Buenos días, señor Lafuente.
Buenos días.
Cuéntanos un poco cuál es la labor que se realiza
desde la subdirección o desde la dirección de protección
del patrimonio del Ministerio de Cultura.
Bueno, esta subdirección está enclavada dentro
de la Dirección General de Bellas Artes,
que es el centro directivo que se encarga un poco
de la conservación del patrimonio a nivel estatal,
de las competencias que nos quedan
después del reparto competencial que hizo la Constitución
y la Ley del Patrimonio Histórico
y básicamente mi subdirección es una subunidad jurídica
en donde lleva un poco la aplicación del Convenio
de Patrimonio Mundial, que es lo que nos ha traído aquí,
ya que España forma parte de este convenio desde el año 82
y lógicamente la administración responsable de cara a la UNESCO
es el Ministerio de Educación y Cultura,
que somos la unidad que de la mano de las comunidades autónomas
tenemos que aplicar este convenio.
Esto es básicamente una de las grandes funciones
que tiene esta subdirección.
¿Había estado alguna vez en Tarragona previamente?
Bueno, sí, he estado un par de veces, precisamente antes de la declaración
con la visita del evaluador de la UNESCO,
luego también en visita privada y ahora es la tercera vez que vengo.
Y después de tres años de la declaración de Tarragona
como Patrimonio de la Humanidad, ¿qué cree que ha cambiado?
Bueno, ha cambiado para bien mucho, o sea, yo como las notas del colegio
diría que progresa adecuadamente, porque la verdad es que ha habido un cambio sustancial
desde, nada, hace cuatro años, desde el 99 hasta el 2003, se notan mucho los cambios.
Yo creo que lo importante es la labor continua y la planificación a medio,
a corto, medio y largo plazo que tiene esta ciudad, que creo que es el camino
que hay que seguir. O sea, lo que no se puede es conseguir
que esté todo maravilloso
con una varita mágica
en dos días, si no es la continuidad.
Que haya una mentalización de los políticos
municipales
y de la gente de la ciudad, de que esto es
poco a poco, hay que ir haciendo y conservando
y recuperando.
Creo que esta mentalidad
está calando en muchos municipios de España,
Tarragona es un ejemplo de ello, pero también
lo estamos viendo en Lugo,
lo estamos viendo en Mérida,
lo estamos viendo en ciudades más pequeñas, como Santillana del Mar, etcétera.
Y yo creo que es la clave del sostenimiento del patrimonio histórico
de estas ciudades, que realmente es una de las mayores riquezas
que tienen estas ciudades.
Supongo que el hecho de la declaración de una ciudad
o de un conjunto de monumentos como patrimonio de la humanidad
sirve para promocionarlo y también para ayudar a la preservación.
Claro, es una especie de galardón
o sello de calidad que te da la UNESCO,
como una especie de que entras a formar parte de un club VIP
de ciudades del patrimonio.
No todo el mundo puede tener este
sello de calidad
y que es un reconocimiento a nivel mundial.
Ayer comentábamos en la conferencia
que mucha gente de turismo quiere ir a ver
los sitios declarados que están incluidos en la lista
del patrimonio mundial.
Los busca y va a verlos.
Y se fía de eso más que de un itinerario turístico
que lo ofrezca cualquier agencia de viajes.
Entonces es un sello de calidad, efectivamente.
Y entonces eso te da, desgraciadamente,
la UNESCO no aporta dinero.
El poco dinero que tiene va dirigido a los países del tercer mundo
para que mantengan sus bienes del patrimonio mundial
pero que no tienen recursos para ellos.
Y lo que sí te da es unas obligaciones.
Una obligación de conservar,
que ya la teníamos en la Constitución y en las leyes españolas,
pero que ahora hay una obligación de cara al mundo.
El mundo te puede exigir que conserves estos bienes.
Y por otra parte, pues una mayor responsabilidad,
no sé, quizás una obligación de priorizar ciertas actuaciones
en estas ciudades, en fin.
Comentaba también en la conferencia,
me parece que cada vez es más difícil conseguir la declaración
de un conjunto de monumentos como Patrimonio de la Humanidad.
Sí, podríamos decir que cuando se cerró la puerta,
Tarragona entró en la última, ¿no?
Tarragona con las otras cinco en Cairns.
Ahí fue justamente el año de Cairns
que conseguimos a Tapuerca, las murales del Lugo, Tarragona,
Valdeboi y el Palmeral.
Ahí mismo se tomó la decisión de Cairns,
que significaba que a partir de entonces,
al año siguiente solo se iban a ver los temas que estaban pendientes,
que en el 2001 no iba a haber ninguna declaración,
que en el 2002 iba a haber solamente 30 declaraciones al año
y en el 2004 se ha aumentado 40 declaraciones al año.
El año de Cairns, de Tarragona, fueron 67 los que se declararon.
Entonces, dentro de estas 30, pues hay diversos criterios
para elegir cuáles vas a declarar,
porque ahora los países siguen presentando
y entre ellos, uno de los criterios que más peso tiene
es que los países tengan pocas o ninguna declaración.
En el caso de España, que somos el país del mundo
que más declaraciones tiene, pues claro,
eso pesa como una losa para nosotros, ¿no?
Entonces, desde el año 2001, en el 2000 conseguimos estas 5,
en el 2001 conseguimos una ampliación,
la del Mudéjar, que llevábamos pendiente, y Aranjuez,
y ya a partir de entonces, en los tres últimos años,
hemos conseguido UBRI-BASA este año, junio,
y ya para el año que viene, ni siquiera nos han seleccionado
ninguna ampliación del Gaudí, que era la siguiente que llevamos.
En total, en España, ¿cuántas ciudades o cuántos monumentos
están reconocidos como Patrimonio de la Humanidad
y qué se hace es el Ministerio de Cultura para gestionarlos?
Desde la lista del Patrimonio Mundial,
hay 37 sitios propiamente de España
y uno compartido con Francia,
que es el Parque Natural del Monte Perdido, en Huesca.
Entonces, tenemos 38 en la lista del Patrimonio Mundial.
Luego nos sigue Italia con 37.
Desde la... en cuanto a la gestión,
pues no compete a nosotros,
porque el reparto competencial,
la gestión o la aplicación de la Ley de Protección
y de Conservación del Patrimonio compete a las comunidades autónomas.
Hay algunos casos que sí es competencia del Estado,
porque son monumentos que pertenecen a Patrimonio Nacional,
como pudiera ser el Escorial o pudiera ser Altamira,
que es un museo de titularía de gestión estatal,
o el caso de Aranjuez, que es parte del paisaje cultural,
el Palacio también lo gestiona a Patrimonio Nacional.
Ahí sí que el Estado somos los responsables
de la gestión de esos monumentos.
Pero en el resto, lo normal es que sean
las comunidades autónomas las responsables,
y cuando son conjuntos históricos
o yacimientos arqueológicos dentro de las ciudades,
pues también los ayuntamientos juegan un papel fundamental
con los planes especiales de protección de estas zonas.
De lo que ha visto aquí en Tarragona estos días,
que me parece que hoy ya se ha dedicado a hacer un poco de ruta,
¿qué es lo que más le ha sorprendido,
lo que más considera que...
Bueno, lo que más sorprende que ayer lo dije un poco
es la difusión esta semana de celebración,
que creo que si se consolida, pues es una idea muy bonita,
porque es recordar a los ciudadanos,
no ya es que se consigue una vez,
sino que ahí está y hay que seguir trabajando,
hay que dar cuentas de lo que se hace,
de lo que está pendiente de hacer, etcétera, etcétera.
Con lo cual yo creo que eso también es difusión.
Y luego también, pues un poco,
sobre todo a mí lo que me llama mucho la atención
es la recuperación del circo poco a poco,
cómo se van comprando casas, tirándose.
Ahí hay un trabajo poco lucido,
que es la expropiación, incluso con mala prensa,
porque tienes que expropiar, tienes que tirar,
tienes que excavar, y al final avanzas 5 metros.
Pero ya cuando vienes al cabo de los años
y vas viendo el resultado,
pues la verdad es que merece la pena.
Yo creo que esa labor de día a día,
aunque sea una labor no muy ilustrosa,
pero yo creo que es necesaria.
Esos son trabajos de fontanería,
que decimos en el patrimonio,
que son poco lúcidas, pero son necesarias.
¿No?