logo

Entrevistes de La Rambla (radiodesvern)


Transcribed podcasts: 316
Time transcribed: 5d 3h 43m 53s

Unknown channel type

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Escolta's la Rambla, la vida s'enjustenca a través de les ones.
Vinga, va, doncs, que ara passen 14 minuts a les 11 del matí d'avui,
dimecres 8 de novembre.
Esteu al 98.oFM escoltant el magasí La Rambla de Ràdio d'Esverm.
Farem l'entrevista del dia.
Saludem a l'escriptora motivadora,
conferenciant lliure vivencial argentina, la Sílvia Freire.
Contactem amb ella via telefònica,
perquè està a l'estranger de gira europea
amb l'estrena i presentació del seu llibre titulat Resiliente,
que també vindrà a presentar a Espanya.
De fet, només farà una parada i serà aquí a Sant Just
el 16 de novembre a les 11 del matí a la Biblioteca Joan Margarit
amb una altra líder argentina també en el desenvolupament personal
de l'escriptora i també guia la Victoria Kappa.
Parlem ara amb la Sílvia.
Buenos días, Sílvia.
Hola, buen día, preciosa. ¿Cómo estás?
Bien, muy bien. ¿Dónde estás ahora?
¿En qué ciudad europea te encuentras?
Estoy en Dubrovnik, maravillosa ciudad de Croacia.
Precioso lugar.
Qué bien. ¿Cuándo empezaste el Tour de Resiliente?
El Tour de Resiliente lo empecé en mi país, en Argentina.
Me compré una motorhome porque necesitaba ayuda
para salir del momento más doloroso de mi vida, el más intenso.
Murió mi compañero de toda mi vida.
Nos conocíamos desde la escuela.
Fuimos amigos, fuimos parejas, fuimos amantes, fuimos todo.
Y bueno, desapareció de mi realidad.
Así que sentada frente al espejo me pregunté qué iba a hacer conmigo,
qué iba a hacer de mi vida, si pensaba seguir viviendo,
porque por supuesto había sentido que me había muerto con él.
Y bueno, entonces lo primero que hice fue comprar una motorhome.
Y andar por mi tierra, por mi país, visité provincias,
llevando este libro, Resiliente,
contándole a la gente que definitivamente es una decisión, la felicidad.
El estado de bienestar es una decisión.
Y el dolor es inevitable, claro que sí.
Yo cada mañana tengo que hacer muchísimo esfuerzo
por, digamos, despejar esos pensamientos que aparecen en la mente.
Ese álbum de fotos horrible que aún conservo,
aún lamentablemente están en la mente grabados,
las fotos feas de 80 días de haber estado acompañando a mi marido internado,
24-7 a su lado, todo el tiempo en el hospital,
viéndolo de modo degradante, de caer día a día.
Fueron momentos muy tristes, muy dolorosos.
Y entonces tuve que empatarle, tengo que empatarle cada mañana,
cuando yo siento que estoy aplazada, que me saco un aplazo al despertar,
siento que tengo que levantar la nota y me esfuerzo muchísimo
en ir a buscar un 10 a como dé lugar.
Y bueno, comprarme la motorhome y pasear por ahí, por mi país,
por lugares hermosos, Argentina es un lugar muy bello, inmenso.
Subirme y manejar ese camión enorme me dio mucha fuerza,
me dio mucha valentía, mucho coraje, mucha adrenalina.
Y son todas sustancias que sé por neurociencia que hacen muy bien
porque son un equilibrio para las otras sustancias que deprimen.
Hay un montón de sustancias que si son liberadas en tu cuerpo
te bajan, te dan un bajón,
y hay un montón de otras sustancias que te dan un sacudón.
Así que yo necesitaba dopamina, endorfina, muchas desacinas,
las necesitaba para poder compensar.
Así que eso hice y estuve dos meses viajando por mi país
y luego ya tenía los billetes comprados para este tour,
donde lo que propuse fue no conocer el idioma,
quería bajar en lugares donde yo no supiera hablar nada,
donde no se me entendiera nada,
porque también era adrenalínico el hecho de estar conviviendo
con gente que no sabe lo que habla y vos no sabiendo los carteles.
Te digo que fue una de las experiencias más maravillosas del viaje
porque me sentí tan protegida y tan cuidada por aquel
que cuando yo quería expresarme y sentían que no podía,
el esfuerzo que hacían por poder entenderme fue para mí un símbolo
y pude hacer una analogía impresionante acerca de los seres humanos.
Esto que nos hace sentir que el otro quiera entendernos.
Yo sentí que querían entenderme, eso fue muy valioso para mí,
que querían ayudarme, eso fue muy valioso para mí.
Viajé por Alemania, por Austria, por Hungría, ahora estoy en Croacia
y en todos esos países el común denominador fue
Queremos ayudarte, queremos entenderte.
Y cada vez que yo lograba hacerme entender,
a propósito no usaba el traductor del celular
porque quería vivir esta magia de mirarnos a los ojos profundamente
y que el otro dijera explícamelo mejor
y que yo escuchara que el otro quería explicarme.
Fue fabuloso, además de, por supuesto, los paisajes que son hermosos,
el clima, que tuve muchísima suerte,
porque estuvimos siempre a 19-20 grados con sol pleno y sin viento,
eso nos favoreció muchísimo porque pudimos aprovechar
todas las expulsiones que tuvieran que ver con agua, con barquito,
con a mí me gusta mucho todo eso.
Así que, bueno, dándome todo el placer que pudiera
para empatar a ese dolor que te hablo, que jamás en mi vida,
además fui una niña mimada, por Dios, por mis padres, por mi marido,
pero nunca había sentido dolor.
Sí, por supuesto, cuando murió mi madre, pero ya tenía 96 años
y uno se prepara para eso, incluso hasta a veces, qué sé yo,
acomoda todo para que sabiendo que un día será,
pero un dolor así como el que estoy sintiendo yo en este momento
no lo había sentido jamás, entonces había que lidiar con esto nuevo,
había que ponerle el pecho a esta bala que yo no conocía,
porque una cosa es trabajar con temas que uno ya conoce
y otra cosa muy diferente es algo que te sorprende,
que no sabes qué tipo de monstruo te ataca y cuál es su talón de Aquiles.
Y lo encontré, y para eso voy a Barcelona.
Vale, te iba a preguntar que de Dubrovnik vendrás directamente a Barcelona
o habrá alguna Ciudad Entremedio.
A Barcelona voy a ir a presentar el libro, Ciudades Entremedios sí,
ahora voy a ir a Split para conocerlo, para disfrutar,
y luego iré a Milan para conocer y disfrutar.
Bueno, ahí ya tengo actividades.
En Italia tengo creo que tres o cuatro conferencias en Italia,
charlas de presentación de este libro.
Ahora, en el transcurso de la entrevista puedo nombrarte a ver
en qué lugares estaré.
Lugares quiero decir, ciudades, porque esto no te acontece.
Barcelona, que será el 16, y mira, ¿sabes lo más interesante
que quiero mostrar?
Que se puede todo. Voy para mostrar que se puede todo.
Lo que uno quiere se puede todo.
Precisamente sobre esto...
Yo voy a estar en un crucero el 16.
Un crucero que sale de Génova, pasa por Francia,
y toca Barcelona.
Yo me bajo del crucero a dar la charla.
¡Ostras! ¡Guau!
¡Qué experiencia!
Yo me doy mucha ternura, porque tengo una creativa ahí adentro
que no puedo abandonar.
Esa la que le he dado el volante, está creativa, está loca.
Creo que tiene mucho que ver con mi niña interior,
con los niños de todos nosotros, las niñas de todos nosotros,
porque el niño no tiene límite.
El niño no ve obstáculos, no ve limitación,
no tiene miedo, es audaz.
Después el miedo se lo insertamos los adultos,
que tenemos miedo y decimos, cuidado, cuidado, cuidado.
Entonces no le permitimos al niño esa creatividad.
Además, cuando empieza a hablar y fantasea y crea,
uno le dice, cállate, déjate de hablar babadas,
eso no se puede, eso no se debe, eso no se hace,
déjame joder con la pelota.
Es difícil a los adultos permitir que el niño conduzca.
Nos da vértigo, nos da mucho miedo,
nos parece que un niño no puede conducir.
Yo le he dado a mi niña el volante
y está haciendo cosas inusitadas, inesperadas,
como esto que te cuento, que no sé a cuánta gente se le ocurre
estar en el medio de un crucero,
bajarse y hacer una presentación de un libro y dar una charla.
¿Y de qué va a tratar?
¿Qué cosas explicas cuando das estas conferencias,
cuando das estas charlas sobre el libro?
¿En qué lo enfocas?
Básicamente, resiliencia, ese es el tema.
Estos países que visité me mostraron
que fueron bombardeados, destruidos,
que se pararon encima de los escombros
y que hicieron un país de maravilla
y que orgullosamente reciben al visitante
y le muestran todo como si aquí no hubiera pasado nada.
Recordando profundamente el corazón que se ha pasado,
no olvidando para nada a las víctimas, los muertos,
los seres queridos que ya no están, que sufrieron,
pero sin embargo con una sonrisa
mostrando maravillosamente el país nuevo.
Así que yo me siento igual, me siento así.
Siento que estuve destruida, que mi corazón lo está
y que sin embargo puedo pararme por encima de los escombros
y ver un poco más allá.
Quiero ir a mostrarle a la gente que tiene un dolor,
que se puede seguir adelante,
que uno puede elegir la manera de vivir
y uno puede elegir la manera de mirar.
Yo hace 30 años que estudio y aprendo y enseño
y comparto un curso de milagros que dice
que tiene que haber otra manera, tiene que haber otra manera.
Elijo ver las cosas de otra manera,
dice una de las lecciones de este curso que te digo.
Y voy a enseñarles cómo se hace,
porque yo tuve que aprenderlo.
Durante 30 años yo me preparé para este momento
sin saber que lo estaba haciendo.
En realidad estudiaba y enseñaba y compartía
y veía como la gente al aplicarlo
tenía los resultados que yo tengo hoy.
Hoy me tocó aplicarlo en mi vida, así que me siento
con absoluta autoridad para decir que realmente
son útiles. Voy a repartir herramientas a Barcelona.
Que bien. Y esta profesión
la has ido desarrollando a lo largo de los años.
¿Tú ya querías dedicarte a esto?
¿Querías ser desde un principio ya como una especie de
guía vivencial, motivadora,
dedicarte a esto? ¿O has sido a raíz
de haber perdido a tu compañero?
No, no. Yo hace 30 años que me dedico a esto
en Argentina y escribí 40 libros
y he llenado teatros y he dado muchas conferencias
y estuve en televisión.
He tenido programa propio, programa propio de radio.
He compartido muchos años en la radio
más escuchada al conductor más escuchado.
Ya estuve en los medios durante muchos años
y esta etapa...
Cuando mi marido murió pensé que iba a dejar absolutamente todo.
Yo estaba en televisión en el momento en que...
En radio y en televisión.
En el momento en que mi marido enfermó.
Pero bueno, después...
La última noche que hablé con él antes de que
lo llevaran al coma, que él no sabía que lo llevaban a un coma,
en realidad le dijeron, te vamos a dormir tres días.
No le mintieron. La idea era dormirlo tres días
para hacer una serie de estudios más profundos.
Me dio mucho asombro, me dijo,
hay tres días que no nos vamos a ver,
porque nunca dejamos de vernos ni un instante.
Y después ya no despertó nunca más.
Lo inducían.
En ese momento, en la última charla,
me quedó mucho más claro lo que él quería para mí,
los permisos que me daba, los pedidos que me hacía.
Así que pude armar este itinerario que te cuento
y la mía.
Muy bien. Y, resiliente, ¿qué momento lo escribes a Silvia?
Mira, yo les pido perdón a los escritores,
porque los escritores toman años
para escribir libros prolijamente.
Lo mío es una charla coloquial.
Como si ahora yo transcribiera, por ejemplo,
seguramente una asistente mía está grabando esta charla.
Esa asistente mía graba esta charla y saca conceptos
de lo que dije y los vuelca a papel.
Y se juntan y se van acumulando conceptos
como yo o como Christian Murty, salvando las distancias,
o como Anthony de Mello,
los libros de estos autores que te nombro,
no han sido escritos por ellos en pluma, en lápiz y papel.
Han sido charlas.
Y como yo hablo mucho con los medios
y como doy muchas charlas, siempre tengo la grabación
que luego se transcribe y así se forman los libros.
La mayoría de esos libros.
He escrito de puño y letra un par de novelas.
De hecho, el año que viene sacamos una.
El año próximo sacamos una novela
que será muy polémica, prohibido tener hijos.
Sí, muy polémico.
Y abajo hay como una cosita
que te dice a menos que te capacites.
Hay como una entre paréntesis con letra chica.
Pero lo polémico es prohibido tener hijos.
Me parece que se tiene hijos con una inconsciencia descomunal.
Entonces, bueno,
esa novela sí de puño y letra, sentadita escribiendo.
Los otros libros, repito, son conceptos volcados.
Yo doy clases semanales
gracias a la pandemia.
Nos quedó el hábito de hacerlo de manera virtual.
Así que las clases que yo daba a tantos grupos
se han sumado y se han transformado en eso,
en Zoom.
Y todo eso queda grabado.
Cualquier concepto que pueda ser interesante se extrae, se pule.
Y así se arman los cuarenta y pico de libros que fui editando.
El de Resiliencia se armó de la misma manera
porque yo iba compartiendo con las personas que estaban a mi lado,
a mi alrededor, los alumnos, así se llaman ellos,
y lo acepto, enseño lo que aprendo.
Iban tomando notas
acerca de lo que yo decía en referencia
a lo que me estaba pasando, a lo que estaba ocurriendo.
Y así fue como se creó este libro.
Silvia, normalmente tu público es más bien un público femenino.
¿Va dirigido, lo que tú cuentas,
va dirigido a un público tanto masculino como femenino?
En general, son mujeres las que me siguen,
pero además yo apunto a la mujer porque creo que somos
realmente el eje del mundo.
Creo que si nosotros estamos bien, todo está bien.
Creo que si elegimos bien, todo está bien.
Creo que si hablamos bien, todo está bien.
Y creo que si sabemos hacerlo, no necesitamos que nadie
lo haga por nosotras, sino que nos sigan nomás.
La neurociencia también me enseñó que el hombre
tiene que encontrar la mayonesa en la heladera.
Y entonces considero que es la mujer la responsable
de no poner la mayonesa en la puerta de la heladera.
Porque si ya de por sí, pobre hombre, le resulta difícil
encontrarla a la altura de su vista, que es lo único que pueden ver,
si ya de por sí les es difícil así, pobrecito es mi vida,
imagínate si pongo la mayonesa en la puerta de la heladera.
Ese es otro detalle que también quiero explicar en Barcelona.
Por favor, mujeres, no pongan la mayonesa en la puerta de la heladera.
Y, Silvia, ¿por qué St. Just és el único lugar
o has escogido de Barcelona
para hacer la presentación?
Yo te voy a confesar que los lugares me escogen a mí.
Esto todo ha ido ocurriendo, se ha ido armando.
No puedo decirte que no tengo la menor idea
porque no sería justo, porque en realidad ahí está Marta,
que es una de esas que se llaman alumnas,
porque enseño lo que aprendí, lo que aprendo.
Y Marta y Victoria, que está en Italia,
han hecho de las suyas,
y una mañana cualquiera me sorprendieron con lugar y hora.
¿Conoces Barcelona?
No, no conozco nada, mi querida, no conozco nada,
porque mi marido le tenía terror a los aviones.
Y a mí no me gustan.
A él le tenía terror y a mí no me gustan,
así que se ha formado una pareja y no hemos viajado.
Me he parado frente a todos los viedos, todos.
Entre ellos estaba en la fila el miedo a volar,
o el disgusto a volar.
Así que dije que vamos a por ello y me subió al avión.
Bueno, muy valiente, muy valiente.
Y ya para terminar, podríamos decir, Silvia,
que tú en las charlas enseñas a las personas
que se puede elegir el modo de vivir, podríamos decirlo así.
Sí, absolutamente.
Absolutamente ese es el resumen impecable.
Que bien. Muy bien.
Silvia, te esperamos aquí en Sant Just, en Barcelona,
el 16 de noviembre, para escucharte a ti
y también a la otra escritora, a Victoria Capa,
que también va a estar contigo haciendo la presentación
y también hablando sobre esos temas
que nos has explicado en la entrevista.
Sí, Victoria Capa es una alumna que ha escrito libros
alrededor de las anécdotas que vivió conmigo
y las enseñanzas, así que está muy amalgamado.
Como estará ella corroborando
y sumando todo lo que iré diciendo.
Claro, genial.
Muy bien, pues un abrazo, Silvia, y que vaya todo bien
y gracias por cogernos la llamada.
Muy inteligente y cálida tu nota, tu entrevista,
y bueno, sos adorable. Gracias, tesoro.
Un abrazo. Que vaya bien. Un abrazo.
Gracias igualmente. Adiós.