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Arxiu/ARXIU 2005/ENTREVISTES 2005/


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Ara són dos quarts de dotze del migdia i un minut.
Seguim amb tots vostès des del matí de Tarragona Ràdio.
Ja fons quants dies es va inaugurar la Fundació La Caixa,
el Centre Social i Cultural, el Fotoprés 2005,
una exposició de prestigi important
que recull la tasca de diferents fotoperiodistes.
És una exposició de caràcter itinerant,
partirà d'aquí de Tarragona
i després visitarà diferents capitals catalanes.
El Fotoprés ens ofereix imatges de la realitat
tan realment colpidores.
La imatge probablement sigui suficient,
però moltes vegades totes aquestes imatges val la pena
que estiguin recolzades per l'experiència de determinades persones.
Si vostès han visitat el Fotoprés,
hauran vist que bona part de l'atenció
se centra en el fenomen de la immigració.
Aquesta tarda estarà al centre, a Tarragona,
una persona que en sap molt de la immigració,
però no des d'estudis, estadístiques, xifres o legislació,
sinó des del tracte humà
amb les persones que arriben en patera a la costa andalusa.
Ens acompanya Isidoro Macías,
més conegut com el Padre Pateras.
Isidoro, buenos días.
Buenos días.
¿Cómo le tenemos...?
A ver, socialmente, ¿cómo le tenemos que llamar?
Padre Pateras, hermano Isidoro, ¿cómo le gusta a usted?
Yo creo que ni padre, sino Isidoro.
Isidoro.
Que queda más familiar,
porque parece una cosa muy, muy, muy lejos
de estar hablando, ¿verdad?
Una distancia muy grande, ¿verdad?
Pues nada, Isidoro.
Isidoro.
Es lo más bonito, ¿verdad?
Isidoro, ¿cómo es una patera?
Pues antiguamente eran pateras, hoy vienen en zodia.
Sí, que es diferente una patera a una zodia, claro.
La patera es de madera, también muy pequeña.
Los metros, no sé por qué yo no entiendo, de los metros.
Y la zodia también es casi igual que la patera, ¿no?
Lo que pasa es que se infla la zodia y la patera hay que hacerla de madera, ¿no?
Como le dije antes.
Pero da mucho, no sé, yo las veo ahora allí en Ajeciras,
todo el montón de pateras que vinieron al principio.
porque hablamos muchísimo ahora de la inmigración, ¿verdad?
Se nos llena la boca de tantísima inmigración y viene muchísima gente.
Pero desde que yo estuve en Ajeciras, en el año 82, nosotros hemos tenido siempre que acoger a personas.
Por ejemplo, cuando Alemania echó a todos los rumanos, que daba pena como venían.
Claro, y entonces se movían por el territorio como podían.
Ahí está.
Entonces no había tantísima cosa de la prensa, sí, decía algo, pero la radio también, pero no tanto como ahora.
No, porque en principio la casa que ustedes pusieron en Ajeciras fue ya la primera hace unos 30 años.
30 y 72.
30, pues ya unos cuantos.
Claro, lo que ahora llamamos fenómeno de la inmigración.
Entonces ni existía como tal, ni se definía como tal.
Nada, nada, nada.
Entonces ustedes, ¿con qué objetivo montaron esta casa de acogida?
¿Para acoger a quién?
Bueno, para acoger a personas que estaban en la calle, que no tenían a nadie.
¿Cualquier persona?
Cualquier persona.
No miramos ni religión, ni política, ni nada.
¿Quién soy yo?
Yo, como Isidoro.
Yo no digo como religioso.
para no acoger a una persona que llama a tu puerta.
Sería un mal, ahora un mal fraile.
¿Verdad que soy fraile?
Y lo que dice el Evangelio.
Fui forastero y me hospedaste.
No miré a nada.
Porque darle un vaso de agua a una persona que se acerca a tu casa,
que no quiere otra cosa.
Quiero un vaso de agua.
Darlo con ese cariño, con ese amor.
Pues es lo que lleva.
Yo no digo al cielo, sino dar el testimonio.
Que como persona, le das a otra persona que llama a tu puerta.
Pero ustedes no preguntan a nadie qué religión profesa o qué ideología tiene cuando llega a su casa.
¿Verdad que no?
No, no, no.
¿Cómo voy a preguntar yo?
Incluso si tiene papel o no tiene papel.
¿Y quién soy yo?
Para los papeles está la fuerza de seguridad.
Que por cierto, ¿qué relación tienen ustedes con las fuerzas de seguridad, con la Guardia Civil fundamentalmente?
Buenísima, buenísima.
Buenísima, porque mira, hace un mes y medio por ahí me vino eso casi siempre,
que cogen a gente con droga, que viene empapada desde agua para quitarle esa ropa.
Vienen a la casa nuestra.
No miran la hora, ni a las tres, ni a las cuatro.
Aunque como humanos, ¿verdad?
Lo primero que dice uno, y otra vez la Guardia Civil, pero después Dios te da un porrazo y te dice que tú eres fraile,
que tú tienes que estar ahí al pie del cañón, ¿verdad?
Te levanta y le das la ropa a esas personas que vienen.
Aunque hayan traído droga, pero vienen engañados.
Aunque luego después, si sale la cosa bien, hubieran cogido millones, ¿verdad?
Y no le hubiera hecho falta la ropa que tenían los frailes.
¿Para que quizás esto que vienen aquí no son los que cogen los millones después?
No, yo creo que no.
Yo diría que más bien no.
Si cogieran los millones, mire, ya nos lo podríamos cuestionar de otra.
¿Quién le puso a usted el nombre, Isidoro, de Padre Pateras?
Pues mira, fue un reportaje que fue en el año 2000, cuando viven tantísimas mujeres.
Sí, mujeres y bebés, ¿no?
Mujeres embarazadas.
Que yo tenía que haber hecho el curso de matrona.
O de matrono, ¿no? Se llamaría.
Eso tengo entendido, de puricultura como mínimo, ¿no?
Sí, por lo menos.
Porque es que ya son doscientas y pico las que han pasado por la casa nuestra.
Y hoy tengo dos, que mañana va otra vez a revisión.
Porque yo creo que se han equivocado de los meses.
Si no llevan las cuentas.
Porque cuando vino, dijeron que sí, que tenía nueve meses y pico.
Le faltaban tres semanas, pero es que hace un mes.
Y yo creo que las tres semanas son tres semanas, ¿verdad?
Pero claro, mañana va otra vez a revisión y nacerán niños.
A ver, ustedes en el centro que tienen en Algeciras, ¿a cuántas personas pueden llegar a acoger?
¿Qué capacidad tienen?
Bueno, yo he tenido hasta veinte mujeres.
Unas con niños y otras embarazadas.
Porque las que vienen y que no tienen nada, esas vienen, se lavan y se marchan.
¿Y dónde se marchan?
No sabemos.
Lo digo.
¿Por qué no lo va a decir?
En la Casa Campo.
Y yo he visto, yo las he visto.
¿No tienen otra alternativa?
Hasta ahora no.
Aunque ellas tienen que trabajar para pagar a las mafias.
Y las mafias están aquí en España.
Mira, te voy a dar un ejemplo.
Un día, un domingo, llegó un señor muy, muy enjollado.
Una cadena, un cordón de oro.
Y todos los dejó con...
Anillos.
Con anillos, pero de oro.
Y entonces dijo que venía a por su hermana.
Y esta muchacha me dio mucha pena porque estaba embarazada de dos niños.
y tenía, me parece que fue, unos cuatro meses.
O por ahí, o tres meses.
Como me dijo que era su hermana, digo, mira.
Porque eso sí, miente muchísimo.
La inmigrante miente muchísimo.
Unas veces porque no tiene más remedio.
Y otras veces porque...
Por las circunstancias.
Entras en esa rueda, ¿verdad?
Ahí está.
Y entonces, cuando se marchó, me dice una de las que estaba llamada.
Papá, papá.
Fulana, no sé si se llama.
Jennifer o otro nombre.
Ahora va Madrid.
Baby, yo no sé inglés, pero la mímica es todo.
Y prostitución.
Quiere decir que ella iba a abortar.
Y que después se dedicaba a la prostitución.
La muchacha guapísima.
Además, una dulzura que tenía hablando el inglés.
Porque yo siempre tengo unos...
Yo siempre tengo un croata y un marroquí que lleva con nosotros.
El marroquí son 15 o 16 años.
Que prácticamente...
Bueno, es que se han llevado a la casa con ustedes.
Ha hecho dos carreras.
Ya está casado.
Y tengo después...
Dios me manda siempre otro.
O otra persona.
Que esté croata.
Entonces sirve un poco para traducir.
Para traducir.
Pero yo, el inglés mío es el inglés andaluz.
Que es muy fulero.
Pero me entiendo con ello.
Y entonces me dio mucha pena que me dijeran ellas eso.
Da mucha pena como viene.
En patera.
Esta noche o esta tarde pondré un CD con la llegada.
Cómo llegan ellos.
Se van a ver los muertos.
Ahí.
En el estrecho.
Pero es muy crudo, muy duro, muy duro, muy duro.
Pero es la realidad.
Sí, pero dígame una cosa, Isidora.
A ver, hemos visto imágenes en la televisión.
Nadie puede decir que lo ignora.
Porque todos lo hemos visto.
Cómo llegan esas personas ateridas de frío.
En unas condiciones de salud deplorables.
Con un miedo en los ojos que te horroriza.
Y claro, te asusta esa circunstancia en cómo han llegado.
Pero lo que más te asusta es lo que va a ser de ellos después.
Usted, en el caso de estas chicas, pues ponía este ejemplo, ¿no?
Esa es la pena mía.
¿Qué harán después?
Porque la asistencia en el momento.
Hay gente como usted, Cruz Roja, ONGs, que les ayudan.
Pero luego quedan un poco en tierra de nadie, ¿no?
Una vez que nosotros le arreglamos los papeles,
y ahora parece Dios lo ha puesto a la mano,
le dan el permiso de residencia.
Bueno, se lo han dado a mi país, que son 10 o 12.
Y permiso para poder trabajar.
Pero ¿quién le hace un contrato?
¿Quién le alquila?
El piso.
Nadie.
Dígame una cosa.
Desde esa década de los 70 que abrieron la casa hasta ahora,
hemos comentado antes que ha cambiado mucho.
De hecho, anteriormente no veían llegar a tantas mujeres con bebés, ¿verdad?
No, mujeres ninguna, ninguna.
Hombres, hombres.
Mujeres y adolescentes vienen ahora muchos, ¿verdad?
Sí, sí.
Los niños es que yo creo que dicen que no,
pero yo creo que efectos llamadas a los niños.
Porque nosotros hemos tenido niños en el año 80 y tanto.
Ya tenían, les llegaban niños ya.
Pero ellos venían con el número de teléfonos de su familia.
Y nosotros, pues aún no había centro ninguno en ningún sitio.
Lo único que hacíamos era pagarles el billete.
De vuelta.
No, mandarlos a Barcelona.
A Barcelona.
Porque al ponernos en contacto con su familia,
decían ellos que sí, que ellos eran familia, que eran tíos,
que eran, a lo mejor, hermanos.
Dice.
Claro.
Dice.
Y yo creo que yo me pongo en el pellejo de ellos.
No, no, claro.
Aparte, en principio usted no tiene por qué dudar de la palabra de nadie.
No, no, no.
Aunque su experiencia le hace saber muchas cosas.
Pero bueno, yo digo, mire, te pago el billete y ya está.
Y bendito sea.
Yo a lo mejor he hecho muchas trampas.
Porque siempre está la fuerza de seguridad en el puerto.
Pero Dios siempre me ha ayudado.
¿Cómo se produce ese momento dramático, sin duda,
de la llegada de la patera?
Muchas de ellas en un seminaufragio.
Otras, por desgracia, ni llegan porque naufragan en el estrecho
y no pueden llegar a puerto.
¿Cómo se produce la circunstancia en que ustedes son conscientes
de que han llegado nuevas personas y que tienen que ayudarlas?
¿Les avisa a alguien?
¿Ustedes van hasta la playa, hasta la costa?
¿Van al centro por su propio pie y los acompañan?
¿Cómo es ese momento?
Yo solamente he ido una vez a verlas cómo viene y no voy más.
¿No volverá a ir?
No.
Aunque me han dicho que vaya, pero yo me da muchísima pena.
Yo soy María Magdalena, todo el día llorando.
Porque es que las veo que el corazón te se parte.
Entonces, al principio, nos las traía la fuerza de seguridad.
Cuando no había nada, ni centro ni nada.
Pero estaba la Cruz Blanca.
Entonces, la llevaban allí, se le daba hospedaje.
He tenido hasta más de 20, dije antes 20.
Pero yo he tenido más.
Hasta dormí en el suelo con un colchón.
Porque es que no había absolutamente nada.
Luego después ya se han ido a poquito a poco yendo para aquí, para Barcelona, para Tarrajona, para Madrid, para Alemania, para Suiza.
Porque ellas vienen ya con su plan, diríamos.
No es me subo en la patera y a ver dónde me llevas, sino que ya previamente...
Ella desde allí ya sabe, porque ya las mafias se le han dicho.
Tú vas hasta así, hasta así, hasta así, y tú empiezas a trabajar y me tienes que dar dinero.
Mira, hasta hace tres, cuatro meses, una que conozco yo, está pagando a las mafias 400 euros.
Y estaba trabajando.
Y yo le dije, yo llamo y denuncio.
Papa, papa, que luego después a mí, las mafias me matan a mi niño.
Y a la familia en origen también, ¿verdad?
Sí, incluso esta se ponía en contacto con su familia para que le dijera a la familia.
del mafioso que no le cobraba, que no tenía dinero ninguno.
Y lo que cobraba de trabajo eran unas 600 euros y no tenía.
Hasta que ya llegó el momento en que vino su marido, habló con...
Que luego después no te dice dónde está.
No te dice absolutamente nada.
Y yo digo, si yo soy papa, yo te ayudo en todo, ¿por qué no a mí?
No me dices tú, nadie dice papa, papa.
El miedo, quizás, ¿no?
El miedo, las mafias.
El miedo.
Las mafias, y están aquí, en España.
Sí, no, no, a ver, está clarísimo.
No hace falta ahí muy, muy lejos ni nada de eso.
No lo hemos dicho, por cierto, que la Cruz Blanca es, digamos, a ver si lo digo bien,
la orden o la institución que acoge estas personas.
Usted es fraile, como ha dicho, franciscano.
Y la Cruz Blanca es lo que denomina esta labor que ustedes hacen.
Esta labor, sí, sí.
Nosotros tenemos casa aquí.
Que no lo he explicado, digo, vamos a explicarlo.
Nosotros tenemos en casa aquí en Tarragona, en Reus, y en Valls.
En Valls llevamos, me parece, son 25, 26 años.
Y en Reus llevamos unos 15 años, por ahí.
Estamos en Castel del Remei también.
Y en Barcelona.
Que estamos extendidos en muchísimos sitios.
Estamos en Venezuela también.
En Marruecos también.
Que, precisamente, la casa nuestra en Marruecos, en Tange, está en todo el centro del casco antiguo.
Y sale uno a la ventana y ve todas las pensiones que hay alrededor de la casa nuestra llenas de negro.
Esperando.
Esperando a la partida, ¿no?
A la partida por aquí.
A ver, dígame una cosa, Isidoro.
Yo no le voy a poner un compromiso, pero yo no sé si se corresponde, en cuanto a todo este fenómeno de la inmigración,
la información que dan los medios de comunicación, la información institucional que se ofrece,
más información la que aportan las ONGs a través de su experiencia,
lo que pueden explicar los propios inmigrantes de su periplo.
Pero, de todo ello, yo me imagino que tenemos que beber de todas las fuentes para poder entender realmente el fenómeno.
No nos podemos quedar solamente con una mirada, ¿no?
Tiene muchas miradas la inmigración.
Muchísimas, muchísimas.
Muchísimas miradas.
Ahora, por mucha información que se dé, el inmigrante nunca le hace caso.
Porque ellos tienen una meta.
Usted me comentaba antes de empezar la entrevista, dice, nosotros le decimos a nuestros hermanos misioneros
que les expliquen realmente lo que les espera.
Porque muchos de ellos vienen aquí pensando que todo es muy fácil.
Por la razón que sea, no se lo acaban de creer.
Tenemos que explicarles.
Por eso te dije antes, que ellos no se creen nada de lo que uno aquí le dice.
Pero yo creo que si se lo dijeran, por ejemplo, Europa, somos europeos.
Y Europa, ¿por qué no hace un poquito por esta gente invertir en esos países?
Es la solución.
Me han dicho que es muy difícil.
Bueno, lo digo yo que no soy nadie.
Pero yo creo que si se pusieran los expertos, que hay muchísima gente que sabe muchísimo,
que inviertan y se ve que ese país donde han llevado el dinero es corrupto,
pues quítale el dinero.
Dicen que eso no puede ser.
Pero yo creo que sí, ¿verdad?
Es la macroeconomía, la política que está.
Ahí está, ahí está.
Pero bueno, mira, si a esos misioneros le dieran o hicieran un vídeo y lo pasaran,
porque al principio hubo una televisión que fue a grabar La Casa Nuestra,
al principio, en el año 2000, y dijo una de las morenas,
que ella no salía porque esa televisión se ve en su país.
Luego, más a mi favor, ¿por qué no hacen un vídeo y lo pasan por esa televisión?
Y explican qué es lo que les espera cuando llegan aquí.
Y que se vean muchísimas muertes en el estrecho.
Y los marroquíes que vienen en Patera, también, esos que vienen por allí.
Me parece que hoy ha llegado uno a Motril, muchísimos niños.
Esta mañana, lo que leíamos en el periódico.
Pero es que yo creo que los niños vienen también a Colajosa, me parece, a efecto llamada,
porque aquí hay centro que está muy bien, y ella a través del móvil,
se lo dicen a los que están allí.
Ustedes vienen aquí, que aquí no nos van a echar para ustedes, porque ustedes son menores.
Y muchos parece que tienen más edad y no tienen.
Y otro que dice que tienen 16 años y tienen 19 años.
Sí, sí, sí.
Porque en la cara siempre había que hacer un estudio grandísimo.
Y yo siempre he dicho que cuando viene una Patera, hay que cuidarnos.
Nosotros lo tenemos que cuidar.
¿Por qué Sanidad Exterior no ha puesto en tarifa un esto, un rayo X?
Porque no han puesto un laboratorio.
Y si tienen que estar en tarifa una semana para hacer el análisis.
Y certificar si es un menor o no es un menor.
Y las enfermedades que pueden traer.
Yo no soy racista.
Pero es que tenemos que cuidarnos nosotros también.
Usted tiene la sensación que, ahora que ha dicho esto, yo no soy racista,
que por el miedo a que a uno se le confunda y le traten de xenófobo o de alguna cosa,
parece como que no se atreve a afrontar el problema real de una forma clara.
¿Tiene usted esta sensación?
Bueno, yo siempre he dicho lo que yo hago.
Y muchas veces sí me dicen eso, pero...
¿A usted no le gusta hablar de leyes?
No, porque, ¿quién soy yo?
Esos son los juristas, ¿verdad?
Los que hacen las leyes.
Pero el tema está creciendo mucho, ¿no?
Muchísimo, muchísimo.
Se está haciendo muy grande y muy complejo.
Muchísimo.
Yo creo que se han hecho en esas cuantísimas leyes.
Es que yo no sé qué leyes voy a leer.
Porque yo creo que incluso los jueces se volverán locos y los abogados.
porque cada seis meses una ley nueva, ¿dónde vamos?
Yo creo que para hacer las leyes se tienen que poner en Gibraltar.
No en Madrid, ni en Barcelona, ni en Tarragona.
Ve in situ cómo vienen estas gentes.
Y que hablen con los inmigrantes.
Que hablen con los que tienen inmigrantes, con la ONG.
y cada uno se hace una ley como Dios manda, ¿verdad?
O como los hombres, le damos a Dios tranquilo.
Como los hombres tienen que hacer las leyes.
Pero claro, siempre lo hacen unos que son expertos en leyes.
¿Y a quién dice que las leyes se hacen desde los despachos
y se tendrían que hacer un poco desde la realidad?
Ahí está lo que yo he dicho siempre, siempre, siempre.
Que coja la mesa del despacho, de donde sea, y se vaya a Tarifa.
Que si hay levante se les va corriendo la idea que traen.
¿Y ustedes con qué dinero hacen todo esto?
Pues mira, yo digo siempre, y lo diré siempre,
que la fe mueve montaña.
Pero ustedes los medios de comunicación mueven corazones.
Oficial, para la inmigración no tenemos nada.
Y no es porque el fraile este no ha echado...
Pero usted ha pedido.
Sí.
Usted ha pedido a las instituciones.
Sí, pero no hay dinero.
Ya.
Pero bueno, salve lo bonito que es,
que te llegue una carta con 5 euros o 10 euros.
Y ponga Padre Patera, Ajecira, Cádiz.
Ni dirección ni nada.
Y le llega.
Y le llega.
Incluso me mandan ropa.
Solamente pone Padre Patera, Ajecira, Cádiz.
Correo ya sabe que...
¿Dónde está?
¿Dónde está?
Pero para mí es un milagro.
O sea, que ustedes se nutren de aportaciones...
De lo que nos da el pueblo.
De la gente que...
Sencilla, humilde, que no tienen nada.
Y otras que tienen también.
Ahora que dice esto del pueblo,
yo tengo entendido que hay un fenómeno extraordinario
en todo lo que es esta costa terrible
donde llegan tantas personas,
que son los particulares, las familias,
que también acogen inmigrantes en sus casas.
Sin preguntar nada.
Y con mucho miedo.
Te voy a dar un caso.
Sí, porque además pueden...
Ahora no sé, pero antes muchas tuvieron problemas legales.
Sí, sí, sí, y ahora también.
El otro día me llegó una...
Bueno, me llamó una señora que tenía un muchacho
y me dice, hermano, es que a usted no le dice nada.
Digo, mira, a mí me dicen igual que a ustedes.
No, padre, es que yo he tenido aquí en la casa.
Mira, le había dado ropa, le había dado de comer,
le había dado todo.
Y digo, bueno, podrás lo pagar,
pero tener cuidado que si hay un accidente es un...
Una persona sin papeles, en situación irregular...
Por mucho que diga padre patera,
al padre patera lo llevan también a la cárcel.
Pero bueno, tú dices, mira, tú vienes despacito
con el coche, lo traes aquí.
Y aquí a ver lo que hacemos.
Y me parece que está por aquí arriba.
Están muy de paso, ¿verdad?
Las personas que llegan a la casa de acogida.
Sí, sí, sí.
Ellos los que quieren entrar y salir.
Por ejemplo, si llega a las nueve y media
y hay un autobús para Barcelona o Tarragona o Valencia
que sale a las diez,
es muy comprometido llevarlo al puerto.
Es muy, muy comprometido.
Ustedes actúan rozando la ilegalidad,
como aquel que dice.
Bueno, nosotros actuamos ayudando al pobre, ¿verdad?
Y para dar un vaso de agua.
Para la ley del amor que se ha escrito.
Ustedes no preguntan,
les atienden en el primer momento
y luego pues dejan que libremente tomen la decisión que consideren.
Sí, y si tenemos dinero,
les pagamos el billete.
Lo llevo yo en el coche,
hasta ahora gracias
que no me dicen,
no me han dicho nada.
Porque yo conozco a todos,
secreta o no secreta.
Y saben a la voz que estamos haciendo nosotros.
Yo, lo que tú dices antes,
que era la ley, la ley.
Yo cuando me preguntan ustedes de la ley,
no es que me ponga nervioso.
No, ¿por qué no?
Lo que yo hago está,
se ve, es transparente.
Pero, hija,
hay que hacer también un poquito de trampa, ¿verdad?
Bueno, y a veces también hay que mirar hacia otro lado.
Y ya está.
No para nada.
¿Qué dice la ley?
Mueve, dame el papel donde dice
que yo no puedo pagar el billete a este hombre.
¿Que no tiene papel?
Bueno, porque la fuerza de seguridad se lo pida.
y no voy a llevarlo a la fuerza de seguridad
para ver si tiene papel.
No.
Yo lo hago es.
Dale de comer.
Usted hace lo suyo y los demás que hagan.
Eso, ya está, ya está.
Y no nos complicamos la vida, ¿verdad?
Aunque usted es una persona de un carácter muy abierto,
no es que le guste mucho ir por los medios de comunicación,
pero entiende que también es una labor
que tiene que hacer precisamente
para poder encontrar apoyo material, económico y solidario
para la labor que hace.
Esta tarde estará aquí, pues,
haciendo una conferencia abierta a todo el mundo.
Yo me imagino que ahí explicará su experiencia.
Responderá si alguien del público puede preguntar.
Sí, me gusta que me pregunte.
Un poco de coloquio, ¿no?
Porque es que, mira, de cifras,
yo creo que ya estamos hartos, ¿verdad?
Esto le corresponde a...
Al que tiene.
Al que la lleva.
Solamente doy mi intento de dar un testimonio.
Y en este caso, Cristiano, ¿no?
Yo he leído por algún sitio
que alguna vez se ha barajado la posibilidad
de proponerlo a usted como candidato al Premio Príncipe.
de Asturias.
Pues sí.
Esto es muy gordo, ¿eh?
Pues sí, fue el Rotary Club.
Y este año otra vez me han propuesto...
Pero no me lo darán.
Pero bueno, si me lo dieran,
harían una obra de caridad grandísima
porque terminaría una casa que estoy haciendo.
Es lo que yo le iba a preguntar.
Están haciendo otra casa en otro lugar.
Y hace dos años que está parada.
Pero bueno, a mí me subió el azúcar
cuando me dijeron que tenía que pararla
por falta de medio.
Me puse malísimo.
Humano.
Pero luego después está uno
por encima del humano
y están los otros, ¿verdad?
Es creer en Dios.
Y mira, y Sara, cuando...
Aunque Dios quiere que se termine.
Son los hombres, ¿verdad?
Porque un periódico político
me dijo que me terminaba la obra.
Se hizo la fotografía con el fraile
que era muy bonita.
Y no se han acabado.
Un mes antes de la elección
me dijo que no.
Pero bueno, mira.
Allá.
¿Cuándo vuelve a Algeciras?
Pues vuelvo mañana.
Mañana mismo ya.
Mañana tengo que arreglar unos papeles
a una chica
que su marido
vino hace cinco días.
Tiene tres niños.
Pasó la patera con tres niños.
Los niños son guapísimos.
Eso sí.
y lo tiene en el centro
y tengo que mover papeles.
Yo no sé si escribía máquinas.
No sé nada.
Pero la idea Dios me ilumina
y escribo un papelito.
Miren.
Y estoy a ver lo que...
A ver si dejan al padre ese aquí.
Isidoro, finalmente,
¿usted cree que estamos inmunizados
al sufrimiento las personas
o todavía somos sensibles
a todas estas desgracias?
Eso es lo que yo no quiero.
Que nos acostumbremos a que vienen.
¿Pero no cree que nos estamos acostumbrando?
Bueno, yo no lo noto
porque yo sigo recibiendo un poquitín,
pero sí se nota un poquitín
que no como al principio.
Pero bueno.
Desde la solidaridad,
desde la fe religiosa,
desde allá donde se haga
la labor de las personas
que se ocupan de los demás
siempre es importante.
y es importante hablar con personas
como usted
que representa precisamente
a una parte
de esa gente
que dedica su tiempo,
su vida y su labor
a echar una mano
a quien lo necesita.
Sí, es muy dura,
pero tenemos recompensas después
porque mira,
un día que tú estés mal
y vas a la casa
donde hay siete niños
y todos te dicen
para los montes
en la furgoneta
a dar un paseíto
y empiezan a cantar.
A mí me han dicho
que hay inmigrantes
que llegan en Patera
que no llevan nada
más que un papel doblado
en la mano
que pone Padre Patera
para que rápidamente
le lleven
hacia donde está usted
a su casa.
Pues sí,
ha visto lo grande que dio
y yo no se lo he dado.
Si es que las noticias vuelan.
Isidoro Macías,
Padre Patera,
Isidoro.
Isidoro mejor, ¿verdad?
Muchísimas gracias por venir
porque no estaba previsto
pero bueno,
le hemos invitado
y usted sin ningún problema
ha dicho que no pasa nada,
que tenía tiempo disponible
y recordemos
que esta tarde
estará usted a las siete y media
en la Fundación La Caixa
y que tenga mucha suerte
o mejor dicho
que le quede muy poco tiempo
por hacer esta labor
porque eso
querrá decir que no es necesaria.
No voy a decir nada nuevo
sino que lo de día.
Bueno,
no está mal hacer memoria.
Muchísimas gracias y suerte.
A usted.
Adiós.