logo

Heroïnes Quotidianes

Programa d’entrevistes on les protagonistes són dones, de qualsevol edat, origen, interès o formació, i que ens inspiren en l’art de la vida, per la seva història, per la seva experiència o per les seves reflexions. Són heroïnes quotidianes, que també ens obriran la porta a visibilitzar altres dones que han estat referents al llarg de la història o que han estat actualitat en el present que vivim. Amb Bego Floria Programa d’entrevistes on les protagonistes són dones, de qualsevol edat, origen, interès o formació, i que ens inspiren en l’art de la vida, per la seva història, per la seva experiència o per les seves reflexions. Són heroïnes quotidianes, que també ens obriran la porta a visibilitzar altres dones que han estat referents al llarg de la història o que han estat actualitat en el present que vivim. Amb Bego Floria

Transcribed podcasts: 11
Time transcribed: 9h 27m 25s

Unknown channel type

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Hola, aquí comença Heroïnes Quotidianes.
Un programa on les protagonistes són dones amb experiències a compartir
i que ens inspiren en l'art de la vida.
Us parla Bego Floria i avui ens acompanya Maria Camenforte-Garcia,
perruquera, emprenedora, cuidadora i moltes altres professions que ens explicarà,
sobretot també mare i àvia, que això també m'interessa, aquesta diferència,
de quan eres mare, quan eres àvia, aquestes coses que sempre fan molt de...
M'agrada sentir-les.
I sobretot, sobretot, experta en l'art d'escoltar, d'escoltar a les persones, eh, Maria?
Hola, bona tarda.
Molt bona tarda, Maria.
Què tal, tu Molinenca? Bueno, de tota la vida no, vas arribar aquí amb 9 anys.
Sí, sí, sí.
Això m'interessa molt que ho expliquis, perquè tu ets de...
Joc d'un poble d'Almeria, que es diu Macael.
Macael.
Sí.
I tu llegaste aquí con 9 años sola.
9 años.
Sola.
Bueno, estaven amb mis tías aquí, mi abuela, me fueron a buscar allí, claro,
y me vine a vivir aquí con ellos una temporada hasta que volvieron...
Mis padres vinieron aquí a Barcelona.
Cuando digo sola, quiero decir...
Quieres decir sin la familia.
Que es sin la familia.
Bueno, lo que yo quería contarles es eso porque creo, bueno, me pareció, me pareció una experiencia
compleja, al menos visto desde fuera, ¿no?
Porque tú eres la madre, ay, perdón, la madre, la mayor...
Sí.
De cinco hermanos, hermanas.
Sí, tres hermanas y un hermano.
Y un hermano.
Y de pronto, a los nueve años, por razones familiares del momento, te dicen, no, no, es
que te tienes que ir con la abuela y con las tías solteras a vivir cerca de Barcelona,
¿no?
En Molins de Rey.
Y dejas a todo el resto de la familia.
¿Cómo lo viviste aquello?
Porque a mí me parece, bueno, un momento heroico, ¿no?
Así, yo que hablo de heroínas cotidianas...
Bueno, la verdad es que, claro, con nueve años, pues, tampoco tienes una experiencia
de decir, voy a vivirlo, a ver cómo.
Porque ahora sí que lo piensas y dices, ¿cómo fue posible?
Pero yo lo viví bien.
Bien, a ver, sí que es verdad que a mis padres y a mis hermanas les echaba de menos, está
claro.
Y, bueno, estaba con mi abuela y con mis tías y la verdad es que estaba muy feliz.
Porque yo era la niña de la casa en esos momentos.
O sea, a lo mejor tenía más que tenía mis hermanas.
Pero, bueno, por otra parte, pues, tenía la falta de estar con los padres y vivir, pues,
esa infancia con mis hermanas.
Pero fue cortito, al final.
Pero fue corto, sí.
Sí, además, yo empecé el colegio aquí y cuando terminábamos las vacaciones, vacaciones
de Navidad, siempre me iba para allá a estar con mis padres y con mis hermanas.
La María parla perfectament el catalán, pero con que avui parlarem de cosas emocionals
i un quan parla emocionalment connecta amb la seva llengua materna, ja hem quedat que
ho farem una mica bilingüe.
Sí, sí, millor.
Millor perquè si no, no me'n sortiré.
No, sí que te'n sortiràs, només que jo ho entenc, perquè quan tu parles de coses emocionals
sempre connectes amb aquella llengua, no, que és la que vas aprendre.
I això em conèix amb la pregunta que et volia fer.
Sí.
Com vas anar amb el català al principi?
Com vas a vivir aquí?
És que jo no recordo no entendre el català.
O sigui, no ho sé, jo estava bé.
No ho sé, jo al col·legi...
És veritat que el col·legi abans no era tant el català com ara.
I, clar, jo recordo les assignatures i tot, que jo no recordo que fossin en català.
Clar, tinc 60 anys i fa un any d'altres no feia classes en català.
Crec que només hi havia una, només en català.
En aquella època.
En aquella època només hi havia una, o no.
És que no em recordo bé, però jo no em recordo mai d'haver estat malament
perquè no entendria el català.
O sigui, no ho sé, no ho sé.
Ho vas veure bé.
No, bé.
I el canvi de...
I el canvi de cultura, no?
Perquè al final...
¿Sabes qué pasa?
És que, claro, jo tenia 9 anys i jo salia del col·legi i jo me va a casa.
Tenia les amigas del col·legi i poca cosa més.
Perquè jo estava més en el entorn de casa amb mi abuela i amb mis tías.
I jo tenia una tia també que estava casada i tenia dos fills.
I jo estava molt amb ells.
O sigui que...
Que enseguida.
Que enseguida jo estuve, però no era...
No vivia tradicions de aquí.
I ni eixaba nada de menos.
No sé, és que jo estava bé.
De todas maneras, luego sí que tus padres i tu família...
Sí, se vinieron.
...más cercana vinieron para acá, buscando mejores oportunidades.
Sí, sí.
Como la mayoría de la gente que vino para Barcelona, para Catalunya.
Bueno, es verdad que vivíais y vivisteis en el barrio de la empresa, del canal.
Sí.
Vivíamos en el mismo bloque que vivía mi abuela.
O sea, que yo, como quien dice, cuando vivía con mi abuela y con mis tías, cuando vinieron
mis padres a vivir, no tuve que cambiarnos más de piso.
Bueno, pues...
Bien.
O sea, bien.
Que no cambié de barrio, ni de pueblo, ni de colegio, ni nada.
¿Cómo era la vida en una casa con tantas mujeres?
Es que, claro, es que yo he ido de casa de mi abuela, que estaba con mi abuela y con
mis dos tías.
Sí.
Cuando vinieron mis padres, estábamos igual, porque era mi madre, mis tres hermanas y yo.
Mi hermano nació más tarde.
Sí.
Lo único que era...
O sea, que tú te has rodado siempre de mujeres.
Siempre.
Siempre.
¿Y qué mujeres?
Bueno, supongo que todas, ¿no?
Pero así los valores que tú dices, con mi abuela era una mujer, que a mí me dejó
esta abuela, mi tía.
Es que mi abuela, pues claro, era una persona muy de estar con los hijos, con los nietos,
estar pendiente de todos.
Y mi madre igual.
Mi madre igual.
Entonces...
¿Eran heroínas de aquella época, tú crees?
Sí, y tanto.
Y tanto, porque en aquella época mi abuela se vino aquí a Barcelona con las hijas solteras
y mi abuelo se quedó allí, porque ella quería que sus hijas estuviesen, tuviesen una vida
diferente.
Y a mi madre le pasó exactamente lo mismo, lo que pasa que sí que se vino mi padre.
Y mi padre ha estado trabajando toda la vida aquí en Barcelona, y mi madre también, y con
cuatro hijos, con cinco, porque después nació mi hermano.
Y mi madre pues trabajando y en casa con los hijos.
Es verdad que mi madre trabajaba en casa.
En casa, quiero decir, la casa y su trabajo que cosía para afuera, para talleres de costura.
Era modista.
Sí, entonces...
Ah, mira, mi madre también era modista.
Una época de su vida.
Pues mi madre siempre había trabajado de esto.
Entonces estaba en casa cosiendo, cuidando a los hijos, la casa y todo lo que una mujer
hace en casa.
Para que todo el mundo sacara para adelante.
Bueno, ahora estamos ya en aquello de intentar que este sea todo más equitativo.
A veces nos cuesta, ¿verdad?
Sí.
Pero es verdad que en aquella época era mucho más complicando.
¿Cómo recuerdas tu infancia?
Pues yo la recuerdo muy feliz.
siempre, claro, a ser cuatro...
Bueno, éramos cuatro chicas y mi hermano que nació, que yo tenía 15 años cuando nació
mi hermano.
Y entonces en casa era pues como una revolución, siempre jugando y siempre alegres y siempre
bien.
Bien.
¿Y cuándo decidiste que querías ser peluquera?
Pues mira, cuando iba a terminar el colegio, entonces hacía hasta octavo del GB, tenías
que decidir lo que querías hacer.
Y de golpe por razón decidí que quería que iba a apuntarse a una academia para ser peluquera.
También es verdad que mi amiga, pues la amiga que he tenido y tengo desde que vine
aquí a Barcelona, también quería ser peluquera.
Entonces digo, ah, pues yo también soy peluquera.
¿Cómo se llama tu amiga?
Pepi.
Muy bien.
Y las dos nos fuimos a una academia a estudiar peluquería y así he continuado siempre.
¿Allí empezaste de aprendiz?
Bueno, en la academia aprendí, sí.
Pero luego empezaste...
Luego ya me fui a una peluquería de aprendiza, que estuve nueve años, en San Feliu.
Y luego llega un momento que dices, yo quiero...
No, luego estuve en otra peluquería que era aquí en Monins, otros nueve años y después
ya donde trabajaba aquí en Monins se tenía que jubilar, iba a cerrar la peluquería y
decidí ponerme mi peluquería.
O sea que decidiste ser mujer emprendedora.
Sí, sí, sí.
¿Y cómo te acuerdas de aquella decisión?
Mucho vértigo, ¿no?
Pues...
No te creas, ¿eh?
No, no tanto.
Porque estaba muy decidida que yo quería seguir trabajando de peluquera, pero ya llevaba
muchos años que yo quería montar para mí, para ser yo dueña de mi peluquería.
Y me fue muy fácil, porque también es verdad que a mi alrededor siempre he tenido apoyos, bastantes.
Mi marido me ha apoyado siempre mucho y entonces pues fue fácil.
Marido Manolo, que damos recuerdos, se nos escucha.
Seguramente, sí.
Yo quería que contaras una cosa que preparando la entrevista me pareció singular, que era
un poco la diferencia entre entonces y ahora de lo que era el papel de la peluquería, ¿no?
El sentido del tiempo, el sentido de, bueno, de la escucha, que es este arte que tú has
ido a ejecutar.
Sí, pero sí, claro, es de la peluquería, seguro.
Porque...
¿No se pedía ahora?
No, yo llegaba a trabajar a las nueve de la mañana y a lo mejor, seguro, había seis
o siete señoras en la puerta esperando, sin horas y sin nada.
Y estas señoras no tenían prisa, se quedaban sentadas allí y todo el mundo hablábamos, hablábamos
como si fuéramos una familia.
Y había momentos en la peluquería que teníamos mucha gente, allí se quedaban, o sea, no había
como ahora, que tienes que coger hora y si una hora o...
No, entonces había mucha comunicación entre todas las clientas.
Daba igual que estuvieses peinándola, que estuviesen esperando.
Ahí era una conversación de...
Había señoras mayores, gente joven, y entonces pues te acostumbras a escuchar y a guardar muchos
secretos.
Qué interesante.
Claro, porque es que a lo mejor te encontrabas que venía la madre, venía la...
O sea, venía la nuera y la suegra en diferentes horas y a lo mejor te explicaba algo la nuera
y después te...
Era de...
Cosa de...
Cada hora te explicaba su versión.
Claro.
Y entonces todo eso lo tenías que guardar porque al final las dos eran clientas igual.
Y tenías que respetar todo lo que ellos decían.
Y por eso a veces digo, es que tengo la cabeza...
Y ahora me pasa también que hay gente que no conozco y me explican cosas que pienso,
¿por qué?
No sé, es por qué.
¿Y por qué te lo cuentas?
Yo creo que es porque los sé escucharlos, ¿no?
Es que es muy importante saber escuchar.
Y no...
A mí...
Yo cuando estoy hablando y estoy en una conversación y a mí me interrumpen...
Es que no me escuchas.
Eso sí, ¿eh?
Y yo a veces yo lo digo, tengo la cabeza que me va a explotar de tantos secretos de tanta gente
que yo no cuento porque no vale la pena.
Hay cosas que las sé...
Y hay mucha gente que necesita hablar.
Sí, mucha gente.
Más allá de ir al psicólogo, ¿quién decida ir al psicólogo?
Sí, ir al psicólogo es muy...
Yo pienso que es muy bueno ir porque se necesita.
Pero hablar con gente que puedas explicarle cosas que sabes que se...
Expliques lo que expliques, no lo va a ir publicando.
Es muy importante.
Y yo tengo personas que me puedo hacerlo también.
De aquella época, lo mejor que recuerdas, ¿qué es?
La época de cuando tenía la peluquería, de cuando trabajaba en peluquería, cuando tenía la peluquería,
yo me lo he pasado muy bien.
He trabajado porque hemos trabajado mucho.
Hemos trabajado, me refiero, porque la época de la gente de mi edad que ha trabajado en peluquería
se ha trabajado mucho, muchas horas, pero cuando te dabas cuenta, te lo habías pasado tan bien
que al final llegabas muy cansada, pero alegre y bien, yo bien.
Pero tú decides ser emprendedora también porque eres madre en aquel momento.
Sí, sí, sí.
Y la conciliación era muy difícil si trabajabas para otros.
Sí, sí, sí.
Era muy complicado.
¿Había nacido tu hija?
Yo tenía a mi hija.
¿Qué se llama?
Judith.
Judith.
¿Y tu nieta se llama?
Irene.
Y luego tengo mi hijo que se llama David, pero se llevan ocho años y medio mis hijos.
En la época de tu hija, de Judith, es cuando tú decides que quieres también poder disfrutar de ella.
Sí, porque...
Sí, porque, claro, si estás trabajando para otra persona, no puedes tener a tu hija en la peluquería, porque no puedes.
Entonces yo cuando tenía mi peluquería, pues mi hija venía a comer a casa, cosa que antes estaba en el comedor.
También es verdad, estaba cerca del colegio y salía del colegio y se quedaba en la peluquería conmigo.
Cuando era muy pequeña, pero me recuerdo que me ayudaba, no sé, a barrer, ¿sabes? Aquello que da igual, es que estaba allí conmigo.
¿Y en las técnicas ha cambiado mucho la profesión, desde tu punto de vista?
Yo creo que sí, sí, sí, sí.
¿En qué sentido?
Bueno, pues mira, antes casi todas las señoras se ponían los rulos, se ponían secador, ahora todo secador de mano, la plancha.
O sea, trabajábamos, por ejemplo, un pelo rizado, lo teníamos que dejar liso, todo era con el cepillo y el secador, no eras como ahora, que tienes una plancha y te lo dejas liso.
O la queratina.
O la queratina, o mil cosas, ¿sabes? En fin, yo es que he disfrutado mucho de la peluquería.
¿Malas experiencias? No. Así que digas, aquello, no.
No, malas experiencias no, siempre hay alguna persona, pero...
¿Siempre has sido positiva, María?
Yo sí, intento ser positiva, es verdad, claro, creo que todo el mundo tiene sus momentos de bajones y sus cosas que vienen, que no es, para no estar positiva, pero después le tienes que dar la vuelta un poco a la cabeza y decir, no, es que al final no podemos llegar a ningún sitio siendo negativos.
En aquel momento decides cerrar porque quieres ser madre por segunda vez y dices, ahora sí que me quiero dedicar más y poder disfrutar de los primeros, ¿no?
Es una decisión difícil, ¿no? Renunciar a la profesión y la maternidad o no.
A mí me costó mucho...
A mucha gente joven ahora le pasa también, ¿no?
Sí, pero a mí me costó mucho, bueno, me costó mucho decidirme tener un segundo hijo porque es que, claro, mis hijos se llevan ocho años y medio.
Mira, se me costó.
Pero una vez que me entró otra vez las ganas de tener otro hijo, fue rápido.
Y digo, si me quedo embarazada, pliego de trabajar. Y me da igual por donde vayamos y por donde salgamos.
Complicada esa decisión.
Quiero tener otro hijo y no quiero tener un hijo después de los 40, que era la mentalidad de antes, porque ahora tener un hijo con 40, 41 años, pues es lo más normal y cotidiano que se hace.
que hay, porque por las circunstancias, por lo que sea. Pero sí, sí.
Pero luego te picó el gusanillo y dijiste, ahora vuelvo. Y ahora vuelvo a la hostelería. Cambio de sector.
Menudo cambio.
Cambio de sector.
Sí.
Y abriste un bar detrás de la iglesia.
Sí, que se llamaba Blau.
Blau. ¿Por qué le pusiste Blau?
Bueno, no, porque, bueno, era de todo color azul y así, y bueno, Blau quedaba bien.
¿Y la hostelería así?
Sí, sin saber nada. Nada más que lo que cocinaba en casa.
Y me puse...
¿Siempre has ido a cocinitas?
Sí, la verdad es que sí que me gusta, pero claro, para meterme a un bar, pero bueno, salimos.
Sí.
Muy bien. Muy contenta. Una experiencia, bueno, no sé, es que yo no sé si es que mi carácter o así, es como que tengo, no sé, voy a decirlo así un poco, parece que me estoy echando flores,
como un don de gente, que la gente en el bar tenía muchísima gente. Y ya no eran clientes, eran muchos amigos, que eran clientes, que no los conocía de nada, pero sí hicieron amigos.
Volvemos a la capacidad de escucha.
Seguramente, seguro que fue eso, no sé. La verdad que fue una época que tenía momentos malos, porque mucha faena, al final pensaba, ostras, es que he dejado.
Hostelería es dura, ¿eh?
Sí. Y además, a veces pienso que fue un error o no, porque mi hijo tenía seis años y yo había dejado mi peluquería porque iba a tener a mi hijo y después me puse un bar.
Es que es como una contrariedad.
Bueno.
Pero la vida viene como viene y tienes que ir haciendo como van llegando tus momentos y ya está. Yo siempre digo que la vida son momentos.
Pero tú haces momentos muy diferentes, todos con esta relación.
No, creo que todos tienen como un punto de contacto con la gente siempre, ¿no?
Sí.
Todo lo que has hecho en tu vida.
Sí, sí, sí. La verdad es que sí. Yo no he trabajado en otro sitio y no he estado en sitios que no haya estado en comunicación con gente.
Con la gente y con las personas.
Sí.
Y esto me conecta con otra etapa de tu vida, me parece muy interesante, que es cuando decides, por circunstancias diversas, que, bueno, te vas a trabajar de peluquera en un centro de día.
Sí, sí. Solo iba un día a la semana. Pero, bueno.
Un centro de día en el que evidentemente eran personas mayores, las que estaban allí.
Sí, sí.
Muchas mujeres con mucha...
Sí, había mujeres y había hombres también. Y yo iba un día a la semana a, bueno, peinaba a las personas que en ese momento lo necesitaban.
Y si no tenía faena, pues echaba un cable por ahí con ellas y hablaba y, no sé, siempre pintaban, pues le ayudaba a pintar.
Si se hacían juegos, pues yo estaba con ellos. Si se... El día cuando se disfrazaban, yo también me disfrazaba. O sea, terminaba a lo mejor. Yo trabajaba a las nueve, empezaba.
Y a lo mejor a las once y ya no había ninguna señora que tenía que peinarse. Pues yo continuaba hasta a mi hora de plegar haciendo, pues, cosas con los diarios.
Y luego también acompañaste a alguna persona con Alzheimer, acompañando como cuidadora.
Sí, sí, con una señora que tenía Alzheimer. Y luego estuve, pues, como quien dice, desde los veintiocho años hasta hace tres años, que conocí a una señora en la peluquería.
¿Qué se llamaba?
María.
María.
Y siempre estuve con ella, hasta el final de esos días.
¿No tenías relación con ella, digamos, de parentesco?
Era una clienta que conocí en la peluquería, que tanto ella como yo nos cogimos una afinidad y un cariño. Y al principio, claro, ella era más joven y yo también.
No nos veíamos tanto, era más el día que venía a peinarse. Y después, pues, era cada día a su casa. A acompañarla, a llevarla al médico, a todo.
A hacerle la comida o llevar comida de mi casa para ella, limpiar la casa, todo.
Como si hubiese sido mi madre o mi abuela.
¿Y esta vocación, así como de servicio, de dónde te viene?
Pues no lo sé. No sé, pero me gusta mucho la gente mayor. Estar con la gente mayor y escucharla. Necesitan mucho que se le escuche. Me gusta.
¿Cómo crees que los tratamos, como sociedad? ¿O cómo nos tratamos? Porque a mí nos vamos haciendo maíces, ¿no?
No sé. Es que yo creo que la gente mayor necesita, es verdad, que en su entorno están muy bien porque explican sus vivencias y sus cosas.
Y creo que tenemos una sociedad ahora que la gente joven estamos como muy liados y no tenemos tiempo de escucharlos.
Y es verdad que nos haremos mayores todos y todos vamos a hacer lo mismo, que somos muy repetitivos en las cosas, muy pesados, pero es que son mayores.
Y nosotros no vamos a hacer igual. Y seguramente cuando yo sea mayor, lo que yo pienso ahora mismo de las personas mayores o hasta incluso de mi padre, que siempre te dicen lo mismo y así, pues que nosotros lo haremos.
Porque es toda una cadena, al final de la vida.
Y necesitamos mayores afectos también en esa etapa.
Sí, claro. En todas las etapas, pero los mayores más.
¿Hay mucha gente sola desde tu experiencia de cara al público?
Yo creo que sí. Sí, porque yo, por ejemplo, ahora que he estado trabajando cara al público en una tienda, he visto que hay mucha gente mayor que viven solas.
Y me venían a comprar la comida para llevársela, para no tener que hacérsela, porque es verdad que tiene que darle pereza.
Una persona mayor ha cesado de comer cada día, o compran hecha, o hacen...
O para hablar con alguien.
También. Sí, porque te puedes enrollar ahí a hablar una hora, si quieres, ¿eh?
Y yo que soy muy habladora, me puedo tirar todo el día hablando con alguien.
Ay, por favor.
Bueno, esa etapa no hemos hablado en tu momento, que al final, ¿no? Que también has acabado un poco últimamente.
Ahora ya has decidido que también haces de abuela.
Esta parte quiero que me la cuentes, la diferencia entre la María Madre y la María Abuela.
Pues mira, la María Madre es que, claro, una madre ya sabemos que sufres siempre e intentas educarlos y todo y darle buenos consejos sobre tu experiencia de tu vida y como tú, como persona.
Y estás como más ocupada, eres más joven y parece como que no tienes tanta experiencia, o sea, experiencia no, paciencia.
Cuando eres joven es como que...
Pero cuando ya tienes los nietos, que los quieres...
Yo nunca puedo diferenciar cómo quiero a mis hijos y cómo quiero a mi nieta, porque son diferentes cariños.
Los nietos llegan cuando ya tienes una edad que lo tienes todo más o menos hecho, no en tu vida, pero que tienes mucho más tiempo.
Le das muchos más caprichos y mucho más de todo.
Y sufres igual, más.
Yo sufro más que con mi hija cuando tenía mis hijos.
¿Por qué?
Porque si yo, mi hija, mi nieta se pone enferma, por ejemplo, o le pasa cualquier cosa, sufro por mi nieta y sufro por mi hija y por mi yerno, que lo están pasando mal.
Entonces, al final, yo, hay gente que dice, no, es que yo quiero más a mis nietos que a mis hijos.
No, yo no.
Yo no puedo decir ni como cuando tienes varios hijos a quién quieres más.
Pues no.
Lo que pasa es que es un cariño diferente y es una etapa de tu vida que tienes más tiempo para estar con tus nietos.
Y le haces todos los caprichos y haces cosas que no habías hecho con tus hijos porque a lo mejor no teníamos tiempo.
O porque no teníamos tanta paciencia.
Y a mí ahora, por ejemplo, me agota más mi nieta que me agotaban mis hijos, pero me da igual.
¿Y qué harían las hijas que trabajan sin los abuelos y las abuelas?
Bueno, yo, por ejemplo, no tenía, cuando tenía la peluquería, cuando mi hija era pequeña, no tenía ayuda.
Nada más de mi marido, que yo plegaba muy tarde y él plegaba más temprano y se quedaba con la niña.
Pero al final...
La vida ha ido siendo complicada.
Claro, porque guarderías, canguros, o sea...
Y ahora pues los hijos que no tienen yayos, que no pueden hacerlo, pues se tienen que buscar la vida igual.
Porque claro, o sea, hay que trabajar.
Bueno.
No, claro.
En tu mirada como abuela, tienes una nieta que es una chica, que es Irene, y tienes una hija que es Judith.
Respecto a tu infancia y a tu juventud, el mundo que tenemos ahora, ¿crees que es mejor o peor respecto a la igualdad de la mujer, respecto a cómo ellas se desarrollan?
Es que yo, ¿sabes qué? Es que no...
También es verdad que yo no puedo hablar de la igualdad y de todo esto, porque claro, nosotros...
Mis padres, mi padre ahora tiene 84 años, pero es que yo, como no he sido de estar todo el día, de salir, mis padres no me han tenido que prohibir nunca hacer nada.
Porque yo no lo he necesitado, porque no he salido, no he hecho cosas de que a lo mejor ahora le gusta más salir, entras, entonces es la diferencia de estas cosas.
Yo es que esto no lo puedo...
No lo puedes valorar.
No, porque yo no puedo decir que en mi casa hubiese sido mi padre machista en ese sentido de...
Porque no lo neces... O sea, yo no he necesitado... Es que no sé cómo explicarme esto de...
Bueno, lo que quieres decir es que en todo caso no había situaciones de desigualdad, porque no se producía la escena, ¿no?
Ni el momento.
No, en mi casa no. Y mira, que nosotros éramos cuatro chicas y mi padre.
Sí.
Porque mi hermano era muy pequeño cuando yo ya tenía 20 años. Tenía a mi hermano 5 años, o sea que...
Esa diferencia es importante.
15 años.
Y esto de ser la mayor, ¿cómo lo llevas?
Bueno, a mí una vez me dijeron que había veces que una persona que es la hermana mayor se haces como responsable y nadie te da esa responsabilidad.
Y es verdad. Nadie te da la responsabilidad de que porque seas mayor tienes que estar como si fueras la madre.
Pero es verdad que en ocasiones lo haces.
Y asumes ese rol, ¿no?
Y esa...
Y no es tu obligación. Pero yo creo que en algunas ocasiones lo he hecho. No quiero decir si lo he hecho de verdad porque también tendría que saber las opiniones de mis hermanos y de mis hermanas.
Y entonces yo no quiero hacerme más que nadie.
Pero tú sí que sentías esa responsabilidad.
Sí. Hasta una vez una persona me lo dijo que a mí... Yo no me tengo que hacer responsable. O sea, no soy porque sea la mayor. Tienes que decir, bueno, es que como si la mayor lo tengo que aguantar todo. No.
Pero yo creo que sí que lo había hecho.
Y esto de ser cinco hermanos, ¿cómo se vivía? Porque antes, claro, bueno, solo para el coche había ser un lío.
Bueno, es que antes no había la seguridad de los coches como hay ahora. Porque yo me acuerdo que nos metíamos todos en un coche.
Es verdad, es verdad. Yo me acuerdo de mis abuelos irse a Galicia en un 600 y creo que iban cinco.
Pero, claro, no había ni los cinturones de seguridad, ni había las sillitas, ni había nada. Nosotros nos metíamos todos en un coche.
Éramos siete con mis padres y de ahí para donde tuviésemos que ir. Porque es verdad, es que no era así.
Pero bien, en casa, pues bueno, follón. Pero tampoco éramos de los más revoltosos en casa.
Ya, esto ya lo has dicho varias veces, que tú eras muy tranquila y que todos eras muy tranquilos.
Sí, pero en casa no éramos ni de pelearnos. Bueno, jugar sí, pero tampoco éramos de estar todo el día en la calle, como se hacía muchas veces.
Es que antes estaban todos los niños en la calle. Pues sí, no te digo que no, pero no todos.
Claro.
No sé. Yo es que he estado bien, aunque hubiésemos...
Sí, familia, familia numerosa.
Sí, bien.
Y María, cuando soñabas con la peluquería, pero luego acabaste en la hostelería, luego has acabado como en la parte de cuidadora,
luego has acabado también haciendo... Bueno, pues te digo que tú eres una emprendedora...
Yo como te defino como una emprendedora vital, porque tú eres una mujer que a lo largo de tu vida has emprendido en diferentes cosas, ¿no?
¿Cuál te quedas de todas ellas? ¿Cuál te gusta más? Así con perspectiva.
Si dijeras yo, si volvieras a vivir...
A mí yo he disfrutado... Yo lo que más me gusta es la peluquería.
Y los demás años he trabajado así en la peluquería.
Lo demás también.
Pero la peluquería... Yo he estado muy bien y me ha gustado mucho.
Ahora no volvería a la peluquería, ¿eh?
Ahora no, porque han pasado muchos años.
Ya tengo una... Bueno, es una edad que tampoco he sido mayor, ¿no?
Pero las cosas han cambiado mucho, entonces...
Pero la peluquería he disfrutado muchísimo y he estado muy bien y es lo que más me ha gustado.
Con la gente mayor me ha gustado, pero es que la peluquería te hace estar con gente mayor.
Porque la persona que más se arregla, por lo menos hace años atrás, eran las señoras mayores cada día, cada semana, cada semana.
Que iban allá.
Y entonces...
Porque ahora...
Bueno, yo siempre cuento una anécdota que es que hay muchas personas mayores que en la época del COVID,
y yo conozco personas con nombres y apellidos, a lo mejor hacía 30 años que no se lavaban el pelo solas.
Sí, sí.
Es que había...
Porque iban cada semana a la peluquería y entonces esos tres meses del COVID, de quedarse encerradas, porque hablo de mujeres,
pues realmente fue...
Fue duro, porque no estaban acostumbradas.
Fue muy duro.
Fue muy duro.
Claro, es que...
Yo ahora no te puedo hablar así.
Yo tengo gente muy mayor, hablo, ¿eh?
Sí, sí, de las que van cada semana a lavarse la cabeza y arreglarse el pelo.
Siempre a la misma hora, siempre al mismo día.
Esto ha cambiado de todas maneras.
La gente joven ya no hace esto.
Yo creo que sí.
No, claro, la gente joven va cuando le hace falta, porque cada semana no, porque hoy en
día yo creo que la gente joven la cabeza no se la lavan una vez a la semana, como se
hacía antes las señoras mayores.
Sí, sí, sí, es verdad.
¿Cómo ha cambiado la costumbre?
Sí.
Bueno, las señoras mayores que continúan yendo ahora a la peluquería, pues continuarán
haciendo esto una vez a la semana a la peluquería.
Sí, sí.
Yo lo del COVID es que me pareció curioso, porque me acuerdo que hubo aquel debate de
si las peluqueras eran un servicio esencial, ¿no?
Y al final creo que dijeron que sí.
Sí, creo que sí.
Porque, bueno, además es verdad que un tema de autoestima, ¿no?
De que tú te veas bien o no, y el tema de las peluqueras es importante.
Hablo sobre todo de personas mayores que están acostumbradas a ir cada semana y, bueno,
no es menor, no es menor.
Es como cuando alguien tiene cáncer y se cae todo el pelo.
En las mujeres el impacto es mucho más alto.
Claro.
Porque un hombre calvo no es lo mismo que una mujer calva.
Está claro.
Sí, sí, sí, es verdad.
Y entonces el impacto social o el impacto personal, ¿no?
De autoestima, yo creo que es muy complicado.
Es más duro, claro, porque normalmente un hombre no sabe si está enfermo o si está calvo.
O no sabe si está calvo porque está calvo o porque está enfermo y no.
Y también una mujer sí.
Una mujer sí.
Si ves a una mujer con un pañuelo, ya sabes que está enferma.
Automáticamente te vas a esa mirada.
Sí, sí, sí, sí.
No es muy justo esto.
Yo siempre lo he pensado.
Yo creo que no, que no es justo.
Hay muchas cosas que no son justas, pero es la... como estamos...
Tú siempre has sido una luchadora también por las cosas justas.
Yo sé.
Yo es que he sido de las que, bueno, lo diremos de una manera más a lo mejor vulgar.
Si es blanco es blanco y si es negro es negro.
Si yo estoy segura que es blanco voy a hablar hasta que consiga que...
Que sea así.
Si no tengo razón no lo voy a luchar, pero si yo veo que tengo razón, pues ¿por qué no?
Porque me van a quitar a mí el hecho de decir, no, es que no quiero que nadie me dé la razón.
Que me diga, sí, sí, tienes razón, pero que se luche el... bueno, que se hable.
¿Cuáles son las injusticias que más rabia te dan?
Es que no sé, es que no sé qué decir.
Es que hay unas cuantas.
La vivienda...
No sé, porque hay que...
Mira, es que la vivienda está mal.
Todo ahora está mal, pero es que es verdad que está mal.
Cuando alguien no te escucha.
Sobre todo.
Yo cuando estoy hablando con alguien y pienso, es que no me estás mirando, no me estás escuchando.
No es como hablar con la gente.
O sea, la intolerancia.
Claro.
Sería una de las injusticias.
Claro.
Una de las...
Es que a ver, si tú estás hablando y estás mirando para otro lado, o estás jugando con el móvil,
dices, me callo y se acabó, es que no me estás escuchando.
Lo del móvil es un cambio también.
Hombre.
Es que el móvil...
Mira, volvemos a lo de la peluquería.
Tú vuelves a la peluquería, tú vas a la peluquería y hay dos o tres personas ahí esperando y están con el móvil.
Que yo también lo hago, ¿eh?
Porque lo hacemos todos al final.
Pero entonces hace años atrás no estaba todo esto.
Esto no pasa nada.
Entonces, ¿qué pasa?
Pues que hay una revista o hablas y había más comunicación en general en todo.
En estas cosas que son graciosas.
Vamos a entrar en la invitada que nos has traído, que es una invitada muy interesante.
La invitada es Alaska.
Sí.
Alaska, nos has traído María Olvido Gara, nacida en 1963 en México, que yo creo que debe ser una de las cantantes más influyentes.
Sí.
¿Por qué has elegido Alaska?
Es que Alaska, bueno, es casi de mi edad, pero yo recuerdo de jovencita ya escucharla cantar.
Sí.
Con 13 años empezó.
Por eso.
Es que yo era bien jovencita y ya cantaba.
Ya igual que, es claro, nos llevamos un año.
Ya.
Y es que todas las canciones que tiene, pues, yo cuando sale una canción de ella tengo que bailarla.
Mira.
Sí, porque es que es, ¿sabes?
Me gusta.
Sí, sí.
Bueno, hay canciones que son verdaderos himnos, ¿no?
Como esta es de su época más reciente, ¿no?
No quiero más dramas en mi vida, solo quiero comedias entretenidas, que a mí me parece una letra, ¿no?
Aunque yo llegas a una edad que dices, es que yo ya no quiero más dramas en mi vida.
Sí, es que ya, sí.
Ya no, ¿no?
O sea, ya no.
Llega un momento y dices, venga, va, vamos a ver.
Tú ya estás ahí también, yo estoy ahí, ¿eh?
Yo estoy ahí, ¿eh?
Yo sí.
Yo no quiero más dramas.
Yo ya, que me vengan con cosas divertidas.
Sí, que venga un drama, pero en diez minutos que se me pase y ya está.
Ya, ya otra cosa.
Pues esta canción de ella me parece un gran himno y es verdad que es una de las mujeres
que ha sido, pues, bueno, pues muy influyentes por su manera de tocar, ¿no?
Y por su manera de afrontar la vida.
Ella nació en México, aunque ella se considera madrileña.
Su padre era un republicano español exiliado, Manuel Gara.
Y su madre, que se llamaba América, es originaria de La Habana.
O se llama, no sé si está la madre.
Yo creo que sí que está viva aún, ¿eh?
Está viva, está viva, es verdad.
Es muy mayor, pero está viva, es verdad.
Ella siempre ha tenido una mirada muy amplia del mundo y llegó a España, pues, muy pequeña,
en plena dictadura franquista y, bueno, el padre era un padre muy machista, que...
Pero, bueno, pues murió y digamos que ella siempre explica, pues, que seguramente hay muchas
cosas que hizo que si no hubiera sido porque su padre ya no estaba, pues no las hubiera podido
hacer, hubiera sido muy complicado.
Ella siempre ha luchado mucho por la libertad de expresión y ha sido una de las figuras
destacadas de la movida madrileña, sobre todo en los años 80 y en los años 70, porque
fue una mujer.
Iba y hablaba inglés, que en aquella época no era tan fácil.
Bueno, de hecho, todos, yo creo que esta generación, que yo más o menos también estoy
un poco ahí, hemos hablado inglés fatal.
Bueno, yo directamente nada.
No, es que, bueno, yo un poco más, quizás, pero yo soy cinco años más joven.
Pero sí, es que, por ejemplo, en el colegio daba en francés, o sea que yo ya después
nada de inglés, o sea, ¿no?
Es verdad, daba en francés, yo empecé dando en francés también.
Sí, sí, sí.
Es verdad, yo...
¿A qué colegio ibas?
Bueno, yo iba a Castell Suró, que entonces era el Ramón y Cajar, pero estuve esperando
en unos tipos de, bueno...
¿De barracones o sí?
Bueno, no, primero estábamos aquí, lo que es el jugado de Molins.
En Molins de Regalcón.
Ahí había unas clases y después estuvimos donde está ahora la biblioteca y toda esta
zona, que le llamaban la fábrica del Molí, que había allí, pues, unas clases que hicieron
y hasta que se hizo el Castell Suró, que entonces le llamaban Ramón y Cajar.
Y subías, subías.
Y hubo niños de estos que estábamos todos juntos, que unos los llevaron al Afonso XIII
y otros fuimos al Castell Suró y siempre he estado en el Castell Suró hasta que salí
de cole.
En aquella época, madre mía, en los años 70, 80...
Claro, pues sería 72 o así.
Bueno, la transición, ¿no?
Claro.
En un momento.
Yo me acuerdo cuando se murió Franco.
Y yo también me acuerdo.
Que no estuvieron ahí...
Y no había colegio, y la telepuesta...
Todo el día con aquel señor.
La misma.
Señor.
Ahora hace 50 años que nos ha tenido la telepuesta con aquel...
Yo decía, ¿quién es ese señor?
Sí, sí, sí.
Está ahí ahí.
Y yo me acuerdo que mi padre por la noche estuvo todo el rato con la radio puesta
cuando estaba en la cama y cuando hicieron el...
El golpe de estado.
El golpe de estado.
El golpe de estado y todo eso.
Del 23F.
Sí, sí.
Fíjate todo, ¿eh?
Mira, Iba, y no somos tan mayores para haber vivido tanto.
No, ahora es verdad que la gente...
Bueno, es verdad que...
Bueno, sí.
Pero fueron...
Yo me acuerdo en mi clase...
Bueno, los profesores desaparecieron cuando el 23F se llevaron las radios o fueron a la sala
de profesores.
Estuvieron ahí todo el día.
Y estábamos todos ahí.
A ver qué pasa, a ver qué pasa.
Yo estaba trabajando en San Feliu, en la peluquería, y bueno, la gente que había en la peluquería
como que les dio igual peinarse, se fueron y como un miedo y yo tenía que coger el autobús.
Me fui a buscar mi padre a San Feliu porque no quería que coger el autobús.
Bueno, poco de miedo.
No, no, que son esas cosas que te marcan en la memoria.
Bueno, que ahora se está recordando la memoria este año, hace 50 años, de la muerte de Franco, ¿no?
Sí.
Y bueno, se va a recordar un poco todo esto, que yo creo que es bastante necesario porque
la gente, mucha gente joven, porque claro, también el temario no sé si llegan hasta esta época, ¿no?
Pero que no acaban de acordarse.
Sobre todo el golpe de estado.
Y el golpe de estado...
Claro, es que la edad de mis hijos, por ejemplo, de tus hijos, esto no lo saben.
Esto si no lo leen o saben historia...
Ahí, y es más complicado.
Claro, y con las mentalidades que hoy hay en día, pues ya no saben para dónde tienen que tirar.
Y hay mucha gente que piensa que aquella época...
Fue buena.
Fue buena.
Sí, sí, sí.
Porque escuchan cosas, de que cada uno explicamos cómo nos van las cosas, pero no fue tan buena.
No, no, fue bastante mala.
Bastante mala.
Bueno, de hecho también hubo hace poco una encuesta, bueno, hace poco no, hace cuatro o cinco años,
una encuesta en la Universidad de Deusto que a jóvenes vascos les preguntaban si sabían quién era ETA
y en un alto porcentaje mucha gente no lo sabía.
No recordaba el porcentaje, pero era más del 50%.
Con lo cual recordar determinadas cosas recientes yo también creo que son importantes.
Volviendo a Alaska, porque me he ido por los cerros de Úbeda, ella siempre fue muy transgresora.
De hecho, empezó también a hacer, ¿no? De hecho, ella empieza a cantar en una película del entonces Pedro Almodóvar,
que creo que era Pepe Lucidum y las chicas del montón, y empieza a coger un micro ahí por primera vez.
Muy jovencita, muy jovencita.
Sí, claro, sí, es que yo me recuerdo siempre de ella, o sea, el recuerdo que tengo es siempre cantando, porque claro, ya te digo...
Era muy punk, que esto aquí no sé, es lo que he contado del inglés, que me he ido antes, ¿no?
Porque ella hablaba muy bien el inglés, era un momento en que la gente, y se iba con su madre, se iba a Londres, complaba discos, entonces, bueno...
Claro, y llamaba la atención la forma de vestir y todo.
Sí, sí, sí, sí. Y de hecho, Caca de Luz, que es este grupo, que es cuando sale en la película del Modóvar, tenía 14 años, por eso digo que empezó muy joven.
Y era una banda punk, con letras muy provocadoras, y que fue una referencia a la contracultura en aquel momento, ¿no?
Porque estábamos en unos años, como digo, saliendo, bueno, empezando la democracia, pero que eran muy interesantes, también con este tipo de movimientos.
Luego montan los pegamoides, que son los himnos, ¿no? Bailando, que yo creo que todos hemos...
Bueno, y las generaciones aún la bailan.
Sí, sí, sí, siempre está.
Sí, y fue, bueno, muy cómoda. Luego se pasó a Dinara. También era una época, ella lo cuenta en sus memorias, bueno, han hecho hace poco un documental que yo,
quien tenga movimientos, le recomiendo. Sí, al final no lo he visto, que me lo aconsejó.
Te has dicho, ¿no? No lo he podido beber, esta semana con la fila, el fin de semana.
No pasa nada, no pasa nada. No, pero que ella cuenta en aquella época, también fue un momento muy duro, la heroína en aquellos años, ¿eh?
Que dejó mucha gente por el camino.
Claro, es que en la edad, nuestra edad, fue cuando empezó, que no se sabía nada.
Y era mucha gente, y nosotros teníamos conocidos, bueno, sobre todo más conocidos de...
De mi marido.
Bueno, que eran los años 80 que...
Que había algunos que tuvieron problemas.
Que tuvieron problemas, y claro, y algunos hasta no están con nosotros ya.
Sí, sí, bueno, de hecho, bueno, fue una plaga.
Sí, sí, sí.
Y luego vino el Sida, ¿no?, detrás. Bueno, fue una época dura en esto.
Fundó Fangoria, un proyecto más electrónico y experimental, que es, bueno, por ejemplo, con Fangoria es la que él canta,
la canción esta de No quiero más dramas en mi vida, solo comedias entretenidas.
Y luego se pasó a la tele, y se hizo famosa, haciendo cosas para niños.
Sí, sí.
La bola de cristal.
Yo esta, bueno, yo ya era bastante más mayor, pero me acuerdo de la bola de cristal,
que acabó en el 88, que era un espacio irreverente, inteligente.
Bueno, era una mujer también muy leída, Alaska, creo yo.
Yo es que el espacio este de...
De la bola de cristal.
De la bola de cristal, que no, no, ya estaba, ya trabajaba, estaba...
Y me parece que lo hacía en los sábados, entonces yo trabajaba en la peluquería, y claro, no había...
Trabajar los sábados era complicado.
Claro.
Era un poco, ¿no?
Y no, no, lo recuerdo porque he visto trozos y cosas, pero no es el programa que yo veía, ¿no?
Yo lo que recuerdo, no sé si tú también lo recuerdas, es que en aquella época nos disfrazábamos de Alaska.
Sí, con esas peluquerías.
Con esas, con las rastas, que ya creo que fue de las primeras, ¿no?
De las primeras que lo hubo, ¿no?
Bueno, ahora también es muy fashion ella.
Bueno, ahora ha sido polémica en los últimos años, bueno, porque salió en el Orgullo Gay muchos años,
luego, pues por un tema de fotografías con el sector personajes de la derecha, pues el colectivo gay se le puso...
Ha sido polémica también ella en algunas cosas, pero ella quiere ser auténtica, ¿no?
Una de las cosas que dice, y me parece una frase que define muy bien cómo es Alaska, una de sus frases...
Espérate, la tengo por aquí apuntada.
Es, dice, a mí no me importa lo que digan de mí mientras no sea verdad.
Entonces...
Eso bien, eso no me lo he escuchado esa frase yo.
Bueno, a mí me parece...
Ah, pues me parece muy bien.
Y me parece, ¿no? O sea, que hablen, ¿no? Que a mí me da igual.
Y, bueno, y a quién le importa es una canción...
Esa canción es mi canción.
Incónica, ¿no?
En la moda, bueno, es que ya más es muy influyente en la moda, el pensamiento...
Y, bueno, culturalmente yo creo que aún influye.
Y luego es una gran defensora de una cosa que me ha parecido curioso, ¿eh?
Porque genera, sin entrar a valorarlo, ¿eh?
Que esto cada uno haga lo que quiera con su cuerpo.
Que esto es el tema de la medicina, de las operaciones de medicina estética.
O sea, ella cuenta que cuando era jovencita tenía pecho y no quería pecho.
Y que luego, en un viaje a México, bueno, entró en contacto, pues, con el mundo suburbano, sobre todo de mujeres que en aquel momento, pues, estaban también rozando temas de prostitución, etc.
Pero que para ella fue una de estos cuerpos más voluptuosos y decidió que se quería poner pecho.
Y entonces se puso muchísimo pecho.
Y en este reportaje me parece, bueno, me parece interesante porque ella abre debates sociales, ¿no?
Como en este caso la medicina estética.
Si es buena, no es buena, qué tienes que hacer con tu vida.
A todos nos cuesta envejecer, de todas maneras, un poco.
Sí, sí, claro.
Pero al final, como yo no, a ver, no hay posibilidad.
Que cada uno haga lo que quiera.
Que cada uno haga lo que quiera.
Y cuando tienes, yo siempre digo que si tenemos arrugas es porque estamos vivos y porque van pasando los años.
Una arruga es bella.
Una arruga más, pues un año más, yo qué sé.
Es que al final te tienes que conformar.
En eso estoy de acuerdo.
Sí, sí.
Vamos a conocer un poco más a nuestro invitado.
Venga, María, tu què prefereixes, mar o muntanya?
Mar.
Mar.
I ets més de matí o de nit?
Quan ets més productiva?
O més activa?
O tens més energia?
De matí o de nit?
Per la manana.
Sí?
Per la manana és més activa.
Eres madrugadora?
Mira, sí.
Sí, perquè...
¿Te aplicas aquello a que madruga a Dios le ayuda?
Bueno, sí.
Sí, hombre, tampoco me levanto muy temprano, pero procuro levantarme y ya empezar a hacer cosas y ya está.
Y a la tarde, tarde y noche ya estoy como más, con ganas de estar en el sofá.
¿Qué canción no puedes dejar de escuchar?
Pues esa de Alaska, esa de Alaska me gusta mucho.
¿A quién le importa?
Sí.
¿Esa?
Esa siempre tengo que bailarla cuando la escucho.
¿En cualquier sitio?
Porque es que no le importa nada mi vida a nadie.
¿Cuál es tu plato preferido?
No sé, es que...
Has dicho que eras buena cocinera.
Sí.
¿Cuál es tu plato de más éxito?
A lo que más...
Lo que mejor te sale.
Aunque milló faz.
¿Eh?
No sé.
Yo hago unas albóndigas buenas.
Es que, claro, yo es que los que tengo a mí alrededor siempre me dicen que está todo bueno,
pero las albóndigas me salen muy buenas.
Muy bien.
¿Qué más?
Todo lo de costillas al horno, todo lo de...
Te entretiene la cocina.
Sí.
La escudella.
Sí, me gusta mucho cocinar.
Haces cocina slow food que dicen ahora, ¿no?
De esta que necesita rato.
Sí.
Sí, la escudella que yo hago, la hago de rato, de rato.
Sí, sí.
De ratito.
¿Y qué te gusta más?
¿Una fiesta o un encuentro íntimo?
O sea, ¿tú eres más de encuentros íntimos o de fiesta con mucha gente?
A mí la fiesta me gusta mucho.
¿Y qué haces para desconectar, María?
Yo para desconectar, a ver, el día a día, si quiero desconectar, estoy en casa y estoy...
Que nos suele pasar a todos, que estás un poco así, dándole vueltas a la cabeza de cosas
que no sean ni más ni menos problemas, pues para desconectar me meto a mi habitación que tengo
y me pongo a coser.
Tengo una habitación de costura y yo me pongo a coser y empiezo a hacer cosas y cuando
salgo de allí salgo nueva, o sea, bien.
¿Siempre has cosido como tu madre?
No, no, no, no.
Yo he cosido, no sé, ahora unos diez años o así.
¿Y eso?
Pues mira, me regalaron...
Siendo tu madre modista.
Siempre mi madre pobre me decía, es que podíais coser, podíais coser a todas mis hermanas,
¿eh?
Y al final yo, pues mira, no sé, 50 años me arreglaron una máquina de coser y me apunté
a costura y me aprendí a coser, hacer patrones y ahora pues cuando tengo que desconectar
o estoy en casa sin salir toda la tarde, pues me pongo a coser y siempre hago cosas.
Bueno.
Bien, me gustó mucho.
¿Haces diseños propios o...?
Bueno, diseños propios es un poco...
Ahora me pasa, ahora me pasa.
No, yo ya no tanto.
Si tuvieras que decir, oye, me gusta, yo puedo moverme a donde yo quiera, ¿qué país te
gustaría visitar que no hayas estado?
¿Sabes qué?
Es que yo no soy de...
Bueno, nunca pienso esto de viajar así fuera de España.
He viajado poco, pero sí que es verdad que yo soy la contrariedad, yo creo, de todo
el mundo, porque siempre digo, yo al extranjero a mí me da igual, yo no tengo ningún...
País que digas que quiero ir ahí.
¿Vuelves mucho a tu tierra?
Sí, nosotros vamos cada año, en agosto.
Almería.
Pero es que mi marido también es de allí.
Y tenemos a mis cuñados allí.
¿No habéis perdido el contacto?
No, sí, no, no, no hemos perdido el contacto con ellos, estamos muy bien, me siento muy
querida allí con mis cuñados, y nos gustan mucho las playas, y viven muy cerca de la
playa, pues no necesitamos más.
Y cuando llueve, bueno, ya lo has dicho que te gusta coser, te iba a preguntar si sales
a la calle o te quedas en casa, ¿es de las que te gusta la lluvia o no?
Bueno, si llueve no salgo de casa, bueno, excepto el otro día cuando la fila, que sí
que salí.
Ah, mira, la fila de Molín se ve en la candelera.
Sí.
¿Y cuando cocinas, sigues recetas o improvisas?
Yo casi nunca miro recetas, es que voy haciendo, o sea, no.
Es verdad que si quieres hacer alguna comida diferente, que no la has hecho nunca, claro,
tienes que mirar una receta, pero más o menos es que soy como muy tradicional, siempre
voy haciendo lo mismo, o sea, que no...
Trabajaste, lo hemos contado, ¿no?
También en una tienda de comida preparada.
¿Y la gente qué le gusta más cuando compra comida para llevar pasta normalmente o no?
Un poco de todo.
Porque la gente cocina poco en casa, cosas de estas de larga cocción.
Bueno, yo hablo de mí, ¿eh?
Me cuesta, ¿no?
Sí, sí, sí.
Ponerme a guisar largo.
Es verdad.
Eso de, por ejemplo, hacer una ternera, que hace mucho tiempo cociendo, o sea, no.
Yo creo que no.
Gente más joven no tiene...
Esa...
Oye, y no quiero echar flores a nadie de nosotros de nada, porque es verdad que no hay...
Yo no me considero joven y tampoco cocino largo.
O sea, que ya te lo digo.
A mí es que me gusta, no sé.
Que es un tema de tiempo.
Venga, si tuvieras que elegir, ¿qué elegirías?
¿Superpoderes para volar o leer la mente?
Leer la mente.
¿Sí?
Pues si hablando ya consigues...
Y cuando quieres, cuando tienes prisa por comunicarte con alguien, ¿le llamas o le envías un mensaje de WhatsApp?
Yo llamo.
O sea, mando...
¿Preguntas?
¿WhatsApp mando?
Sí.
Y si tengo mucha prisa y no lo he llamado, le hago un audio.
Si lo veo antes.
O lo escucha directamente.
Sí.
De cuando tú eras jovencita ahora, de los cambios tecnológicos, el que más te impacta, ¿cuál es?
De cómo vivimos ahora, cómo vivíamos antes.
Hablando del WhatsApp, hablando de estas cosas.
Pues puede ser esto, ¿eh?
Sí, las videollamadas.
A mí me impresionan las videollamadas.
Sí, sí, sí, sí.
Porque, claro, es muy importante, ¿eh?
Las videollamadas es una cosa muy buena.
Porque, claro, tú estás fuera...
O sea, es que yo, por ejemplo, con mis cuñados que viven a 800 kilómetros,
muchas veces nos hacemos videollamadas y así hasta nos vemos.
O sea, es que es muy importante.
Lo que pasa es que, claro, es un cambio brutal.
Porque es que antes tenías que hablar por teléfono o te vas a una camina de teléfono en la calle
o no podías hablar con nadie.
No sé si era una ventaja, ¿eh?
Porque yo salía de fiesta y decía, ya volveré.
Y ahora es aquello que si no te han enviado un mensaje.
¿Qué le ha pasado?
¿Qué le ha pasado?
¿Qué le ha pasado?
Sí, sí.
¿Y por las mañanas eres de alarma o de, va, venga, lo apago y diez minutos más?
No, yo me toca el despertador y me levantas.
Que te levantas.
Pero con despertador.
No sin despertador, ¿no?
Sino que lo haces directamente.
María, pues yo creo que...
Ay, no sé.
Ya lo hemos explicado todo, ¿no?
Sí, bien.
Bueno, hombre, yo considero que una vida muy llena de heroínas, ¿no?
Embultada a muchas donas, donas que son...
Mucha gente me llega al día de hoy todavía con gente, de amigos, de equipo, de...
Muchas mujeres, guay.
Muchas mujeres, guay a todo alrededor.
Sí, muchas, muchas, muchas.
Desde ahí las que nos escuchan, las saludamos.
Muchas amigas, sí, sí, tanto.
Pues las que nos escuchan y tú mateixa, moltes gracias por hacernos conocer heroínas cotidianas,
on potser no las aniríem a buscar mai.
Y aquí seguirem amb aquest programa, que también el podeu sentir en podcast.
Estem al segle de les dones, però queda molta feina per fer.
Notícies en xarxa
Bona tarda, són les 7, us parla Mercè Roura, l'Ajuntament de Barcelona i Merdera.
Aquest any 100 milions...