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Arxiu/ARXIU 2009/ENTREVISTES 2009/


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Les 10 del matí i 11 minuts estem en directe a la quarta hora del matí de Tarragona Ràdio.
Com us dèiem fa un moment en el sumari del programa,
l'ambaixador de Xile a Espanya, Gonzalo Marner,
es troba aquests dies aquí a la nostra ciutat, a Tarragona.
Ahir a la tarda, ahir al vespre, va presidir a l'Ajuntament
l'acte de lliurament de la medalla de la Fundació Salvador Allende,
el propi alcalde de la ciutat,
el delegat del govern de la Generalitat a Tarragona
i el president del Port.
Gonzalo Marner és doctor en Ciències Econòmiques,
té una amplíssima trajectòria a l'administració pública del seu país
i, a més a més, ha ocupat diversos càrrecs de responsabilitat
al Partit Socialista de Xile.
Avui, aprofitant la seva visita a Tarragona,
aquest matí ens acompanya, ens acompanyarà durant una estona
a la sintonia de Tarragona Ràdio.
Senyor Gonzalo Marner, bon dia, buenos dias.
Bon dia.
Què tal por Tarragona?
Muy content.
Este es un lugar maravilloso.
Sobre todo, y aparte de su patrimonio histórico,
gentes que han sido muy, muy generosos en acoger
a muchos chilenos que en su momento lo necesitaron
y hoy hay una colonia chilena de cierta significación
que tiene vínculos y lazos muy sólidos con esta ciudad
y, por tanto, venir acá es venir a cultivar esos lazos de amistad.
¿Cuál es el motivo de su visita a Tarragona?
¿El contacto con la comunidad chilena o alguna cosa más?
Desde luego el contacto con la comunidad chilena,
pero también lo que usted mencionó en la introducción.
Otorgar a personalidades que hoy día ocupan cargos públicos,
pero que más allá de esos cargos, por muchos años,
han colaborado con la Asociación Salvador Allende acá en Tarragona,
con los chilenos que recuerdan la figura del presidente Allende
y lo menos que podíamos hacer, pensamos todos desde la Embajada,
desde la Asociación Salvador Allende,
es que llega el momento en donde hay que saber agradecer,
y es lo que ayer hicimos, agradecer a quienes por mucho tiempo
nos han apoyado y han compartido con nosotros una etapa de nuestra historia.
¿Qué significado tiene entregar la medalla de la Fundación Salvador Allende
al alcalde de Tarragona, al presidente del puerto
y al delegado del gobierno de la Generalitat?
Representa sobre todo un acto de agradecimiento.
Es algo que nace del corazón, básicamente.
Usted sabe, estos son objetos físicos que, en fin,
pero sobre todo que buscan simbolizar una comunión.
Usted sabe, el año 1973 fue un momento en el que,
para mucha gente que hoy día ocupa responsabilidades públicas en Europa,
en España, en Cataluña, fue un momento que marcó mucho a estas personas.
Por eso es que se produce este vínculo.
No es algo arbitrario o, si se quiere, no es algo lejano o exótico.
Es algo que se siente en la trayectoria, en las emociones
de quienes eran jóvenes universitarios en aquella época
y que sintieron igual que nosotros, que este hecho que se produjo en 1973
era un hecho que era digno de ser, por una parte, resistido,
cuando hubo que hacerlo por mucho tiempo,
y luego recordado como un himno a la libertad
y a la voluntad de los hombres de vivir en libertad.
Gonzalo Marner lleva seis meses como embajador de Chile en España.
¿Es este su primer contacto también con la comunidad chilena en Tarragona?
Y si es así, en fin, ¿cómo ha visto a la gente con la que ha podido hablar en las últimas horas?
Con los representantes de la Asociación Salvador Allende de Tarragona.
Ya nos habíamos reunido, pero en Madrid.
Entonces, obviamente, me había comprometido a venir acá.
¿Y qué le puedo decir?
Aquí el sentimiento de nuestros compatriotas es el de haber sido acogidos generosamente,
de ser parte de una comunidad.
Y, entonces, es muy grato constatar que lo que nos une históricamente,
porque tenemos una historia común de siglos, ¿verdad?,
es algo que se reproduce, se renueva en las circunstancias de hoy,
de la Cataluña de hoy, del Chile de hoy.
Y eso es muy gratificante.
Lo que queremos es estimular justamente esos lazos.
y para nuestros compatriotas la posibilidad de insertarse bien,
adecuadamente, en España, en Cataluña,
es algo que se agradece muy sinceramente.
No siempre ocurre así, usted sabe muy bien.
Son siempre complicadas, complejos, difíciles,
los procesos de extrañamiento del propio país, del lugar de origen.
Pero aquí a veces los orígenes se confunden.
Uno se encuentra con chilenos que, en realidad,
tienen ascendientes catalanes, por ejemplo, ¿verdad?
Y entonces no es tanto un venir como un volver.
Y, en fin, ahí lo que hay es lo que queremos para el futuro.
Una verdadera comunión, una mezcla en el sentido positivo de la palabra
que nos permita mantener vínculos que sean económicos,
que sean de orden, de intercambio, de tipo cultural, de tipo educativo,
pero sobre todo que haya una capacidad humana de enriquecernos mutuamente.
¿Cuántos chilenos hay aproximadamente en estos momentos en España?
En este momento en España hay de orden de 45.000.
Son recientes, la mayoría vinieron ya hace años.
¿Saben un poco la tipología de la gente de su país que reside en España?
Mire, yo lo que le puedo decir es que españoles a Chile
vienen viniendo por oleadas sucesivas desde hace cinco siglos, ¿verdad?
Los de chilenos a España es mucho más reciente.
Pero, fíjese, ya tiene una cierta historia.
En los años 60 vinieron chilenos.
En los años 70, ya por razones políticas, gente que era perseguida en la dictadura de Pinochet,
al término del régimen de Franco en España, muchos chilenos vinieron por razones naturales a España
y entonces fueron exiliados.
Y luego una corriente de inmigración propiamente económica, ¿verdad?
Que encontró en España, sobre todo en los últimos tiempos, la oportunidad de emplearse en la construcción, en servicios variados.
De manera entonces que hay allí oleadas sucesivas, son 45.000 en España, entre 1.500 y 2.000 en la canta de Arragona.
Cataluña debe reunir del orden de 20.000 chilenos en sus distintas ciudades.
No es, por tanto, una colonia tan grande como la de otros latinoamericanos,
que a uno le impresiona cuando ve las cifras.
Es mucha gente que ha llegado en un periodo reciente.
Pero es una colonia, entre comillas, ¿verdad?
Relativamente numerosa y diversa.
La relación entre Chile y especialmente Cataluña, seguramente por la fecha tan significativa del 11 de septiembre
que marca a los dos países, se ha profundizado mucho en los últimos años
y es evidente que incluso estas relaciones se van a incrementar
porque muy pronto el presidente de la Generalitat va a visitar Chile, si no estoy equivocado.
¿Cómo entendería ustedes o cómo explicaría las relaciones entre Cataluña y Chile?
El presidente de la Generalitat, José Montilla, tiene previsto viajar a Chile
en los alrededores del 20 de julio.
Yo me he entrevistado con él hace ya algunas semanas para preparar ese viaje.
Sin embargo, no es la primera vez que el presidente Montilla viaja a Chile.
Lo hizo como ministro de Industrias en su momento.
Y hay muchos catalanes que tienen responsabilidades que han viajado.
Pero este es un viaje especialmente importante porque sella el momento actual.
Es un viaje que va a tener una connotación que es económica
porque hay empresas catalanas muy importantes que han invertido en Chile,
como Aguas Barcelona, Aguas de Barcelona,
que tiene en este momento la gestión de la empresa de agua potable,
como decimos en Chile, en la ciudad de Santiago, en la ciudad de 6 millones de habitantes.
No solo grandes empresas, sino también muchas empresas de talla menor que invierten.
Y por tanto hay un objetivo de densificar el tejido económico.
Pero sobre todo hay la voluntad de estrechar lazos.
Y yo creo que esta visita del presidente Montilla va a ser una visita que va a marcar un hito
para seguir ampliando las corrientes de intercambio económico, cultural y humano.
Le quería simplemente agregar que nosotros estamos ahora embarcados en un programa
de formación de recursos humanos.
El nuestro es un país que, como usted sabe, produce cobre.
Hemos tenido un periodo de altos precios del cobre.
Luego vino la crisis y se derrumbaron, claro.
Pero una parte de esos altos precios del cobre nos permitieron hacer una reserva de recursos
que queremos destinar a la formación de nuestra gente.
En un rato más me entrevistaré con autoridades universitarias acá en Tarragona,
justamente con el objeto de ampliar también la avenida de chilenos a formarse a Cataluña,
que nos parece un lugar en el cual tenemos mucho que aprender.
Entonces son muchos hechos juntos.
Lo histórico, lo contemporáneo, lo económico, pero también el futuro,
la preparación de nuestra gente.
Hablando de estas relaciones Cataluña-Chile y de la coincidencia de la fecha del 11 de septiembre
de 1714 en el caso de Cataluña, de 1973 en el caso de Chile,
resulta emocionante seguramente ver cómo cada 11 de septiembre muchos catalanes
celebran la Diada Nacional de Cataluña,
pero también recuerdan la muerte, el asesinato de Salvador Allende,
el golpe de estado de Chile.
¿Qué significado tiene para Chile todavía 36 años después, aquel 11 de septiembre del 73?
Bueno, usted sabe, las sociedades son marcadas por ciertos hitos.
En el caso de la nuestra, fuertemente por el 11 de septiembre de 1963.
En nuestro país, contrariamente tal vez a lo que ocurrió en Cataluña,
fíjese, fue el propio dictador Pinochet el que estableció un día feriado,
un día de fiesta para el 11 de septiembre.
Y la democracia lo que hizo fue quitarle el carácter de fiesta.
Y no es ya más un día feriado.
Entonces, ve usted, las connotaciones que se le da a los días, a las fechas,
a las conmemoraciones, dependen de las circunstancias históricas.
Y por eso nosotros quisimos que fuera un día en el que se trabajara.
Pero sin embargo, obviamente en ese día se producen dos fenómenos.
Primero, hay en la moneda, siempre desde que la democracia se recuperó en Chile en 1990.
Hay un momento de recogimiento donde los colaboradores del presidente Allende
acuden a la moneda a rendirle un homenaje.
Pero también ocurre con las generaciones más jóvenes expresiones,
incluso a veces con cierto grado de violencia.
En los días 11 de septiembre, en otro país, tengo que reconocerlo así,
el trauma está vivo.
Y está vivo transmitido generación tras generación.
Y esto se traduce todavía en una rabia, no solo contenida,
sino que también que a veces se expresa en acciones embarricadas,
en algunos barrios populares a lo largo del país.
Entonces es un día todavía...
Claro, son muchos años ya, ¿verdad?
Pero creo que en Chile la transmisión, la conversación sobre el significado
de esa ruptura violenta sigue siendo algo que marca de manera muy considerable
a la sociedad y a las nuevas generaciones.
Visto desde aquí, desde Tarragona, visto desde Cataluña,
resulta seguramente interesante observar cómo los chilenos que viven en nuestro país
se agrupan alrededor de la figura y del nombre de Allende.
Por lo que significa, ¿no?
A pesar del paso del tiempo.
Exactamente.
Usted sabe bien...
Es la Fundación Salvador Allende, es la Asociación Salvador Allende,
es ir al busto de Salvador Allende el 11 de septiembre, ¿no?
Chile igual Allende.
En buena parte es la perspectiva que podemos observar desde aquí.
Por supuesto, usted sabe que la historia tiene ciertas fechas,
aunque muchas cosas ocurran al margen de esas fechas simbólicas,
pero también tiene muy fuertemente el hecho de que se simbolizan personas,
en su historia, en sus actitudes, hechos, ¿verdad?
Que en este caso condensan muchos otros procesos.
La figura del presidente Allende es la figura de un demócata,
de una persona que siempre desarrolló sus ideales en la acción política democrática,
en las instituciones, una persona que desde muy joven defendió,
nutrió a la democracia chilena, pero que al mismo tiempo tenía un proyecto
de transformación de la sociedad.
La nuestra era una sociedad muy desigual, mucho más desigual que España.
Una sociedad en la cual heredamos una estructura agraria,
en donde las diferencias sociales eran tremendamente agudas,
y en donde, por lo tanto, no se trataba solo en Chile de consolidar la democracia,
ampliar la participación de los ciudadanos y el compromiso de todos con un régimen de libertades,
sino que también se trataba de transformar la estructura social, económica,
para introducir mayores grados de igualdad social, de cohesión social.
Ese era el proyecto del presidente Allende, y ese proyecto se vio bruscamente interrumpido.
Y este hoy, que era un hombre tremendamente pacífico,
es la época, claro, de las guerrillas en América Latina, de la Revolución Cubana,
y el presidente Allende encarnaba, tal vez, objetivos similares en algunos aspectos,
pero un método completamente distinto.
El método de él era el de convocar a una transformación profunda,
a nacionalizar el cobre, culminar la reforma agraria,
generar condiciones de atención en sanidad, en educación,
mucho más amplias para las mayorías de nuestro pueblo,
pero esto se vio violentamente interrumpido.
Y él tomó la decisión de entregar su vida en unas palabras que, además,
cada vez que uno las vuelve a escuchar,
y creo que esto también es válido para los que no son chilenos, ¿verdad?
Cada vez que uno las escucha, con el paso del tiempo,
se vuelven más presentes, más contemporáneas, más significativas.
Es un hombre que, por tanto, decidió no solo tener una trayectoria de vida
en función de unos ideales, sino que, además, defenderlos con su propia vida
y diciendo, yo soy el primero que se pone por delante aquí
para defender unos principios, unos valores y unas instituciones.
Y eso, yo creo, es lo que hace que los chilenos tengamos a Allende,
aunque es una figura controvertida en el país,
hay personas, y una parte importante del país,
que se opuso a su gobierno y que no tiene simpatía por su figura.
Pero cada vez más se transforma en un personaje que nos va representando a todos
justamente por esa defensa de unos valores.
Y esto también es algo que trasciende nuestras fronteras.
Y usted no se imagina la cantidad de plazas Salvador Allende,
de liceos Salvador Allende, de calles Salvador Allende,
que hay a lo largo del mundo. Probablemente, entonces,
porque esos valores que él defendió a su manera y en su contexto histórico
son valores universales.
Chile, afortunadamente, ha recuperado hace años el sistema democrático,
aquel que quedó truncado con Salvador Allende en el 73.
¿Qué balance se puede hacer?
¿Qué balance cree usted que hace la sociedad chilena en general
de estos años de recuperación democrática?
¿Salvador Allende, dicho de otra manera,
estaría contento con la situación de su país en estos momentos, cree usted?
Yo creo que personas como Allende no eran personas complacientes.
Siempre encontraban que había mucho que hacer.
Personas exigentes, claro.
En eso consiste el liderazgo, ¿verdad?
El querer ir más allá de lo que se tiene.
Sin embargo, lo que se tiene, creo, Allende lo apreciaría
como, en primer lugar, la recuperación de las libertades.
Yo le puedo decir que en la plaza que está inmediatamente contigua
al Palacio de la Moneda, hay un monumento al presidente Allende,
una estatua de un tamaño importante, significativo.
Y a mí me tocó estar cumpliendo funciones gubernamentales
desde el Ministerio de Defensa, que está muy cerca.
Entonces uno observa desde el Ministerio de Defensa,
es decir, quiénes derrocaron al presidente Allende.
Y desde allí se ve una estatua del presidente y la moneda entre medio.
Con esto le quiero simbolizar que hoy día Chile es un país
que se reencuentra en un régimen de libertades,
en un régimen democrático, con la posibilidad, por tanto,
de decir sí, aquí nos confrontamos muy violentamente,
pero finalmente los valores de siempre de Chile,
los valores de una república democrática,
en donde finalmente los que jugaron unos roles y otros
van decantando en la historia.
Usted comprende que no pasan de la misma manera al juicio de la posteridad
los que torturaron, los que asesinaron, los que rompieron las instituciones,
que aquellos que defendieron las instituciones democráticas
y lucharon por recuperarlas.
Entonces yo creo que el presidente Allende estaría satisfecho
en el sentido de que se reivindicó ciertamente lo que él quiso defender.
Cuando en esas palabras finales dice,
se abrirán de nuevo las grandes alamedas,
en donde pase el hombre libre,
que es una frase que a todos nos conmueve hasta el día de hoy.
Sí, entonces hoy día se puede con toda libertad
caminar por las calles de Chile,
expresar las ideas que se quiera,
luchar por ellas en las instituciones,
buscar la adhesión de los ciudadanos.
Y al mismo tiempo, claro, creo que el presidente Allende
sería muy exigente, como muchos tratamos de serlo,
con el hecho de que somos un país todavía en el camino del desarrollo,
que tiene grados de pobreza,
que podríamos y debiéramos, y estamos en ello,
atacar con mucha fuerza a un país en el que permanece
mucha desigualdad y por tanto seguramente él seguiría instando,
como lo hizo durante una vida entera,
a sus compatriotas para hacer de Chile un país más justo.
Ahora hacía una definición muy sintética de la sociedad chilena
del momento actual y la economía del país.
¿Cómo está ahora mismo Chile económicamente?
También en Latinoamérica se siente,
se padece la crisis económica mundial.
¿Cómo definiría Chile a la gente que nos está escuchando
desde ese punto de vista económico?
Los que hemos sido partícipes de la recuperación de la democracia
estamos muy orgullosos de que Chile haya más que duplicado
el tamaño de su economía desde 1990.
Hemos tenido un desempeño económico muy superior
al de la época del autoritarismo.
democracia y buen desempeño económico no son contradictorios
en nuestra visión al revés.
Y esto es lo que nos ha permitido en el último tiempo hacer fuertes.
Nosotros somos un país muy cíclico que dependemos de algunos productos
y hemos podido hacer reservas importantes en los periodos de vacas gordas,
como decimos allá, para los periodos de vacas flacas como este.
Y por tanto, mantenemos la prestación de servicios sociales
de modo sistemático, incluso los ampliamos en momentos de crisis.
Y claro, sin embargo, la crisis nos afecta.
Pero nos afecta con una solidez de nuestras instituciones económicas.
Nuestro sistema bancario está perfectamente estable.
El conjunto de servicios sociales permanece con una capacidad de acción
y de inversión hacia el futuro.
Y estamos aguantando, como decimos allá, el chaparrón.
No sé cómo podrá decirse en una expresión más del castellano de acá.
Estamos aguantando esta tormenta, que es muy dura.
No cabe la menos.
Tenemos un proceso ahora, estamos entrando al invierno,
y vamos a tener un desempleo muy fuerte.
Y por tanto, las cosas no son fáciles.
Pero sí es un país sólido, estable,
que ha incrementado fuertemente su eficiencia económica
y que es capaz de defenderse mucho mejor
de los vaivenes de la economía mundial.
Y políticamente el sistema está plenamente consolidado.
Hay elecciones, si no me equivoco, también a finales de este año.
Así es.
Elecciones legislativas al Parlamento chileno.
¿Cómo definiría también, de forma muy sintética,
la situación política del país?
Nosotros elegimos a un presidente de la República
y en otra papeleta a los diputados y una parte de los senadores
que se renuevan por mitades en cada proceso electoral
que ocurre cada cuatro años.
Bueno, entonces es una situación normal,
literalmente normal, en donde hay un conjunto de candidatos
que expresan la pluralidad del país,
en donde hay elecciones muy competitivas.
Ya los dos últimos presidentes, el presidente Lagos
y la actual presidenta Michelle Bachelet,
fueron electos en segunda vuelta.
Tenemos un sistema presidencial, de elección presidencial,
con primera y segunda vuelta, como en Francia, digamos.
Y esto hace pensar que es muy difícil hacer previsiones
de aquí a diciembre, pero se vive con entera normalidad
el proceso democrático, proceso democrático en el cual
están comprometidos prácticamente todos los sectores políticos
del país, y ese es el gran triunfo histórico
de Salvador Allende, justamente.
Comenzaba la entrevista, embajador, hablando, en fin,
del motivo de su visita a Tarragona,
de la entrega de las medallas Salvador Allende
de ayer por la tarde.
¿Tiene previsto hoy incluso hacer algunos contactos
con la sociedad tarragonense?
¿Ha venido con algún objetivo en concreto,
más allá de saludar, evidentemente, también
a la comunidad chilena que vive en nuestra ciudad?
Vamos a...
Hemos estado con las autoridades ayer,
hoy día estaremos con representantes del mundo sindical,
y esto tiene que ver con, bueno,
simplemente señalar la presencia
nuestra en España,
de nuestros compatriotas,
y cultivar los vínculos,
pero especialmente, lo reitero,
queremos establecer acuerdos de trabajo
en el ámbito universitario.
Y para nosotros es muy importante
que muchos más académicos españoles vayan a Chile,
que muchos más estudiantes chilenos y académicos chilenos
vengan a Cataluña
para compartir proyectos comunes,
generar la capacidad de formación
que en Chile tenemos,
pero que queremos mejorar,
y eso en parte se hará de manera significativa con Cataluña.
Entonces queremos concretamente avanzar
en acuerdos en el ámbito universitario.
Señor Gonzalo Marner,
embajador de Chile en España,
le agradecemos que haya venido
unos minutos de esta mañana de martes
a los estudios de Tarragona Radio,
que nos haya explicado un poco cómo es su país,
a la gente de Tarragona,
que especialmente relaciona, como digo,
Chile con la figura de Salvador Allende,
y que cada año, el 11 de septiembre,
es recordada también en nuestra ciudad.
Muchas gracias por venir aquí a la radio en directo,
y feliz estancia en las próximas horas también aquí en Tarragona.
Al contrario, muchas gracias a usted por su amabilidad
y por la posibilidad de tener este diálogo
sobre algo que tal vez no es muy usual para sus oyentes,
porque la actividad diplomática se entiende
como un asunto de ceremonias y cosas por el estilo,
pero no.
Hoy día se trata de juntar a quienes,
en este caso estamos muy distantes geográficamente,
pero estamos muy cercanos humanamente.
Creo que hemos explicado y hemos divulgado,
sin duda, la imagen de Chile en nuestro país.
Gracias, embajador.
Muchas gracias.
Adiós, buenos días.