This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESForANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
PORTA A L'ESPERANÇA
Mirando hoy tu caminar, son los que con la fe lograron al fin llegar fieles al final.
Buenos días, amigos oyentes. Bienvenidos un domingo más al programa Puerta a la Esperanza.
Ya sabéis que este es un programa realizado por la Iglesia Protestante.
La dirección es en calle Joana Yugán, sin número, de nuestra ciudad, en Tarragona.
Ahora, como siempre, nuestro mayor deseo es transmitir la palabra de Dios a través de nuestros comentarios, de nuestras reflexiones.
Y queremos en esta mañana hacerlo junto con vosotros, como siempre, sacando como no beneficio para nuestras vidas a través de esta reflexión.
Quiero para ello dar la bienvenida a mis compañeros del programa en esta mañana.
Miguel Alfarora, buenos días. Buenos días también a Fernanda Mat.
Y a Nuria, nuestra compañera en el control, también le damos los buenos días.
Queremos en esta mañana compartir con vosotros algo que es muy difícil a veces, quizá en nuestra sociedad que vivimos tan acelerada.
Yo casi hasta que diría que no se conoce mucho esta palabra. Es la palabra contentamiento.
Y en esta mañana queremos compartir con vosotros el secreto del contentamiento.
Hay un versículo que el apóstol Pablo dice a los filipenses,
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Pues bien, amigos, en esta mañana vamos a hablar de cómo conseguir o cómo encontrar ese secreto del contentamiento.
En el cielo pude ver a la noche de tu sonrisa.
Me dijiste todo estará bien, yo te mostraré la salida.
Cuando siento tu amor, de cada vez que oigo tu voz,
Sé que yo puedo enfrentar el mañana otra vez.
Aunque mis amigos se aparten de mí, tú estás cerca.
Y aunque el viento sople yo, siento tu calor, no te alejas cuando siento tu amor.
A mí me gustaría, amigos oyentes, que prestarais mucha atención en lo que voy a decir a continuación.
Bueno, voy a decir, voy a leer unos versículos que se encuentran en la palabra de Dios,
pero que van a ser la base para lo que vamos a compartir con vosotros hoy.
El apóstol Pablo habla a los filipenses y dice así.
Me alegré grandemente en el Señor de que ya al fin habéis reavivado vuestro cuidado para conmigo.
En verdad, antes os preocupabais, pero os faltaba la oportunidad.
No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.
Sé vivir en pobreza y sé vivir en prosperidad.
En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre,
de tener abundancia como de sufrir necesidad.
Porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
En base a estos versículos de Filipenses, yo creo que podríamos pensar y resumir que hay dos actitudes,
quizá de las personas ante estas circunstancias, a veces agradables, a veces desagradables,
a veces prósperas, a veces de padecimiento de necesidad.
Por un lado, los que viven siempre insatisfechos, siempre con la queja en la boca
y acaban con un baño de amargura en su vida.
El filósofo romano-francés, Émile Chioran, es un ejemplo notable de esta postura vital.
En su libro, En las cimas de la desesperación, dice,
Todo me deja insatisfecho.
Si pudiera, me rompería a mí mismo en mil pedazos.
Me haría estallar.
Por el contrario, en el otro polo encontramos las personas cuya reacción ante las circunstancias y los problemas
es el contentamiento.
Esta palabra que igual la escuchamos hoy por primera vez, ¿no?, algunos.
Esta diferente forma de reaccionar constituye algo así como una radiografía rápida de nuestra madurez cristiana.
Casi podríamos parafrasear el reflón español y afirmar
Dime cómo reaccionas ante una circunstancia difícil y te diré qué tipo de creyente eres.
Así pues, estamos ante un excelente test para medir la calidad de nuestra fe.
Pues, como ya hemos leído antes, el pasaje que nos sirve de cabecera para esta reflexión
es el versículo 10 del capítulo 4, que, bueno, lo voy a volver a repetir.
Dice, me alegraré grandemente en el Señor de que ya al fin habéis reavivado vuestro cuidado para conmigo.
En verdad, antes os preocupabais, pero os faltaba la oportunidad.
Observemos con detalle las palabras que el apóstol Pablo utiliza.
No habla de creyentes contentos, sino contentados.
¿Hay diferencia en esto, Miguel, entre contentos y contentados?
Efectivamente. El apóstol Pablo tenía muy claro cuando escribió este pasaje
que lo opuesto a la amargura no es la alegría.
Es decir, lo opuesto a la amargura no es estar contento, sino precisamente el contentamiento.
Y él lo dice, que he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.
Pero es que enseguida nos surge la pregunta, y es, ¿cuál es la clave para aprender este contentamiento
y a reaccionar como el apóstol?
Porque tengamos en cuenta que la situación en la que se encontraba Pablo cuando escribía esto
de que he aprendido a contentarme y que todo lo puedo en Cristo que me fortalece,
no era una situación agradable, sino que está escribiendo desde la cárcel de Roma
y con un franco peligro de muerte.
Tenía una sentencia de muerte sobre su cabeza.
Es decir, no escribe desde una posición de una comodidad tranquila,
desde una situación cómoda, sino desde una situación angustiosa y profundamente turbadora.
Yo no sé cómo podía el apóstol tener esta, diría, admirable actitud
en esa situación que, por otro lado, dramática, ¿verdad?
Porque él se encontraba en la cárcel y, además, en posible peligro de ser ejecutado.
Yo creo que el secreto del contentamiento de Pablo se encuentra en dos frases
que describen sendas experiencias espirituales de gran calado y trascendencia.
La primera, aprender a adaptarse y a aceptar cualquier situación.
Dice, sé vivir humildemente y sé tener abundancia.
En todo y por todo estoy enseñado.
Y luego, más adelante, experimentar la realidad descrita de forma majestuosa
en el capítulo 4 y versículo 13, ¿no?
Que dice, todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
El creyente que llega a hacer suyas estas dos realidades
pasará de la insatisfacción o la amargura que produce esta insatisfacción
al contentamiento.
Si os parece, vamos a considerar estas dos experiencias.
Y, en primer lugar, ¿qué podríamos decir acerca de la naturaleza del contentamiento?
¿Qué era lo que quería decir Pablo al afirmar, he aprendido a contentarme?
Bueno, evidentemente, lo primero que deberíamos hacer es ir al origen de esta palabra,
autarqueia, que nos dará mucha luz.
Significa o implica que no depender de algo, sino estar por encima de las circunstancias.
El énfasis de esta palabra es algo así como la autonomía,
el no quedarse ligado a los acontecimientos, el no estar ligado a los problemas.
Pablo nos dice que estar contentado significa estar por encima de los eventos que nos ocurren
sin que estos eventos nos atrapen, nos liguen.
Porque, y es muy difícil, evidentemente, conseguirlo.
Si hacemos depender nuestro ánimo por completo de las circunstancias que cada día nos agobian,
pues nuestra vida se va a convertir en un auténtico tío vivo,
con bruscas oscilaciones, desde estar arriba en la euforia máxima a la oscuridad más cerrada.
Porque, como diría el médico Tournier, un médico no sucio, sino suizo,
lo que nos hace felices o desdichados no son las circunstancias, sino nuestra actitud ante ellas.
A mí me gustaría también destacar que el contentamiento bíblico que vemos en estos versículos escritos por Pablo
no se asemeja al estoicismo.
Pablo está muy lejos de Seneca, cuya filosofía ensalzaba la autosuficiencia del individuo,
pero de un modo próximo prácticamente al cinismo.
Bueno, tampoco es el nirvana del budismo, ¿no?
Estado supremo que por encima del bien y del mal, en la que desaparece el dolor
y que se aprende por un entrenamiento sistemático, ¿no?
Tampoco se trata de desconectar.
Esta palabra tan en boga hoy en día, ¿no?
Hay que desconectar de la presión, de la tensión, del día a día.
Hay que marcharse a la montaña y respirar, ¿no?
Tampoco, por lo menos, se trata de esta desconexión para lograr una relajación psíquica
cercana a la impasividad, en la que nada me afecta, como enseñan la meditación trascendental
y otras religiones orientales, ¿no?
Todas estas técnicas, en el fondo son una técnica, un aprendizaje,
están muy en boga hoy cuando la gente vive abrumada por el estrés
y necesita formas de relajación mental para vivir en esa felicidad
o vivir más feliz de lo que nos podamos sentir hoy en día, ¿no?
Ahorita a mí me gustaría añadir a lo que ha dicho Fernando,
que efectivamente no es estoicismo, no es el nirvana, no es el desconectar,
pero es que tampoco es resignación, tampoco es fatalismo.
¿El qué le vamos a hacer? Bueno, pues si no hay más remedio,
expresiones muy típicas en muchas ocasiones en nuestra vida y que constantemente oímos.
El fatalismo nace de la convicción de que no podemos hacer nada para luchar contra nuestro destino.
También hemos de evitar la connotación masoquista,
pretender alegrarse en y por situaciones difíciles o incluso del sufrimiento.
Este es un error frecuente entre creyentes que confunden estar contento con estar contentado.
El Señor no nos pide estar contentos en todas las situaciones.
Esta no es la idea que al principio nos ha leído Paquita en Filipenses capítulo 4.
Pablo acaba de hablar de gozo,
pero estar gozosos no es lo mismo que sentir alegría o estar contento,
porque podemos estar llorando, por ejemplo, la muerte de un ser querido
y tener y retener el gozo del Señor.
Pero sería insensato ponernos a reír en esas circunstancias
o expresar alegría en momentos de tristeza.
Dios quiere que sus hijos sean realistas, no masoquistas.
La verdad es que sí, Miguel.
Dios quiere que seamos realistas.
El masoquismo no entra en la grandeza de Dios.
El significado de la palabra contentamiento
se acerca mucho también al concepto moderno de aceptación.
Este sí que también es muy conocido, ¿no, Fernando?
Ese concepto de aceptación que como tal no aparece en el Nuevo Testamento,
pero que nosotros lo conocemos muy bien.
¿Tú qué crees?
Yo creo que efectivamente no aceptar implica la confianza serena y profunda
de que nada ocurre en mi vida sin el conocimiento de Dios, ¿no?
Ese es nuestro concepto de aceptar, ¿no?
Nosotros podemos aceptar todas las circunstancias
porque sabemos que confiamos serena y profundamente
en que todo esto que nos está pasando no pasa sin el conocimiento de Dios, ¿no?
Si Él ve y conoce mi situación, entonces yo debo mirarla desde la óptica divina,
tanto como me sea posible, ¿no?
Ello me permite desligarme de la estrechez de mi visión y ampliar mi horizonte, ¿no?
Este paisaje nuevo, desde la perspectiva de Dios,
me libra, por lo tanto, de la amargura y del resentimiento que produce esa amargura, ¿no?
Y de la sensación de injusticia y esterilidad de muchas de las situaciones por las que vivimos, ¿no?
Pero aún va más lejos esta aceptación.
La aceptación implica creer que Dios puede sacar provecho de cualquier situación
para transformarla en un bien para su gloria o incluso para nuestra propia vida, ¿no?
Esta amplia riqueza de matices del contentamiento queda resumida magistralmente en las palabras del patriarca José
cuando exclama ante sus hermanos,
El contentamiento es inseparable de la confianza en un Dios personal que dirige cada paso de mi vida
con un sentido y un propósito para ella, ¿no?
Y esto conlleva una serenidad profunda en toda situación.
Es la serenidad que le permitió pronunciar al Señor Jesús en medio de un gran clamor y lágrimas
en Hechos 5, versículo 7, su célebre oración de aceptación.
Padre, si es posible que pase esta copa de mí, mas no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Yo pienso que no hay ninguna duda en que es un proceso complicado, que es un proceso difícil.
El contentamiento no es algo que ya está, está ahí y hay que saber cómo hacerlo.
Pablo dice y nos expresa que le costó muchísimo llegar a entender que era el contentamiento.
Él mismo usa dos verbos referidos a la docencia, al aprendizaje.
Uno en he aprendido y el otro es estoy enseñado.
Nos habla de un proceso, nos habla de un trabajo, de algo que hay que ser constante y que va creciendo.
Si el contentamiento es mirar la vida desde una perspectiva divina, ello va a requerir tiempo, mucho tiempo.
Será un proceso de aprendizaje en el que se puede aprender continuamente
y en el que van a haber, por supuesto, altibajos, momentos de altura y momentos de valle en el que van a haber fallos propios del aprendiz.
Pero pienso que no importa, que lo fundamental no es eso, lo fundamental es avanzar.
Lo fundamental es que esta asignatura es esencial para vivir de forma sosegada,
aprendiendo a no mirar las cosas que se ven, sino las que no se ven.
Pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Y poco a poco Dios nos irá dando unas gafas nuevas.
¿Podríamos decir que no existen en la Universidad de Dios, no existen los cursos acelerados?
Pues la fuente del contentamiento.
Vamos a ver ahora, porque hasta aquí hemos explicado en qué consiste el contentamiento.
Vamos ahora a ver dónde se origina, dónde se origina esta actitud.
Si no es una técnica psicológica en la que uno se puede ejercitar,
como ya bien decías tú, Fernando, el budismo, otras técnicas de relajación y tal.
Bueno, pues cómo conseguirla.
Yo creo que ahí está el meollo de todos estos comentarios.
Yo creo que el secreto es que ese contentamiento se alcanza mediante una experiencia espiritual sobrenatural.
El contentamiento se origina en Cristo, Él es la fuente del contentamiento.
Ello nos lleva a la segunda experiencia de Pablo, que nos dice, como hemos venido marcando esta frase prácticamente que tiene que quedar en la memoria de todos.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Y yo creo que estos versículos forman un todo inseparable.
No hay un verdadero contentamiento sin Cristo.
En realidad, esta es la clave no solo de este pasaje, sino de toda la vida cristiana.
Nosotros lo podemos todo en Cristo.
Nosotros tenemos que creer que podemos estar viviendo con Cristo a pesar de las circunstancias por las que pasemos.
Observemos la preposición que Pablo utiliza.
Todo lo puedo en Cristo.
No dice con o por Cristo.
Yo creo que esto es así porque se trata de un estado vital en Cristo.
Una situación existencial, como hemos comentado al principio.
No es una experiencia esporádica.
Un creer ahora en porque estoy pasándolo mal y deposito esa confianza extrema en Cristo.
No.
Yo creo que no tiene que ser así.
Tiene que ser una experiencia dinámica durante toda nuestra vida.
Por intensa yo creo que esta experiencia sea.
Sino que tiene que ser una relación permanente con Cristo.
No es un encuentro ocasional, como el de un paciente con un psicólogo o consejero,
que le permite salir animado de la consulta.
Jesús nos da la misma idea en Juan 15, con la metáfora de la vid.
Nos dice, permanecete en mí y yo en vosotros.
Separados de mí, nada podéis hacer.
Estar en Cristo, por lo tanto, es imprescindible para el contentamiento,
porque la sabia no puede llegar al pámpano si este pámpano no permanece en la planta, en la vid.
Pues yo pienso que efectivamente, y que la explicación a esta realidad espiritual la vemos en la frase,
en Cristo, que me fortalece, que es el último versículo del pasaje de este Filipenses 4.13.
Y volviendo otra vez a los orígenes de la gramática en la que está escrito el pasaje,
que la palabra original es dynamis y que alude a una fuerza enorme,
no es la fuerza, no es la fortaleza o el fortalecerse en un ejemplo histórico,
sino todo lo contrario, es la energía espiritual de un hombre vivo.
Un personaje famoso me puede dar ejemplo, me puede estimular por la vida de su ejemplo,
pero el poder de Cristo va mucho más allá de una mera inspiración.
El poder de Cristo va al plano de la transformación,
una transformación que lo que hace es dinamizarme por dentro
y me capacita para enfrentar cualquier situación.
Cristo me fortalece, ¿por qué?
Porque él está vivo hoy y me transmite su poder como el tronco de la vid a la savia,
como el tronco pasa a la savia al pámpano y este está vivo.
A mí me gustaría puntualizar, quizá por último,
cómo la consecuencia de la fuerza de Cristo en mí es ese contentamiento, todo lo puedo.
Algunas versiones traducen, y a mí me gusta mucho, muy acertadamente,
ese todo lo puedo, pues dice, puedo hacer frente a todo.
Sí, porque es una diferencia importante, ¿no?
Porque efectivamente esta es la idea básica del texto, ¿no?
Cuando estoy en Cristo me fortalece de tal manera que puedo sobreponerme,
ser más fuerte que cualquier circunstancia o situación, ¿no?
Es importante notar que no aparece el verbo hacer en esta frase, ¿no?
Pablo no nos dice que en Cristo podemos hacer todo lo que nos propongamos.
Estar en Cristo no nos convierte, por lo tanto, en pequeños supermanes
que podemos ir volando y solucionando los problemas, ¿no?
A veces los creyentes albergamos fantasías de esta omnipotencia
y pensamos que no hay límites a nuestras, o no tenemos límites a nuestras capacidades, ¿no?
Así, yo creo que algunos interpretan este versículo a su manera,
yo creo que equivocadamente convirtiéndose en una especie de talismán
y por lo tanto no puede, no podemos tener esa idea de superman a través de este versículo, ¿no?
El apóstol efectivamente afirma con mucha claridad que es en Cristo
y que en Cristo puedo afrontar y superar cualquier circunstancia, por dura y difícil que sea.
Es como un pulso, una lucha en la que yo soy más fuerte porque tengo el poder de Cristo.
Ninguna circunstancia podrá derrotarme.
Y el eco más cercano a esta idea es el pasaje que encontramos en Romanos, capítulo 8.
Nada podrá separar, nada nos podrá separar del amor de Cristo.
O lo que es lo mismo, ninguna cosa podrá derrotarnos porque en todas estas cosas
somos más que vencedores por aquel que nos amó.
Pues, bueno, hemos visto que hay dos formas de reaccionar ante la vida
y ante los problemas que la vida misma nos trae, ¿verdad?
Una es la amargura de Emil Sioran, todo me deja insatisfecho.
O por otro lado, la aceptación confiada del apóstol Pablo que dice,
he aprendido a contentarme en toda situación,
porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
O como hemos dicho hace un momento,
puedo hacer frente a todo porque Cristo me fortalece.
¿Hacia qué polo me dirijo yo?
¿Qué circunstancias estoy yo y tú, querido amigo oyente,
afrontando ahora mismo?
¿Lo hago en Cristo?
Si es así, la fuerza para hacerles frente y la victoria están aseguradas.
No importa dónde estés, siempre una mano cerca está.
No importa si hay oscuridad o no, a mi lado ella está.
Me da seguridad, me da su protección,
Cuidará de mí, a mi alrededor su mano siempre está.
A mi alrededor su mano siempre está.
Por amor, una herida se esculpió por mí.
Fue por mí que ella tanto tuvo que sufrir por mi perdón.
Cuando no la puedo ver
Es porque está bajo mis pies
Amigos oyentes, por hoy hemos terminado nuestro tiempo de programa.
Esperamos que haya sido satisfactorio para vosotros,
que podáis decir, puedo hacer frente a todo pero en Cristo,
como nosotros como cristianos lo hacemos.
No que todo lo alcancemos, como bien se ha dicho, ¿verdad?
Pero por lo menos podremos hacer frente a todo con Cristo.
Queremos recordaros, como siempre, que nuestras actividades durante la semana,
pues siempre nos gusta recordaros los jueves.
Podéis acudir a nuestra iglesia en calle Yogan,
Johanna Yogan, sin número,
ya sabéis, detrás de las Hermanitas de los Pobres.
Tenemos estudio bíblico y oración,
son estudios muy interesantes en los que aprendemos de la palabra de Dios
y sacamos lecciones muy interesantes para cada uno de nosotros.
Los sábados, nuestros jóvenes y adolescentes tienen reuniones a las 5 y a las 7 de la tarde,
también sois invitados.
Y el domingo a las 11 y media de la mañana,
todos los domingos, tenemos nuestro culto de adoración y de predicación de la palabra.
Seréis bienvenidos siempre a él,
no seréis presionados a nada,
pero podéis conocernos más de cerca si lo preferís.
Recordaros que estaremos con vosotros de nuevo el próximo domingo 16 de marzo,
como siempre aquí en la 96.7 de la FM de nuestra radio de la ciudad,
Tarragona Radio.
Hasta entonces, que Dios os bendiga.
Adiós.
Fue por mí que ya tanto tuvo que sufrir,
por mi perdón.
A mi alrededor su mano siempre está.
A mi alrededor su mano siempre está.
Por amor, por amor, una herida se esculpió por mí.
Fue por mí que ya tanto tuvo que sufrir.
Alrededor su mano siempre está.
Fue por mí que ya tanto tuvo que sufrir.
Fue por mí que ya tanto tuvo que sufrir.
A mi alrededor su mano siempre está.
Fue por mí.
Fue por mí que ya noução.
Fue por mí.
Fins demà!