logo

Arxiu/ARXIU 2009/PROGRAMES 2009/


Transcribed podcasts: 428
Time transcribed: 10d 11h 14m 46s

Unknown channel type

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Si vols veure la vida amb esperança, escolta Porta a l'Esperança.
Tots els diumenges, a dos quarts de deu del matí, a Tarragona Ràdio.
Un programa de l'Església Protestant de Tarragona.
Porta a l'Esperança.
Obre la teva porta a l'Esperança.
No quiero perder las cosas que me quedan por hacer.
Las cosas que me quedan por vivir en ti.
No quiero olvidar las cosas que planeaste para mí.
Los sueños que me diste lograré por ti.
No tienes que buscar a nadie más, yo quiero ir.
Aquí está mi tiempo, aquí están mis horas.
Aquí estoy yo.
Mi vida es para ti y en ti la quiero yo invertir.
Aquí están mis manos, aquí están mi voz.
Aquí estoy yo.
Aquí estoy yo.
Listo quiero estar, los dones que me diste voy a usar.
Los años que me has dado viviré por ti.
Voy a conquistar la tierra, la tierra que me diste y sin dudar, haré lo que me pidas, viviré por ti.
No tienes que buscar a nadie más, no tienes que buscar a nadie más, yo quiero ir.
Aquí está mi tiempo, aquí están mis horas.
Aquí estoy yo.
Mi vida es para ti y en ti la quiero yo invertir.
Aquí están mis manos, aquí están mis manos, aquí están mis horas.
No tienes que buscar a nadie más, no tienes que buscar a nadie más, no tienes que buscar a nadie más, yo quiero ir.
Aquí está mi tiempo, aquí están mis horas.
Aquí estoy yo.
Buenos días amigos oyentes, bienvenidos un domingo más al programa Puerta a la Esperanza.
Deseamos, como siempre, poder transmitiros a través de este medio, la radio, y en la radio de nuestra ciudad, Tarragona Radio, en el 96.7 de la FM, la palabra de Dios, la Biblia.
Una palabra viva que ha transformado las vidas de hombres y de mujeres de todos los tiempos y que aún hoy sigue transformando.
Y es precisamente la transformación de dos vidas en concreto que queremos hablar en esta mañana.
Bueno, yo le he dado un título, he dicho, cuando hablábamos con el equipo que estamos en esta mañana aquí, pues hemos visto bien poner vidas transformadas, porque se trata de dos personas que han transformado sus vidas, ya lo veréis.
Son dos mujeres, son de diferente generación, experiencias vividas también muy diferentes, pero están unidas en el tiempo por algo en común.
Y os explico, ese algo en común es su encuentro personal con Jesús.
Es un encuentro que transformó sus vidas de una manera radical y que aún hoy sigue transformando, porque la verdad es que cada creyente vamos transformando día a día nuestra vida, como dice la palabra del Señor, hasta llegar a ser semejantes a Él cuando estemos un día con el Señor.
Yo quería deciros que tanto el porqué y el cómo de su búsqueda de Dios, de estas dos personas, es totalmente diferente en cada una de ellas.
Pero el fin es el mismo. ¿Y cuál es ese fin? Pues es el de reconciliarse con aquel que de tal manera amó al mundo, dice la palabra de Dios, que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Bueno, no me he olvidado, ya sabéis que cada domingo presento a las personas que vamos a realizar el programa.
En esta mañana, como siempre, le doy los buenos días a Nuria, que está en el control. Hola, buenos días, Nuria. Óscar, buenos días.
Buenos días.
Él es ya un colaborador habitual también de nuestros programas en Tarragona Radio y le hemos invitado en esta mañana para que él sea el que dirija este programa de hoy.
Y, bueno, también os quiero presentar a nuestras dos invitadas, darle las gracias, en primer lugar, por aceptar nuestra invitación.
Ellas son Beatriz, buenos días.
Buenos días.
Buenos días, María Ángeles.
Hola, buenos días.
Y bienvenidas también a las dos.
Pues os sugiero que va a ser interesantísimo el programa de hoy y más que interesante, creo que puede ser de ayuda para muchas personas en esta mañana.
Así que no os voy a decir mucho más. De momento os invito a escuchar también una canción que, por cierto,
pone también muy buen oído porque tiene una letra fascinante.
Y enseguida entramos a conocer los testimonios de estas dos invitadas.
Que seas mi universo
No quiero darte solo un rato de mi tiempo
No quiero separarte un día solamente
Que seas mi universo
No quiero darte mis palabras como gotas
Quiero un diluvio de alabanzas en mi boca
Que seas mi universo
Que seas todo lo que siento y lo que pienso
Que seas el primer aliento en la mañana
Y la luz en mi ventana
Que seas mi universo
Que seas mi universo
Que seas mi universo
Si tu poder es mi alimento
Oh Jesús es mi deseo
Que seas mi universo
No quiero darte solo parte de mis años
Te quiero dueño de mi tiempo y de mi espacio
Que seas mi universo
No quiero ser mi voluntad
Quiero agradarte
Hola, buenos días. Les habla Óscar.
Antes que nada quiero dar las gracias por la invitación que se me ha hecho para venir a este programa
y por el privilegio que tengo de entrevistar a estas dos mujeres.
Y bueno, gracias por esa oportunidad que me habéis dado.
Yo la verdad es que ya he tenido la posibilidad de escuchar el testimonio de estas dos personas,
de las dos invitadas de esta mañana.
Pero creo que es un testimonio muy interesante y pienso que es importante que ellas nos expliquen un poco
cómo han sido sus vidas y que sean ellas las que vayan respondiendo un poco a todas estas preguntas
para que también los oyentes se pongan en situación y conozcan un poquito más acerca de sus vidas.
Me gustaría empezar por Bea. Bea es una chica joven y es curioso.
Ella se define, desde que era pequeñita, como una chica tímida, una chica introvertida.
Y bueno, ella fue creciendo.
¿Y qué sucede, Bea? ¿Qué sucede cuando creces un poco y llegas a la adolescencia?
A ver, yo desde pequeña ya me juntaba con malas compañías.
Entonces, en el colegio, sobre los 14 años, ya pues empecé a fumar porros y a hacer campanas.
Sobre los 15, pues empecé a salir y conocer el mundo de la noche.
Y ya en poco tiempo, pues había probado casi todas las drogas.
Recuerdo un escrito que hiciste, que pude escuchar cuando lo leíste,
en el que decías que deseabas que llegase el fin de semana para volver a consumir.
Que la droga realmente te proporcionaba satisfacción.
¿Realmente el consumo? Porque muchas veces es algo que se discute.
¿El consumo se quedó únicamente en los fines de semana?
¿Se puede controlar o pasó a ser algo habitual en ti?
Bueno, es la típica frase que decimos, yo controlo, ¿no?
Al principio, pues empiezas consumiendo los fines de semana, deseas con ansias que pase la semana
para pegarte la fiesta, ¿no? Y olvidarte de todo, los estudios, los problemas en casa.
Pero luego pasa a ser también el jueves, con la típica excusa, es jueves, fiesta universitaria.
Luego pasa también a ser un miércoles puntual.
Pero esto se va repitiendo y poco a poco te va atrapando.
No tenía nada más en la cabeza.
Te las apañas para conseguir dinero, si hace falta robas, vendes.
Y lo que te da la droga en esos momentos, pues en mi vida no me lo daba otra cosa.
Es lo que decía, una satisfacción que...
El olvidarte de todo, ¿no?
Claro, y toda esta situación o esta adicción que tú tenías,
¿esto te afecta en la relación con tus padres y tus familiares más cercanos?
¿Cómo se traduce esa problemática?
Por supuesto, en casa tengo que reconocer que la droga te cambia, ¿no?
Por completo.
Me volví una persona súper violenta, agresiva, egoísta.
Solo pensaba en mí y no me importaba para nada.
Y en absoluto, ni mi familia, ni mis padres, para mí eran mis enemigos.
Los llegué a odiar.
Y algo que, bueno, quizá hay diferentes opiniones, ¿no?
Hay gente que reconoce el problema, pero es muy difícil.
¿Tú llegaste en algún momento a pedir ayuda a alguien?
¿O creías que todo lo controlabas, que eras un poco autosuficiente?
Sí, yo pensaba que yo lo controlaba.
Y durante mi problema nunca ni a mis padres ni a mis propios amigos,
cosa que era evidente, ¿no?
Ya que no paraban de darme charlas y plantearme,
oye, Bea, que yo creo que vas por un mal camino, hasta mis propias amigas.
No los escuchaba, o sea, pasaba.
Y finalmente mis padres me llevaron engañada a un centro
y acabé ingresada en Barcelona.
Y, bueno, fueron unos cinco años más o menos de ingresos
en tres centros diferentes, con múltiples recaídas, evidentemente,
porque fue un largo tratamiento.
Y en todo este proceso, en todo este periodo,
existe un momento un poco especial, ¿no?
Cuando todo parecía que lo habías superado,
tienes una recaída muy fuerte.
Y en este tiempo de recaída conoces a un chico.
¿Te ayuda esa relación a recuperarte de tus problemas con las drogas
o te hunde más en ellas?
¿Cómo fue esa relación?
No, al contrario, me perjudica.
Me introducí otra vez en este mundo, pero más a saco, ¿no?
Ya que dejé mi trabajo, me fui de mi casa,
no tenía a mis padres cerca que me vigilaran,
y se me fue todo de las manos otra vez.
Y tú misma, bueno, me expresabas que fue un momento muy duro
en el que llegaste a verte realmente sin salida,
en un callejón sin salida,
y en medio de toda esta situación y de esta relación con este chico,
una noche te marca especialmente.
Cuéntanos qué sucedió aquella noche.
Sí.
Además, esa noche la voy a recordar siempre
porque fue después de un gran consumo,
que estaba atrapadísima,
y en el fondo yo me sentía arrepentida.
Deseaba salir de todo esto, pero no podía, ¿no?
Y bueno, yo recuerdo que me pasé toda la noche llorando,
no podía dormir,
y fue entonces cuando le pedí con todas mis fuerzas
a Dios, si había algún Dios,
que por favor que me ayudara,
porque es que no me pedía capaz.
Claro, ¿qué te mueve a ti a pedirle ayuda a Dios?
Porque a mí esto, cuando lo escucho, me sorprende, ¿no?
Porque realmente en ningún momento se ha hablado de Dios aquí,
y realmente en estos momentos,
en esta situación tan difícil,
en la que tú te ves un poco sin salida,
en la que tú te ves, bueno, pues un poco tocando fondo,
tú te agarras a Dios.
¿Qué es lo que te mueve a agarrarte a Él?
¿Por qué a Él le pides ayuda?
Quizá porque tengo familiares cristianos
y siempre me habían hablado de Dios.
Quizá en ese momento de mi vida
que me veía tan sola y hundida,
pues me agarré a Él.
Y además, un poco después,
te sucedió algo,
te dieron una noticia que no te esperabas
y que un poco, en un principio,
te cayó como un jarro de agua fría.
Pues sí, la verdad que sí.
Pues al cabo de unas dos semanas,
cosas así, pues me enteré que estaba embarazada.
O sea, parece un poco mentira,
un poco paradójico,
que una persona que está viviendo
una situación complicada,
como era tu caso,
que pide ayuda a Dios
y desde el punto de vista del creyente,
de cuando uno pide ayuda a Dios,
espera que Dios le ayude.
Y realmente para ti eso es como un poco,
bueno, le estás pidiendo ayuda a Dios
y te enteras que estás embarazada.
O sea, te pone un poco entre la espada y la pared,
tienes que tomar una decisión, ¿no?
y, bueno, te ves metida en otro problema más.
¿Qué decisión tomas?
¿Y recibes apoyo en medio de esa situación
o cómo lo afrontas?
A ver, fue duro porque por parte del padre
se desentendió.
Me pidió que lo perdiera
y me quedó a mí tomar esa gran decisión,
volver a casa,
porque yo no vivía con mis padres ya,
y explicarlo.
Por supuesto que pedí consejo
a las personas que quiero
y, bueno, hubo de todo.
Hubo gente que me aprecia
y me quiere que, pues, me dijeron,
oye, Bea, yo abortaría.
Yo no te veo capaz, ¿sabes?
Yo lo perdería.
Hay gente que sí que me apoyó
y hasta mis propios psicólogos.
Había gente que no daba un duro por mí
porque ya que yo estaba tomando
una medicación prescrita
y tenía que decidir
o mi tratamiento o mi bebé
porque podía producir malformaciones.
Ahora, lo que yo tenía claro
es que, a pesar de lo que me aconsejaran,
que yo quería dejar todo esto
y seguir adelante.
Claro, para ti era una oportunidad realmente
de apartarte un poco de todo este mundo, ¿no?
Si tú seguías adelante con tu embarazo,
pues, un poco de ser un punto de inflexión
y tú de tomar la decisión
de dejar todo este mundo, ¿no?
Pero, claro, al principio hemos dicho
que fue un poco un jarro de agua fría,
pero ¿cuándo es que te das cuenta
que está la mano de Dios detrás de todo esto?
Que no ha sido otro golpe de la vida,
como se suele decir,
sino que Dios puso eso en tu vida, esa prueba.
A ver, yo creo que el Señor me escuchó,
ya que yo por mis propios medios
era imposible dejarlo.
O sea, es que me lo pedía el cuerpo.
Yo consumía diario
y Él hizo un giro radical a mi vida.
Aparto todo lo malo de mi vida
y me regaló lo más grande de mi vida,
que es mi hija.
Este es un testimonio, yo creo,
que muy impactante, ¿no?
Porque muchos jóvenes
que nos pueden estar escuchando hoy,
incluso no tan jóvenes,
pues, están un poco a veces
metidos en ese mundo de las drogas, ¿no?
Y todo el mundo dice, bueno, yo controlo, ¿no?
Como nos decían esta invitada.
Pero sabemos que se nos puede ir de las manos
en cualquier momento.
Somos personas
y no está todo bajo nuestro control.
pero es curioso ver cómo ella,
en medio de esa situación,
se agarró a Dios, ¿no?
Y eso es algo, es un requisito,
porque muchas veces esperamos
que nos suceda un milagro, ¿no?
Como se suele decir, bueno, yo...
O hay un milagro
o mi vida no puede dar un giro.
Pero realmente,
Dios espera que reconozcamos
que estamos siguiendo una línea
que no es la correcta, ¿no?
Y vea, en ese caso,
se agarró a Dios y le pidió ayuda.
Y cuando se pide ayuda a Dios,
vemos que Dios responde, ¿no?
Ella, pues, tuvo esta respuesta de parte de Dios
y le ayudó a madurar.
Y vemos cómo,
en medio de una situación
tan complicada para ella,
Dios ha transformado esas situaciones difíciles
en bendiciones en su vida, ¿no?
Y eso es algo que a todos los creyentes,
a todas las personas
que también pueden escucharnos
y pueden pasar momentos difíciles,
es algo que nos tiene que llenar de esperanza.
Y, bueno, me gustaría continuar con Ángeles.
Es nuestra otra invitada.
Buenos días, Ángeles.
Hola, buenos días.
Preséntate.
A ver, pues, bueno,
tú ya has dicho mi nombre,
me llamo Ángeles,
vivo en Tarragona,
tengo 49 años,
estoy casada,
tengo dos hijas,
y bueno.
Bueno, muy bien, pues,
más o menos,
un poco entendemos la edad que tienes
de tu situación familiar, ¿no?
Pero nos gustaría saber,
para entender un poco más,
ahora cuando vaya avanzando la entrevista
y vayamos conociendo
tus experiencias que has vivido,
¿en qué contexto familiar te criaste?
¿Qué educación recibiste?
A ver,
yo nací en una familia católica,
pero que no era practicante.
Conocí al Señor
a través de la familia política
de mi hermano mayor,
y era sobre los 22 años,
entonces comencé a ir a la iglesia,
me sentía llena de vida,
de esperanza en el Señor,
compartía cosas con los demás hermanos,
confiaba en Él,
o sea,
me sentía bien.
Y en medio de este momento
de un poco de bienestar,
ahí llega un punto
en el que te apartas de Dios,
nos decías antes de este programa.
¿Qué sucedió?
Yo comencé a tener problemas
con mis hijas,
tuvieron problemas de salud,
primero la mayor
con una anorexia grave
y numerosos ingresos hospitalarios
en Barcelona.
Fue duro, muy duro,
porque para mí me impactó mucho
verla allí,
no teníamos horas de visita
nada más que cuando ella recuperaba peso,
era muchos altibajos,
fue duro.
Y parecía un poco
que ya mejoraba
la situación con tu hija mayor
y ¿qué pasó con la menor?
Pues bueno,
comienza mi hija pequeña
con la misma enfermedad
y además agravando
que ella empezó
a consumir drogas.
Fue muy largo,
muy duro
y no podía entender
cómo un Dios poderoso,
bueno,
podía permitir
que sufriera
su hija tanto,
¿no?
Bueno,
poco a poco
fui apartándome
de sus caminos
y estuve muy enfadada
con él,
muy enfadada
por ese sufrimiento
que a mí me estaba
ocasionando todo esto.
y en medio,
claro,
de toda esta situación
de angustia,
porque esto genera
una angustia muy grande,
¿no?,
en las personas.
Encima,
para colmo,
tu padre cae enfermo
y fallece.
Sí.
Así que en medio
de esta lucha,
perdóname,
¿cómo afrontas
la muerte de tu padre?
O sea,
¿cómo también
es un palo fuerte
o cómo la afrontas?
Sí,
yo estaba en un momento
muy delicado,
muy ocupada
con mi hija pequeña,
viajes,
terapias,
recaídas,
y surgió algo
muy,
muy especial.
Mi padre estuvo
en coma
antes de morir
y mi hermano mayor,
que es cristiano,
pidió al pastor,
nuestro querido David,
que hablara
a mi padre de Dios.
Él lo había conocido
de una manera
muy,
muy,
¿cómo decirlo?
Pues,
muy a la ligera,
¿no?
Nunca había,
había sentido
a Dios en su vida,
como,
por ejemplo,
yo siento ahora,
¿no?
Entonces,
mi hermano,
pues,
había pedido a David
que hablara con él
y que hablara
sobre Dios,
¿no?
Pues,
si él podría entenderle
en su estado de coma.
Estábamos casi
toda la familia
en el hospital.
David llamó
a mi hermano
para decirle
si podía venir
hacia allí
y,
bueno,
nos dijo
que venía de camino
y mi cuñada
estaba con mi padre
en la habitación
y salió a avisarnos
de que,
de que mi padre
había comenzado
a hablar.
Nos pareció
algo milagroso
y digo milagroso
porque
Dios le permitió
unos momentos
de lucidez
para entender
el mensaje
que David
le llevaba,
¿no?
Cuando yo entré
y pregunté
a mi padre
cómo estaba,
pues,
me sorprendió
su respuesta.
Me dijo,
estoy feliz,
tengo a Dios
en mi corazón.
Yo me impacté
porque nunca había
oído hablar así
a mi padre.
Yo después,
poco después,
entró en coma
y a los pocos días
murió.
Y a partir
de ese momento
cambia tu relación
con Dios,
¿verdad?
Pues sí,
yo siempre pensaba
que la muerte
de alguien tan querida
generaría un dolor
insoportable,
pero creo que el pensar
que mi padre
estaba con Dios
me daba paz.
No sé,
en medio de tanto problema
como yo tenía,
pues,
Dios,
pensar que él estaba
con Dios
me daba paz.
Y con respecto
al tema de mi hija,
seguía en todo
su auge,
pero mi relación
con Dios cambió.
Oraba cada día
por ella,
le pedía que le apartara
del mundo de la droga,
del agujero
que estaba metida,
que su tema alimentario
también se solucionara
y al cabo de un tiempo,
poco,
pues,
que empecé
a ver resultados.
No solo mi hija
se recupera completamente,
sino que conoce
al Señor,
lo acepta en su vida
y, bueno,
su vida se ha transformado
por completo
y confía en Dios
igual que yo.
Muy bien.
Pues vemos,
hemos visto en este caso
también en este testimonio
como Dios actúa
en medio de una situación
complicada,
igual que en el caso
de Bea,
en el caso de Ángeles
también es algo similar,
no tienen algo común
como decía al principio
Paquita
y es que en medio
de una situación difícil
si nosotros nos aferramos
a Dios,
pues obtenemos respuesta
de Él.
Y eso es algo
que tenemos que tener presente.
Y, bueno,
nada más,
muchas gracias
por atendernos,
por estar con nosotros
y esperamos, pues,
tenerlos en alguna otra ocasión.
Gracias.
Y nada más,
hasta la próxima.
Te veo en los momentos
de dolor
Te veo en la noche
Cuando en la vida
se apaga el sol
Te veo en la luz
Te veo en la sonrisa
Y el amor
Te veo en mis sueños
Veo tu mano
Guiándome
Siempre estás tú
Siento tu abrazo
Tu expresión
Eres tan fiel
Y no hay razón
Que me haga dudar
De tu corazón
Bien, amigos,
hemos llegado al final
de nuestro programa.
Os damos las gracias
de nuevo,
Beatriz,
María Ángeles,
por compartir con todos
nuestros oyentes
vuestros testimonios.
Nosotros aquí,
en esta mañana,
estamos seguros
de que no habrá dejado
indiferente
a ninguno
de nuestros oyentes.
Daros por seguro
de ello.
Y a ti decirte, amigo,
que Dios
nos da a cada uno
la oportunidad
de transformar
nuestros errores
como ocurrió
con Beatriz,
ese error
que en principio
pensaba ella
que podía haber sido,
por ejemplo,
entre otras
de las cosas
que ha dicho,
pues su embarazo,
pues el Señor
lo convirtió
en una gran bendición.
Él puede hacernos fuertes
cuando somos débiles
y lo más grande,
algo que desgraciadamente
no se da
en nuestra sociedad,
nuestro pasado,
sea el que sea,
como el de Beatriz,
por ejemplo,
no lo tendrá
más en cuenta.
Lo dice él,
no lo digo yo,
lo dice Dios
en su palabra.
En Isaías,
en el capítulo 1
y versículo 18,
dice,
venid luego,
dice el Señor,
y estemos a cuenta.
Si vuestros pecados
fueren como la grana,
como la nieve
serán emblanquecidos.
Si fueren rojos
como el carmesí,
vendrán a ser
como blanca lana.
Pero esto, amigo,
requiere una premisa
porque el Señor
está ofreciendo
esta promesa
que os acabo de decir
a aquellos
que como nuestras
invitadas,
vuelvo a decir de nuevo,
Beatriz,
María Ángeles,
yo un día tuve que hacer,
Óscar y muchos otros cristianos,
pues reconocieron
o hemos reconocido
delante del Señor
nuestra situación de pecado,
esa situación
de alejamiento de Dios
y le buscan
y le buscan
en arrepentimiento.
Así que el Señor
sigue esperando hoy también.
Él dice,
yo estoy a la puerta
y llamo,
si alguno oyere mi voz
y abriere la puerta
de su corazón,
entraré
y cenaré con él
y él conmigo.
¿Quieres ser tú
uno de ellos?
Te invitamos
a que así sea.
Y bueno,
recordaros como siempre
que nuestros horarios
de culto,
ya sabéis,
hemos cambiado
de domicilio,
ahora estamos
en la calle
Monasterio Poblet,
es una calle
muy cerquita
de la avenida
de Cataluña.
Los sábados
los jóvenes
tienen reunión
de jóvenes
a las 7,
¿verdad, Óscar?
Son reuniones
muy buenas
en las que ellos
pueden compartir
siempre a la luz
de la palabra de Dios
experiencias,
temas que les inquietan,
el jueves
hay estudio
bíblico,
aprendemos
lo que Dios
nos quiere decir
y oración
también
a las 8 de la tarde
y el domingo
a las 11 y media
de la mañana
tenemos nuestro culto
de adoración
y de predicación
de la palabra.
A todos ellos
seréis muy bienvenidos,
ya sabéis,
como siempre,
si venís
pues os recibiremos
con todo nuestro cariño.
Y bueno,
por nosotros,
por nuestra parte,
nada más,
solamente recordaros
que en tres domingos
estaremos aquí de nuevo
con todos vosotros.
Hasta entonces,
que Dios os bendiga.