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Arxiu/ARXIU 2008/ENTREVISTES 2008/


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Quatre minuts, un quart d'una del migdia, matí de Tarragona Ràdio Encantats,
hem de poder saludar Gualfidia Pérez, reconeguda amb el Premi de Difusió Eutiques
que atorga el Consell Comarcal del Tarragonès.
Un premi a una llarga i fructífera trajectòria
des que a finals dels anys 60 va començar a fer la seva feina,
a treballar com a arqueòloga,
i el seu últim treball publicat és trobatlles arqueològiques al litoral tarragoní,
12 anys d'arqueologia subaquàtica.
Palfidia, buenos días.
Bueno, buenos días.
Bienvenida, enhorabuena por el premio.
Bueno, pues muchas gracias.
Aparte, es agradecer en primer lugar al Consell Comarcal del Tarragonès
y también agradecer a la Asociación del Merlés de Creisel,
que son los que en principio hicieron la propuesta.
Claro, antes hablábamos, a micrófono cerrado,
que los premios, los reconocimientos están muy bien.
Pero a ver, sin hacer quedar mal a nadie,
los reconocimientos y los premios que vienen impulsados por compañeros,
por amigos, por el entorno social de cada uno,
yo creo que se valoran más, ¿no?
Porque no se está reconociendo solamente una persona, una simpatía
y un nombre propio, sino se está reconociendo toda una trayectoria personal
y de trabajo importante.
Bueno, pues efectivamente lo interesante de este premio para mí
no es el premio a nivel personal,
sino es el que yo lo he podido afectar en nombre de todos.
El equipo que ha colaborado para hacer realidad este trabajo ha sido numeroso.
Sería imposible nombrar, pero sin embargo sí que puedo reconocer,
en primer lugar, en el año 68, cuando yo vengo a Tarragona,
con el Museo Arqueológico, el problema que había en aquel momento
es que los arqueólogos no eran submarinistas
y tampoco los submarinistas eran arqueólogos.
Por lo tanto, hubo que hacer una especie de combinación entre unos y otros.
Pero usted era arqueóloga o submarinista, ninguna de las dos cosas.
Ninguna de las dos cosas.
Yo soy del cuerpo de ayudantes de acción biblioteca sin museos,
pero submarinistas sí.
Exacto, que usted de hecho empezó profesionalmente,
es profesora titulada de francés por el Ministerio de Educación Nacional de París,
impartía clases de francés, luego entra, como usted bien dice,
en el cuerpo de museos, archivística,
y a partir de aquí yo me imagino que la arqueología empieza a ser una vocación.
Arqueología es una vocación, sobre todo que tenga un buen mentor,
porque en aquel momento el director del Museo, Pedro Manuel Vergesoriano,
tiene gran entusiasmo, confía en mí,
y aparte me dice, bueno, como submarinista,
pues puede coordinar la sección de arqueología submarina
y es en ese momento cuando se crea.
A ver, y usted se hace submarinista, además, poca broma,
estamos hablando de buceadora de primera tres estrellas,
no estamos hablando de mira, me pongo las gafas y hago snorke,
como os dice ahora, submarinista en condiciones.
En aquella época, a ver, no nos engañemos,
señoras submarinistas, poca o ninguna.
En aquella época había muy pocas.
Por ejemplo, recuerdo muy bien María Teresa Oliva,
era la mujer del doctor Doménez, que también era submarinista,
y luego otra amiga y compañera mía, María Teresa Esquín,
que es un marido, José María Arbós, también era submarinista,
y prácticamente éramos las tres que en Tarragona
nos dedicábamos a esta actividad.
Y yo luego ya me decanté más por la arqueología submarina
y he continuado durante años.
O sea, primero fue el mar y después la arqueología submarina.
Claro, el patrimonio sobre la superficie en esos años 60 que usted hablaba
no tiene nada que ver el cuidado y el celo que se tiene ahora
con el que se tenía entonces.
Tú te encontrabas una piedra, entre comillas,
y lo que decíamos, te la metías en el bolsillo,
te la llevabas a tu casa.
En el mar pasaba igual, ¿no?
Lo mismo, sí.
Había mucha...
En el año 58 es cuando empieza la afición,
porque es cuando se utiliza la escafandra autónoma,
que es la manera que el submarinista tiene independencia.
Luego estaba muy reciente la aparición y recuperación del sarcafago hipólito,
que es a partir de ahí que los submarinistas ya empiezan a explorar
todo el litoral prácticamente, buscando tesoros.
Pero efectivamente y desgraciadamente lo que existe es el pillaje
y el afán de coleccionismo privado y más tarde el afán de venta.
Usted dice buscando tesoros.
¿Qué buscaba usted cuando se hacía esas inmersiones en el litoral de Tarragona?
Yo tesoros no buscaba porque ya iba un poco a punto fijo.
Entonces, bueno, a través de los pescadores han sido los primeros
que han dado los datos.
También en Tarragona, pues, mucha gente, periodistas,
son los que estaban un poco al día de las recuperaciones.
La Real Sociedad Arqueológica Tarragonense,
personas interesadas en el patrimonio arqueológico submarino,
son los que te ponían antecedentes
y prácticamente ya íbamos buscando yacimientos un poco concretos.
Es decir, a partir de esa información previa que les daban,
¿cómo era una sesión de inmersión de arqueología sopacuática ordinaria?
Que no hubiera un objetivo concreto, es decir,
mira, por aquí parece que hay alguna cosa, vamos a hacer inmersión.
¿Cuál era, digamos, cómo se planificaba
y cómo podía ser una jornada de ese tipo?
Bueno, pues, en primer lugar, se sabe ya más o menos,
tienes una idea aproximada de lo que puedes encontrar.
Normalmente bajábamos por parejas
y entonces los submarinistas, los más diestros, por así decirlo,
porque en Tarragona ha habido y hay submarinistas de élite,
eran los que te guiaban un poco en busca del yacimiento.
Claro, yo como novata, a veces costaba mucho una pieza
que la tienes delante y no la sabes ver,
si no te indican y te dicen, pues, esto es un cepo de un ancla.
Y, bueno, después de mirar y volver a mirar,
te das cuenta de que efectivamente es un cepo de ancla.
Claro, es que no olvidemos que nuestra costa
era ruta marítima de las más importantes y más transitadas,
más navegadas en este caso, mejor dicho.
Y, bueno, así se solucionaba.
Luego ya cuando tienes el sitio concreto,
pues hay todo un proceso, primeramente, de tomar notas,
coordenadas si pueden ser, tomar las enfilaciones
y, si puedes, pues mantienes la pieza en el fondo,
la estudias y luego procedes a la recuperación.
Y la recuperación no siempre es necesaria,
pero pensando en el pillaje nos hemos visto obligados
casi a recuperar el material.
¿Todavía se practica ese pillaje?
Sí, sí.
Ya no digo solamente en las costas de Tarragona,
sino en todas partes.
No, no, se sigue practicando.
¿Con elementos arqueológicos?
Con elementos arqueológicos, sí.
Esto es muy difícil controlarlo.
No vamos a poner la guardia urbana también.
Es muy difícil controlarlo.
Sobre todo en el mar es muy difícil
porque, bueno, puede haber un yacimiento muy cerca de la costa,
puede haber un yacimiento muy lejos
y con los medios que hay de embarcaciones
es imposible controlar.
La tecnología ayuda precisamente a encontrar todo esto, ¿no?
Por eso, sí.
¿Y qué es por un tema de valor material?
¿En el mercado eso tiene mucho valor económico
o es un tema, digamos, de coleccionistas particulares
que quieren tener esa pieza independientemente
del valor económico que pueda tener en el mercado?
Yo creo que es el valor económico.
Las ánforas, por ejemplo, tienen un precio.
La han tenido siempre y la siguen teniendo.
Hay otras piezas que quizá puede ser un valor más de coleccionismo,
pero sobre todo piezas grandes
yo creo que es más el económico.
Y piezas que están completas
porque aquí en este libro, uno de sus libros,
que es el Retroballas Arqueológicas al litoral tarragoní,
vemos ánforas que están en perfecto estado,
que se han encontrado aquí en nuestra costa, ¿no?
Sí, sí, sí.
Hay muchas que son de colecciones particulares,
que han tenido la amabilidad
y no han puesto ningún inconveniente que se estudie,
pero hay bastante material en colecciones particulares.
Colecciones particulares no las han adquirido simplemente por compra,
sino muchas veces por donación de pescadores.
Que las han encontrado y las han...
Y han hecho donación, sí.
Aquí vemos en esta fotografía y en otras que disponemos
que está con otros compañeros del SES, probablemente,
otros arqueólogos.
¿Cómo recuerda esos días de navegación?
Podían pasarse todo el día en el mar y hacer inmersiones y subir,
pero también habría una parte de fiesta y de risas
y de conocerse y de hacer amistad, ¿no?
Bueno, precisamente esta foto es un poco especial
porque es cuando vino a Tarragona el buque de la Armada Poseidón.
Entonces, los medios de que disponía el Museo Arqueológico
en aquel entonces eran mínimos,
medios económicos casi nulos, técnicos tampoco.
Y entonces, bueno, como se localizó el precio de Bará,
una nave hundida en la zona de Torre de Embarra-Crissels,
se pensó que este buque que tenía personal especializado
podría ayudar a hacer una prospección más metódica.
Entonces, estuvieron en Tarragona a final del año 68,
tuvieron unos cuantos días, el ambiente fue muy agradable,
se hicieron inmersiones.
Yo aquí no bajé porque el precio está entre 50 y 52 metros
y ya mi cota máxima han sido 32 metros de profundidad.
Fue muy agradable el ambiente con la dotación y con la tripulación.
Todo lo que se pensó realizar no se pudo realizar,
no se pudo cuadricular, no se pudieron tomar medidas,
no se pudieron hacer fotos,
porque es un precio que está en un fondo de fango
con muy poca visibilidad
y prácticamente a pesar del alarde de este buque militar
fue imposible el poder realizar
más que la extracción de dos piezas
y algunos fragmentos de ánforas.
¿Qué pieza de las que usted con otros compañeros
o individualmente ha visto bajo el mar
o ha descubierto, no sé si el término es adecuado,
le ha provocado más emoción?
Yo de bajo el mar lo que he visto han sido cepos de ancla,
que desde luego la primera vez que descubres un cepo
pues es una impresión tremenda
y algún fragmento de ánforas.
Ánforas completas no he localizado ver nunca,
se conoce que habían pasado por delante ya.
Y dígame una cosa, ¿hay mucha leyenda urbana
que se han encontrado ánforas llenas de vino y de aceite?
¿Todo esto es leyenda urbana o cree usted que es verdad?
No, hay ánforas, bueno, las ánforas,
cada tipo de ánfora estaba dedicada para un contenido,
aquí concretamente en el Precio de Bará
son ánforas con vino, pero llenas de vino no,
solamente que había una capa muy oscura,
se analizó y dio vino.
Las ánforas de contenido de aceite prácticamente se saben por la forma,
pero no se encuentran llenas ni de vino ni de aceite,
sobre todo las de época romana.
Ha habido un barco hundido no hace mucho
con un cargamento de botellas de champán,
que este sí estaba lleno de botellas de champán
y que de hecho me parece que las han bebido.
Sí, sí.
Es un barco moderno.
Claro, bueno, ya el champán.
Los romanos podían hacer muchas cosas,
pero el champán me parece que no.
No, no, es curiosísimo lo que se debe encontrar bajo el mar.
De todas maneras, ¿usted cree que hay cosas que mejor dejarlas allí
por las dimensiones que puedan tener?
Por las dimensiones, porque no se está todavía preparado
para una restauración o un mantenimiento fuera.
De muchas cosas, de hecho, es mejor dejarlas.
Porque hay mucho todavía.
Hablamos en cuanto a arqueología,
no hablamos en cuanto a anafragios que haya podido haber más recientemente.
No, sí, de suponer que sí,
porque nosotros hemos hecho muchas prospecciones a lo largo del litoral,
pero ni mucho menos exhaustivas.
O sea, se prospeccionaba una parcelita
y a lo mejor al lado está lo interesante.
Y no solamente es interesante, una pieza grande,
una embarcación, a veces un fragmento pequeño de cerámica,
pues es muy significativo.
Desde luego, el litoral sigue guardando cantidad de material
de interés arqueológico submarino.
Y desde los alfaques hasta Roda de Bará, podríamos decir,
todo lo que es la zona.
Nosotros, todo lo que se presenta en esta publicación
es prácticamente desde las casas de Alcanar hasta Cunit.
No es exhaustivo ni mucho menos.
Se ha ido siempre buscando los sitios que ya se tenían referencia
y, claro, también han aparecido sitios nuevos.
Usted se ha jubilado profesionalmente,
pero ¿se ha jubilado de la arqueología y del buceo?
Yo creo que no.
Del buceo sí, porque en el año 80 lo dejé,
pero de la afición y del afán
y del continuar al lado de los que ahora hacen inversión
y recuperan, continúo.
¿La arqueología siempre la ha practicado, supacuática?
Sí, sí.
Porque ahora, fíjese, ahora que ha dejado el buceo
con la cantidad de cosas que se están haciendo
y cada vez que ya sabemos que en Tarragona
crees que levanta algo, pues sale alguna...
En la subacuática, sí.
En la subacuática es la que continúa.
Sí, sí, es la que continúa.
Pues muchísimas gracias.
Bueno, pues a ustedes.
Por habernos acompañado hoy.
Enhorabuena por toda esta trayectoria,
no solo el precio, el premio.
El premio al final es un pequeño símbolo
de toda una trayectoria personal y vital.
Pues sobre todo eso, gracias.
En nombre de todo el equipo, que ha sido muy numeroso.
Que vaya muy bien.
Buenos días.
Buenos días.
Gracias.
Gracias.