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¿Qué prefieres al golf o a la radio?
Eso podría ser un debate porque tengo el cariño repartido
entre el campo de gol de Tarragona y Onda Rambla.
Vamos a dejar un 50% mientras sea compatible.
Yo creo que no vamos a perder las formas.
Me queda mucho tiempo para jugar al golf.
Yo dentro de 35 o 40 años me voy a retirar de la radio
y entonces todo lo que me reste
a los 30 o 40 años, siéntate, si intentaré, continuaré intentando
meter la bola en el agujero.
Esta era otra de las preguntas.
Te confesaré que me fascinas no solo como profesional,
como maestro de periodismo, sino también como empresario.
No, yo no soy empresario. El empresario es mi hijo.
Yo no soy empresario. No me metes en esa vigenal
porque en el mundo de la empresa fui empresario
cuando me inicié en la aventura hace 10 años
por intentar montar una cadena de radio,
pero afortunadamente lo dejé
y los dolores de cabeza que tienen los empresarios,
que son muchos, a mí no me quitan el sueño.
Me puede quitar el sueño el programa que tengo que hacer
el próximo lunes.
Es decir, yo toda mi vida ahora se la estoy dedicando a la radio
y si algún día la empresa fracasa, tendré que pedirle cuentas
a mi hijo, a mis hijos.
Pero yo tengo mucho respeto y es muy serio ser ese empresario.
Y sí sería incompatible el mundo de la empresa
con el mundo de la comunicación, con mi programa,
con mi protagonista, sería totalmente incompatible.
Fíjate los problemas.
Alguien me decía, espera un momento, a ver si consigo parar una manifestación.
El mundo de la empresa, a partir de este momento
y con las crisis que se nos vienen encima,
van a tener que parar muchas manifestaciones.
Manifestaciones de gente que en su derecho quieren algo
tan justo como un puesto de trabajo.
Y vienen crisis y vienen momentos muy duros para los empresarios.
Y en este momento yo estoy feliz por estar alejado,
relativamente, pero alejado de la empresa.
Mi empresa se llama Protagonistas.
Mi vida se llama en esas seis horas y media de radio
que esta mañana he vivido en Sevilla.
Que el próximo miércoles viviré con un atractivo especial en Cáceres
porque la Generalitat me ha pedido, y para mí es un honor,
que lleve el grito a Extremadura bajo el título
y bajo el banderín de enganche Cataluña-Tierra de Acogida.
¿Y el Ibarra ya se ha enterado?
El Ibarra se ha enterado.
Había un problema porque tengo invitado al presidente de la Generalitat
y al presidente de Extremadura.
En el asunto del protocolo hemos tenido una discusión
porque van a estar los dos en el programa.
¡Ay, ay, ay!
Pero vamos, eso lo dejo al protocolo.
No sé si entrevistaré primero al presidente o al presidente de Extremadura.
Pero, bueno, la radio tiene esa calentura.
Sin calentura la radio no es nada.
Y no sé lo que puede pasar el próximo miércoles
delante de doscientas emisoras y dos millones de oyentes
en ese mano a mano que se puede producir.
Espero que sea generoso y respetuoso
entre el nuestro presidente y el presidente de Extremadura.
¿Alguna vez has tenido que parar algún mano a mano de estos
porque se desmadraban los...?
Sí, ayer.
Sí, sí, algo he oído, algo he oído.
Ayer entre dos tertulianos, entre dos personas muy queridas.
Uno de ellos, José María Calleja,
uno de los hombres para mí más valiosos por el coraje y por la fuerza
y porque ese sí que está exponiendo su vida.
Lo ha expuesto durante mucho tiempo ante la locura del terror.
Y otro de ellos, un concejal, amigo del alcalde de Tarragona,
pero que milita en distintas filas, concejal del PP.
Tú sabes que en la tertulia yo tengo un concejal del PP,
otro concejal de...
Diputado.
Otro hombre de Convergencia y otro hombre del Partido Socialista.
Diputado, diputado, apunta a las autoridades.
Bien.
Juan Morano tuve una discusión terrible.
A mí me disgustó mucho,
pero esa calentura de la radio tiene estas cosas, ¿no?
Se dijeron cosas muy feas entre dos queridos amigos
y dos colaboradores y dos tertulianos del prestigio de José María Calleja
y Juan Morano.
Naturalmente que lo paré,
pero no lo paré suficientemente a tiempo
como para que no saliera al aire cosas que...
Algo de olvidarse.
Es mejor olvidarlas, ¿no?
Pero que siempre tienes que estar con el palo y la vela, ¿no?
Intentando que eso funcione, pero si alguien se desmanda.
Lo que pasa es que a veces también es interesante que se desmande, ¿no?
Es decir, sin que llegue a la sangre del río.
A mí no me importa que haya discusiones.
El debate en la radio es una de las secciones para mí más atractivas, ¿no?
Eso no lo puedes, con todo el respeto se lo digo a los compañeros de la prensa,
eso no lo puedes mantener en la palabra y en un folio, ¿no?
Pero en la prensa, en la radio, que no deja de ser prensa,
nos podemos pegar, yo voy a ganar porque miro más que tú y no soy tan fuerte,
tú eres más joven.
No apostaría.
Pero la veteranía y la experiencia, ten cuidado, no te enfrasques.
Comes mucho botillo.
En la contra, en la contra, desde luego, saldría probablemente un debate nulo.
El botillo te ha puesto muy fuerte, tenemos botillo pronto, me parece, ¿no?
El botillo el día 10 de noviembre, efectivamente, se entregarán los premios que no son tan importantes
como los de Tarragona Radio, pero son importantes.
Tendré tú un romesco, porque...
Los premios, el romesco puede competir perfectamente y es compatible con el botillo.
Muy bien, muy bien.
Dime, ¿quién ha sido tu entrevistado de pesadilla?
Si te acuerdas, así a bote pronto.
¿Y cuál ha entrevistado de oro? Y nos quedan tres preguntas solo.
Es curioso porque yo siempre procuro coger las últimas sensaciones que he vivido en la radio.
Y el entrevistado de pesadilla ha sido el de esta mañana,
porque a mí me una amistad con Baltasar Garzón
y llevaba pidiéndole esa entrevista tres años.
Por Dios, ha sido una entrevista de todo menos de pesadilla, ¿eh?
No, no, no, pesadilla, pero por el tiempo que ha tardado en concederme la entrevista,
que llevaba tres años como perro faldero detrás de él.
Pero no ha sido el único, solo que nosotros no la hemos conseguido.
Ya, lo que pasa es que yo parece que debería tener más derecho por la amistad que me une.
Efectivamente, más mérito, desde luego.
Esta ha sido la pesadilla, cuando al final ha resultado bien.
Cuando soía, pensaba una cosa, es una pregunta íntima, ¿no?
Pero, ¿tienes miedo?
Sí, el miedo no puedes prescindir de él.
Cuando te pasa lo que me ha pasado a mí, lo que le está pasando a muchos compañeros,
lo que le ha pasado a un colea y tertuliano que conoce muy bien el alcalde
y que ha sido noticia y ha sido muy querido en Tarragón a Gorka de Andagro, ¿no?
Gorka sí que tiene que tener miedo.
Yo lo tengo, ¿no?
Pero cuando pienso en mi miedo, pienso en el miedo de un hombre como Gorka que le han destrozado la vida,
que le han dejado sin la vista de uno de esos ojos, que le han cercenado las manos
y que continúa con la fuerza y la rabia y el coraje buscando a través de la palabra
la libertad de su pueblo, que es el nuestro, ¿no?
Y cuando pienso en ese miedo, el mío es muy pequeñito.
Ya sé que estos canallas han intentado durante mucho tiempo, pero lo han intentado también con muchos compañeros,
otros no han tenido suerte, han sucumbido bajo las bombas o bajo las tiras, los tiros de estos desalmados.
Y entonces ese miedo, ¿cómo...?
Yo he hablado con gente especialista, con psicólogos, y me han dicho, mira, para curar el miedo tienes que estar ocupado
y tienes que cambiar impresiones con otras personas que tienen la misma situación.
Entonces yo procuro hablar mucho con mis Gorkas particulares o con mis Carmen Gurruchagas,
que ha sido una de las mujeres valiosas también que han demostrado que en la lucha contra el terror
no caben medianías ni en vioedades, ¿no?
Y cuando pienso en esa gente es más evadero el miedo, pero efectivamente no puedes prescindir del miedo.
Hay otra cosa que me intriga, que es seis horas y media de radio al día.
Hay mucha gente que no trabaja seis horas y media. Muchísimas.
Seis horas y media. ¿Cuánto tiempo hace...?
Mira, yo esta mañana, cuando salía del hotel, camino de la isla de la Cartuja, en Sevilla, donde hacía el programa,
de pronto me encontré con una multitud, chicos jóvenes y menos jóvenes, y pregunté, ¿qué es eso?
Dicen, no, es la salida de una discoteca.
Digo, ¡qué mundo más apasionante!
Yo soy un hombre que casi se acuesta a la hora de las gallinas, ¿no?
Por eso.
Y desconozco esa vida nocturna fantástica, ¿no?
Y a pesar de todo digo, pues yo no cambiaría mi vida por eso.
Yo continúo madrugando porque la radio y solo el que conoce el mundo este medio,
que tiene, por cierto, 24 millones de ciudadanos cada día la radio,
y parte de esos oyentes están ahí en Tarragona Radio, que hoy es su día,
y desde aquí quiero enviar a todos mis compañeros un saludo.
Pero yo no sería absolutamente nada si no tuviera un micrófono delante.
A mí la gente me dice, pero bueno, ¿no tienes otros atractivos?
Digo, no, no, es que en la radio están todos los atractivos.
En la radio yo me divierto con los humoristas,
yo conozco las noticias con los especialistas más importantes de la política, del deporte.
En la radio está, pues, el debate de cada día que hay en la calle.
La radio es un periódico, un periódico sonoro, ¿no?, donde hay absolutamente de todo.
Y cuando te dan esa responsabilidad, y llevas haciéndolo casi 30 años,
y las cosas, pues no te salen del todo mal,
y los jefes te renuevan la confianza para continuar.
Del todo mal montar ese imperio yo no sería tan...
Y sabes que un estornudo, ahora voy a lo del imperio,
y sabes que un estornudo aquí en Tarragona,
te lo escuchan en 200 ciudades españolas,
la cobertura de Onda Cero ahora es apasionante para cualquier periodista.
Pero eso del imperio, si te refieres a Onda Rambla,
mira, yo hace muchos años,
yo entré en Cataluña para suplir la baja de Joaquín Soler Serrano.
Joaquín Soler Serrano se iba a otras aventuras, en otras emisoras,
y yo me hacía cargo de los programas que hacía en Radio Nacional
y en la desaparecida y querida Radio Peninsular.
Y un día me dijo, Joaquín, nunca te lo creas.
Si algún día llegas a ser alguien, no te lo creas,
porque a partir de que te lo creas, vas a desaparecer.
Dice, y algún día ve pensando que dejará de sonar el teléfono
cuando estés apartado del micrófono.
Y algún día te pasará lo que le ha ocurrido a otros,
a quienes fueron mis ídolos de juventud en el mundo de la radio,
a los Cedrico Gallo, a los Jorge Arandes,
a los Joaquín Soler Serrano, a los Bobby de Arané,
a los José Luis Pequer,
no a todos, pero a parte de estos amigos,
cuando las empresas se cansaron de ellos
porque entendían que ya no era un producto importante para la radio,
los echaron, los abandonaron,
los dejaron en la puñetera calle.
Y tenso, dije, esto me puede pasar a mí.
Esto lo pensé hace mucho tiempo.
Yo tengo que luchar por tener mi propia radio.
Y un buen día, cuando la Generalitat dice,
concurso oposición para la posibilidad de tener unas frecuencias,
pues yo con mi currículum me presenté.
Y efectivamente, bueno, me presenté a todas las ciudades de Cataluña.
Me dieron un ala de Barcelona.
Entonces ya tenía mi sueño, uno de mis sueños cumplidos.
A partir de ese momento yo dije,
a mí nadie me va a echar de la radio.
Yo aquí leí que yo me escuché.