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Arxiu/ARXIU 2008/ENTREVISTES 2008/


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La una del migdia, en vuit minuts i mig, efectivament, ja tenim a l'altre costat del fil telefònic Conxa Velasco, a banda de ser un plaer, és un privilegi poder-la saludar.
Conxa Velasco, molt bons dies.
Moltes gràcies, bon dia.
A Tarragona ha venit alguna vegada o ha venit poquit?
No, a Tarragona, a fer teatre, no.
És que a mi no me suena a nada que hi ha venido.
No, no he venido nunca. La última vez que he estado en Tarragona, y estuve además bastante tiempo,
con motivo de la película Los Pasos Perdidos, que además tuve una escena con Federico Lupi,
que me hacía una ilusión trabajar con él. Yo creo que hice esa película por trabajar con Federico Lupi.
No me extraña.
Bueno, entonces el recuerdo que tiene de Tarragona es magnífico, si fue en esas circunstancias, ¿no?
Llovía, llovía. Y entonces teníamos que trabajar en la playa y era, bueno, era precioso, paisaje precioso,
estaba preciosa la ciudad, pero recuerdo que llovía en esos días que estuve allí.
Pues yo le digo una cosa, Concha. Esta segunda vez que venga a Tarragona,
yo no digo que se vaya a ir como más feliz después de haber trabajado con Lupi,
pero se va a ir encantada porque está todo el mundo esperando a que venga a hacer esta Filomena Maturano.
Porque yo recuerdo, y alguna vez lo he oído, de aquí en Tarragona hay mucho teatrero y mucha teatrera,
y ahora, bueno, pues tenemos una programación más o menos estable,
pero antes muchísima gente iba a Barcelona y Madrid a ver si lo amén a Maturano.
Y yo recuerdo que era una obra de referencia cuando usted la estrenó al final de los 70.
Sí, es verdad. En el año 79, ya casi, casi el septiembre del 79.
Pero es cierto que antes, bueno, ahora una de las cosas que tenemos importantísimas,
no sé si se dice cosas, pero bueno, de lo que hay importantísimos es que hay teatros magníficos
en cualquier parte de España, en cualquier ciudad, en cualquier pueblo.
Da gusto hacer teatro porque hay espacios maravillosos.
Yo, el ir a Tarragona mañana, el estar mañana en Tarragona, dos funciones,
es para mí como la antesala de Barcelona, porque en esta ocasión, con esta Filomena Marturano,
no he podido ir a Barcelona porque estaba haciendo Herederos, la serie de televisión,
y aunque María José Balañá nos ofreció el Tívoli, nos ofreció el Borràs, nos ofreció, bueno,
todos los teatros que ella tiene para ir, aunque fuera tres semanas a Barcelona, no ha podido ser.
Y ya se despide Filomena esta temporada, bueno, hemos estado dos años y dos meses.
Y me hace una ilusión estar mañana en el teatro en Tarragona, como no te puedes imaginar.
Mire, yo ya le digo una cosa, es un teatro pequeñito.
Bueno.
Pero es una monada, es una monada, aparte modernista, es precioso.
Por eso hacemos dos funciones, para que nos pueda haber más gente.
A ver, yo recuerdo esta obra, porque además es de las pocas obras de Eduardo de Filipo
que se han representado en este país, un dramaturgo importantísimo,
pero aquí, excepto alguna cosa que se ha hecho en Cataluña precisamente,
tampoco es un autor que se le haya hecho mucho caso.
Pues no se le ha hecho mucho caso, pues de una manera muy injusta.
Bueno, en Cataluña lo estás diciendo muy bien.
Y Sergi Belbel me parece que hizo alguna cosa, ¿no?
Sí, exactamente.
Yo tuve durante muchos años los derechos de Nápoles Millonaria,
que es otro de los textos de Eduardo de Filipo que me gusta muchísimo,
pero la quería dirigir Gerardo Benz y no lo pude poner en marcha
porque tiene muchísimo reparto y un decorado muy costoso.
Y bueno, tuve unos palos como empresaria gordísimos que me dejaron tiritando,
pero si yo pudiera volvería a poner en marcha Nápoles Millonaria.
Si hay un productor que se atreva, mira, se lo voy a decir no solo a Juan José Cevane
que ha producido las dos veces Filomena Marturano,
lo voy a decir a los de Focus que me quieren contratar para hacer alguna obra de teatro en el futuro
y les voy a proponer yo a Nápoles Millonaria, hombre.
Pues no estaría nada mal y un poco reivindicar el nombre de este dramaturgo italiano
que ha sido de los mejores.
En Italia sí que está valorado afortunadamente, pero aquí...
No, no, en Italia y en el mundo entero.
En el mundo entero, claro.
Filomena Marturano se representa ininterrumpidamente en todos los países del mundo.
O sea, Judy Dance acaba de hacerlo en Londres, se ha vuelto a reponer en París.
Para cualquier actriz que se precie, eso que decimos piedra de toque para una actriz,
pues piedra de toque para una actriz es Filomena Marturano.
Concha, inmediatamente hablamos de la obra, pero ha dicho un par de cosas que a mí...
Yo no quiero que pasen desapercibidas.
Hablaba de los palos, que a veces lo carísimo que es producir el teatro,
pero de hecho el papel de una actriz está en el teatro.
Uno hace cine, uno hace tele, lo que convenga, que está muy bien,
es muy divertido y se puede ganar dinero, pero como el teatro, nada.
No, claro.
Ayer me hacían una entrevista para El País con motivo de que me van a hacer un homenaje
en el Festival de Cine de Málaga y me decían, bueno, pues tú ahora tienes asegurada la vida ya con herederos.
Y digo, pero ¿cómo asegurada la vida con herederos?
Yo no tengo asegurado nada.
Tengo un contrato, pero ya sabemos que dependemos del favor del público.
Luego tenemos una audiencia baja y se acabó, pero yo tengo un plan T, que es teatro.
Un plan T, que es teatro.
Y ya he leído varias obras, ya te digo, para mí lo más importante es el teatro.
Vamos, no lo más importante, pero una parte de mi vida importantísima es el teatro.
Hay una obra clásica catalana, que seguro que la conoce, que se titula Alvarida, el teatro,
y yo creo que lo define todo.
Es un veneno el teatro realmente, ¿eh?
Y peor que el de una víbora, ¿se te queda ahí?
No, es que el teatro es el amor fiel, el amor, el amor, ¿cómo te diría yo?
El público de teatro te respeta porque le has hecho disfrutar en distintas ocasiones,
porque o bien con una comedia o bien con un drama, te permite envejecer con dignidad,
que eso para una mujer y para una actriz es muy difícil, cosa que no pasa en el cine,
porque, bueno, el cine requiere una fotogenia y no hay papeles para señora mayor.
En el teatro sí hay papeles para señora mayor, desde el teatro clásico al teatro más moderno.
Y entonces ahí es, pues eso digo, es el amor verdadero, porque es el amor fiel,
no es la pasión momentánea, es la fidelidad absoluta.
Y en el teatro no hay trampas, ¿verdad, Concha?
En el teatro no, no, no, no, para nada.
Tal como haces, tu talento y un buen texto y un equipo que sea competente,
pero ahí no podemos esconder nada, ¿no?
Y cada día la representación es distinta.
Mira que llevamos con Filomena dos años y dos meses,
y para mí la mejor representación ha sido la última que he hecho en Dos Hermanas.
y la representación de mañana en Tarragona espero que sea la mejor de mi vida.
Y luego nos llevamos todos muy bien, hay una relación en el escenario y en el camerino,
que eso es importantísimo.
Sois el mismo equipo, ¿verdad, Concha? Disculpa.
Más o menos sois los mismos de cuando se estrenó a final de los 70 o no?
No, no, no, no puede ser, somos el productor, sí, Juan José Seón,
el director, Ángel Montesinos, también, y el traductor, Artechet, también.
Pero los demás no pueden ser porque Sasa, entonces era mayor y ahora no puede.
Entonces lo hace Héctor Colomé, que está maravilloso.
Mis hijos, Navamuel, Vicente, todos son, claro, jóvenes,
porque los que lo hicieron entonces son muy mayores.
Es que yo era muy joven, tenía 39 años y hacía un personaje de composición
como hizo Sofía Loren en cine, en Matrimonio de Italiana,
que era el título de la película.
Pero ahora, bueno, ahora tengo la edad del personaje físico y mental.
Yo soy la única con Seohane, Artecci y Montesinos
que han sobrevivido al primer montaje.
Ahora eres más Filomena que antes.
Bueno, tengo más experiencia, tengo más...
En cuanto al personaje, me refiero, lo encarnas mucho mejor, ¿verdad?
Claro, sí. Bueno, no lo sé si mucho mejor,
porque entonces también me dieron muchos premios.
Sí, no, pero me refiero a ver, Concha,
la madurez personal no se puede desvincular de la madurez profesional.
Todos estos años, tú también, porque afortunadamente no paramos de crecer,
has crecido como persona, has crecido como actriz,
y tienes una edad más cercana al personaje que representas, ¿no?
Claro, claro. Bueno, yo tengo 68 años y Filomena figura que tiene 52.
Pero estás muy bien y tú lo sabes. Anda, que me lo has puesto para que te diga lo bien que estás,
porque es verdad.
No, no, lo sé, lo sé. Estoy encantada.
Somos una pandilla de coquetas las mujeres.
Siempre decimos las cosas para que nos confirmen aquello que queremos que nos digan.
Exactamente, sí, hija mía, tú lo has dicho. Bueno, pero estoy muy contenta, me siento muy feliz.
Mañana van a venir conmigo a Tarragona, pues va a venir Arteche, va a venir...
Es casi... Nos llevamos despidiendo de Filomena desde dos hermanas hasta Santiago de Compostela el domingo,
que haremos la última representación de Filomena.
Y vamos a llorar y nos vamos a despedir con alegría.
Yo le he dicho a Juan José Sibane, no rompas el decorado, no estropees la ropa, guárdalo,
porque quién sabe, quién sabe si nuestra opción T tiene que ser más rápida de lo que pensábamos.
Bueno, espérate que hables con Focus.
Eso.
Y déjalo ahí aparcadito, que siempre es bueno poner novedades en la vida profesional.
Filomena es una comedia.
Es una trágica comedia.
Es una trágica comedia, mejor dicho, porque no hemos hablado de la obra,
nos enredamos a otras cosas y los siguientes dirán, bueno, a ver, que entren en materia.
Tampoco hay que hablar mucho porque lo que tienen que hacer es ir a verla.
Ah, bueno, sí.
Pero darles unas cuantas pistas, sí, ¿verdad?
No, se lo podemos decir.
Es una ex prostituta retirada por Doménico Soriano,
con el que ha formalizado casi una relación de pareja,
llevan 27 años viviendo juntos, la ha utilizado como todo,
como, la ha utilizado, la ha usado para que cuidara de su madre,
para que cuidara de sus negocios.
Es un hombre, oye ruido de la calle.
Sí.
No, pero te oímos bien, ¿eh?
Te oímos bien.
Por la calle Serrano.
Bueno, y llega un momento en que este hombre se quiere casar con una chica joven,
la eterna de siempre, ¿no?
Bueno, no se ha explicado nunca esta historia, ¿verdad?
Bueno.
Que no ha pasado nunca.
Pero, ¿cuál es la diferencia?
Que Filomena no está casada, que Filomena no sabe leer ni escribir,
que Filomena es una mujer maltratada en el sentido de que ni siquiera se le ha dado la oportunidad
de que firme un documento, ¿no?
Ignorada, ¿no?
Ignorada, sí.
Pero querida, porque es una mujer guapa, atractiva,
y este hombre, bueno, pues la quiere, la utiliza, la usa y ya está.
Entonces ella finge una...
Bueno, finge no, hace una huelga de hambre
y la declaran que se va a morir y la casan en Articulum Mortis.
Y a partir de ese momento empieza la obra de teatro.
Aquí estoy yo.
Estamos casados.
Año 46, ¿eh?
Sí.
Quizá en este momento la cosa fuera de otra manera.
Pero en el año 46 una mujer que se casa por la iglesia es la dueña de la casa
y se ha terminado la conversación.
Y a partir de ahí empiezan todos los trucos para que Doménico quiere que ese matrimonio sea anulado
y ella empieza a ponerle trampas.
De momento le dice, que hasta aquí puedo contar, que tiene tres hijos.
Ella, de distintos hombres.
Que no sabe nadie.
Ah, tiene tres hijos.
Y como es la dueña de la casa, va a traer a esos hijos a la casa.
Y es absolutamente...
La construcción teatral de De Filippo es tan magnífica
que el público sabe en cada momento lo que va a pasar, pero siempre le sorprende.
No solo por lo bien dirigida que está y por lo bien que la hacemos,
sino porque Eduardo De Filippo es un maestro en la técnica teatral.
Decías, Concha, que cuando lo representasteis por primera vez tuvo muchísimos premios
y es cierto muchísimo reconocimiento, pero yo creo que Filomena solo puede ser tú aquí en este país.
Hombre, no.
Lo tiene como muy interiorizado el personaje, ¿verdad?
Hombre, a mí me gusta mucho, pero hay muchas actrices.
No, claro, a ver, sin desmerecer a nadie.
Pero es que se te vincula mucho, ¿no?
Charo López lo hubiera abordado, Carmen Maura también, digo, mujeres así con un aspecto...
Con un cierto carácter, ¿no?
Sí, mediterráneo, ¿no? Digamos.
O con una corpulencia física.
Porque Marisa Paredes, pues quizá, que es una actriz maravillosa,
pues este papel no la iba tanto como lo que va a hacer ahora Sonata de Otoño, ¿no?
Pues nada, Concha, que te vamos a dejar que sigas con tu paseo.
Por cierto, mañana doble función como los actores de siempre, de toda la vida.
Sí.
Que es tela, ¿eh? La primera a las seis y media.
¿No?
La primera es a las seis y media, ¿verdad?
A las seis y media, sí, sí.
Yo ya te lo confirmo.
La primera a las seis y media, si no voy errada,
y ahora por aquí tengo compañeros, es a las diez de la noche.
Ah, bien, pues estupendo.
Sí, me dicen que sí a las diez.
Hacemos igual de bien, ¿eh?
Hombre, eso seguro, porque anda que no estás acostumbrada a hacer doble función, tú.
Sí, sí.
Ahora vamos a descubrir aquí nada.
Mira, en esta compañía, ninguno de nosotros,
ninguno de nosotros, que no te he hablado de Teresa Cortés,
que no te he hablado de Emiliano Redondo,
ninguno de nosotros sale y dice,
qué barbaridad, qué cansado estoy,
si no decimos, ay, qué pena que hoy solo tenemos una.
Pues no, mañana dos.
Así es.
Y que no haya algún espectador que haya doblete, que me lo sello, ¿eh?
Que nos está esperando muchísimo esta obra.
Mira, yo tengo fans, porque para qué lo vamos a negar,
tengo fans que han visto la función muchas veces,
y van incluso, si estamos en una ciudad y doblamos,
pues dicen, oye, la de la tarde me ha gustado menos,
me ha gustado más la de la noche, has cambiado esto,
porque no cambiamos ni una palabra, ¿eh?
Yo tengo, vamos, una de las cosas de las que presumo
es que soy respetuosa del texto y de la dirección.
Lo que pasa, que bueno, el público te contagia su emoción,
tú les contagias a ellos.
El teatro es una cosa viva,
y al ser vivo se establece una corriente emocional,
bueno, que nunca es nada igual.
Viva y de doble dirección, este compartir el público
y vosotros los actores en el escenario.
Concha Velasco, un placer, de verdad que sí,
y placer más grande todavía, si cabe,
mañana ir al Teatro Metropol.
Acuérdate, apúntatelo, seis y media la primera, diez la segunda.
Muy bien, bueno, yo estoy allí a la una y media de la tarde
y ya estoy allí, ¿eh?
Pues nada, te dará tiempo de darte un paseíto por aquí,
por Tarragona, acercarte a ver el mar,
y luego fresca como una rosa al teatro.
Bueno.
Un abrazo, Concha.
Un beso muy fuerte.
Gracias por atender nuestra llamada.
Un pato, un pato.
Un pato, un pato.
Adiós y a un buen día.