'home de les mil pel·lis i dels mil canvis de nom.
Que si Jesús Franco, James Franco, Jess Franco, Jesse Franco, Jeff Frank...
Bé, ja sigui per la censura franquista i postfranquista,
o per evitar que la gent deixés de veure els seus pel·lis enllessin el seu nom,
doncs mira, va haver de fer aquesta trampilla.
Els que haureu vist tralla seva, entendreu per què ho dic.
En fi, que avui toca endinsar-nos en el fabulós món dels crits,
de la sang, dels monstres.
Monstres que podrien anar des del més humà o inhumà Jack l'esbodellador
als monstres clàssics de la Hammer, com Mòmies, Vampirs, Homes Llop o Pennywise,
el pallasso assassí.
Doncs en realitat...
Ai, hòstia, perdoneu.
Un moment.
Carles, Carles, que estic crevant l'editorial, parlem després, d'acord?
Aviam, aviam, Pol, para el carro, para el carro.
És a dir, m'estàs parlant dels monstres clàssics i la Hammer,
els monstres clàssics serien de la Universal, en tot cas,
Frankenstein, la novella Frankenstein, la Mòmia, Dràcula.
La Hammer sí que es pot parlar de clàssics,
però es pot parlar de clàssics com el vi en formatge o el petó a Bona Nit.
És a dir, la Hammer en si no és tan clàssica, és més moderna que clàssica.
I després, em estàs parlant de Pennywise, el pallasso d'Aït.
En fi, que avui entre tants monstres també tindrem algun fantasma.
La televisiva que vam tenir als 90, i després, el tàndem que portem,
que no sé si segurament serà la trilogia de Pennywise, el pallasso,
dirigides per a Nimocieti, que d'alguna manera recupera aquest esperit de Stephen King.
Né, que bon, ja em dirigeix que potser menys rote,
m'incredir-me.
Né, que bon, ja em dirigeix que potser menys rote,
Né, que bon, ja em dirigeix que potser menys rote,
m'incredir-me.
Né, que bon, ja em dirigeix que potser menys rote,
m'incredir-me.
Sous-titrage Société Radio-Canada
Per Rampujol, Adrià Nucalero, Carles Martínez, a Ràdio d'Esverm.
De debò que aquest tio continua parlant?
Bé, és igual.
Benvinguts a aquest especial Halloween empanada cultural 2020
que ens hem vist obligats a gravar, a pregravar, les nostres seccions
degut a la crisi del coronavirus i les noves ocorrències del nostre govern central i autonòmic.
Esperem que disfruteu d'aquest especial Halloween i ens escoltem la setmana que ve.
Hello, Georgie.
What a nice vote!
Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha!
Happy Halloween, people!
Happy Halloween, people!
O más bien happy confinamiento, pringados.
Y maquillados sí, pero ni de calavera ni de vampiro, sino de falsa libertad.
Porque con un chantaje moral a escala mediática, vivimos como y cuando ellos quieren.
Y eso sí que da miedo.
Así que este año, nada de truco o trato, ni de coger caramelos de extraños.
Y si salen a la calle a lucir disfraz, no olviden que la máscara de Jason también requiere una mascarilla conjunto.
Aunque pensándolo bien, nunca hemos sido muy partidarios de las calabazas a este lado del charco.
A nosotros Halloween es en la pantalla donde mejor nos queda.
Y tanta casa sugiere maratón de pelis asegurada a poder ser de miedo y con las luces apagadas.
Y en vez de palomitas, panellets o castañas.
Y así tal vez en un fin de semana consigamos recuperar los kilos del primer confinamiento.
Pero de nosotros depende.
Porque esta vez el gobierno sí que nos ha dado alternativas a la gordura.
Y siendo una fecha tan importante, la visita al Campo Santo está garantizada.
Se permiten los desplazamientos dentro de la misma comarca, si es para ir a los cementerios, en el fin de de todos los santos, claro está.
Es decir, se puede acompañar a los que ya no están, pero ni hablar de los que aún respiran.
Y a pesar de la paradoja, así como el pequeño comercio se beneficia del cierre de los centros comerciales,
quizá nuestros muertos también puedan aprovechar que son los únicos a quienes realmente podemos visitar.
Ya sé que muchos han dejado atrás las tradiciones religiosas.
Pero créanme, a los muertos hay que tenerlos contentos.
Y si no, permítame que les hable de una película que reflexiona al respecto.
Y que seguramente resultará más convincente que un servidor.
Postmortem, o si lo prefieren, Tras la muerte.
Un film húngaro dirigido por el director del mismo país, Peter Bergendi,
que encaja la perfección en esta empanada de hoy y que ofrece, eso sí, una mayor conexión con el día de todos los santos que con Halloween.
Supongo que era de esperar tratándose de una producción del Este, pero tanto monta.
Porque además de lo evidente, no necesitábamos muchas excusas para analizar este film.
Lo hacemos ahora por el Día de Difuntos, pero pudimos hacerlo durante el Festival de Sitges,
donde Postmortem competía junto a la ganadora Possessor o la maravillosa Mandibul.
Y asimismo, podemos hacerlo ahora en base a la pandemia,
y viendo las imágenes de los disturbios en las calles, será mejor que tampoco olvidemos la guerra.
Y es que en Postmortem también hay posguerra y pospandemia, y mucha nieve.
Visualicen la Hungría rural en etapa invernal e imaginen a Thomas, el prota de Postmortem,
un joven fotógrafo de Difuntos, o como anuncia el título del film, un retratista Postmortem,
a quien se le acumula la faena debido a la época en la que vive.
Y no me refiero a que ese tipo de retratos supusieran una práctica muy extendida durante el siglo XIX y principios del XX,
que es cuando sucede la historia de la película, exactamente tras 1918.
Y hay aquí el motivo de tanto Post.
Modas a un lado, la suerte de Thomas es el fruto de la Primera Guerra Mundial,
y de la tan conocida gripe española.
Su trabajo es fruto de la muerte, y en concreto, de los millones de cadáveres que esas dos desgracias dejaron para la posteridad.
Unos 70 millones de muertos a nivel mundial.
Y en Hungría, y para Thomas, muchos muertos a los que fotografiar.
Pero Thomas es bueno en lo que hace, y noble en su interior, y su talento,
y la curiosidad que siente por la petición de una niña huérfana, le llevan a su aldea, a la de Ana, la niña,
donde le esperan numerosos familiares que no han podido enterrar a sus parientes por culpa de la tierra helada,
ni despedirlos de ningún otro modo debido a la tradición.
Por eso, a la llegada de Thomas, los cuerpos se acumulan congelados,
por las bajas temperaturas del lugar, a la espera del deshielo.
Y lamentablemente, aunque las imágenes de época difieren mucho de la actualidad,
es inevitable recordar los cuerpos apilados de algunos países arrasados por el COVID.
Pero a diferencia del miedo generalizado con el que hoy se espera y se recibe la muerte,
sorprende la templanza con la que se convivía con ella, literalmente.
De hecho, es a la fotografía que recurren los lugareños para honrar a sus difuntos,
como último adiós.
Y antes de inmortalizarlos, toma los sienta, los mima, los maquilla, les da vida.
Pero...
Tenía razón Paul, que hoy también tendríamos fantasmas en el programa.
Pero no solo uno, sino muchos más.
Y hasta aquí puedo contar.
Les esperan casi dos horas de terror sobrenatural
que ofrecen mucho más que cualquier cuento de fantasmas convencional.
Ya que Bergendi, su director, tampoco es un cineasta luso.
Formado en psicología, hizo su tesis precisamente sobre la psicología en el cine de terror.
Y en postmortem, nos sitúa frente a un espejo deforme
que paradójicamente nos ayuda a entender temas profundos
como el luto, el miedo, el sufrimiento
y evidentemente, el paso de la vida a la muerte.
Y si la dirección de Bergendi está a la altura,
es gracias también a la dirección de fotografía de Andreas Nagy.
quien pinta las escenas de luz y de oscuridad
de una manera magistral.
Desdibujando los límites del espacio,
de lo conocido, de lo racional.
Así como la nieve borra los límites del lugar,
sumando a la ausencia de vida,
la tierra valdía.
De ahí también la paleta de colores,
que apela a lo acromático,
al blanco y negro,
con un blanco azulado en el día
y una luz dorada en los farolillos y velas de la noche.
y perros que ladran,
suelos que crujen,
gritos ahogados que vienen de la nada
y el silencio.
Todo lo que uno espera en una película de dicho género.
Pero insisto,
aunque la comparación con otros ejemplos del mismo,
como el fin de Amenábar,
los otros,
es inevitable,
Postmortem no necesita giros de guión a los Shyamalan
para dar un sentido último a su historia.
Porque aquí lo importante
es aprovechar el camino,
la película
y sus minuciosos detalles
para una aceptación similar.
Porque,
siendo la muerte la única verdad que poseemos
frente a la incertidumbre del futuro,
uno debería estar hecho a la idea,
¿no creen?
Música
Música
She's fallen in love
With a monster man
She's fallen in love
With a monster man
She's fallen in love
With a monster man
És que aquí no s'ha enamorat mai dels monstres.
Els monstres han estat sempre aquell vehicle, aquella entitat maligna,
que ens ha endinsat de la forma més ràpida
el tenebrós món de la por, de l'angoixa o de l'ansietat.
Monstres de cinema, de còmic, de literatura, de pintura.
Monstres, en definitiva, totalment de manual.
I és que n'hem vist de tots colors i de totes formes,
des dels proposats a les novel·les d'Abraham Stoker, de Lovecraft, de Stephen King,
com els de la gran productora cinematogràfica del terror, la Hammer.
I a la música, doncs, no li giraria l'esquena pas al monstre.
Cosa que no us recomano que ho feu en cap cas,
si heu músics o si heu persones que va pel carrer i sentiu alguna cosa al darrere.
Com això que sona de fons,
She's Falling in Love with a Monster Man,
d'Escriving Lord Satch.
Un himne total, aquella gent addicta als monstres,
que generen, no?, certa atracció.
I és que el rock and roll més fosc
sempre ha tirat del món monstruós.
Una música absolutament encriptada,
i no justament per les seves lletres complexes,
sinó encriptada en el sentit que prové de la cripta,
amb una presència monstruosa que es fa notar.
Ja siguin mòmies, ja sigui Frankenstein,
Frankenstein, ja siguin homes llop o ja siguin timonis.
Down in the valley on the foggy hill rock,
stood a crazy little demon blowing his top,
fire in his eyes, a smoke in his head,
you've got to be real cool to hear the words he said.
Aquesta bogeria labial només pot ser fruit
del més boig dels Escriving Lord,
que és el senyor Jay Hawkins,
que hi hem portat algun cop.
Fa anys, fa molts anys,
signava el I, pur, spell on you,
amb el qual ja vam comentar-vos a la secció de Black Music
que va ser una cançó batadíssima, batadíssima,
amb moltes ràdios i amb molts estudis,
i aquesta no va ser menys,
ni té el dimon.
I sense això, a banda del món dels dimonis
i aquestes presències divines o antidivines,
ens deixarem caure per Can Lucifer
amb aquest regue de la mà de Max Romeo.
Lucifer, son of the morning,
I'm gonna chase you out of earth.
I'm gonna put on an iron shirt
And chase Satan out of earth
I'm gonna put on an iron shirt
And chase the devils out of earth
I'm gonna send him to outer space
To find another race
I'm gonna send him to outer space
To find another race
Tot sí, Max Romeo perseguint a tot drap
el dimoni per antonomàcia.
Bueno, i ja que estem en terreny monstruós jamaicà,
potser que ens mossegui una mica, no?,
el Dràcula de Desmond Decker
amb aquesta introducció
que sembla que siguin estacades al cor.
One rainy night
As I was walking on the beach
I met a girl
Believe me, folks, she was fabulous
I held in her hands
She held nice too
She smiled at me
Believe me, folks, she was a Dracula
Però mireu, passem una mica d'aquests monstres típics
i anem a alguna cosa més de carrer.
Concretament, si em permets, Ferran,
ens avancem una miqueta a la teva secció
i fem una volta per l'Anglaterra victoriana.
Aviam què ens hi trobem.
La Cris
Bona nit
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Bona nit
Bona nit
Bona nit
Bona nit
Bona nit
Bona nit
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Bona nit
Bona nit
Bona nit
Bona nit
Bona nit
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Bona nit
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