This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Gràcies.
Cuando hace un trabajo se queda tal como él lo crea en ese momento y no es una persona que le guste arreglar o enmendar nada.
Y además en este caso yo creo que es tan sencillo, tan esquemático, tan claro todo lo que cuenta que no tiene una rectificación.
Él simplemente compartió con nosotros para elegir los elencos, las personas que lo interpretaban, darle toda su personalidad a los intérpretes, pero que la obra es exactamente igual.
Lo que pasa es que los intérpretes son los componentes de la compañía andaluza de danza, una gente con unos valores extraordinarios, jóvenes.
El papel de la novia lo interpreta Ana Moya, el papel de la madre Ana María Bueno, el papel del novio Raúl Gómez, Leonardo hace Miguel Ángel Corbacho y la mujer es Úrsula López.
Entonces están todos extraordinariamente bien en esos papeles con una intensidad interpretativa que a la vez nos sirve también como punto de referencia para que luego en la segunda parte se vea una compañía prácticamente diferente.
Porque La Leyenda es un trabajo que se ha hecho, creado por mí, que se estrenó el año pasado y es un personal homenaje a Carmen Amaya.
Entonces da una perspectiva y una óptica de la formación tan amplia que tiene esta compañía.
Muestra sus múltiples caras y facetas a la hora de poner el flamenco encima del escenario.
Volviendo a Bodas de Sangre, de La Leyenda hablaremos inmediatamente, José Antonio.
En la época que se concibió había como una gran separación todavía entre danza y teatro.
Hoy día afortunadamente danza y teatro pueden formar una unidad en un escenario.
Esto también facilita mucho el trabajo a los bailarines actuales.
El público parece que estamos más puestos en entender que se junten varios lenguajes escénicos.
Sí, sí, efectivamente en su momento fue un poco una revolución, digamos, en el concepto.
Pero yo creo que hoy en día tampoco se ha avanzado mucho.
O sea, se ha avanzado mucho en que el público ha visto cosas extraordinarias,
pero que con respecto al baile flamenco, al baile español en general,
tampoco se ha evolucionado bastante en ese aspecto.
Digamos que la interpretación va más por la vía de hacer pasos muy complejos, muy complicados,
y a la vez que no cuentan mucho de las historias,
que es lo que creo que realmente Gades ha sintetizado de una manera magistral,
con bodas de sangre, con movimientos sencillos, simples, son como trazos, como rasgos,
que son comprensibles para todo el mundo.
Entonces no hay ningún tipo de simbología.
Eso yo creo que es fundamental para la creación de un buen ballet,
porque en el ballet no existir la palabra es muy complejo.
Quizás a veces un exceso de vocabulario de baile puede llegar a perder el hilo conductor de la trama de un guión.
Puede agobiar al espectador, ¿no?, tanto movimiento así simbólico como decías, ¿no?
Sí, efectivamente. Yo creo que la genialidad de esta obra es toda su simplicidad.
Está la esencia de Federico, pero no los tópicos, digamos, por decirlo con todos los respetos, lógicamente, ¿no?
Están la esencia de lo que es el pueblo, de cómo se bailaba en aquella época, digamos, ¿no?
Aunque el lenguaje, lógicamente, es más actual, pero quiere decir, tiene esa sencillez, ¿no?,
ese movimiento rebuscado, ¿no?
Y yo creo que, bueno, que es una de las obras que ha marcado un hito en la historia del baile
y que para nosotros, yo como director de la compañía, es todo un privilegio
y habiendo tenido la oportunidad, valorándolo desde dentro, ¿no?,
de haber interpretado tanto Leonardo como el novio cuando lo compartimos, Antonio Gades y yo,
cuando yo dirigí al baile nacional, que el invité para la conmemoración y lo bailamos juntos,
sé lo difícil que es interpretar en los diferentes papeles
y por eso valoro mucho más todo lo que hacen en este momento los intérpretes de la compañía andaluza, ¿no?
Aparte no hay que perder de vista que aquí la compañía andaluza de danza apuesta por una práctica
a la que aquí quizás no estemos acostumbrando, aunque sí las grandes compañías europeas,
que es poner en escena clásicos, o sea, espectáculos que se han concebido décadas atrás,
mantenerlos de actualidad, ¿no?
Yo creo que es fundamental, siempre, como todo creador, siempre nos gusta hacer cosas nuevas, ¿no?
Pero yo como director siempre he intentado que haya un referente también histórico de valor, ¿no?
De valor, porque hay cosas que realmente han tenido un valor en su momento,
pero que quizás luego las formas y los conceptos han ido evolucionando
y se quedan como un poco anticuados, ¿no?
Se quedan como obras ya prácticamente de museo, ¿no?
Y entonces no es el caso de Boda de Sangre, ¿no?
Yo creo que es muy importante para todo creador seguir trabajando, investigando, evolucionando,
pero por encima de todo un director debe mantener un referente con el lazo histórico, ¿no?
De algún modo, sobre todo cuando los elencos que componen las compañías son gente jóvenes
que no han tenido la oportunidad de poder gozar o disfrutar de ver o interpretar dichos papeles, ¿no?
Yo creo que es casi una obligación y además es un agradecimiento que debemos de tener todos los artistas
a las obras buenas que nos han precedido porque de algún modo han hecho posible hacer un camino
de que todos lleguemos a donde nos encontramos hoy en día, ¿no?
Y puestos a recuperar historia, José Antonio, coges un personaje que, bueno,
que adjetivos no hace falta que le añadamos como Carmen Amaya.
Sí.
Y entonces montas la coreografía de la leyenda que también veremos aquí.
Efectivamente.
Yo tuve el privilegio de conocer a Carmen cuando era un niño en Buenos Aires
y siempre tuve no solo una gran admiración por el artista, por el ser ese extraordinario en escena,
sino por la mujer tremendamente afectuosa, tremendamente bondadosa.
Era una mujer de una dimensión en todos los aspectos, una dimensión física pequeña, ¿no?
Pero que luego de interior era extraordinaria.
Entonces siempre había tenido esa voluntad de recordar, de hacer algo para dedicárselo a ella.
Ese ser irrepetible, ¿no?
Y que se fue muy prematuramente, ¿verdad, José Antonio?
Sí, desgraciadamente.
Podría haber dado muchísimo más, Carmen Amaya.
Sí, efectivamente, por eso.
Pero bueno, yo creo que esas energías tan fuertes se consumen de una manera tan desgraciadamente
que no se puede disfrutar de ellos tanto tiempo.
Pero yo creo que ese calor y ese brillo que nos irradian a todos nosotros,
a todo el público y a las personas que tuvieron la suerte de convivir,
pues yo creo que es algo que nunca se borra de nuestras mentes y de nuestros corazones, ¿no?
Entonces era un trabajo pendiente, pero a la vez era un trabajo delicado,
porque siempre hacer algo dedicado a alguien con ese carisma tan fuerte
me daba mucho respeto y a la vez miedo, sinceramente miedo.
Pero llegado el momento yo necesitaba contarlo a mi modo y decir, bueno, pues esto es lo que yo quiero dedicar
a este ser irrepetible y que, bueno, que se vea con todo el cariño y con todo el rigor como artista
que yo ya con todo mi bagaje, pues creo que tengo preparado para poder enfrentarme a este trabajo, ¿no?
Entonces llamé a José Antonio Rodríguez, que ha hecho una partitura musical hermosísima, bellísima,
y yo en esta historia no quería contar ningún argumento, no quería contar la vida de Carmen,
no quería inspirarme en sus movimientos, solamente hacer un paseo, digamos, una alegoría
por sus bailes más emblemáticos, por un poco la estética que ella tenía, la impronta,
y sobre todo yo lo que quería era diferenciar, pues, la gran dimensión que tenía como mujer, como artista, ¿no?
Entonces por eso en este caso está dualizado el papel, hay una persona que encarna, digamos, lo carnal,
valga la redundancia, interpreta lo carnal, que es ella mujer, que está interpretado por Úrsula López,
y luego está ella inmortal, que es el enalgado, que interpreta, digamos, la parte más intangible, ¿no?
O que solamente llevamos cada uno en nuestros interiores y que no se puede ver,
que puede ser el alma, puede ser el espíritu, puede ser el arte.
Entonces ese complemento crea realmente una dualidad muy mágica en la narración de la historia,
que, como he dicho al principio, no cuento ningún argumento, simplemente es un caminar por sus palos más emblemáticos,
para terminar con esa seguidilla, digamos, fastuosa que ella interpretaba con una bata de cola blanca,
que aquí está enfatizada.
Que en nuestra fotografía ni cabe toda la cola de la bata, o sea, queda cortada de lo larguísima que es.
Es una bata de cola de cuatro metros, nada menos, o sea, es algo impresionante,
que ella la sacaba muy grande, pero al ser muy menuda parecía mucho más grande, ¿no?
Lógicamente yo aquí he querido acentuar este rasgo, pero no como un efecto,
sino simplemente como un símbolo que para mí fue como un cometa, como una estrella que pasó por nuestras vidas
y esa estela nos dejó a todo el mundo cegado, ¿no?
Y antes de llegar a esa seguidilla impresionante que cierra el espectáculo,
pasamos por los tangos, las oleares, las alegrías, la rumba, ¿no?
Por todos los palos, como decías, que cultivaba Carmen Amaya.
Eso, efectivamente.
Y también hay una rondeña y las alegrías que son creación de Juan Requena,
que es la parte que va en vivo con los intérpretes en directo, con los músicos en directo.
Y, bueno, hay también un baile que yo siempre lo recordé, lo recordaba de Carmen,
que es el embrujo del fandango, que está bailado a piano y con castañuelas.
Y digamos que las alegrías, él era lo más emblemático, que en este caso, pues,
Úrsula, que hace el papel de ella mujer, pues sale vestida de hombre como lo hacía Carmen.
Y Elena, pues, interpreta vestida de mujer, como es natural, ¿no?
Entonces se crea esta dualidad que crea una química y una...
Es como un hilo conductor en toda la historia que crea un mundo muy, muy especial.
Nos espera realmente una noche mágica, diferente y especial,
en una ciudad que aprecia muchísimo el baile flamenco.
Por el Festival de Verano de Tarragona han pasado en los últimos veranos
Sara Vara, Rafael Amargo, Antonio Canales, siempre con un éxito notabilísimo.
Gusta muchísimo el flamenco.
Lo sé porque yo he sido uno de los pioneros, ¿no?
En el campo de Marte actual, sino en aquel antiguo campo de Marte
que prácticamente eran escenarios provisionales con los antiguos festivales de España.
Y además tuve...
¿Recuerdas con qué espectáculo viniste, José Antonio?
Pues sí, con Antonio.
Ah, con Antonio Gades.
No, no, con Antonio Ruiz.
Antonio Ruiz.
El ballet de Antonio fue la primera vez y luego he estado también con la compañía de María Rosa
y estuve con mi compañía, la compañía que yo tenía cuando creamos mi mujer y yo
en Padescanse, la compañía, en el año 75, estuvimos allí y entonces es curioso.
Es como volver a casa entonces, ¿eh?
Ha pasado muchísimos años y yo no he tenido la oportunidad de regresar al campo de Marte ni a Tarragona
y entonces lo espero con mucho afecto porque además me traen recuerdos también muy importantes para mí
y yo creo que para todos los espectadores que vengan a ver la compañía va a ser también un regalo
porque tener la oportunidad de ver Bodas de Sangre y la última producción de la compañía
que es La Leyenda, con la cual estamos teniendo un éxito, anoche terminamos aquí en el festival,
clausuramos el Festival de Itálica en Sevilla y la verdad es que el público se emociona
y entonces para nosotros es un lujo volver a Tarragona y dar una imagen de lo que se hace en Andalucía,
de lo que se hace en Sevilla y de esos valores tan importantes que tenemos por acá.
No faltaremos a la cita, José Antonio, vas a encontrar todo muy cambiado, ¿eh?
Seguro, seguro, y además es que además en la compañía está Francis que es de Tarragona,
o sea que tengo gente de Cataluña, tengo tres personas de Cataluña que están encantados de volver a la Tierra
y además que lo sé, que Tarragona ha evolucionado mucho, afortunadamente como todo el país,
pero yo creo que va a ser impresionante el reencuentro de nuevo.
José Antonio Ruiz, director de la compañía andaluza de danza,
muchísimas gracias por atender nuestra llamada en directo, que vaya todo muy bien.
Gracias y os esperamos pasado mañana.
Ahí estaremos, gracias, buenos días.
Adiós, buenos días.
Gracias.