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Antonio García, muy buenos días.
Hola, buenos días.
Yo sé que no tendría que ser así, pero en principio,
hoy en día que hablamos tanto del tema de la violencia en el ámbito familiar,
de toda la problemática de la violencia de género,
siempre se habla de asociaciones que integran sobre todo mujeres,
lo cual no quita que sea un problema que preocupa a todos, hombres y mujeres,
pero el hecho de que haya una asociación de hombres por la igualdad de género
sorprende un poco por lo que tiene de singular,
en cuanto a hombres que se asocien para este tema.
Sí, sí, lamentablemente todavía sorprende, ¿no?
No debería ser así porque el tema de la discriminación y el tema de la violencia
no debería ser ni muchísimo menos un problema de mujeres.
En cualquier caso, las mujeres son las personas que sufren esa discriminación y esa violencia,
pero tendríamos que estar todas y todos implicados en la solución de esta problemática.
Así nos lo pareció a nosotros en su momento y nos parecía que teníamos un compromiso
con nosotros mismos y con la sociedad y que teníamos que organizarnos y tener un compromiso público.
La asociación nace sobre el año 2001 en Málaga.
¿Cómo surge?
Bueno, primero fue un grupo de hombres.
Lo primero fue una inquietud personal de un grupo de nosotros que, bueno, pues,
siempre decimos que teníamos muchas preguntas y muy pocas respuestas.
Preguntas sobre nosotros mismos, sobre qué hacemos los hombres en este momento,
qué hago yo en este momento, cómo me relaciono conmigo mismo, con otros hombres,
con mi pareja, con mi padre, con mis hijos, con mis hijas,
qué hago yo para, ante todo, esta problemática.
En fin, muchas preguntas que no tenían respuesta.
O al menos no lo tenían hasta que no descubrimos que si nos aplicábamos
la perspectiva de género a nosotros mismos,
cosa que los hombres no suelen hacer porque ya sabrás que
nos situamos por encima de muchas cosas.
Nosotros mismos empezamos a aplicarnos la perspectiva de género.
Sí, es verdad que muchas de esas preguntas,
si no es que tuvieron una respuesta clara,
sí que empezaron a tener una nueva luz.
Y eso es lo que empezamos a hacer.
Antonio, ¿todavía se utiliza la frase esa de los niños no lloran?
Sí, sí, vamos, absolutamente.
¿Todavía?
Y si no se utiliza directamente la frase, a lo mejor,
porque está empezando a ser identificada como claramente sexista,
no, se utilizan otras que lanzan el mensaje, el mismo mensaje.
De hecho, vamos a ver, todavía es muy habitual que una madre o un padre
se sientan muy inseguros y muy incómodos porque su hijo le venga
diciendo que ha tenido un problema en el colegio,
que le han pegado y que no ha respondido y que se ha puesto a llorar.
Normalmente todavía eso nos genera mucha intranquilidad
porque vaya a ser que nuestro hijo sea un débil.
Imagínate.
Mientras que eso no ocurre cuando no lo trae nuestra hija.
Cuando no lo trae nuestra hija, pues solemos pensar que hay que ver
cómo son las criaturas o hay que ir a protestar o a ver qué pasa.
Si nos lo dice nuestro hijo, pues hay una parte ahí que nos está lanzando
un mensaje de miedo, de que vaya a ser que nuestro hijo no sepa defenderse en la vida.
Y todos esos mandatos, todos esos mensajes, que a veces actúan a nivel consciente,
pero muchas otras no actúan a nivel inconsciente,
sí que es verdad que nos van conformando un mensaje claro, un modelo claro
que le estamos lanzando a nuestra criatura.
La violencia de género entendida en la mayoría de los casos del hombre
que ejerce violencia sobre la mujer es la cara más negativa y más dramática
de un cambio que obviamente se está produciendo después de una de las revoluciones
más importantes del siglo XX, como ha sido la revolución de las mujeres.
Los hombres también tienen que entrar en esta revolución, pero por ellos mismos,
porque realmente es una carga, ¿no?, tener que asumir siempre ese papel de fuerte,
de no ser vulnerable, de todo ese tipo de cosas, también es una carga para el hombre
y lo ha sido hasta ahora, o lo sigue siendo.
Indudablemente, indudablemente lo es y, bueno, uno de los objetivos de la asociación
es hacer ver a los hombres que no merecen la pena, que no traen cuenta.
Es decir, que el patriarcado, la sociedad patriarcal que nos ha otorgado muchos privilegios,
realmente a cambio de esos privilegios nos ha exigido una serie de cosas,
todo lo que tú comentas, renunciar a todo un mundo emocional, afectivo,
de relaciones, de desarrollo personal, porque nos obligaba o nos ha creado
una estructura personal dirigida a mandar, a luchar, a ganar, ¿no?
Y todo eso no trae cuenta.
Yo no sé si hace 5.000 años traía cuenta, posiblemente sí.
Desde luego esa no es la pregunta.
Pero desde luego en el siglo XXI eso no trae cuenta,
porque se pierde muchísimo más de lo que se gana.
Y ese mensaje, de alguna manera, tenemos que hacerlo llegar a los hombres.
Que los hombres se paren y se den cuenta, identifiquen cuáles son sus grandes pérdidas
y que empiecen a cambiar.
Esa es un poco la línea de la asociación.
Claro, esto pasa por muchos ámbitos, desde la relación de paternidad del hombre con sus hijos,
relaciones laborales, relaciones con su propia pareja, independientemente del sexo que tenga.
Hay mucho territorio por recorrer, ¿no?
Porque estamos hablando de lo que es el hombre y su relación con todo.
Sí.
Son muchas las ganancias.
Son muchas las ganancias que obtiene un hombre que se para en su vida,
que deja de estar en esa carrera que estamos todos, ¿no?
Por tener que conseguir cosas.
Y se para y empieza a mirarse de un lado a otro,
a ver qué hago yo aquí y por qué yo estoy actuando de esta manera.
La primera es consigo mismo.
En fin, una persona que puede mirarse a sí misma sin tener que demostrarse siempre que es fuerte
y siempre fuerte y en todo momento.
Y que da la talla, ¿no?
Pero luego inmediatamente aparecen ventajas con respecto a su familia, a su pareja, por ejemplo.
La relación de pareja cambia totalmente.
Eso lo vemos en nuestros grupos de hombres que se van formando
y que cuando los compañeros que tienen un recorrido ya de un año, dos años en estos grupos,
pues, bueno, cuentan que muchas cosas de su vida van cambiando.
Y con sus hijos o con sus hijas, pues ya ves, imaginemos, ¿no?
Tener la capacidad de por fin abandonar esa paternidad por delegación, ¿no?
En segunda línea que ejercemos los hombres.
De tiempo libre, ¿no?
Eso, de tiempo libre y ser capaces de implicarnos de verdad, de verdad,
en la vida de nuestras criaturas, a las que queremos por encima de cualquier cosa
y estaremos dispuestos a dar la vida por ellas.
Pero, sin embargo, luego no somos capaces de implicarnos de verdad en su crianza,
en su... ¿cómo es posible eso, no?
Es una de las preguntas que nos hacemos en los talleres.
No vamos a descubrir nada ahora, pero vivimos en una sociedad muy cargada de prejuicios
por todas partes, ¿eh?
Y que viene de todos los lados cuando vosotros ya con cuatro años prácticamente de existencia
os vais presentando en los diferentes escenarios como Asociación de Hombres por la Igualdad de Género.
¿Cuál es la primera reacción que recibís, por todas partes, ¿eh?
Desde los grupos feministas hacia cualquier otro colectivo de la sociedad.
Pues cambia mucho dependiendo de quién, de dónde venga esa reacción.
Cambia muchísimo.
Por ejemplo, los colectivos feministas, la inmensa mayoría de estos colectivos
nos reciben con los brazos abiertos.
Porque son mujeres con muchos años de trayectoria, con un gran bagaje
que comprenden, que ya han comprendido, que ya identificaron ya hace unos años
la importancia de implicar a los hombres en la lucha por la igualdad.
Entonces, estas mujeres nos reciben la inmensa mayoría, ¿eh?
Nos reciben estupendísimamente y, bueno, pues, como diciendo, pues ya era hora, compañeros, ¿no?
Ya era hora de venderos por estos lares.
Luego, pues, hay otros sectores que quizá no nos reciban tan bien.
Hay un sector de hombres que, bueno, pues, parece que les incomodamos mucho.
Yo entiendo, entendemos que puede ser porque los ponemos en evidencia, ¿no?
Sí.
En fin, claro, si hay hombres que se salen del modelo y que no entran en la lucha,
esta parece que ahora moderno es una semilucha entre sexos, ¿no?
De hombres contra mujeres, de mujeres contra hombres, en fin, en las líneas, pues, en las series de televisión y de este tipo.
Y a esta lucha se apuntan muchos hombres porque, claro, es una situación muy cómoda para ellos
que les permite, pues, no plantearse nada, ¿no?
Es un discurso muy superficial este, ¿eh?
Claro, claro.
Que es a la que rascas, ves que no hay nada detrás.
Nada, nada, nada.
Entonces, pues, ahí hay un sector de hombres que no les gustamos mucho.
Esa es la verdad.
Antonio, empezasteis en Málaga, os habéis ido extendiendo, pues, por otras capitales andaluzas
y ya empezáis a tener presencia prácticamente en toda España.
Sí, sí, sí.
Incluso, bueno, en Cataluña ya hay compañeros nuestros, socios de la asociación que están por ahí
y, desde luego, vamos, que invitamos a quien nos esté escuchando, que si les interesa el tema,
pues, que nos conozcan.
A lo mejor, al principio, pues, sería a través de la página web
y luego, pues, que entráramos en contacto porque aquí todos los hombres
que estén en la línea de luchar por la igualdad y de avanzar van a ser bienvenidos.
Bueno, aquí la verdad es que somos muy poquitos, pero que estamos, es verdad que estamos creciendo
y en esa línea, vamos.