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Arxiu/ARXIU 2005/PROGRAMES 2005/


Transcribed podcasts: 151
Time transcribed: 3d 22h 2m 21s

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Porta a l'Esperança
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Porta a l'Espera
Cuando ya sus piernas no pueden andar de puro miedo.
Y tú escuchas su clamor y hasta sientes el dolor mientras gritan, voceando.
No te quepa duda alguna, te están llamando.
Buenos días amigos oyentes, bienvenidos un sábado más al programa Puerta a la Esperanza.
En directo desde los estudios de Tarragona Radio, ya sabéis en la 96.7 de la FM, venimos
como siempre dispuestos a compartir el mensaje de esperanza de parte de Dios, un mensaje para
el hombre y para la mujer, de una sociedad que está sufriendo tremendamente los rigores
de la violencia, una violencia que se manifiesta de muchas formas, en guerras, hay guerras por
todas partes, la violencia doméstica, aquella tan traída violencia de género, que conocemos
todos desgraciadamente, esa violencia en las aulas, tantas y tantas formas y distintas de
violencia. Pero en esta mañana nosotros, el equipo de Puerta a la Esperanza, quisiéramos
reflexionar sobre otra clase de violencia, una violencia devastadora, una violencia que
puede venir incluso de la misma naturaleza. Y para ello, pues cuento en esta mañana con
la ayuda de nuestro hermano y pastor de la iglesia, David García, buenos días.
Hola, buenos días Paquita.
Buenos días Miguel.
Hola, buenos días.
Y le damos también los buenos días y la bienvenida a Nuria, nuestra amiga que está
en el control. Bienvenidos a todos. Pues como decía, en esta mañana quisiéramos un poquito
hablar sobre otra clase de violencia, una violencia que también es fuerte y puede hacer grandes
cosas, ¿verdad? Nosotros quisiéramos hacer una pequeña introducción recordando que han
transcurrido algo más de dos meses del famoso tsunami, un tsunami que se dio en el sudeste
asiático. Pero las imágenes se resisten quizá a desaparecer, a pesar del tiempo que
ha pasado ya, a desaparecer, como digo, de nuestras retinas. Fue tan horrible, ¿verdad?
Primero un fuerte terremoto, después, como consecuencia, un maremoto. Primero, fue muy
importante, ¿verdad? Que el terremoto, pero el maremoto fue imponente, fue avanzando a toda
velocidad hacia las playas y abatiéndose sin misericordia sobre cuanto había en ellas. Personas,
casas, cobertizos, hoteles, coches...
Hay algo más allá, que tus ojos no vieron, que tu corazón no sintió. Hay algo más allá.
A veces crees que en tu mente solo hay preguntas sin respuesta. Ves que todo pasa y solamente la
protesta, lo que besa, lo que vives, lo que crees y lo que piensas. Y si tu alrededor se da la vuelta,
te da la espalda, ves que en tu mente solo queda una palabra. ¿Por qué? ¿Qué hago en este mundo que me
falta? ¿Qué es la realidad, lo verdadero y qué es la farsa? Es indistinguible en este mundo lo que pasa.
Es indistinguible lo bueno de lo malo. Te vas muriendo, te vas matando y sin darte cuenta,
te vas ahogando en tus propios ideales. Porque mucho es engaño, mucho es engaño, sí.
Hay algo más allá, que tus ojos no vieron, que tu corazón no sintió. Hay algo más allá.
Muchos dicen, muchos piensan, muchos otros hacen y no piensan lo que dicen. Muchos dicen y no hacen,
muchos hacen y no dicen, muchos hacen y no dicen y no piensan. Hasta el punto de llegar a camuflarse,
aislarse de todo y de todos. De ahí hay dicho, cada persona es un mundo, cada persona en su sitio,
cada uno en sus caprichos. Más que un dicho es el dicho de los dichos. Y diciendo lo que digo,
no despido y no acabo. Si no acabo de empezar, lo que quiero expresar es algo que hay que meditar.
No es tan fácil de captar y si al captar no lo quieres aceptar.
Pues allá tú, porque para mí no hay frenar, para mí no hay descansar.
Y aunque duerma más que nada, soy como un tic-tac.
Pues bien, todo el mundo hemos sido espectadores, ¿verdad? De tan terrible catástrofe.
Pero, ¿cuánto nos hemos parado a pensar en ella? Y si lo hemos hecho, ¿a qué conclusión hemos llegado?
Como cristianos, ¿cuál es nuestra visión de la catástrofe?
Pues bien, es difícil saber cuántas personas se han detenido a reflexionar en torno a la catástrofe del tsunami.
Pero yo me preguntaría qué reacciones habéis podido vosotros, vosotros, David, Miguel,
ver en la gente con la que diariamente os habéis relacionado.
Pues yo pienso que durante muchas semanas ha sido un tema de conversación para todos nosotros.
Y bueno, pues dentro de todas las personas con las que hemos podido relacionarnos,
hay muchas en las que, pues bueno, sencillamente prefieren no pensar absolutamente en nada.
Bueno, esto es como otra cosa cualquiera.
Otras que lo único que piensan es que lo único que hace falta es volcarse generosamente
hacia todas estas personas que han sufrido esta tremenda catástrofe y no pasar de ahí.
Otras personas que lo único que piensan es que, bueno, pues como hubo las glaciaciones,
como hubo los grandes movimientos de tierras en su día, geológicos, etcétera, etcétera,
pues esto es una catástrofe más, como la erupción de los volcanes, etcétera, etcétera.
Y también hay quien piensa, y no ha habido, quien ha dicho que la consecuencia de esto
ha sido Dios mismo el que ha permitido que esto suceda.
Esta pregunta es sumamente seria, al menos eso es lo que yo pienso,
porque suele formularse de una forma frívola y a veces muy irreverente,
fruto de agnosticismos y teñidos de un ateísmo un tanto beligerante.
Yo recuerdo precisamente, recuerdo un artículo del periódico del país con fecha 11 de enero,
y era un artículo bajo el título El maremoto como castigo divino,
donde José Reynoso comentaba la reacción de Tantabí, que era un creyente musulmán,
que decía que solo encontraba una explicación a la tragedia y era que esa explicación era la ira de Dios,
o sea, había sido consecuencia de la ira de Dios.
Y José Reynoso contaba la historia de este creyente musulmán,
que decía que la noche antes del maremoto, una persona con un gorro blanco,
como el que suelen llevar algunos imanes,
se presentó en un local situado a un kilómetro de la ciudad de Azec,
en el que parece ser que había gente bailando sin ropa,
y les dijo, por favor, no hagáis eso, si seguís así, seréis castigados.
Y a continuación, ese hombre se dirigió al mar y desapareció.
Pero la fiesta continuó hasta el amanecer, y esa misma mañana se produjo el maremoto.
Bueno, esta es la historia.
Aunque podamos tener dudas sobre la veracidad de este relato,
bueno, todos sabemos que es un hecho conocido que Indonesia y otros países de esa región
pues tienen fama por la profusión de prostíbulos que atraen a los turistas occidentales, ¿verdad?
Y aparte, amén, de otros pecados que ya son mucho más generales, como es la corrupción política, etc.
Y claro, que la explicación de esos musulmanes religiosos,
de que ha sido fruto de la ira de Dios, pues como un castigo de Dios,
pues realmente como cristianos nos puede y nos parece cruda y dura esa explicación.
Pero no tenemos que rehuirla, yo creo que debemos de considerarlos, ¿verdad?
Porque, claro, esta forma de pensar nos enfrenta o nos conduce a uno, yo diría,
de los temas más inquietantes de la teología cristiana,
que, bueno, se llama Teodicea, es decir, cómo Dios gobierna y controla cuanto acontece en el mundo,
tanto en el comportamiento de los fenómenos naturales como en el comportamiento de los seres humanos.
Y claro, cuando tratamos de adentrarnos en ese campo de la teología,
pues nos enfrentamos a misterios y respuestas y preguntas, diría, preguntas de difícil respuesta, ¿no?
Hombre, la verdad, pienso que todas las personas nos gustaría encontrarnos, pues con un Dios todobondad
y con un Dios que sea todo misericordia, ¿verdad?
Un Dios permanentemente bienhechor, protector.
Muchas personas se pueden preguntar, bueno, no dice la Biblia que Dios es amor,
y si el amor es la esencia de la misma, de la divinidad,
¿por qué Dios permite catástrofes, permite sufrimientos horribles y esas muertes espantosas, verdad?
Incluso algunas personas pueden llegar mucho más lejos y también se preguntan,
¿está en él, en Dios mismo, la causa de tanta fatalidad?
¿Vosotros qué pensáis?
Bueno, es estremecedor tanto la destrucción que se produjo
como los problemas teológicos que puede resultar a partir de todo ello.
Todos sabemos en las zonas donde se produjo, todos sabemos las condiciones que existían allí morales
en un momento determinado, pero yo me preguntaría si sería Dios perfecto
si permitiese que en un mundo plagado de egoísmos, en un mundo plagado de injusticias,
de soberbias, de violencia, de corrupción, este Dios permaneciera absolutamente impasible
sin mover un solo dedo, ¿sería realmente un padre amoroso
o sería, por decirlo de alguna forma, un abuelo senil, impotente para disciplinar?
Por otro lado, pienso que la idea de que todas las desgracias que suceden en el mundo,
de que todo lo malo que sucede, de que todo lo destructivo es culpa de Dios
o son acciones punitivas de Dios, y esto pienso que nos sitúa en un terreno peligrosamente resbaladizo.
Somos muchos los creyentes que no compartimos la interpretación dada por este musulmán
que comentaba David antes.
No podemos afirmar tan rotundamente como él que el maremoto fue castigo divino.
Pienso que solamente, solo Dios podría explicar el porqué de las calamidades que sufrimos los seres humanos.
Por mi parte, me voy a abstener de juzgar a Dios.
Solo él, pienso que es el único que posee los elementos de juicio necesarios para tomar esta serie de decisiones.
Realmente, uno de esos grandes caballos de batalla para muchas personas ha sido, bueno, ha sido y es,
el poder conjugar ese amor de Dios con una justicia que es también intrínseca en él, ¿verdad?
No sé qué podemos decir a estas personas que piensan así al respecto, ¿verdad?
Bueno, la misma Biblia que nos habla de un Dios de amor también nos presenta su reverso.
Es decir, nos presenta también un Dios de justicia que juzga y que retribuye según el comportamiento de los seres humanos.
Hay numerosos textos en la Biblia que nos enfrentan a lo que se llama la ira de Dios.
Y claro, cuando hablamos de la ira de Dios, vaya, a mí, yo como cristiano también me entra de sazón, ¿no?
No es un tema que normalmente lo acostumbramos a rehuir.
Y lo acostumbramos a rehuir porque, claro, estamos acostumbrados a ver esas reacciones de ira,
airadas de muchas personas, incluso las nuestras propias.
Y claro, nosotros tenemos, delante de nuestras propias iras,
tenemos el concepto de que la ira es un, ¿cómo diría?, una señal de debilidad.
Es un defecto, ¿verdad?, más que una señal de fuerza.
Pero claro, cuando hablamos de la ira de Dios a la luz de la Escritura,
la ira de Dios no es como la nuestra.
Nuestra ira normalmente es un sentimiento de furor desmedido,
mezclado con aborrecimiento y ansias de desquite contra la persona que nos ha ofendido.
Y claro, esta ira siempre lleva un elemento de pecado, un elemento negativo, pecaminoso.
Pero la ira de Dios no es así.
La Biblia deja bien claro que Dios aborrece el pecado, Dios aborrece lo malo, pero ama al pecador.
Y su ira es una reacción justa contra toda forma de iniquidad y de injusticia de los hombres.
Dios se siente, por su carácter, movido a reprimir el mal.
Y claro, cuando Dios reprime el mal, también esto incluye el juicio condenatorio de quienes han cometido los males.
Y claro, olvidamos que el Dios creador, el Dios de amor, el Padre de misericordia,
olvidamos que también es el gobernador del universo y es el juez de quienes,
bueno, como seres responsables debemos de responder.
Y bueno, en este sentido, pues uno va a la Biblia y encuentra, puede encontrar ejemplos de esa acción judicial de Dios.
Por ejemplo, yo puedo recordar el diluvio, puedo recordar la destrucción de Sodoma y Gomorra,
las plagas de Egipto, la muerte de Coré, la deportación de los judíos a Babilonia,
o la misma muerte de Ananías y Safira o la del rey Agripa, ¿no? Herodes Agripa.
Pero el Nuevo Testamento pone delante de nuestros ojos un ejemplo infinitamente mucho más significativo,
que es la pasión y la muerte de Jesucristo.
Porque también sobre Cristo recayó el juicio condenatorio de Dios,
no porque hubiese en él algún pecado o hubiese cometido algún pecado,
sino porque conforme a lo que estaba ya escrito en el Antiguo Testamento,
como había dicho los profetas y en concreto Isaías,
Cristo cargó sobre sí los pecados del mundo
y por nuestros pecados tuvo que sufrir el peso de la indignación de Dios que el pecado produce.
Ese es el significado que encontramos en las palabras de, por ejemplo, el apóstol Pablo,
cuando hablando de la muerte de Cristo, la presenta como un sacrificio propiciatorio.
Es decir, la justicia de Dios delante del pecado tenía que ser vindicada.
Y para ello Dios ni siquiera a su propio Hijo escatimó,
sino que dice la Biblia que lo entregó a la muerte por todos nosotros.
Entonces la pregunta que como cristianos nos hacemos delante de,
para poder entender nuestra actitud y reacción delante de una desgracia natural como el tsunami,
es que si Cristo asumió en la cruz mi pecado, mi culpa y pagó por mi deuda,
bueno, sería impensable que Dios me castigara ahora por los mismos pecados que Él ya pagó.
Y por eso para mí es un alivio, es un alivio en cuanto a mi relación con Dios
y a la hora de entender el carácter y la actitud de Dios es un alivio que ahora la propia Biblia me diga,
me diga que ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.
Pero a ver ahora David, una cosita,
¿tú estás entonces diciendo que todos los hombres están exentos de esa justicia,
de esa ira de Dios, esa ira condenatoria o qué?
Bueno, contesto yo y diré que rotundamente no.
La Biblia deja muy claro que esa liberación solo la otorga Dios a los que están en Cristo,
es decir, a los que confían en Él, le ama y le obedece.
Esta salvación no significa que el cristiano esté exento de sufrir calamidades,
que muchos piensan, dice, bueno, pues ahora como soy cristiano,
como tengo a Dios que me cuida, me protege,
pues entonces toda mi vida va a ser un camino de rosas, esto no es así.
Pero lo que sí es evidente es que todo, absolutamente todo lo que sucede al cristiano,
al que camina al lado de Dios, absolutamente todo le va a ayudar a bien,
le va a ayudar en su provecho.
Para gozar de esta bendición es necesario que nos arrepintamos de nuestros pecados,
que tengamos fe viva en nuestro Creador y Señor.
Bueno, yo creo que entonces seguramente más de un oyente ahora también estará diciendo,
bueno, ¿qué es lo que realmente quiere Dios del hombre?
Bueno, me vais a dejar continuar hablando para decir que lo que Dios quiere es que el impío se vuelva de su camino.
Es básicamente lo que Dios quiere.
¿Y esto qué significa?
Pues significa que el rico egoísta colabore en la eliminación de esas diferencias,
por ejemplo, escandalosas existentes entre ricos y pobres.
Significaría en que el occidente opulento ayude al tercer mundo.
Supondría que los hombres y sus gobernantes no traten de resolver sus conflictos a base de bofetones,
que los jueces no prevariquen,
que la violencia doméstica cese para dar lugar a la armonía, etcétera, etcétera.
Podemos decir que con Dios, con Dios, hasta la noche resplandece.
Y podemos decir que ese maremoto, el maremoto más aterrador,
puede producir esos frutos de reflexión y de conversión a Dios,
que es principio de una nueva vida.
Me gustaría decir también que la Biblia nos enseña que Dios es capaz de sacar de las ruinas
una creación de esas ruinas, de esa devastación.
Es capaz de crear de nuevo, de hacer una nueva creación.
Pese a todas las apariencias, a la larga, la inmensa ola de la gracia de Dios
será o puede ser infinitamente más poderosa que todos los tsunamis
que puedan amenazar la seguridad de este planeta.
Yo me gustaría quizá preguntar, como cristianos que somos nosotros,
¿cómo afronta el cristiano todo tipo de adversidades?
Sea la del tsunami o ya sea cualquier otra adversidad que se nos presente en nuestra vida.
Bueno, el cristiano la afronta con la seguridad que le da Dios en su palabra.
La afronta confiando en las promesas de Dios, porque Dios siempre cumple lo que promete.
La Biblia nos dice que si Dios es con nosotros, pues ¿quién contra nosotros?
Y bueno, pues esto es un gran alivio dentro de un mundo que nos da testimonio la propia escritura,
la propia palabra de Dios, de que el pecado afectó todas las estructuras de la creación.
La Biblia dice que porque el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte
y porque todos hemos pecado, pues la muerte nos afecta a todos.
Y estamos en un mundo en el cual no solamente el pecado afecta al ser humano,
sino que la propia creación quedó afectada.
Y dice la Escritura que la propia creación gime a una, esperando también su liberación.
y fruto de esa afectación de todas las cosas por parte del pecado,
pues como consecuencia tenemos esas anormalidades o anomalías en el funcionamiento regular
que tiene la propia naturaleza.
Pero en medio de que estamos sujetos, mientras estemos viviendo en este mundo,
sujetos a esas realidades, ¿verdad?
A esas realidades, pues saber que Dios nos ama y saber que nos dice,
bueno, mira, la paga del pecado es muerte, pero, dice la Biblia,
la dádiva de Dios, el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús.
También Dios ha puesto esa solución trascendente y eterna
a la realidad tan agobiante y sufridora del hombre en el mundo en el que vive, ¿verdad?
De ahí que el apóstol Pablo, después de pasar, por ejemplo, en su vida,
andando de la mano de Dios, todo tipo de adversidades, peligros, pruebas y sufrimientos,
pues bueno, defina su conocimiento y su experiencia de la vida diciendo,
mira, yo estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni lo presente, ni lo porvenir,
ni lo alto, ni lo bajo, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús.
Y esta misma experiencia ha sido la experiencia de miles de creyentes
que cuando han tenido que pasar por en medio de las olas imponentes de la adversidad,
bueno, pues han sabido y han podido realmente sobreponerse a ellas.
Pero lo importante, quizás, el mensaje de esperanza que hoy podemos dejar
como creyentes y como cristianos a todo aquel que nos pueda estar escuchando
es que esa misma experiencia del apóstol Pablo,
esa misma experiencia de tantos miles y miles de personas
que han podido con entereza y con integridad hacer frente a tantas situaciones
que son fruto de esa creación afectada por el pecado,
bueno, esa misma experiencia puede ser también la de muchos más
si se vuelven a Dios por el único camino que es Cristo.
Él dijo, Cristo dijo, yo soy el camino, la verdad y la vida
y nadie viene al Padre si no es por mí.
No importa si hay oscuridad o no, a mi lado ella está,
me da seguridad, me da su protección, cuidará de mí.
Por amor una herida se esculpió por mí.
Fue por mí, fue por mí que ella tanto tuvo que sufrir por mi perdón.
Bien, amigos, el tiempo un día más nos recuerda que hemos llegado al final del programa.
Nuestro deseo, como siempre, es que podáis llegar a hacer vuestras estas palabras
de las que David hacía mención a través del apóstol Pablo,
si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros?
Son una verdadera fuente de consuelo y de esperanza
en los que nos podemos apoyar en aquellos momentos de dificultades y de sufrimientos
por los cuales podemos pasar a lo largo de nuestra vida.
Bien, como parte de la promoción de la lectura de la Biblia,
yo quiero decir también que se lleva,
la promoción que está llevada a cabo por la Sociedad Bíblica de España,
queremos ofreceros gratuitamente un ejemplar del Nuevo Testamento.
Y para ello podéis solicitarlo a través de la página web www.iglesiadetarragona.com
o bien solicitándolo en el contestador de Puerta a la Esperanza, el 977-24-2408.
Y recordaros, asimismo, que estáis cordialmente invitados a asistir mañana domingo
a las 11.30 al culto en la Iglesia Evangélica en Calle Joana Yugán
junto a Antonio María Claret de Tarragona.
Seréis todos muy bienvenidos.
Pues nada más, amigos, gracias por vuestra fidelidad
y como siempre os esperamos aquí de nuevo en el próximo programa
que será dentro de dos sábados, el día 19 de marzo.
Ya estamos casi en la primavera.
¿Será primavera? No, no.
Faltarán dos o tres días para entrar en la primavera.
Pues hasta el próximo día 19 de marzo aquí os emplazamos
en Tarragona Radio en la 96.7 de vuestra FM.
Hasta entonces, que Dios os bendiga.
A mi alrededor su mano siempre está, por amor una herida se esculpió por mí.
Fue por mí, fue por mí, que ella tanto tuvo que sufrir, por mi perdón.
A mi alrededor su mano siempre está, por amor una herida se esculpió por mí.
A mi alrededor su mano siempre está, por amor una herida se esculpió por mí.
Fue por mí, fue por mí, que ella tanto tuvo que sufrir, alrededor su mano siempre está.
Fue por mí, que ella tanto tuvo que sufrir, alrededor su mano siempre está.