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Arxiu/ARXIU 2003/ENTREVISTES 2003/


Transcribed podcasts: 805
Time transcribed: 10d 5h 28m 59s

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Nosotros nos dedicamos a lo que es la educación no formal,
atendiendo a niños de 0 a 14 años, niños indígenas que han migrado a la ciudad de San Cristóbal
por alguna circunstancia que puede ser desde la guerra que tuvimos en el 94
o por cuestiones de desalojo, por cuestiones políticos o religiosas.
Como ustedes saben, la población allá es la gran mayoría que ha migrado,
no son católicos, son gente de otras iglesias y que por circunstancias políticas
han tenido que emigrar y por cuestiones socioeconómicas también.
Entonces en la ciudad se han asentado un gran número de población indígena
en estos cinturones de miseria que le llamamos.
Y pues la situación de los niños, le llamamos niños en situación de calle,
se ha incrementado en los últimos 12 años.
O sea, a partir del 94 hay una gran migración que no ha parado.
Entonces atendemos con los niños, son tres proyectos.
En nuestro centro van niños de 0 a 5 años, donde se les da lo que le llamamos
estimulación temprana, desayunan y comen ahí y a las 2 de la tarde sus mamás van por ellos.
Y en la calle directamente trabajamos en cinco centros, que son centros que nosotros les damos
una delimitación con algún cordón o con una cuerda.
El trabajo es directamente en la calle.
Los niños llegan ahí, están con nosotros dos horas y tratamos de que lo que se les da,
que sea de mucha calidad.
También estamos intentando de que los niños aprendan el castellano,
porque bueno, ya están en otra realidad,
no en la ciudad pues no se habla ningún idioma indígena.
Entonces ya su realidad se transforma, ¿no?
Y también tenemos otro proyecto que le llamamos Casa para Aprender.
Este trabajo es el seguimiento de niños que han entrado a la escuela,
a la escuela formal, y que nosotros les damos seguimiento directamente
para que no sean discriminados o maltratados.
La discriminación en la ciudad de San Cristóbal es muy fuerte aún.
Y bueno, también estamos intentando de sensibilizar a la población para que se transforme.
Patricia, el proyecto primero que usted comentaba, tengo entendido que se llama Proyecto Arrumacos,
pues va dirigido a una población de niños muy pequeñitos, en muchos casos bebés,
por lo tanto me está hablando de son las madres que los llevan al centro.
Cuando hablamos de niños y niñas que están en el proyecto Calles o incluso Casa para Aprender,
estamos hablando de niños y niñas que en muchos casos viven solos,
viven en la calle literalmente, ¿no?
No, mire, los niños acá no viven en la calle.
No viven en la calle.
No, no, son niños trabajadores.
Cuando un niño ya puede caminar, que generalmente son a los dos años,
puede portar alguna bolsita, generalmente sus mercancías las llevan en canastitos,
entonces ellos ya trabajan, trabajan desde pequeños porque pues sus circunstancias son muy difíciles, ¿no?
Entonces ellos tienen que trabajar desde pequeños, tienen que ayudar a la economía familiar
y bueno, sí hay niños de la calle, sí hay niños que ya han roto el vínculo familiar,
pero estamos hablando de seis niños, diez niños, o sea, el problema no es tan grueso como en Brasil, ¿no?
Acá los niños sí tienen familia, pero tienen la necesidad de trabajar.
Está hablando de trabajo infantil, que hay un gran debate incluso en el seno de las ONGs
porque muchas veces eliminar ese trabajo infantil supone la hambruna para las familias.
Es difícil encontrar la solución y el equilibrio, ¿verdad?
Sí, de hecho...
Aunque hay que condenar el trabajo infantil, pero son circunstancias muy difíciles en general.
Sí, de hecho la gran discusión con UNICEF es esa, ¿no?
UNICEF nos dice que ustedes tienen que trabajar para eliminar el trabajo infantil.
Nosotros estamos a favor de la eliminación de las peores formas de trabajo,
que es la explotación sexual y la explotación física del niño, ¿no?
Pero no podemos estar en contra del trabajo infantil porque, ¿qué hacemos como Tercer Mundo?
¿Qué van a hacer esas familias que sin el trabajo de los niños no podrían sobrevivir?
Generalmente los niños llevan más dinero a su casa que los mismos padres
porque el niño tiene la posibilidad de vender más porque San Cristóbal, que es una ciudad turística,
el turista le compra más a los niños que el turista que está más sensibilizado,
que va a hacer un turismo diferente, pues se va con las mercancías para apoyar a los niños, ¿no?
Entonces, es muy difícil decir que vamos a eliminar el trabajo infantil en los países...
¿Y usted cree, Patricia, que las sociedades europeas, ricas, confortables,
entienden este planteamiento que usted estaba explicando ahora
y entienden estas circunstancias cuando usted, por ejemplo, estos días en Cataluña lo está explicando?
Pues, son pocas las personas que lo entienden, ¿no?
Nosotros decimos, bueno, es que aquí los jóvenes lo tienen todo, ¿no?
Pero, ¿qué va a hacer un niño que no tiene nada, que tiene que trabajar,
pero que ahora tiene la ilusión de ir a la escuela, ¿no?
Este, es otra mentalidad.
Ha sido, yo he estado en distintos círculos ahora por acá y hay gente que lo entiende
y hay gente que no está de acuerdo con que nosotros no eliminemos el trabajo infantil,
cualquiera que sea, ¿no?
Nosotros decimos, bueno, ustedes están dispuestos a becar a esos niños para que no trabajen
y además, este, también el niño se educa a través del trabajo, ¿no?
Una situación que no pasa en el primer mundo, donde el hijo ya puede hasta mandar a sus padres,
muchas veces maltratan al padre, como pasa en Estados Unidos, ¿no?
Nosotros aún, bueno, nuestra mentalidad es distinta, ¿no?
Yo, Patricia, no la querría poner en un compromiso, pero usted, cuando hace todas sus conferencias
a estos días en Cataluña, insisto, cuando explica todo esto y oye la respuesta que damos
las personas que vivimos en esta sociedad, ¿no tiene la sensación que somos un pelín hipócritas
en el sentido de condenar determinadas cosas, pero tampoco hacer nada por evitarlas?
Es decir, estamos dispuestos a condenar, pero tampoco nos volcamos a colaborar.
Sí, de hecho, justo ayer decíamos que quiénes son ustedes para decir cómo tenemos que hacer
nuestras cosas, ¿no?
Yo creo que podemos colaborar.
Una cosa que yo decía que la globalización nos tiene que llevar a algo muy positivo,
que es conocernos y comprendernos y respetarnos culturalmente, ¿no?
Yo creo que es ahí donde podemos fortalecer los lazos y entender la globalización.
En este sentido, ustedes buscan la colaboración, incluso material, de quien quiera participar
en estos proyectos, ¿no?
Así es, de hecho, está una asociación de aquí de Esplugues, que ya tenemos dos años
trabajando con ellos y que, bueno, ahora para ellos fue muy importante el que yo viniera
porque ya le ponemos rostro, ¿no?, rostro humano a nuestra relación.
Ya no es una relación de papeles, de decir, bueno, me gasté tu dinero en esto y en otro,
porque, bueno, también sabemos que en toda América Latina y en África, pues ha habido
organizaciones que los apoyos no van a donde deberían de ir, ¿no?
También nosotros, pues esto lo tenemos claro y queremos estrechar relaciones.
Yo vine de casualidad a España por... me pagaban un viaje para Holanda y hay una persona,
Román Fortuny, que es de acá, que él ha apoyado en la diócesis de San Cristóbal y
me dijo, pues visítalos, ¿no? Es momento de ponerle rostro humano a nuestra relación
para poder fortalecer y sobre todo en momentos tan difíciles para México, que nuestros gobiernos
están hablando de que ahora estamos ya en el primer mundo y, pues, y México está
y ha sido abandonado por los organismos internacionales, ¿no?
Sí, porque aparentemente es lo que usted dice, ¿no? Se proyecta esta imagen de normalidad
y en cuanto a los movimientos migratorios de Chiapas, continúan, ¿verdad? Continúa
este éxodo del campo a las ciudades.
Continúa y, bueno, cuando empezamos nuestro proyecto había contado como 1.200 niños,
más o menos, 1.500 niños que hacían alguna actividad comercial. Actualmente, en enero
de 2003, hicimos un nuevo conteo, una nueva investigación y hay alrededor de 3.000 niños
trabajando, ¿no? Entonces, y anteriormente encontrábamos solo niños soxiles de la etnia
soxil, ahora encontramos niños celtales, choles, tojolabales. Esto para nosotros es muy grave,
¿no? Y es muy grave porque, además, nuestros gobiernos no están haciendo nada
por detener esta situación, ¿no?
Y esta penetración, Patricia, ¿puede acabar con cada una de estas etnias, con los indígenas
mexicanos, definitivamente?
Pues hay...
A largo plazo.
A largo plazo es difícil porque los... las comunidades indígenas han resistido, ¿no?
A más de 500 años, pues, de la colonización. Ellos continúan con su lengua, sus tradiciones,
sus trajes. Yo creo que se pueden transformar, pero no desaparecer.
No, digamos.
No puede pasar.
¡Pegas el cuadro de la tapa de la del enzame!
Así que sí, a través de la � Guy Colbert, un近ibular de la
sancora de明木ación, el viaje a los máses de una situación.
Entonces, ya os estamos haciendo tratos de ver el aparece.