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Carmen Machi, buenos días.
Buenos días, buen día.
Yo no sé si esa concha de galápago de tortuga sostiene tantos adjetivos positivos,
tantos halagos, tantas críticas buenas, pero es que hay unanimidad absoluta.
Sí, la verdad es que yo estoy un poco incluso desconcertada.
Si me apuras.
No, estoy muy agradecida a la crítica de entrada porque es de justicia que se diga.
Sí, han sido muy generosos conmigo y yo no dejo de sorprenderme porque el personaje es realmente muy atractivo
y un personaje muy extravagante, que tiene una gama de colores muy amplia y para una serie, desde luego, es un regalo.
Pero está siendo un regalo más allá de lo que yo esperaba.
Hombre, siempre, no la crítica, que la crítica hace su trabajo, lógicamente, pero el público, los espectadores,
siempre te han considerado una gran actriz a través de la televisión, sobre todo.
Entonces, yo no sé si como actriz dices, hombre, que tenga que demostrar, entre comillas,
que soy una gran actriz en el teatro.
Hombre, no te digo que de rabia, porque además tú eres, seguro, una bellísima persona.
Y dices, hombre, soy actriz siempre, cuando hago cine, cuando hago televisión y cuando voy al teatro, ¿no?
Claro.
No, no, hombre, yo entiendo.
Lo que pasa es, a veces sí te puede dar un poquito más de rabia, ¿no?
Porque te parece más raro de entender, que ellos mismos no entiendan,
que muchas veces cuando se hace televisión no saben que detrás de un personaje es un actor, ¿no?
Eso sí te da un poco más de rabia.
Que si tú haces posible un personaje, consideran que es porque tú eres así o porque te pareces mucho, ¿no?
No porque hay un trabajo de composición, de creación, de interpretación elaborado y que cuesta un esfuerzo.
Eso sí. Pero, en definitiva, pues es la televisión, la proyección que tiene y, lógicamente,
pues si te ven seis millones de personas es incomparable a lo que te puedan ver en teatro.
Y no, me parece lógico que haya gente que piense que, bueno, que, además que no haces otra cosa.
Claro.
Pero no, no, no me da rabia. Yo lo comprendo. Y ya te digo, es un poco más lo otro, ¿no?
Lo de decir, es que televisión también es un trabajo.
Claro que sí, un trabajo de interpretación.
Exacto. Es lo mismo. No hay una diferencia.
Lo que pasa es que luego el teatro tiene todo esto que todos los actores hablábamos
y los propios espectadores de vivir algo en ese momento, el aquí y ahora, el tocable, tan vivo,
pues eso es arte puro y, desde luego, tanto para los espectadores como para el que lo hace, son momentos inigualables.
El teatro es teatro. Cada función es un momento único e irrepetible, aunque el texto sea el mismo
y los espectadores habituales de teatro, amantes apasionados por el teatro, saben perfectamente cómo se construye un personaje.
Y en ese sentido probablemente ha dado la dimensión de Harriet, el personaje este de la tortuga,
porque yo, lógicamente, no he visto la obra, la veré este domingo.
Vale, espero allí.
Pero, claro, lo primero que les dices es que es la tortuga, es que es Harriet, no es Carmen, es realmente una tortuga.
Y para eso no hace falta ponerte un disfraz de teleñeco.
No, afortunadamente.
Por suerte, imagínate.
Hay muchos defectos, el disfraz.
Aquí te has trabajado un personaje, pero desde el gesto, la voz, los movimientos.
Para una actriz eso realmente es, aparte de duro, trabajoso, es absolutamente sensacional.
Hombre, hay muchos factores que desde luego te rodean y que son los responsables, que en este caso es el director.
Por supuesto, el texto de Juan Mayorga es lo más hermoso de la función.
Al margen de que yo haga posible su texto a través de una tortuga,
lo que él cuenta es una maravilla, cómo lo cuenta y desde dónde lo cuenta.
Y ese era el primer objetivo a la hora de enfocar este personaje y prepararlo.
Luego Ernesto Caballero, el director, gracias a él se elimina concha, no existe una concha, no existe un caparazón.
No tiene ninguna obsesión porque se vea un animal.
Es mucho más importante, una vez más, te repito, lo que se tiene que contar.
Pero sí que, claro, a la hora de interpretarlo digo, sí, todo muy bien.
Pero realmente Juan ha escrito una tortuga que se ha puesto en pie, que ha evolucionado el ser humano,
que camina, que habla y que tiene 200 años.
Entonces, sí, para el actor es un reto porque además necesitas darle algo de eso para que no parezca cualquier otro personaje.
Y eso va ocurriendo y va surgiendo poco a poco.
Una vez más, gracias a Ernesto, porque no fue lo primero que tuvimos que hacer.
Es decir, a ver, primero ponte a reptar y que seas un bicho.
No, era más una mujer mayor.
Yo lo enfoque mucho más como una mujer, como una anciana.
Los movimientos, el tempo del anciano, que a la vez se parece al de la tortuga.
Eso le favorecía.
Y luego, pues sí que observé las miradas de los animales que tienen un punto en común,
que es la inocencia y esa cosa neutra que tienen, el animal que es tan hermosa.
Yo en este caso fui a mi perro, que también me sirvió.
Y hay una serie de elementos que te desarrollan en la vida que están ahí también.
Pero bueno, el resultado sí que yo estoy muy contenta por empezar a ver la entrevista
porque realmente la gente entra en la convención de que habla un animal
y eso no tengo palabras para agradecer solo a la gente.
Me lo ponen mucho más fácil.
Claro.
Sí, hacen volar su imaginación y yo noto esa empatía y de verdad estoy muy agradecida
en este sentido del público.
Carmen, no me lo estoy inventando.
Yo tengo una tortuga y te aseguro que está siempre observando todo lo que pasa a su alrededor.
Son de aquellos animales que dices, mira, ni sienten ni padecen, ahí están.
Es verdad.
Entonces, claro, esta tortuga, esta Harriet lleva 200 años en el mundo.
Exacto.
Por lo tanto, seguro que tiene muchísima más perspectiva histórica que un historiador
porque además ha vivido los hechos.
Y ahí parte la obra, ¿no?
La tortuga, Harriet, que va a visitar a un historiador y le dice,
oiga, usted me parece que va un poquito desencaminado, ¿no?
Exacto.
Usted se equivocó con unas cuantas cosillas y este hombre, evidentemente,
dentro de una mujer extraña, muy mayor, cuestionándole que ciertos datos
que acaba de publicar en dos volúmenes de los que él está muy orgulloso
sobre la historia contemporánea.
Ella dice que se equivocan ciertas cosas porque ella estaba allí y sabe,
y estuvo en 1800 y pico, y sabe, el historiador, pues, de entrada,
primero cree que es una mujer loca, una desequilibrada, y la manda a paseo, claro.
Pero poco a poco, pues, le va haciendo creer que es completamente cierto.
Es que yo estaba allí y soy Harriet, soy la tortuga de Darwin,
porque incluso lo que escribe Juan Mayorga va más allá,
aparte de que este animal te pueda contar,
está basado en la teoría de la evolución de Charles Darwin.
Y esta tortuga de Harriet, él se ha inspirado en la tortuga real
que Charles Darwin se trae de los Galápagos,
que estuvo, iba hasta hace dos años, murió con 176 años.
Esto es lo que inspira a Juan Mayorga a hacer la obra de teatro.
Y, efectivamente, ella, bajo su lema de vivir es adaptarse,
ha conseguido, pues, superar todas las dos guerras mundiales,
la perestroica, la revolución industrial, en fin.
Y sí, ella le pide, realmente el argumento inicial de la obra,
ella le pide un intercambio, un pequeño favor,
ella le regala su memoria,
si él la consigue llevar a las Galápagos porque ella quiere morir allí.
Y ese es el acuerdo al que llegan,
y entonces, ¡pum!, ahí nos fuimos en una barca y a volar.
No te preguntaré si puede volver a casa,
porque además me parece que tiene un problema de papeles,
pero no entraremos en los detalles de la obra,
no entraremos en los detalles de la obra.
Tiene un problema de papeles.
No es la única en estos momentos, pero, en fin.
¿Cómo va un poco el tiempo?
¿Se va haciendo una cronología a través de estos años de historia,
de estas décadas?
Sí, sí, porque realmente él, al llegar a su pacto,
al acordar que muy bien, pues venga, empieza desde el principio,
desde que ella llega a Londres con Darwin,
se escapa del jardín y empieza, digamos,
el progreso que a ella le fascina,
su admiración por el ser humano,
desde que ve el progreso, las máquinas.
Luego empieza la Primera Guerra Mundial,
la Segunda Guerra Mundial,
bueno, antes, evidentemente, va pasando los días de octubre,
sí va cronológico absolutamente,
de hecho, a veces ella se salta y él le vuelve para atrás.
Estuvo hasta en el Titanic,
o sea, lo vio todo, digamos,
que cuenta todos los hechos que nosotros conocemos,
aunque se nos hayan olvidado,
han pasado por nuestros libros de instituto
y están ahí, son hechos.
Lo que pasa es que a veces no sabes si hay ambiente o no,
porque, oye, la historia está escrita
y nosotros nos creemos todo lo que nos cuentan,
pero no sabemos hasta qué cuenta la verdad,
en el caso de ella puede ser, incluso.
La historia escrita por los historiadores,
en el caso de una tortuga quizás sería más o menos subjetiva,
no lo sabemos.
Lo que sí es cierto es que da la sensación,
es obvio, que lo que plantea es una mirada muy amplia
a la evolución o al progreso tecnológico,
porque evolucionar probablemente,
la tortuga se debe dar cuenta que mucho,
mucho no hemos evolucionado, ¿no?
Sí, su reflexión es que más bien hemos involucionado un poco
y su reflexión yo creo que es la del resto del patio de butacas,
porque ella es una gran espectadora de la historia,
igual que los espectadores que acuden a la función lo son.
Eres testigo, porque ella lo cuenta un poco brechtianamente,
entre comillas, un poco, porque sí que lo evoca,
porque es como que lo está viviendo en cada momento.
Ella le viene, va a mirar los recuerdos,
se los va contando, tiene una memoria prodigiosa de fechas y de todo,
y sí que al espectador, al menos a mí cuando leí y me ocurrió,
te mete también y te ve en ese momento,
es como si estuvieras pasando yo también por todo el recorrido de la historia,
y realmente las conclusiones a las que se llegan son terribles.
Claro, por eso, precisamente, a raíz de esto que dices,
la imagen que una parte del público puede tener de ti es esa vis cómica, irónica, divertida.
De hecho, la historia, en su gran mayoría, es para llorar,
pero no es una obra de lágrimas esta, ¿verdad?
No, no, hombre...
Es dramática, pero tiene sus momentos.
Es muy emotiva y claro que tiene, pasa por muchos sitios.
Realmente, la dramaturgia de aquí de Juan tiene una comedia que no es provocada,
ni mucho menos porque es gracias a la ironía que utiliza al hablar,
sobre todo porque el punto de vista del animal,
que no hay punto de vista como en el humano sobre los horrores
y sobre las cosas hermosas, igualmente.
Ella simplemente lo cuenta y sus conclusiones son bastante buenas.
A veces, pues, eso es lo que te puede provocar la risa.
No es una función cómica, pero sí hay humor.
Y, por supuesto, lo que sí hace muy bien Juan también
es cuando está poniéndote momentos realmente duros,
porque estamos pasando por...
Hay pasajes como el holocausto y tal cual, y eso no tiene ninguna gracia.
Y más allá.
Entonces, cuando la cosa está bastante densa y dura,
filtra muy bien algo de comedia.
Pero una comedia amable, no es una comedia evidente,
ni subrayada, ni muchísimo menos.
Es más que nada que su texto es muy irónico y claroso.
Nos hace mucha gracia.
Qué bien, Carmen.
Irrumpir en el teatro con el texto de uno de los dramaturgos
más importantes de este momento, a pesar de su juventud,
como es Juan Mayorga, ¿cómo se produce el contacto entre él y tú?
Bueno, yo estaba trabajando en la función anterior
que Ernesto Caballero, el director, suya, una función de él,
que se llama Auto, justo el año anterior.
Y en el proceso de ensayos, o sea, que hace aproximadamente dos años,
Ernesto me dice que quiere hacer un texto de Juan Mayorga.
Ellos colaboran en muchas ocasiones en una relación profesional
bastante continuada.
y quiere hacer una obra de Mayorga porque Ernesto es autor,
el dramaturgo, y hace sus obras, pero en este caso quiere hacer una de Juan.
Juan le dice varias cosas que tiene encima de la mesa.
Una de ellas es esta tortuga que está empezando a crear.
Me lo comenta Ernesto y yo soy, me declaro fan de Juan Mayorga
y muy fan de Ernesto Caballero, con lo cual me parecieron
dos avales más que suficientes para decir que sí, sin dudarlo,
sin haber leído absolutamente nada.
Y bueno, dije que sí, en Carta de la Vida, al cabo de dos años, al año o así,
me llegó el texto por primera vez, la primera versión, digamos, y flipé mucho.
Porque digo, ¿por qué habéis dicho yo esto?
Que sí, Dios mío.
Sobre todo, no, porque me parece que es muy difícil.
No es que sea así, difícil es, porque siempre que tienes que dar vida a un animal
es una cosa muy compleja.
Pero sobre todo es que narra y narra y narra el personaje
y uno piensa, yo mismo voy a caer en el aburrimiento.
El texto es hermosísimo, pero no sé si para leerlo o para hacerlo, ¿no?
Tensan las dudas.
Luego, al saber qué dirige Ernesto, que está loco, dije, estupendo,
aquí se necesita un punto de locura importante.
Y así fue, así fue como surgió y feliz de la vida.
Hay una obra clásica del teatro catalán que es Alvarida, el teatro, el veneno del teatro.
Después de esta tortuga, seguirás naturalmente, de momento sigues con la serie Aida,
pero te vas a volver por necesidad muy exigente con los papeles en teatro
porque yo me imagino que el teatro vas a seguir con él, ¿no?
Yo nunca he dejado de hacer teatro desde nunca.
O sea, realmente lo que pasa es que no todas las obras hacen gira,
no todas las obras tienen conocimiento de ellas, ¿no?
Pero yo, este hecho siempre, he hecho televisión y teatro a la vez.
En este caso, o sea, yo decía, yo la serie de televisión la abandono
y esta es mi última temporada y a finales de este año yo ya la dejo
y sí que voy a enfocar más mi vida en teatro y cine.
No es que haya sido esta la razón, ni mucho menos.
Estas son decisiones que vienen de atrás.
Pero realmente sí que te ocurre que cuando te quita tanto tiempo algo,
en medio de la televisión te quita mucho tiempo y más cuando una serie tiene éxito
y te roba demasiado tiempo hasta para vivir, ¿no?
Y entonces, pues bueno, tomas una decisión que es hacer mucho más teatro
porque lo que se ha ocurrido también con la Tortuga es que ha sido
pues un regalo multiplicado continuamente, ¿no?
Porque pues estamos hablando tú y yo ahora y hablo y me emociono
de la propia función que ya llevo un año haciendo, ¿no?
Y eso sí que, desde luego, no es por la Tortuga por la que voy a dejar de ir a hacer el teatro
porque ya tenía, ya tengo proyectos de antes incluso de hacer la Tortuga
para un par de años, o sea que...
Pero vamos, ya te digo que mi vinculación con el teatro ha sido de toda la vida, ¿no?
Nunca he dejado de hacer teatro.
Y lo seguiré haciendo pues porque es una manera de vivir,
más allá de que forme parte de tu trabajo y sea uno de los medios donde trabajamos
y tanto nos excite a los actores,
es que tiene algo de manera de vivir muy diferente a cualquier otro de los medios.
Además, los cambios son no solo buenos sino necesarios en nuestra vida, ¿no?
Y cuando llevas haciendo lo mismo un periodo de 6, 7, 8, 9 años
o cambias o realmente te puedes acabar agobiando un poco, ¿no?
Claro, porque hay profesiones y profesiones,
pero en todas las que son creativas y el actor más de los que más
necesita cambiar de personaje porque es lo que le estimula
y meterse y sentir el vértigo de algo nuevo.
Cuando tú llevas mucho tiempo haciendo algo pues evidentemente pierde emoción.
no tiene nada que ver con que pierda,
lo haces exactamente igual de profesional,
te sigue gustando el proyecto pero realmente te emociona menos y ya está.
Entonces, hay muchas veces, yo he estado ya te digo compaginando mucho tiempo
y realmente es muy cansado.
Hay un momento en que tienes que pararte y decir,
a ver, voy a decidir un poco y bueno, la decisión pues está clara, ¿no?
Es una cosa, concretamente yo el trabajo de televisión pues son 9 años
haciendo este personaje que me ha aportado muchísimas cosas maravillosas
y que voy a seguir aportando porque aunque yo lo deje ahí sigue.
Pero es una cosa que sí, como la serie no acaba nunca porque es estupenda,
pues uno tiene que dar el paso.
Pero vamos, me parece que es algo lógico, como tú bien decías,
o sea, necesitas renovarte, renovarte o morir.
y sobre todo que cuando te quita tanto tiempo que necesitas disfrutar
de todo lo que haces.
Llega un momento que si yo salgo de la tele y me voy a hacer teatro
es como que no disfrutas de ninguna de las dos cosas
y las dos son muy disfrutables.
¿Has estado alguna vez en Tarragona, aunque sea de vacaciones?
Sí, sí, sí he estado, pero hace mucho que no.
¿Pero trabajando o aquello a nivel privado?
No, no, trabajando jamás.
Ah, fíjate.
Porque además es esta cosa que nos pasa que como mucho de Cataluña vamos a Barcelona.
Es verdad, es verdad.
Y a mí me da un coraje porque es verdad, yo creo que ahora ya menos,
ya tenemos más opciones.
Yo he tenido, además yo me he considerado una actividad afortunada,
siempre en Cataluña se me ha cuidado muy bien y tengo muchísimo cariño
y porque es verdad, porque siempre se me ha acogido estupendamente
y bueno, además la experiencia de la tortuga en el Romea ha sido maravillosa,
pero sí es verdad que el coraje me dices, joven, que no podamos hacer.
Con lo cual estoy muy, muy ilusionada con ir a Tarragona el domingo, mucho.
Pues yo te diré una cosa, aquí hay un público teatral fiel,
nos encanta el teatro, el teatro lo tendrás lleno.
No es que sea muy grande, pero tiene la dimensión perfecta para una función como esta.
Qué bien.
Y bueno, que estamos deseando que llegue el domingo por la tarde
para disfrutar de este personaje, para disfrutar de Carmen Machi,
pero sobre todo para disfrutar de Harriet.
Muy bien.
¿Tú crees que a mi tortuga le gustará si la llevo?
A mí me encantaría que la llevaras.
A lo que pasa es que la voy a poner muy tensa cuando tú vayas a la fuente.
Sí.
Vas a decir, eso no es de tortuga lo que hace esta mujer.
Ya.
Así que bueno, pero bueno.
Me la pondré en el bolso porque no creo que permitan animales.
Yo la llevo, si no le gusta que se duerma.
¿Ah, no?
A mí seguro que sí, o sea que...
Claro que sí.
Pues sí, yo encantaría que te la lleves.
Muy bien, pues ya te la presentaré en todo caso.
Perfecto.
Carmen Machi, un placer, enhorabuena, nos encanta tu trabajo antes y ahora
y estamos encantados de haber podido hablar contigo unos minutos.
Mucha suerte.
Muchísimas gracias, muchísimos besos.
Hasta pronto, adiós.
Hasta pronto.