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Arxiu/ARXIU 2007/A PRIMERA HORA 2007/


Transcribed podcasts: 219
Time transcribed: 2d 10h 51m 58s

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Bona tarda, Andrés.
Clar, clar, que era una idea que havíem donat i que crec que era molt bona.
Sí, sí, sí.
Però bé, però bé.
No ho farem més.
Sí, sí, sí, i la setmana vinent una altra, eh?
L'any que ve no ho farem.
Ens ho plantejarem d'una altra manera, sí.
Ens hi passarem directe a la pel·lícula, amb televisió i tot.
Anem-hi, eh?
Vinga, anem-hi. Avui no hi ha cinema.
Al Centre Cultural del Pallol, avui no tenim cinema.
I llavors seguirem amb la pel·lícula Castellacenicienta
i podem explicar alguna petiteta cosa.
i és que vuit anys abans d'aquesta pel·lícula
es va fer Bambi, que va ser el seu últim llarg matratge de dibuixos animats,
i llavors Disney estrenava, al cap d'aquests vuit anys, de Cenicienta
i, lògicament, amb les alavances habituals de la crítica,
tindria la gran sort de l'èxit de taquilla.
Bé, aquesta obra està basada en un conegut conte de fades,
de l'escritor francès, Charles Perrault,
i la pel·lícula va tindre diversos prèmits
amb els festivals de Venècia i Berlín,
així com va aconseguir tres Òscars,
dels molts que ja ha anat aconseguint Walt Disney.
Com a recolzament dels protagonistes,
es va buscar persones que tinguessin coneixement,
una relació per posar-los aquí,
i es va agafar a Helen Stanley,
i Disney va inventar una sèrie de personatges inolvidables,
i si el príncep resultava d'una manera molt similar
amb aquell príncep de la pel·lícula Sissí,
rodada quatre anys més tard,
s'assemblava moltíssim amb ell.
Casualitats d'aquestes de la vida.
Després tenim el gat Lucifer, terrible,
i els ratonets Gus i Jack,
que aquests dos van ser a creació de Ward Kimball,
que era tot una troballa per aquesta pel·lícula.
De les seves aventures destaca, sobretot,
les ganes de pujar les escales amb una clau
que és enorme pel tamany d'ells,
amb una associació de gags.
Gags venen a ser una espècie de xistes i significats,
que això va ser obra d'un altre col·laborador de Walt Disney,
de Wolven Reiterman.
Després vam trobar que l'ada madrina
recordava a la reina mare d'Inglaterra,
mentre que el gran duque, amb el seu jo-jo,
i el rei semblaven sortits d'una opareta vienesa.
I s'ha de tindre present que si la malvada era l'Aide Tremaine,
Tremaine, doblada allà a Amèrica per Eleanor Outley,
la veu vull dir, no menys diabòliques,
resultaven les seves dues envejoses filles,
Anastàcia i Drisedla,
amb aquelles veus ronques i virils maneres de comportar-se.
Aquí hi ha una cosa que amb el conte original,
aquestes dues germanes,
no dubten amb tallar-se els dits als peus
per poder posar-se la sabateta.
Però Disney va preferir no posar aquesta cruel escena
amb la seva adaptació
i va buscar uns altres sistemes que van ser divertidíssims
i, a més, no puguem.
Això són alguns dels detalls que hi ha,
però el principal,
anem a escoltar la continuació d'aquesta pel·lícula
que és una cosa meravellosa,
La Cenicienta de Walt Disney.
I ens havíem quedat que estàvem fent-li ja el tratge
per poder anar al ball
i anem a veure què és el que passa.
Aviam, això és un trosset d'ahir,
i ara seguirem amb tot.
En su vestiment, Cenicienta...
Sígueme, Gus-Gus.
Tenemos que hacer...
Jack y Gus-Gus corrieron a buscar los adornos
que necesitaban las ratoncitas
para adornar el vestido,
mientras Cenicienta seguía ocupadísima
atendiendo a los caprichos de su madrastra y hermanastras.
También está, Cenicienta,
y no te olvides de mis zapatos.
Plancha mi falda nueva
y mucho cuidado con los volanes.
Siempre lo rompes.
Cenicienta, mande.
Cuando hayas terminado eso
y antes de que te metas a la cocina,
quiero que arregles algunas otras cosillas.
Está bien.
Los ratoncitos pronto encontraron un viejo collar
que Drizell había tirado a la basura.
¡No llevamos eso!
Bonito, bonito, bonito, bonito.
¡Shh!
Mira, Lucifer.
El malvado gato Lucifer,
al ver que los ratoncitos querían el collar,
se echó sobre él para evitar que se lo llevaran.
Pero el astuto Jack le mordió la cola.
Y mientras Lucifer lo perseguía,
Gus-Gus tomó el collar
y corrió hacia el agujero
con tan mala suerte que se tropezó
y el collar se rompió
rodando las cuentas por el piso.
Rápidamente, Jack y Gus-Gus
empezaron a recoger las cuentas
escapando milagrosamente a cada momento
de las garras de Lucifer,
quien al perseguirlos hasta el agujero
estrelló su cabeza contra la pared.
Jack y Gus-Gus
por fin llevaron el collar,
una vieja banda de seda de Anastasia
y algunas cintas de colores
hasta donde estaban las ratoncitas
confeccionando un lindo vestido,
ayudadas por algunos pajaritos.
Y todos cantaban la canción de Cenicienta
mientras trabajaban.
¡Ven, tú, por fin!
La, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la...!
La, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la...
Y el sueño se realiza.
Aquella noche, cuando Anastasia, Drizela y su madre
se disponían a salir rumbo a palacio,
Cenicienta bajó corriendo de su bordilla,
luciendo como una reina,
el hermoso vestido que los ratoncitos
le habían terminado muy a tiempo.
Espérenme, por favor.
¿Verdad que es divino?
¿No les gusta?
¿Creen que así puedo ir?
¡Cenicienta!
¡Que no vaya! ¡Que no vaya!
¡No, no, no!
¡Niñas, niñas!
Recuerden ustedes que hicimos un trato.
Y nunca dejo de cumplir lo que prometo.
Pero te pasas de lista.
Este collar es el complemento perfecto a tu tocado.
¡Este collar es mío!
¡Eres una ladrona!
¡Te mueres de verlo!
Y las hermanastras empezaron a arrancar a pedazos
el lindo vestido de Cenicienta
hasta que lo dejaron hecho jirones.
¡Niñas, niñas!
Ya es bastante.
Dense prisa o llegaremos tarde.
Ya saben que no me gusta que se alteren.
Buenas noches.
Y las nueve madrastras y hermanastras
se marcharon dejando a Cenicienta
llorando amargamente en el jardín.
de pronto
todo el jardín se iluminó
y apareció una dulce viejecita.
nada que quede en la vida.
Nada.
Nada, hija mía.
No hay razón para que pienses así.
Claro que no hay.
Tonterías, hija.
Si ya no creyeras en nada
no estaría yo aquí
y aquí me tienes.
Ven acá, seca esas lágrimas.
No puedes ir al baile con esos ojos.
¿Al baile?
Pero es que no...
No digas tonterías.
Pero tenemos que darnos prisa.
Aún los milagros tardan un poco.
Fíjate.
Pero ¿dónde diablos dejé la varita mágica?
Si estaba segura que...
¿Varita mágica?
Yo la...
La...
Entonces usted debe ser mi...
¿Quién?
¿Tu hada madrina?
Claro.
Las palabras mágicas, ¿cómo van?
¡Ah, sí!
Salacadula, chalchicomula,
bibidi-babidi-pum.
Siete palabras de magia que son...
Bibidi-babidi-pum.
Salacadula, chalchicomula,
bibidi-babidi-pum.
Yo hago milagros con esta canción.
Bibidi-babidi-pum.
Tú, Salacadula, vi.
Y chalchicomula, mu.
Pero para lograr un gran amor...
Bibidi-babidi-pum.
Oh, Salacadula, chalchicomula,
bibidi-babidi-pum.
Todo se logra con solo decir...
Bibidi-babidi-bibidi-babidi-pum.
Bibidi-babidi-pum.
Cada vez que el hada madrina decía sus palabras mágicas,
Bibidi-babidi-pum,
algo asombroso sucedía.
Primero, apuntó con su varita una calabaza,
y al decir Bibidi-babidi-pum,
ésta se convirtió en un elegante carruaje.
Después, apuntó a cuatro de los ratoncitos,
y con otro Bibidi-babidi-pum,
los convirtió en cuatro briosos caballos blancos.
Enseguida, apuntó su varita al viejo caballo del escablo,
y lo convirtió en elegante cochero.
Y a Bruno, el perro, con otro Bibidi-babidi-pum,
lo convirtió en la callo,
quien con toda cortesía abrió la puerta del carruaje,
para que entrara Cenicienta.
Anda, hija, anda.
¿Qué esperas? Súbete.
No, no, me dé las gracias porque me atenas.
No, si no iba.
Bueno, se lo agradezco, pero...
¿No cree usted que mi vestido es...
Sí, es divino, hija, divino.
¡Santo cielo, qué fachas!
No, no puedes ir con eso.
Vamos a ver, hija.
Tu talla, el color de tus ojos.
Ajá.
Será algo sencillo.
¡Tengo atrevido!
¡Ja, ja!
Tú déjame a mí y haré una creación para ti.
Biri-di-bam, biri-di-bam, biri-di-bam.
¡Uah!
¡Ay!
¡Es un vestido precioso!
¿Habían visto algo tan encantador como este vestido?
Y miren, zapatillas de cristal.
Es, es como un sueño, un sueño maravilloso hecho realidad.
Sí, hija mía, pero como todos los sueños, no puede durar para siempre.
Solo tienes hasta la medianoche.
¿Medianoche? Qué bueno.
No te entusiasmes tanto.
Entiéndeme bien, hija mía.
Al sonar las doce, desaparecerá el encanto y todo volverá a ser como antes.
Sí, ya entiendo, pero esto es mucho más de lo que yo podía esperar.
Dios te bendiga, hija mía.
¡Qué tonta soy! Es tarde ya.
Debes correr para llegar, que pronto el baile va a comenzar.
Baila y sonríe. Yo estaré allí. Pórtate bien.
Sé muy feliz.
El palacio estaba iluminado y engalanado como nunca.
Pletórico de hermosas jovencitas,
todas deseosas de atraer las miradas del príncipe,
hasta el momento en que entró Cenicienta.
Entonces, todas las miradas fueron para ella.
Tan hermosa y elegante se veía,
que ni su madrastra, ni sus hermanastras la reconocieron.
¿Quién es, mamá?
¿No la conocí?
Yo no, pero el príncipe parece conocerla bien.
Yo nunca la había visto.
Y yo tampoco.
En cuanto el príncipe vio a Cenicienta,
fue a pedirle que bailara con él.
Cenicienta no sabía que era el príncipe en persona,
pero se sintió atraída por el apuesto joven
y aceptó gustosa bailar con él.
Por su parte, el príncipe estaba seguro
que aquella era la chica que él tanto había esperado.
Y siguió bailando toda la noche con ella,
los dos completamente enamorados.
No hay duda ya.
Esto es amor.
Es todo cuanto yo soñé.
Pasión sutil.
Esto es amor.
Esto es amor.

Es todo cuanto yo soñé.
Esto es amor.
Y hasta aquí un otro extracto más
de esta Cenicienta.
Demá sabremos el final.
Exacte.
Fins demà, si te lo vol.
Gràcies.
Adéu-siau.
Adéu-siau.
Adéu-siau.