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Entre Amics
Las voces del sur aquí
Tarragona Radio
Buenas tardes amigos, aquí estamos de nuevo en su programa Entre Amics de todos los miércoles de 8.30 a 9.30.
Está a mi lado Dirar, Dirar Saber Pachá, hola Dirar.
Hola, buenas tardes, buenas noches a todos.
Esto veníamos comentándolo con nuestra invitada también.
Yo como caribeña ya como que decir buenas tardes es que de verdad que me cuesta porque con el frito que hace la noche que ya las tenemos encima.
Y venía comentando eso con nuestra invitada ucraniana.
Hola, buenas tardes.
Soriana.
Hola Soriana. Soriana ha salido una entrevista que se le ha hecho a ella con título No sin mi hija, ¿no?
Dice, una inmigrante de Ucrania con permiso de residencia y de trabajo cuenta las dificultades que le puso la embajada española en ese país para traer a su niña de 8 años en Vila Seca.
Sobre este tema, sobre esa vivencia, sobre esa historia de ella comentaremos esta noche y también para conocer un poco más su país Ucrania.
Comentábamos antes de entrar aquí al programa que ahora han sido las elecciones en tu país en Ucrania.
Sí, la primera vuelta.
La primera vuelta. Entonces, esto lo repetiremos luego, pero también vamos a aprovechar ahora para que si algún ciudadano tuyo ucraniano nos está escuchando, escuche este mensaje que tú les tienes que dar.
Sí, bueno, yo quería decir a todos los ucranianos que están aquí, tanto que están legalmente o ilegal, que tenéis vuestro derecho de ir a votar y tenemos, todos nosotros tenemos nuestro derecho de vivir en un país libre y en un país europeo.
Y quiero decir que sin miedo podéis ir, rellenar una solicitud, que podéis luego el día 21 ir a votar, ahora mismo hay dos presentantes, pues podéis votar por cualquier de ellos, pero no dejáis escapar vuestros votos.
Por favor, la embajada está en Barcelona, el consulado está en Barcelona, en Caenumance 183 y eso es solo un momento, venir, 10 minutos votar y salir esperando ya.
Sí, sobre todo esto, que nosotros como emigrantes a veces pensamos que no tenemos ningún derecho, y sobre todo personas que se encuentran en una situación irregular,
piensan que si se acercan a algún centro, a alguna institución, en este caso a una embajada, para ejercer su derecho al voto,
pero si esta persona está en una situación irregular, si no tiene papeles, pues puede tener el temor de que diga, bueno, si me presento en esta institución, pues me puede agarrar la policía, ¿no?
Me pueden expulsar, pero en este caso no se toma ninguna medida, ninguna represalia, y es importantísimo que ustedes voten y ejercen su derecho.
Claro, yo creo que sí, porque yo, bueno, la primera vuelta tenía suerte de estar en Ucrania, porque fue a llevar a mi hija a Ucrania, que estudia,
y bueno, ahora que estoy aquí, pues hoy mismo mi hermana fue a la embajada para rellenar la solicitud aquella, para el día 21 poder ir a votar.
Entonces, mañana me toca ir a mí, y sí, yo creo que tenemos que hacerlo, pues porque una vez tenemos que hacer,
todos, o sea, cien por cien.
¿Por qué tú esperas que si gana tu candidato, que, eh?
Yo sí.
Ojalá.
Ojalá ganara tu candidato, dentro de unos cinco años pueda Ucrania entrar a la comunidad europea.
A ver, yo soy bastante optimista, ¿vale?
Y yo creo que sí, yo creo que sí, y espero que sí.
Bueno, aunque son seis años, o siete, yo puedo esperar.
Bueno, yo creo que todos podemos esperar, pero cuando antes posible.
Muy bien.
Entonces, Oriana, a ver, dirá.
No, le quería preguntar, porque depende de algunos países también del ex bloc soviético, ¿no?
Hay un rechazo a la Unión Europea, en alguna parte conservadora, no sé, que aún tienen el sueño este del comunismo.
Sí, yo creo que, bueno, tanto la gente mayor, la gente que, bueno, la gente pensionista, a partir de los 60,
que hay algunos jóvenes que están todavía con la idea del comunismo.
A ver.
Una nostalgia, ¿no? Un poquito.
Sí, sí, un poquito, pero yo creo que no tiene que haber ninguna nostalgia por lo que hemos vivido.
Sí, es bueno que sí, que la gente tiene que ver al futuro, ¿no?
Claro, y que antes no podemos ni viajar ni ir a ninguna parte.
Claro, en el año, para ubicarnos un poquito, en el año 91, ustedes se independencian de la Unión Soviética.
Sí, el día 24 de agosto, es la fiesta nacional, sí.
Qué bien.
Entonces, bueno, vamos a hablar, entrar ya en materia, digamos, con esa experiencia tuya como inmigrante.
Desde luego es una experiencia que no se la pierdan, por favor.
Si tienen algo que hacer, escúchenla, porque es, bueno, yo creo que como todo inmigrante,
todo el mundo tiene una experiencia que contar, ¿no?
Pero en el caso tuyo, ¿estás casada en Ucrania?
Sí, estoy casada en Ucrania.
Has estudiado medicina, tu marido también ha estudiado medicina.
Sí.
Y entonces, ¿tienen una niña?
Sí, tenemos una niña de nueve años.
Pero en el momento en que, ya tú tienes aquí cinco años, ya eres residente.
Sí.
Bueno, pero en el momento en que ustedes deciden venir para acá, la niña tenía tan solo cuatro años.
Cuatro años tenía, sí.
Entonces, ¿se viene tu marido primero? Cuéntanos un poquito eso.
¿Cómo se viene él y las dificultades que se encuentra aquí?
Bueno, en Ucrania, antes de que veniera aquí, mi marido trabajaba en la facultad de anatomía,
en la Universidad de Medicina, en mi ciudad, en Ivano-Frankivsk.
Y por lo que cobraba muy poco, ¿vale? El sueldo era muy bajo.
Y entonces decidimos que tiene que ir a buscar la vida. Tiene que ir a ganar un poquito más.
Y, por cierto, el país que no tenía muchos, muchos problemas para conseguir un visado, era España, Portugal y Italia.
Y la época, ¿no?
Sí.
Sí, estamos hablando de cinco años atrás.
Sí.
Y, bueno, cuando mi marido fue a una de las oficinas de viaje, le dijeron, bueno, cualquier de estos tres países que he dicho.
Y él dijo, bueno, pues la primera embajada que me pone el visado, pues a aquel país voy.
Y fue a España.
Y, además, la oficina esta de viajes se dedicaba a buscar trabajo aquí en España.
Le habían encontrado un trabajo en la feria, de montar y desmontar los aparatos.
Y, bueno, al principio era un trabajo continuo.
El día 19 de agosto del 99, mi marido se marchó de Ucrania.
Y cuando viene aquí, fue a trabajar.
Trabajaba un mes.
Luego, sin decirle nada, le despiden.
Le despiden y, claro, sin tener ningún amigo, sin tener ningún conocido, se deja.
¿Hablaba el idioma?
Muy poco.
Lo que tenemos un poco de facilidad, porque estudiando medicina, estudiamos latín.
Y algo ya se podría hablar.
Entonces, él se queda en la calle.
¿Dónde va?
¿Va a Madrid?
Como todos.
Me imagino que todos van a los capitales.
Bueno, va allí a buscar trabajo, a buscar oficinas de trabajo.
Y, de repente, se encuentra durmiendo entre cartones.
Sí.
Casi un mes estaba durmiendo en la calle, en los cartones.
Sí.
Sí, un joven estudiante de medicina, trabajando en medicina, y llega aquí a trabajar en una
feria y, de repente, se ve durmiendo entre cartones.
Sí.
Y sin dinero para llamarte, me decías que ya tú estabas preocupadísima con tu niña, pensando
que le había pasado algo, porque, claro, no se podía comunicar contigo.
Sí, yo pensaba, por cierto, yo pensaba que ya soy viuda, de verdad.
Que ya no podría, vamos, miraba a mi hija y no la podría ver, porque, bueno, no la podría
ver, no la podría mirar a los ojos, porque cuando me preguntaba dónde está el padre y
tal, pues, ¿qué le iba a decir?
Pues, está ahí trabajando, sí, llamaba.
Sí.
Y le tenía que decir que sí, que llama cuando ella está durmiendo, pero...
Y entonces, luego él llama y tú decides venirte para acá.
Yo lo decidí antes de que él me llamó, porque yo dije, no, no, no, yo tengo que ir allí
y buscarle, encontrarle.
Y tenía el número de teléfono de su exjefe y dije, bueno, pues, voy a seguir los pasos.
Sí, sí.
Y, no sé, unos dos semanas antes de que yo tenía que marchar, me llamó mi marido, me
llamó Andri, diciéndome que está en una familia, con una familia de españoles, que
la habían encontrado en la calle, la habían conocido en la calle, y, bueno, le cogieron
a su casa, sin conocerle, sin, vamos.
Sí, sí, que de esta familia, de hecho, tú estás muy agradecida.
Pero muchísimo, muchísimo.
Porque, bueno, si no fuesen ellos, no sé cómo podrían acabar nuestras historias.
Pero yo, vamos, esta gente, yo creo que...
¿De dónde son estas personas?
¿De Madrid?
No, de aquí, de Tarragona, viven en Bosques Tarragona.
Es una pareja que tienen dos niños.
Les puedes saludar, ¿eh?
Sí.
Hola, Ana, hola, Abel.
Muchísimas gracias por todo lo que habéis hecho por nosotros.
Ahora que tengo un momento así oportuno de dar las gracias para que...
También en tu caso, luego que tú vienes aquí, te ves trabajando en La Pineda, que también
me decías que querías también agradecer a estas personas, ¿no?
Realmente se le han brindado muchas ayudas, a pesar de todo.
Sí, muchísimas.
Para ti y para tu marido.
Para mí, para mi marido, también para mi hermana, que también trabajaba en este
supermercado en La Pineda.
Y también me gustaría darle las gracias a la Lorena y Aris, que me habían tratado
como si fuera una hija.
Porque en este caso tú vienes también con tu hermana con una historia similar a la tuya.
Bueno, no muy similar, pero bastante.
Porque ya yo no paso ni hambre, ni, vamos, yo vine ya en un sitio hecho para mí, donde
podría dormir.
Exacto.
Eso.
Y mi hermana vine, ella fue a Castilla-La Mancha.
Estaba viviendo en una casa, pero en unos bajos, que tenía solo una ventanilla por, bueno,
al lado del techo, una ventanilla pequeña.
Estaba durmiendo sobre un colchón y en vez de manta tenía su jaqueta y en vez de almohada
tenía su jersey.
Terrible.
Y a todo esto, trabajando en una, en, digamos.
En un taller.
En un taller como costurera y ganando 150 euros al mes.
25.000 pesetas en aquella época, sí.
¿Le daban?
De cinco años atrás, estamos hablando.
¿Le daban 25.000 pesetas, no, al mes?
Sí.
Y mi hermana, bueno.
Claro, es que muchas veces se habla de la inmigración, pero nunca se habla de estos
empresarios sin vergüenza que se aprovechan de esta gente.
Es decir...
No, no, pero que es que el, el, el caso es que, que ese taller pertenecía, lo puedes, sí.
Sí, este taller pertenecía a exalcaldesa de este pueblo, del pueblo donde estaba mi hermana.
Claro, y esto ya es, me parece que no es un caso aparte.
Aislado, claro.
Son las gente que tienen dinero, por desgracia, ¿no?
Y que siempre se aprovechan y quieren más.
Es decir, siempre las leyes que se hacen aquí criminalizan a los inmigrantes, pero nunca
criminalizan a los empresarios que se aprovechan de ellos.
Y esto creo es uno de los fallos de todas las políticas que se están haciendo.
Nunca hablan de estos empresarios que se aprovechan.
Y sobre todo la misma sociedad también.
Es decir, la misma sociedad tiene que tomar conciencia de que no es la culpa del inmigrante,
es la culpa del empresario.
Si una persona que llega aquí desesperada, en este caso tu hermana, como miles de inmigrantes,
pues van a coger lo primero que se le ofrece.
Claro, eso quería decir que cualquier persona puede hacer la pregunta, ¿vale?
y por qué ella estaba aguantando.
Porque no le queda otro remedio para comer.
Claro, ella que tenía que pagar su piso o su casa o su rincón donde podría dormir.
Y lo que ella me había contado es que ella se levantaba con un café y se iba a dormir
con un yogur.
Uy, por Dios.
Porque claro, casi no le queda nada porque con 25 mil pesetas.
Sí, sí, sí.
Y luego ella, bueno, luego ella trabajaba en un restaurante.
Más tarde fue a trabajar en un restaurante.
Allí ya le pagaban un poquito más, unos 60 mil pesetas, por 10, 12 horas de trabajo.
Sí, me imagino.
Sí.
Y tampoco le quedaban mucho para comer, mucho dinero para comer.
Y lo que ella me había contado es que cuando recogía los platos, después de los clientes,
si había un trozo de carne sin tocar, ella lo guardaba en el bolsillo para comerlo luego.
Bueno, es decir que la parte o la esclavitud ya no existe.
Yo creo que es una mentira.
Yo personalmente creo que es una mentira.
Sí, sí. Es que escuchamos estas historias y lo vemos como hechos tan lejanos, incluso
que no pasan aquí, que esas cosas pasan en repúblicas bananeras, ¿no?
No, y aún siguen pasando aquí en España.
Claro, por supuesto. Cada día.
Sí, y bueno, sobre todo, claro, yo antes de venir aquí, no antes de venir aquí, sino
antes de que mi hermana viene a Cataluña, yo no sabía a qué le pasó todo esto, porque
ella me había contado una pequeña parte por teléfono. Y cuando ella vino aquí y me
contaba todo esto, claro, verla así, en una situación así, me quedé sorprendida, porque
vamos, en Ucrania no hay hambre. La gente no pasa hambre. No vivimos mal, pero lo que pasa
es que eso es lo que no cobramos correspondiente. O sea, no cobramos lo que tenemos que cobrar
por nuestros trabajos. Mi hermana tiene dos estudios. Mi hermana es profesora de música
y es psicóloga. Y claro, de pasar de un puesto...
Sí, es desmoralizante, claro, claro.
A ver, es que claro, es el problema que casi tienen mucha gente, ¿no? Que vienen con carrera
y vienen... Es decir, quieren mejorar su nivel de vida y se encuentran cuando llegan aquí,
que es peor. Y a veces, claro, la vergüenza de decir, vuelvo como un fracasado.
Claro, claro, luego te entra la duda esta de decir, vuelvo a mi país así como un fracasado,
como me van a mirar. Y esto es claro, es una... Como una rueda, ¿no? Que ya cuando
entras sin ella, no vas a salir. Porque claro, siempre va a decir, claro, ¿qué van a decir
de mí? Si vuelvo y los años pasan. Y cuando más años pasan, ya no puedes dar marcha atrás.
Claro. En este caso, la historia de ustedes ha ido evolucionando para mejor.
Sí.
Luego, ya te reencuentras con tu marido, estás con tu hermana también y deciden alquilar
el bar Las Vegas de Vila Seca.
Sí.
Ya tienen ustedes dos años con este bar.
Sí.
Y les va estupendamente.
Sí.
Me has dicho que te has comprado hace poco un piso también aquí y estás junto con tu
marido.
Sí.
Pues el día... Bueno, el día 8 de marzo, el día de mi cumpleaños, el día que he cumplido
30 años...
Bueno, felicidades.
Atrasado, pero bueno.
Sí. Pues hemos firmado la escritura de compra-venta del piso.
Ah, vale.
Estaba soñando de, bueno, de comprarme un piso y...
Porque en Ucrania comprarse un piso, una pareja de jóvenes como ustedes, resulta muy
difícil.
Que pasa que en Ucrania hay una costumbre, me parece muy, muy, muy buena, que cuando se
casan, cuando se casan dos jóvenes, normalmente los padres de los dos quieren darles algo que
es un piso o... Bueno, normalmente es un piso, ¿vale? Para esto trabajan toda la vida para
que luego dar a su niño educación, estudios y... y un lugar donde vivir.
Y ahí, bueno, todavía no me tocaba comprarme un piso en Ucrania, que creo que sí, que lo
tendré que hacer más adelante porque pienso volverme a mi país con tiempo.
Claro. Ese es el sueño también de todos los inmigrantes, el volver.
Exacto. A ver, que la gente, si vienen a otro país, no quiere decir que dejan de ser
lo que han sido siempre, ¿no? O dejan su patria, o...
Claro, claro. Sus amigos, su familia.
Exactamente. Es decir, la mayoría cuando salen o toman la decisión de ir de su país,
creo que es por necesidad. Nadie se va porque quiere ir. Y esto ya creo que es general, ¿no?
Y para mejorar. En el caso de ella y de muchísimos más también, mira, han sufrido,
pero mira, ha valido la pena, ¿no?
Claro. Encuentras también que has dejado muchas cosas en el camino. Es decir, claro,
tienes una estabilidad, tienes un negocio, tienes un restaurante, pero...
Un bar.
Un bar, sí. Pero también se dejan muchas cosas en el camino.
Sí.
Que pesan muchísimo, como es la familia. En este caso, tu niña. Vamos a entrar en
el tema de la niña. Resulta que ya tú estás aquí con un bar, con el bar Las Vegas de
Vilaseca.
Sí.
Con un piso, estabilizada con tu residencia, tus papeles en regla, tu marido también.
Porque de hecho me comentabas que en el proceso de regularización del año 2000, pudieron los
dos hacer su residencia.
Sí. Sí. Yo y mi marido, sí.
Tú y tu marido. Entonces, tienes dos años y medio sin ver a tu niña, que está al cuidado
de tu madre, y entonces decides ir a Ucrania a buscarla.
Sí.
¿Y con qué barreras te encuentras?
Pues bueno, nosotros, antes de irme, claro, yo llamaba a la Embajada Española en Ucrania,
preguntaba qué papeles hace falta. He cogido todos los papeles. Bueno,
por un visado de turista, ¿no? Querías traerla, ¿no?
No, un visado de invitación. Es un poco diferente. Una carta de invitación.
Sí.
Y yo pedí un visado para tres meses, ¿vale? Junio, julio, agosto. Para mi hija, para
mi sobrina y para mi madre.
¿Tu sobrina, que es la hija de tu hermana, que está contigo?
De mi hermana, de Alexandra. Sí. Pues la ley de España dice que con la segunda tarjeta de
residencia, nosotros, los inmigrantes, bueno, nosotros tenemos derecho de invitar familiares
de primer grado.
O hacer una reagrupación familiar directamente.
Sí, pero hacer una reagrupación familiar, primero, que tarda muchísimo, y segundo,
yo quería que vengan a pasar las vacaciones. Yo no quería nada más. Yo no quería que
vengan aquí, vivir aquí. Primero, que mis padres no van a venir, no vendrán aquí a vivir.
Mi padre tiene 65 años, mi madre 63. Claro. Tiene su vida hecha ya.
Claro. Y yo lo que quería, que vienen a pasar las vacaciones aquí, que conocen la gente,
que conocemos nosotros, que vean dónde vivimos, que vean el país, porque hay cosas muy bonitas
para enseñar. Bueno, quería darle el mundo, vamos. Cada uno quiere dar a su hijo lo mejor.
Y a sus padres, por supuesto.
Sí, y bueno, yo fui a la Embajada Española en Ucrania con una carta de invitación que
hice yo con mi marido a través de un notario. Vine ahí, presentó todos los papeles, toda
la documentación que me pidieron. Yo fui el día 11 de junio. Para el día 16 me tenían
que dar respuesta. El día 14 yo ya tenía denegado.
Ya lo tenías denegado.
Sí, porque el día 14 me faltaba una autorización del padre de mi sobrina. Y él me había enviado
por el fax. Y yo cuando vine el día 14 con autorización, me dijeron, bueno, ya no hace falta,
¿por qué lo tienes denegado? Claro.
¿Y qué explicación te dieron?
Los funcionarios me dijeron, bueno, vosotros me dijeron así, vosotros tenéis derecho a invitar
y nosotros tenemos derecho de denegar. Y luego me dijeron una cosa que ni hoy me entra en la cabeza,
que esto es una forma de castigo por haber entrado a España inlegal. O sea, no por haber entrado
inlegal, porque yo entré legal. Yo entré con un visado de turista.
Sí, pero te quedaste.
Pero me quedé inlegal. Y entonces me dijo así.
¿Esta persona que te hablaba así era una persona ucraniana o era...?
No, no. Español.
Español.
Y claro, al contestarme así, bueno, ya me sacó todas las palabras de la boca porque...
Claro, claro.
¿Qué le iba a decir? Y vamos, cuando salí de ahí, muy nerviosa, muy... no sé, es que me falta un poquito
vocabulario.
No, no te preocupes. Muy nerviosa, muy indignada, sería la palabra, muy indignada, porque ya estás aquí,
estás trabajando, tienes tu trabajo, tienes tu apartamento, estás con tu marido, tienes tu residencia
y te quiere traer de vacaciones a tu hija, a tu propia hija y la Embajada Española en Ucrania
te deniega ese visado y ese derecho también.
Sí. Y bueno, me dijeron, ah, y también me dijeron que tu hija, tú quieres traerla para quedártela ahí.
y yo digo, no, si yo quiero quedármela, yo puedo hacer una reagrupación, como me dijiste tú.
Exacto, sí.
Y yo les dije, no, no, yo quiero un visado de turista, un visado de invitación.
Yo no quiero que se quede aquí.
Hay muchas cosas que, vamos, que... yo prefiero que se quede ahí, ¿vale?
Sí, por el momento, ¿no?
Y bueno, como me habían contestado así, yo me fui de Embajada, muy disgustada,
fui a mi ciudad, Ivano Franquís, que queda 800 kilómetros del Kiev, del capital,
y los trenes en mi país tienen coupés, ¿no? Tienen como casetas pequeñas,
y hay cuatro plazas para dormir.
Normalmente yo siempre cojo los bajos para... tengo miedo de caerme de arriba.
Pues aquel día yo cogí el alto.
¿Y por qué? Para que no me vea nadie.
Estaba llorando toda la noche porque el tren pasaba por la noche.
Estaba llorando toda la noche.
Y cuando vine a mi ciudad, lo que le dijo a mi hija y a mi sobrina,
que como era el año con... que había mucha epidemia de neumonía típica,
pues que para no hacer... o sea, que tienen miedo.
Sí, sí, para no decirle así que se la habían denegado.
Claro, pues le tenía que...
Decirle esa mentira piadosa para que ellas se quedaran más tranquilas, ¿no?
Sí, y como en España había casos de neumonía típica, bueno, casos pocos, pero...
Sí, hay dos lados, sí.
Pero que en este caso, al pasaporte de tu niña y al pasaporte de tu sobrina
le ponen una negación, pero durante 10 años.
10 años.
Es decir, que no es que te la deniegan y que traiga usted toda su documentación en regla
la semana que viene, que ya veremos.
No, no, no. Es que incluso a tus padres.
Sí.
Es decir, tanto a tus padres...
Como a la niña, a la niña y a mi sobrina.
Y le ponen como si fueran delincuentes, ¿no?
A ver, sí.
10 años que no puede entrar a España.
Hasta el día 13 de junio de 2013.
Es terrible.
A ver, te digo una cosa, que por la experiencia que hemos tenido de...
Más o menos con los consulados, yo estoy realmente flipando porque es...
No sé si la mentalidad de los funcionarios de los ministerios de asuntos exteriores
están creando que esta gente está encima de todo el mundo.
Porque, claro, es un funcionario o el cónsul o el discónsul están en otra punta del mundo
y hacen lo que les da la gana.
Y tengo casos...
Pero es que es inhumano.
Pero es que es inhumano.
No, pero yo personalmente creo que son instrucciones que reciben desde Madrid.
Y yo lo digo así tan alto.
Es que independientemente de las instrucciones, son instrucciones inhumanas.
Porque una madre que le prohíben que su hija vaya a visitarla al país donde está durante 10 años,
pero es que ni que fuera uno criminal.
Claro, exactamente.
A mí creo que les hacen, antes de enviarlos a las embajadas, un lavaje de cerebro.
Un lavado.
Sí, un lavado de cerebro.
Yo te digo la verdad porque no entiendo casi cómo están actuando.
Porque a veces, de las quejas que nos han venido, de muchísima gente,
yo, y le digo más, que yo llevo mandando fax al Ministerio de Santos Exteriores para denunciar casos...
En este caso, Dirar está en la asociación Amits.
De ayuda al inmigrante, ¿no?
De ayuda al inmigrante.
Claro, y cuando te lo deniegan, ojo, puedes hacer un recurso
ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Sí, durante dos meses, solamente durante dos meses.
A mí, que alguien me diga, si te deniegan un permiso, estás en Pakistán,
a ver dónde vas a hacer tú el famoso recurso en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
De Madrid, claro.
Es decir, es por eso que esta gente sabe muy bien cuando le deniegan que no hay nadie que está encima de ellos.
Y esto creo que tiene que cambiar.
Y le digo, son los más racistas del mundo que existe.
Es decir, el consulado español de las famas que tiene es uno de los peores que existe.
Vas a Marruecos y el consulado español...
Yo tengo casos que han denegado a gente con motivos de mentira, que hemos podido comprobar,
pero no podemos hacer nada.
Igual en Santo Domingo.
Es que también...
Es que yo flipo.
Los peores también con el auge de la inmigración, porque antes, por ejemplo, en Santo Domingo,
tú ibas a la embajada española y no veías a nadie.
Sí, las filas que eran de dos días de la gente amanecer, esas filas se veían en la embajada americana.
La gente que quería emigrar hacia Estados Unidos.
Tú pasabas por la embajada española y no había nadie.
Pero es que ahora están en las mismas condiciones, tanto la embajada española como la americana, ¿no?
A ver, porque también, a ver, se puede entender hasta cierto punto, ¿no?
Todos los países de Latinoamérica, por los lazos históricos que tienen con España.
Y todo el mundo tiene un familiar en España.
Y ahora también, por ejemplo, como mercado para venir a trabajar por el euro.
Es decir, antes yo enviaba dinero a mi familia y yo perdía en el envío.
Exacto.
El cambio de peseta a dólares allá y luego a pesos era que perdía, pero una cantidad de dinero impresionante, ¿no?
¿Y ahora?
Pero es que ahora no. Ahora pues voy ganando.
Y creo que todos hemos ganado con esto del dólar, con esto del euro a la hora de enviar a nuestro país.
Ah, sí.
Entonces, bueno, con decepcionada, no voy a decir la palabra.
Ay, mira, ya me dice que sí que la diga, cabreada.
Decides buscar ayuda.
Sí.
Primero que me tenían que dar la hoja de denegación, o sea, hoja oficial de denegación.
Esta hoja tiene vigor dos meses desde la fecha de denegación.
Por supuesto.
Entonces, me la dieron, estamos hablando junio, me la dieron en octubre.
Es decir, que ya las vacaciones...
Y con esta hoja, esta hoja yo podría pegar en la pared de mi casa como un recuerdo, como un recuerdo malo, ¿vale?
Entonces, me dan esta hoja y claro, con esto no puedo hacer nada.
Y bueno, fui a buscar ayuda, preguntando a mis amigos, a gente conocida.
Oye, por favor, ¿dónde puedo ir? ¿Con quién puedo hablar? ¿En qué? Los abocados y tal.
Te enteras también de las leyes que te protegen, de las leyes de los derechos humanos y la protección de menores, ¿no?
Sí, yo fui a la biblioteca a buscar las leyes y tal.
Digo, es que esto no es justo, no puede ser que no me pueden dejar a ver a mi hija.
Bueno, no, a ver, sino a tenerla a mi lado cuando yo quiero.
Sí, sí, sí.
Y entonces sí que yo encontré una ley que dice...
Que todo menor de edad recibe automáticamente la residencia de sus padres.
Sí, exactamente. Está en las leyes de los derechos de protección de menores.
Entonces, con esta ley digo, bueno, si la ley está a mi lado, ¿qué me puede pasar si yo cojo a mi hija, la meto en el coche y la traigo aquí?
En plan película.
Sí, sí, sí.
Es en plan película. Además, cuando ella decidió también venir a buscar a su marido, hay una película también que se lanza a buscar a su marido, ¿no?
Sí.
Eres muy valiente, ¿eh?
Bueno, somos así.
A veces no te queda otro remedio.
Sí.
No, no, pero también...
O la persona que la quieres mucho, pues necesitas saber, vamos, que...
A ver, ¿dónde está?
Claro, claro.
Por lo menos para saber, ¿estás libre o todavía estás casada o...?
Entonces, ¿coges a tu niña y con tu marido?
Sí, fuimos este año, el día 12 de marzo, fuimos a Ucrania con el coche. Fuimos ahí y bueno, cuando vine, como mi hija estaba escrita en mi pasaporte, pues la cogí, la metí en el coche.
Hemos pasado todas las fronteras, la frontera de Ucrania con Hungría, luego Hungría con Austria. Ningún aduano, ningún funcionario de la frontera no nos hizo ninguna pregunta.
Porque a todo esto ustedes viajaban como un matrimonio normal.
Sí.
Con su niña sentada.
¿A vosotros os pedían la residencia?
Sí, a nosotros nos pedían.
Y como veían la niña en el pasaporte.
Claro, claro, la niña atrás, sentadita, con su cinturón de seguridad.
No, no, la niña estaba ahí detrás, tumbada como si fuera dormida. Yo le dije, digo, Marta, por favor, tú, durmiendo.
Dice, sí, sí, sí.
Ay, pobrecita.
Sí. Bueno, pues ella se quedó ahí y cuando pasamos la frontera...
Claro, porque es muy normal. Es normal, porque estamos hablando de cuántas horas.
Pues de... Son dos mil setecientos kilómetros de Vila Seca a mi ciudad, a mi casa, a la puerta de mi casa.
Pues son veintisiete horas, pero nosotros íbamos parando. Claro, cada tres, cuatro horas vas parando.
Es decir que más de un día de viaje.
Más de un día, son dos noches de viaje. Dos noches porque también paramos en los hoteles para descansar.
Sí, sí, sí.
Yo no conduzco, conduce solamente mi marido.
Y tuvimos que parar en los hoteles para descansar, porque...
Claro, claro, tantas horas de viaje tampoco es bueno.
Y entonces no tuvieron ningún problema.
Pasan la frontera.
Sí, pasamos la frontera.
Es Austria, ¿no? La más difícil.
Sí.
Ya está cenando la Unión Europea, creo ya.
Sí, por cierto, me decían, uy, mira, los austriacos y tal.
No, no pasa nada. Yo como llevo también sangre alemana, o sea, sangre aquella, digo,
igual me van a reconocer un poquito por los rasgos o lo que sea y no me van a preguntar.
Bueno, pero una vez estando en Austria...
¿Pero qué tipo de pregunta te hacían en la frontera?
En la frontera. Como no veían la Marta que está detrás, pero la veían en mi pasaporte,
preguntaban, ¿y la Marta? Y digo, ¿está durmiendo?
Así, con carita de nombre muy alto, no la despiertes.
Y una vez estando en Austria, pues ya, cuando pasamos la frontera, la alegría que nos entró,
estamos gritando en el coche.
Es que, a ver, es que es realmente flipante, ¿no?
Que ella pidió un visado normal y no le costaba nada al funcionario este decir,
bueno, que se va a quedar, pero se va a quedar con sus padres, que tampoco va a delinquir.
Claro, claro.
Y esto creo que no tiene que...
A ver...
No tiene que dar tanta importancia.
Exacto, el sentido como exactamente, que a un joven de 22, 23 años, mira,
que le pueden denegar, que tampoco yo lo veo justo, porque si hay unos requisitos,
si la gente cumple con estos requisitos, a ver, que les ponga los requisitos más difíciles,
o que ponga directamente, mira, a los menores de 30 años que no faltan pedir visados
porque les vamos a denegar todos.
Es así, no, no, no, es así, ¿no?
Pero más a más de esto, lo que impiden los visados, o sea, lo que deniedan los visados,
esto cree una mafia, una red de mafia, claro, porque yo tengo alguien en la embajada
en española, francesa, o lo que sea, ¿vale?
Sí, sí, sí, sí.
Y tú, que quieres coger, que quieres obtener un visado...
Pagando dinero.
Estás, claro, pagando dinero.
Yo te digo, mira, pues tanto, yo me parto este dinero, me comparto este dinero
con la gente, con la persona que está trabajando en embajada,
que tiene un cierto poder, entonces tú consigues tu visado, yo me gano dinero,
y aquel también se queda...
A ver, yo, bueno, voy a decir una anécdota, ¿no?
que pasó en la embajada italiana de Argel, que en el 97,
que el propio cónsul, vinieron los carabineros italianos para llevarlo.
Porque estaba...
A ver, yo tengo amigos en los servicios de policía, un poquito así,
y me dijeron esto.
A ver, yo oí el rumore...
Estaban vendiendo visado.
Sí, sí, sí, sí.
El tío se aforró.
A ver, cuando digo se forró, que se compró casi dos...
En Suiza, un montón de cosas.
A ver, si estos visados se llegan a pagar entre 1.500 y 3.000 euros, imagínate.
Sí.
Y se hace, bueno, 20, 30 al día.
Sí, sí, sí.
Durante 5 o 6 años, eso es mucho dinero, claro.
Y ahora llega una persona joven de 30, 40 años, y, no sé, en una oficina, bueno,
montan oficinas de viajes, ¿no?
Sí.
Y viene una persona de 30 años, y yo como funcionaria digo, mira, pues, te veo a ti,
y te digo, bueno, pues, 3.000 euros, o 4.000, o 1.000.
Y el visado nos encargamos nosotros.
Esto está pasando en muchos países del mundo.
Pero en muchísimos.
Me parece que casi en todos los países fuera de la comunidad europea,
porque adentro se puede viajar sin visado.
Claro, y aparte de eso, pues, están las mafias que están fuera,
captando clientes, digamos.
Claro, a ver, y luego está toda la parte esta,
es decir, cuando más prohíbes una cosa, más la gente quiere ir a verla.
Claro, claro, claro.
Es como, supongo que pasó en el 86, cuando la Unión Europea,
es decir, España, entró en la Unión Europea.
Es decir, la libre circulación la han tenido en 92, 91, 92, no me acuerdo.
Pero claro, han dejado como un periodo transitorio.
¿Por qué?
Porque tenían miedo que hay una avalancha, ¿no?
Pero al final no hubo ninguna avalancha,
porque se mejoró muchísimo la economía española
y la gente no ha tenido ninguna necesidad para ir a viajar.
Es decir, ahora mismo me parece que hay casi un millón 500 mil españoles
fuera de España, como inmigrantes.
Sí, sí.
Y esto hay más fuera que dentro.
Exactamente.
Es decir, esto nadie, pero no creo que ha sido la última generación.
Estos son las generaciones de la guerra civil, luego de todos los años después, ¿no?
Pero esto, claro, no.
Y esta gente no creo que están dispuestos a volver a España,
por lo que se cobra aquí.
Bueno, es una realidad.
No, claro, claro.
Hay una comunidad española muy importante en Inglaterra, en Australia.
En Alemania.
En Alemania.
En Francia.
En Francia.
Claro.
En Suiza.
En Estados Unidos.
Sí, sí.
Y me parece que en Francia son 300 mil.
Pero ¿sabes lo que pasa?
Luego los hijos son franceses, que esto ya, los que son residentes declarados.
Pero ¿sabes lo que pasa?
Que muchísimos españoles, muchísimos españoles que vivan aquí
y que en cualquier cosa echa la culpa a los inmigrantes
han olvidado que sus padres o sus abuelos tendrían que ir fuera de España
para dar comer a sus familias.
Claro, claro.
Que habían estado en la misma situación que estamos nosotros ahora.
Y me parece muy, vamos, muy extraño para mí
que uno que tiene a su abuelo en Francia te dice,
o sea, te discrimina por lo que sea.
Pero bueno, aquí dicen, no, no, es que ahí iban con sus contratos de trabajo,
no sé qué.
Sí, sí.
Esto es la parte legal, pero mucha gente, a mí me contaban,
me contan gente de aquí nacida, ¿no?
Que había gente y los Pirineos que cobraban para hacerlos pasar a Francia.
Sí.
Que conocían caminos de escondite para hacerlos pasar.
Esto empezó en la guerra civil por el tema, bueno, de la guerra civil.
Mucha gente ya se fue con contrato, pero muchísima gente también...
Se fue sin contrato.
La mitad de ellos, claro.
Claro que sí.
Entonces continuemos, Soriana.
Ya te encuentras en España con tu niña.
Sí.
¿En qué mes vino tu niña?
En abril.
En abril.
Seis de abril.
Sí.
Es decir que estuvo todo el verano.
Todo el verano aquí, unas vacaciones muy largas de siete meses,
porque fuimos, claro, una vez que ya está aquí,
para que luego no tener problemas para entrar a España
y que pueda venir cuando quiera, pues yo con mi marido y con mi hermana,
porque también vino su hija con ella,
decidimos de hacerles un permiso de residencia.
Exacto.
Y aquí ya fue un trato totalmente diferente.
Sí, pero que no tiene nada que ver con aquello, vamos.
Porque además de ahí te deniegan los visados,
te tratan como si fueses un animal.
Te meten en un, no sé, primero, para entrar en una embajada española,
tienes que estar varios días en la cola, haciendo cola,
para coger un número.
Luego entras con este número.
Ahí te meten en una habitación de unos 20 metros cuadrados,
meten ahí hasta 100 personas.
No puedes salir a buscar agua, no puedes ir al baño.
Es que, ¿por qué no hay?
Y en la embajada no te dejan entrar.
O sea, no te dejan entrar al baño.
No sé qué hay ahí.
O hay algunos secretos.
O tienen cosas que no tenemos nosotros.
Vamos, no lo sé.
Pero cuando yo salí de aquella habitación para ir a buscar el agua,
¿Con una temperatura de...?
42 grados de calor.
Sí, sí.
Salgo de aquella habitación y, bueno, voy directamente a la salida de la embajada
y el secretario me dice, oye, señora, ¿dónde va?
Digo, que voy a buscar el agua y voy a irme, quiero ir al baño.
Y me dijo, no, no, tiene que dejar el numerito.
Digo, pero si yo dejo mi número, no puedo entrar.
Y usted se lo va a dar a otra persona.
Dice, sí.
Uy, por Dios.
Yo digo, pues, ¿cómo hacemos?
Digo, si yo tengo sed, yo, yo, a ver, es una necesidad, no es un capricho.
Yo voy a buscar el agua y si no, pues que me da usted el agua.
¿Sabes qué hizo?
Llamó a la seguridad.
Llamó a la seguridad.
¿Por tú querer ir a buscar agua?
Sí.
Vamos.
A ver, es que esto, a ver, todo esto lo intentan de justificar por las medidas de seguridad
y cosas de estas, pero creo que esto no tiene nada que ver.
No, no, no.
Es que yo, yo ni la amenaza, vamos, que amenaza puedo.
No, pero es igual, que siempre el justificante, el más fácil.
Es decir, mira, que por medidas de seguridad no podemos dejar a la gente entrar y salir como queda,
no sé qué, bueno, siempre las mismas, es decir, historias.
Sí, que si tiene un poquito de poder, ya te está enseñando que.
Sí, pero que por lo menos se habilite un local, una habitación.
Pero es igual, esta gente está en la otra punta del mundo.
¿Quién va a reclamar?
Ella.
Y se reclama.
A ver, yo te digo, yo estoy pasando fax cada mes, más o menos, al director general de
relaciones consulares y jurídicas del ministerio, pero este tío nunca me ha contestado ni me
coge el teléfono.
¿Qué quieres que te diga?
No, no le interesa.
No, es que, y tampoco, él no está obligado, que Pulay no está obligado a comunicar contigo.
Esto, claro, si le llaman del juzgado del tribunal superior, sí que se mueva, pero si no, mira, es así.
Y lo han querido así, lo han montado de esta forma, opaca, que las embajadas es como, no sé,
es como una secta opaca que la gente que trabaja ahí, no sé, pero supongo que lo están, les eligen.
Y tiene que estar de la extrema derecha, porque para llegar a este nivel de consul, supongo
que, mira, no puede entrar a hacer estos estudios cualquier persona o las oposiciones, a ver
si se entra por oposición, pero que aún no he visto ninguna oposición para esto.
Cuando sale, ya sale entre las personas estas mismas, pero claro, yo creo que se está haciendo
aposta todo esto, que hay una normativa del ministerio, hey, cerráis al máximo, que
no dais ningún visado, es igual, claro, si ya tiene el aval de sus jefes, y luego
ya ellos se pasan como les da la gana.
Sí, claro.
Pues en este caso, tu niña tuvo unas vacaciones fantásticas contigo, estuvo aquí como estuvo
siete meses, estuvo también en el cole, pero como tú lo has dicho desde un principio,
tu intención no era que la niña se quedara, sino que pasara un tiempo contigo.
Sí.
Entonces, tú quieres que tu niña se críe y estudie en Ucrania.
Sí.
Me estabas comentando que la educación es más superior.
Sí, sí, porque aquí lo que estudian, bueno, por la edad le toca un tercero, bueno, ahora
un cuarto.
y cuando ella fue al cole, me dijo, mamá, pero esto nosotros hemos estudiado ya en el
primero.
Y entonces, claro, bueno, el sistema no es lo mismo, ¿vale?
Y ahí yo creo que para mi hija, es mi opinión, sería mejor que termine los estudios escolares
ahí.
Y luego, si quiere estudiar en la universidad aquí, entonces ya hablamos, eso ya más adelante.
Pero yo quiero que se críe ahí con mis padres y que va a la escuela ahí.
En este caso, tú como estudiante de medicina, que me habías comentado que hablas unos cinco
idiomas.
Sí.
Sí.
Mira.
Mira, estás aquí tú como dirá, aquí la que no lo habla soy yo.
Exacto.
Cinco idiomas.
Mira.
No, pero esto, sí, esto, bueno, la mayoría, las tres de ellas son idiomas eslavas, idiomas
del mismo raíz, porque Ucrania, los ucranianos, los rusos.
A ver, Ucrania limita con Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Moldavia.
Moldova.
Moldova.
Sí, sí, ahora se llama Moldova, antiguamente se llamaba República Soviética Moldavia.
Ah, sí, el último referéndum que han hecho, ¿no?, para cambiar el nombre o algo así.
Sí, bueno, su nombre nativo me parece que es Moldova.
Sí, pero bueno, ya lo han querido volver a utilizar lo mismo.
Claro, claro.
Y los idiomas, el idioma oficial es el ucraniano.
Sí.
También el ruso, rumano, polaco y el húngaro.
Sí, según la zona, la gente habla todos estos idiomas.
Según la zona que viven.
Las limítrofes, no. Es como más o menos suiza, ¿no?
Hay parte que habla francés, otro que es flamenco, otro que habla en alemán,
porque cuando son más cerca de la frontera habla un poquito el idioma de la zona, ¿no?
Sí, pero ahí hay solo un idioma oficial, es ucraniano.
Por supuesto.
Y yo, por ejemplo, yo vivo en Precarpatia, pues, o Antecarpatia, no sé cómo es, más correcto en castellano, no lo sé.
Y ahí se habla mucho en polaco, en ucraniano.
Hay menos rusos, hablan menos ruso, pero ucraniano y polaco.
Y luego, detrás de los Carpatos, la zona que tiene frontera con Hungría, ahí hablan mucho húngaro.
Maguiar.
Hay una anécdota que yo siempre, no, que siempre no, que desde que me la has dicho me estoy riendo.
Y es el hecho, dirá, y para que ustedes también lo escuchen, es una pena, bueno, desde la radio no se puede ver tu imagen,
desde luego, pero ella es una chica alta, rubia, ojos azules, y entonces está trabajando en un bar en la Calonja.
En la Calonja estaba trabajando, sí.
A ver, cuéntanos esa anécdota tuya.
Bueno, que había, bueno, trabajaba hace un mes o un mes y medio y venía gente y tal,
y uno de los clientes que vino la primera vez se quedó mirándome y luego me dice, oye, ¿de dónde eres?
Y digo, de Ucrania.
Y me dice, anda, ¿pero eres blanquita como nosotros?
Sí.
Como que pensaba que estaba en África.
No, al principio, claro, me quedé un poquito parada porque no le he entendido bien qué quería decir con esto,
pero luego cuando yo había contado a mi marido y a Ana y a Abel, porque en aquel momento vivimos en su casa,
nos quedamos, pero vamos, partiéndonos de risa.
Mira, soy blanquita, soy médico, hablo cinco idiomas y estoy aquí sirviendo café en un bar.
No, es que, claro, el problema que mucha gente, que yo, por ejemplo, que desvaloran los estudios que se hacen,
por lo menos en los países ex-soviáticos, ¿no? O el Bloque del Este, que me dicen, bueno, ¿estos qué saben?
Y dicen, a ver, una cosa, si la estación Mir está por arriba, creo que es por algo.
Si tienen, ¿cómo se llama? Una industria espacial, para no decir otra cosa, creo que es por algo.
Es decir, no la han subido con bocatas, que han tenido que trabajar mucho y que han estudiado, tienen universidades.
Es decir, a partir de aquí, cada uno que reflexiona sobre las capacidades que tienen los ingenieros o los médicos.
En este caso, Dirán, ¿no eras tú que comentabas de un chico ruso que trabajaba en la base y que ahora está como soldador?
Sí, sí, sí, bueno, me vino uno que trabaja de soldador, y cuando le dije que, ¿tú qué haces? ¿Qué titulación tienes?
Me dijo, no, es que yo soy ingeniero aeronáutico.
Y claro, Lontonev y la industria aeronáutica rusa, pues no, que porque, a ver, ahora se dice rusa,
pero en realidad es un poquito de todo el mundo, de todo el Bloque, que realmente estaba en la Unión Soviética, ¿no?
Pero decía, joder, y aquí trabaja de soldador, que por favor, yo flipo, ¿no?
Es decir, claro, la gente, a ver, y volvemos en lo mismo, ¿no?
Es decir, ella es médica y el otro es ingeniero.
Yo he conocido también a una médica también que está trabajando recogiendo fruta y especialista,
me parece que era jefe de servicio de un hospital en Rusia y era jefe de servicio de medicina nuclear.
Que aquí medicina nuclear, bueno, que a mí me digan cuántos especialistas tiene España en medicina nuclear.
Sí, sí.
Y claro, pero claro, recogiendo fruta.
Y claro, es un poquito el desastre, ¿no?
Que aquí en España hasta ahora no se valora la titulación que vienen de fuera.
Hay como rechazo.
Sí.
Pero yo creo que va a llegar un momento en que se tiene que despertar con esto, ¿eh?
Por lo menos a esa gente titulada que viene, el país lo debería de aprovechar.
Hombre, les viene gratis.
¿Qué quieren de más?
Exactamente, les viene gratis.
Viene con una formación que no ha tenido que pagar un centavo, que se lo han cubierto desde sus países de origen, ¿no?
Sí, otro día había leído un reportaje, no sé, una estatística en Diario de Tarragona, pero ya hace tiempo, de los emigrantes que vienen aquí, nivel de estudios que llevan.
Sí, sí, sí.
Me sorprendió mucho porque hay...
Es un nivel de estudio muy alto.
Sí, en total emigrantes.
Sí, sí, sí.
Me refiero en todos que vienen de todos los países.
Y otra cosa, yo con mi título...
Sí, incluso un porciento mucho más por encima de los españoles.
Sí, y yo con mi título puedo trabajar en Francia, en Alemania, en Inglaterra, en Grecia, pero no puedo trabajar aquí.
Ah, qué pena.
Pero no solamente en esto hacen los permisos de conducir, es decir, se reconocen en todos los países menos en España.
Menos en España, eso.
Y que sabemos que las leyes alemanas o francesas son muchísimo más duras que las españolas.
Es decir, por ejemplo, en Alemania, si se aplica a Alemania, por ejemplo, las leyes a nivel, por ejemplo, de revisión de coches, el 80% del parque automóvil español estará en las chatarras en Alemania.
Ya ves, en Alemania precisamente.
Exacto.
Ya sabéis que van a buscar los coches ahí.
Claro, claro.
Hombre, ahí, el normal es un Volkswagen.
Sí.
El de todo el mundo, de los demás, ya BMW, Mercedes y, mira, Audi, Ford, toda esta panoplia de coches que se hacen ahí mismos.
Pero mira, aquí parece que son más chulos que nadie.
Mira, envíale un saludo a tu hermana que sé que nos está escuchando.
Lo puedo hacer en mi idioma.
Exacto.
Por favor.
Les aprevid, ya has podido hacer este programa.
Ay, se arraigó lo que le ha dicho.
Bueno, sí, le he dicho hola, hola, Lesa.
Y espero que estás escuchándome.
Sí.
Bueno, esperamos todos.
Vamos a, ya para finalizar, nos quedan cuatro minutos de programa.
Que nos explique qué están haciendo ustedes en el bar Las Vegas.
He leído que están haciendo un poco de comida ucraniana típica.
Sí, hacemos comida típica nuestra. Hacemos vareniki, hacemos borscht.
Pero a ver, pero no, no. Eso a mí me suena completamente a chino.
Explícan un poquito lo que es eso.
Vale, vareniki es una comida muy típica, como aquí en España, paella.
Pues en una casa ucraniana, un domingo sin borscht y vareniki, no puede ser.
Dicen que la ama de casa mala, porque borscht es una sopa de remolacha muy buena.
Claro, muy buena para mí.
Sí.
Y vareniki es una comida, unas empanadillas hervidas con queso fresco y patatas.
Bueno.
Tiene que estar muy rico.
Sí, exacto.
También hacemos muchísimas más cosas, como platzki.
Platzki es patata rallada, con más ingredientes, con unos secretos.
Bueno.
Y para poder degustar estos platos, ¿ustedes los tienen servidos o hay que pedirlo con anticipación?
¿Cómo funciona?
Si alguien quiere venir y probar nuestra comida, nosotros algo tenemos siempre, o sea, siempre preparado, algunas tapas.
Pero si queréis una cena típica ucraniana, claro, preferimos que nos avisan con un día de...
Para coger una reserva, ¿no?
Sí, sí, sí.
Para que nosotros podemos preparar todo bien, bien, bien.
Y hasta incluido tenemos algunos productos de Ucrania que nos traen con los autobuses, con...
Ah, vale.
De hecho, esta mañana pasé por el bar y me preparaste un té de frutas del bosque.
Un té, sí.
Que está riquísimo.
Y luego también todas las especias que usamos, todas las especias traemos de Ucrania.
Perfecto.
Entonces, nos quedan dos minutos de programa.
En estos dos minutos de programa, recordar de...
Que ir a votar, por favor, todos ucranianos, todos que están legalmente o ilegal, por favor, no dejes escapar los votos.
Tienen derecho a ejercer su derecho al voto, aunque no estén regularizados.
Aunque estén en una situación irregular, en ningún momento se le pondrá ningún tipo de impedimento, ni de expulsión, ni nada por el estilo.
Lo pueden ir a votar libremente.
Queda en la embajada en Barcelona.
En Barcelona, calle Numancia, 183.
Gracias.
Gracias a ti también por haber compartido tu...
Gracias a vosotros.
...tu vivencia y tu historia.
Gracias a vosotros y a todos que nos habían escuchado.
Gracias.
Buenas noches.
Buenas noches.
Buenas noches.
Buenas noches.
Buenas noches a todos.
Buenas noches.
Buenas noches.
i l'esquí al·uàna, i l'esquí al·uàna, i l'esquí al·uàna.