This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Entre Amids, todas las voces del sur aquí,
donde entendemos la diversidad como riqueza.
Muy buenas noches y bienvenidos.
Una semana más a Entre Amids, el espacio que cada miércoles abrimos aquí en Tarragona Radio
y en el que venimos a hablar, a escuchar y a reflexionar sobre inmigración.
Muy buenas noches, tengo aquí conmigo de nuevo después de una larga espera
a nuestra colaboradora habitual, a Odalis Oñate.
Odalis, muy buenas noches.
Hola, buenas noches, ¿qué tal?
Bienvenida de nuevo.
Aquí estamos.
Yo a mí mismo me doy la bienvenida de nuevo porque la semana pasada fui víctima de algún virus maligno
que me atacó y me dejó en cama completamente.
En fin, pero bueno, aquí estamos, aquí estamos.
Bienvenida, Odalis.
Yo con mucho frío y con una tacita de café aquí al lado mío,
porque la verdad que me apetecía mucho.
Luego no dormirás, ¿eh?
Sí, bueno, después descansaré.
Pienes que el café aquí no es como el de Cuba, ¿no?
Es más fuerte.
Sí, señor, sí, es muy fuerte y me encanta por eso, de verdad.
¿Ah, sí?
Sí, sí, me encanta en mi casa.
Vamos, el café no puede faltar.
Yo no me puedo imaginar que yo me levante y no desayune primero una taza de café.
Hasta que yo no me tomo una taza de café, yo no me considero una persona despierta
ni apta para empezar el día.
Vale, cuando vayas a Cuba entonces pides siete cafés que serán el equivalente a uno de aquí.
Iré al macro y me los llevo.
Muy bien, a ver si vas a tener problemas en la aduana, que la cosa no está para tonterías.
En fin, bueno, Ricard, gracias.
Ricard, ¿qué tal? Bienvenido también a ti.
Hola, buenas noches.
Sin café, pero también despierto, intentando acabar el día.
Sí, sí, sí.
Odalis, ¿cómo llevas tú el trabajo? ¿Bien?
Yo muy bien, tengo bastante trabajo, me alegro muchísimo.
Siempre tengo muy buena, no sé, muy buen rollo, muy buen carácter con todas las personas que atiendo.
Me gusta mucho, sabe que me gusta mucho el trato con el público y cumplir con mi trabajo,
que creo que hasta ahora todos los jefes están muy contentos conmigo.
Muy bien, Odalis.
De cerca viene la recomendación, ¿eh?
Sí, es importante los tiempos que corren, ¿eh?
Sí, sí.
Muy bien.
Muy buenas noches también a Silvia, que está allí siempre manteniéndonos en guardia para que nadie se duerma,
porque tú tienes café, pero los demás en cualquier momento podemos caer.
Pero ahí está Silvia, ¿no?, para mantenerlos despiertos.
Si os parece, vamos con el primer tema que me gustaría que comentáramos un poco hoy.
y tiene que ver con un estudio que fue presentado ayer en Madrid,
un estudio que ha llevado a cabo de manera conjunta la Universidad Pontificia Comillas
y la Universidad de Princeton, Princeton, Princeton, supongo, Princeton,
debe ser la pronunciación de una universidad muy famosa de los Estados Unidos, de las más famosas.
Un estudio, como digo, titulado Segunda Generación en Madrid,
un estudio longitudinal que de algún modo retrata,
o trata de retratar cómo son los hijos de los inmigrantes que viven en la capital de España, ¿no?
Hijos de inmigrantes nacidos aquí ya, o que nacieron en sus países de origen,
pero que vinieron a parar aquí de muy pequeños, ¿no?
Lo que se conoce como la segunda generación o la segunda oleada.
Los resultados son, no voy a decir que muy, muy, muy sorprendentes,
pero sí que significativos, ¿no?
No vamos a entrar en profundidad, pero dos o tres aspectos
sí que me gustaría presentarlos aquí que comentáramos.
Por ejemplo, en lo que se refiere al tema del arraigo del sentimiento de pertenencia,
pues habla de que solamente un 76% de los encuestados,
bueno, perdón, solamente un 24% estaría de acuerdo con la afirmación
de que no hay mejor país para vivir que en España.
El otro 76%, es decir, tres cuartas partes, estarían en desacuerdo con esa afirmación.
Piensan que hay otro país, otros sitios para vivir mejor que España, ¿no?
Y además, el 40%, no llega al 40%, no tiene ningún interés en quedarse a vivir en España
y prefieren trasladarse a, no tanto volver a sus países de origen,
que podía ser comprensible, sino trasladarse, por ejemplo, a Estados Unidos,
a Norteamérica o a alguna otra zona de Europa o de algún otro país desarrollado, ¿no?
Es decir, un 40% no tiene ningún interés en seguir en España
y tan siquiera retornar a su lugar de origen, ¿no?
No sé cómo lo valoráis vosotros.
Por ejemplo, tú, Dalis, tú en tu casa tienes un hijo que creo que ha nacido aquí, ¿o no?
El niño mío vino a los cinco años.
Aquí, o sea, desde que nosotros arribamos a España, lo hicimos en lo que es Cataluña,
en la Comunidad Autónoma de Cataluña.
O sea, solamente hemos estado en Málaga el año, estamos en el 2009,
sí, en el 2007 estuvimos una semana.
Y yo he comentado siempre mucho esto con mis amistades,
he hecho muchas reflexiones con mi esposo y con la familia, por supuesto,
que cuando ya las personas inmigramos, pues, somos un poco de aquel lugar de donde nacimos,
por supuesto, donde tenemos nuestro arraigo, nuestra identidad.
Esa palabra que hay veces que la utilizamos tanto, pero que encierra tantas cosas realmente.
Porque inclusive hay veces que hoy es tu himno, el himno nacional,
ves un paisaje parecido al tuyo y mira, los ojos se te aguan, ¿no?
Hay veces que no puedes ni decir palabras en ese momento.
Y, bueno, después contaré algo muy curioso que me pasó a mí hace poco.
Y el niño mío, como les contaba, bueno, pues, él vino aquí a los cinco años.
Él, desde que vino, fue muy bien acogido realmente en su colegio,
que fue en Torredembarra, y después aquí en Tarragona, a partir del año 2003.
Él habla perfectamente el catalán, lo entiende perfectamente.
Se mueve en sus círculos de amigos, tiene amigos tanto, vamos a decir,
extranjeros como autóctonos.
Pertenece a un equipo de básquet, o sea, al CBT, el equipo aquí de Tarragona.
O sea, por integración, creo que ha sido un niño que sin dictarles normas,
sin decirle, inclusive, qué significa lo que es una palabra integración,
pues, él lo ha hecho por sí solo de forma muy natural.
Ya nosotros, como adultos, tanto mi esposo y yo, mi esposo es matemático,
yo soy licenciada en filosofía.
O sea, yo, en mi caso, he logrado integrarme a la sociedad desde el punto de vista mío
como, más bien, el terreno sociológico, como presidenta de una asociación,
mirando los problemas, las expectativas de las mujeres inmigrantes, de los niños,
exactamente así, siempre lo he hecho, o sea, desde el año 2005 lo vengo haciendo.
Y lo que te explicaba, cuando a veces he estado ya en mi país,
que he estado en dos ocasiones, estás allí y te acuerdas de muchas cosas ya de aquí.
Y cuando llegas aquí, pues, es también tu barrio.
Es tan barrio el que te vio nacer como es tu barrio el que hace seis años que llevas viviendo.
Porque la farmacéutica te saluda, que cómo estás, la peluquera que cómo te ha ido,
la de la tienda de los bajos, el supermercado donde ya casi siempre,
o sea, que eres de aquí, eres de allá.
Y claro, por supuesto, tus raíces siempre van contigo,
porque es que también nosotros venimos de raíces españolas.
Pero entonces, en el caso que comentábamos, ¿no?,
del tema de los adolescentes, de hijos de inmigrantes,
en tu caso no podrías decir que tu hijo se encuadra dentro de lo que refleja el estudio,
más bien no tendrían...
Porque, por ejemplo, ¿tu hijo ha estado en Cuba o mantiene bastante vínculo con Cuba?
Sí, mira, mi hijo ha estado dos veces con nosotros en Cuba.
Claro, la primera vez cuando él fue, él era más pequeño.
Y cuando él vio a toda su familia y sus primos, sus tíos, sus abuelos,
pues esa familiaridad no la tenemos nosotros aquí,
porque, por supuesto, nosotros somos un núcleo muy pequeño los que estamos aquí en España.
Y claro, él decía, yo quisiera que vinieran conmigo.
No planteó nunca quedarse, pero sí que vinieran todos con él.
Y eso es muy difícil.
Es decir, ya no es solamente ir trayendo a tus familiares en el caso de que lo pudieras hacer.
Tu entorno no lo puedes traer contigo.
No puedes hacer como el caracol que lleva a su casa a cuesta.
Porque no es solamente, ya te digo, no es traer tu madre, tu padre,
porque, como yo siempre digo, pues es como un pájaro dentro de una jaula.
Porque ya son personas también que están adaptados a otra forma de vida,
que han vivido toda su vida con otra manera, es otra idiosincrasia.
A nosotros nos cuesta quizás un poco menos trabajo porque, bueno, llegamos más jóvenes.
Inclusive los que llegan con 20 años, pues mucho mejor.
Y el niño en este caso que se ha desarrollado aquí, pues ya te digo,
nunca le hemos planteado la posibilidad si podemos regresar, si queríamos algún día regresar.
Él se siente bien, se siente bien cuando va allí, pero se siente muy bien aquí también.
Porque ya te digo, lo que significa para mí el recuerdo del barrio, de mi escuela,
eso lo tiene él de aquí.
El barrio para él es este.
Y su parque, bueno, pues San Rafael, y los carnavales, y la Plaza de la Fon.
Entonces, cuando él te va a hablar, la referencia de él ya muy poco, muy poco realmente es de nuestro país.
Otro aspecto que también trabaja o presenta este estudio es el tema de la discriminación,
el sentimiento de discriminación por parte de estos chicos.
Y aquí la verdad es que los resultados no son lo que diríamos malos, más bien todo lo contrario,
porque más de la mitad de estos chicos comenta que nunca se ha sentido discriminado, más de la mitad.
Y solamente un 5% afirma haber padecido la discriminación muchas veces.
A pesar de eso, o sea, a pesar de que no podríamos decir que se trata de gente que se sienta discriminada,
sí que el 71% prácticamente cree que los españoles se sienten superiores a los extranjeros.
Es decir, sí que perciben, de alguna manera, no sé si será más ajustado la realidad o no,
pero un cierto sentido de superioridad por parte de los autóctonos sin llegar al extremo de la discriminación,
por lo menos en la mayoría de los casos.
No sé, Ricard, ¿cómo valoras tú eso?
Quizás eso se podría vincular con la primera, ¿no?
Con ese sentimiento de no considerar el país como el óptimo para quedarse
ni el óptimo para seguir viviendo, ¿no?
Igual en ese aspecto es lo que les hace un poco huir, ¿no?
O no sentirse en el mejor lugar para seguir viviendo, ¿no?
Ese factor de la discriminación.
Pues no lo sé, es un sentimiento...
Este tipo de encuestas habla de eso, ¿no?
De sentimientos, de cuestiones muy subjetivas, muy personales, ¿no?
Supongo que la encuesta se habrá hecho de manera anónima o respetando mucho...
No, es por vía entrevista.
Vía entrevista, pero quiero decir que las respuestas habrán sido suficientemente sinceras, ¿no?
Como para poder considerarlo, pues eso, representativo, ¿no?
Y si una persona ha sido suficientemente capaz de decir que se siente discriminada, ¿no?
Pues le podemos dar bastante validez a las respuestas, creo yo, ¿no?
Entonces, claro, situaciones personales, puntuales, ¿no?
Sí, sí, dentro del plano de los subjetivos, ¿no?
Que es lo que comentabas tú.
También dentro de ese plano se mueve otro de los temas, ¿no?
De los grandes ejes del que trata este estudio, que es el tema de las aspiraciones de estos chicos, ¿no?
En el que hay un pequeño...
Una pequeña diferencia, ¿no?
Casi diría yo, no tan pequeña, ¿no?
Un pequeño abismo.
Porque habla que más de la mitad, un 53%, les gustaría ir a la universidad.
Pero, sin embargo, solo un 23% confían en poder llegar, ¿no?
Es decir, entre lo que esperan dentro del plano, claro, de los subjetivos,
y lo que ellos ven que van a poder hacer, hay una diferencia también.
Y, bueno, ya el grado educativo más alto, ya cuando hablamos de posgrados y demás,
aspira a un 9% solo, pero solo el 5% confía en poder conseguirlo, ¿no?
Claro, que lo interesante sería ver si pudiéramos hacer esta misma encuesta a adolescentes de aquí, ¿no?
Un poco ver si realmente es algo que lleva la edad, ¿no?
Que lleva la situación, el entorno, la edad, en definitiva, ¿no?
Una concepción de tener pocas aspiraciones, ¿no?
Algo que...
Pues fíjate que yo...
O si realmente es un factor de integración o un factor socioeconómico.
No lo sé, pero...
Si dentro de esa encuesta también se distinguieran posibilidades económicas
o situaciones socioculturales de los padres, ¿no?
Seguramente también veríamos diferencias.
Sí, sí, en lo que se refiere a...
No sé cuál es la hora de sacar conclusiones...
Sí, si hay algún estudio, no lo sé, pero yo, por mi experiencia como adolescente,
yo creo que es más bien todo lo contrario.
Hay un sentimiento de falta de perspectiva y quizás...
Si hubiera tenido que decidir, apostar por qué dirían los alumnos de mi centro no inmigrantes,
es una hipótesis, ¿eh?
No demostrado.
Pero ha sido menos el porcentaje.
No, no, yo hubiera dicho, por ejemplo, que si un 53 pensaba llegar a la universidad,
pues un 60 pensaba conseguirlo.
Es decir, que yo creo que están...
Muchas veces no están muy ajustados a sus posibilidades reales o lo que sea,
pero por encima, ¿vale?
Es decir, el que ves tú que no se va a sacar a eso,
piensa que va a estudiar una formación profesional, ¿vale?
Y el que dices tú, uff, chico, un poquito justo, pues tiene clarísimo que quiere estudiar una carrera, ¿no?
¿Y qué lo va a hacer?
A esas edades, precisamente.
Por eso, que una cosa de esta que te gustaría llegar y que a esas edades ya digas,
no voy a llegar, no sé.
Mi experiencia personal es esa.
Es que yo pienso que muchas veces no son conscientes de sus posibilidades reales,
pero por sobreestimarlas muchas veces.
Claro, pero una cosa es que no sean conscientes
y otra es si realmente quieren, ¿no?
El deseo, las aspiraciones, la voluntad de llegar, ¿no?
Y lo que refleja eso un poco es que, bueno...
Que quieren, pero que tienen clarísimo que no, ¿no?
Que la mitad quiere, ¿no?
Sí.
Y de esa mitad, pues un cuarto, ¿no?
Realmente son los que creen que pueden llegar, ¿no?
Yo creo que el entorno familiar ayuda muchísimo en esto,
porque independientemente de las condiciones económicas,
pues, bueno, existe un sistema de becas también.
Y, bueno, hay personas, tanto autóctonas como inmigrantes,
que, mira, no tienen posibilidades económicas quizás de pagarse una carrera,
pero, bueno, pueden acceder a lo que es tema subvención, tema becas.
Yo siempre pienso una cosa.
Cada persona tiene un techo, por supuesto,
pero ese techo también hay que labrarlo.
Y los padres, por supuesto, no nos podemos engañar con los niños.
Tú puedes querer mucho a tu hijo, por supuesto,
es la cosa más grande de tu vida,
pero si tú ves que el niño tampoco es en el colegio
y por las notas que te saca,
porque ya ves su proceso de aprendizaje que le cuesta,
pues ya tú más o menos vas encaminando, encauzando.
Eso también depende, por supuesto, de la preparación cultural
que tengan los padres,
la importancia que le den a que su hijo
termine por lo menos una formación profesional
o un bachillerato
y después se encamine en alguna profesión,
en algún oficio.
Pero yo, por ejemplo, he tratado en la asociación
padres que o no tienen tiempo para atender esto en los hijos
o no lo tienen como un tema prioritario tampoco.
Simplemente, mira, yo me contento con que él vaya a su educación
que es obligatoria,
con que haga los deberes.
Tampoco puedo revisárselos.
Yo no puedo decir lo que está bien ni lo que está mal
porque yo no tengo la preparación adecuada para hacerlo
ni tengo las condiciones económicas
para pagarle una escuela de esta como...
Una academia.
Una academia particular.
No tengo tampoco para pagarle.
Entonces, claro, se van quedando esas carencias
porque el niño no tiene una referencia en su casa
pero tampoco puede escoger la que existe afuera.
Y, claro, hay veces el niño se ve truncado
y hay otras veces que los niños pasan.
Bueno, pues mira, no me interesa.
Si acaso salgo el aprobado
o me acostumbro a que una nota de 6 y de 7 es suficiente,
te lo digo por también experiencia que tengo con el mío,
que nosotros le exigimos porque...
A ver, un poco que...
Si te puedes acostumbrar...
Bueno, si es que 6 y 7, mira, va bien.
O soy la mejor nota de mi clase
porque tengo un 8,7 en tal asignatura.
Y nosotros siempre le ponemos como referencia
nuestros estudios, el de nuestros familiares
y el de nuestras amistades.
Nosotros le decimos, tú te has criado en un seno familiar
donde todos tenemos unas carreras universitarias,
donde las notas ya, o sea, en una escala de 100,
de 98, 99 y 100 en lo que es secundaria,
que tú estás ahora en el instituto, que es lo mismo,
era lo que sacábamos nosotros.
Y íbamos a actividades, lo mismo que hacías tú.
Íbamos a fiestas, lo mismo que hacías tú.
O sea, no éramos eso como diciendo,
un buen estudiante es un niño tonto.
No, para nada.
Al contrario, lo que sí le enseñamos,
que cada día que pasa cuesta más trabajo
incorporarse al mercado laboral, es más competitivo.
Y te exigen mucho más, porque siendo un profesional
y muy bueno, pues ya tienes que saber
y dominar por lo menos dos o tres idiomas.
Y eso es lo que tú vas criándole también a tu hijo, ¿entiendes?
Tú le vas poniendo metas y tú sabiendo, por supuesto,
también hasta dónde puede llegar tu hijo.
Ya te digo, no parto de engañarnos ni nada.
Bueno, si os parece, vamos a...
Dejamos un poco de lado ya este estudio.
Hemos hablado...
No es que se puedan sacar grandes conclusiones a partir de él,
pero bueno, es interesante conocer estos datos,
aunque solo sean restringidos a lo que es la ciudad de Madrid.
Y si os parece, vamos a escuchar una canción.
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
¡Gracias!
Muy bien.
Bueno, estábamos hablando de inmigrantes de segunda generación y demás
y esta era una canción de Mano Negra, Gonde Nuit,
debe ser, supongo la pronunciación francesa,
de 1988, que cuando lo miraba digo,
madre mía, qué viejos nos hacemos, de mi juventud.
O sea, el motivo era ese, de la segunda generación.
Claro, claro, porque Mano Negra, bueno, el grupo que tenía en Francia,
el primer grupo de Mano Chao, que hoy es muy conocido como solista,
y bueno, ellos eran inmigrantes de segunda generación,
hijos de inmigrantes de segunda generación en los arrabales de París,
y hacían un grupo que mezclaba muchísimas cosas.
Lo digo porque como las últimas veces estábamos acostumbrados a salsa y otro tipo de música,
y entonces digo, no sé de dónde ha salido aquí ahora.
Ah, bueno, sí, es...
Bueno, chico...
Cada uno coge...
Otro día les voy a traer algo también de lo último que hay de música, de rap y de rock,
y todo por Cuba también, ¿eh?
Ah, muy bien.
Ves, digo, si es que lo que no tengan los cubanos...
Yo recuerdo...
Voy a hacer un poco de abuelo cebolleta, pero bueno.
Cuando estuve en Cuba, en Santiago, estaban haciendo como un pequeño festival
y se acercó allí un señor negro, gordote,
y empezó a presentar al grupo que iba a venir, que era un grupo como de rap.
Y en su diatriba, que duró un...
Bueno, no era en plan Fidel, pero duró su tiempo,
el señor aseguró que no sólo habían creado allí en Cuba,
eran los inventores del jazz, que me lo puedo llegar a creer,
sino también del rap y del hip-hop.
Bueno...
Y yo pensaba...
Y si era de Santiago, bueno, ya te digo yo, aquí tenemos un santiaguero.
Si alguno de Nueva York, del Bronx, estuviera aquí...
No sé si van a tener problemas de verdad.
Pero bueno, aquel hombre lo aseguró tranquilamente.
Sí, sí.
Presentó a los chicos, habían ido a cantar y triunfaron.
En fin.
Eh...
Odalis.
Hoy tenemos un poco más de tiempo, pero no mucho.
Vamos al diccionario cultural.
Hoy tenemos la P de patera.
De patera, sí.
Hoy voy más despacio.
Hoy puedo ir más despacio.
Una patera es una embarcación pequeña y de fondo plano.
Erróneamente, se suele llamar patera cualquier tipo de embarcación
utilizada por grupos de inmigrantes para acceder clandestinamente
a las costas del sur de España, desde las costas de Marruecos
y el Sahara Occidental, sea a través del Estrecho de Gibraltar
o el Mar Mediterráneo, para arribar a Andalucía o Murcia,
o bien del Océano Atlántico para llegar a las Islas Canarias.
La patera es un tipo de bote abierto, esto es, sin cubierta,
de escasa eslora, fondo plano, reducida a obra muerta,
construcción no demasiado robusta, por lo general de madera
que tiene diversos usos.
Antonio Alcalá Venceslada, en su vocabulario andaluz,
la define como barco muy plano en el fondo para perseguir patos
en sitios de poco calado.
Y para José Luis de Pando, diccionario marítimo,
es una embarcación de pequeño tonelaje usada para la pesca.
En la edición del año 2001 del Diccionario de la Real Academia Española,
se añadió por primera vez la voz patera, que no aparecía en anteriores ediciones,
cuya definición es embarcación pequeña de fondo plano sin quilla.
La palabra patera es conocida de antiguo, al menos en Cádiz y su provincia.
Una noticia publicada en el Diario de Cádiz, edición del 21 de junio de 1917, decía así.
Las pateras, dadas sus características específicas,
son embarcaciones muy poco seguras para navegar por aguas agitadas.
Y de su definición se desprende que pueden ser destinadas a diversos usos lícitos
y que su empleo para el transporte de inmigrantes ilegales no es exclusivo, sino ocasional.
Por lo tanto, es incorrecto llamar patera a una embarcación pequeña
por el solo hecho de conducir inmigrantes clandestinos
que intentan entrar en España por mar,
ya que también se suelen utilizar para este fin otros tipos de botes,
así como balsas rígidas o hinchables, zodiacs e incluso hidropedales.
Pues ya sabemos de dónde viene realmente el término patera.
Y que desde 1917, fíjate que se hablaba ya, ¿eh?
Sí, sí, sí. Es como cayuco. Cayuco también es una canoa también típica,
normalmente construida por el vaciado del tronco de un árbol y demás,
pero que se extiende al tipo de embarcación utilizada para atraer inmigrantes
desde las costas del sur del Marruecos, ¿no?
De Saharianas y del Senegal, el Mauritán y demás.
Depende de dónde salgan, se consideran patera o cayuco.
Muy bien, Ricardo.
Tenemos hoy alguna recomendación cultural, ¿verdad?
Recomendación también.
Bueno, os he traído el ciclo de Cine Solidario, que se inició el lunes pasado, día 2, en Reus,
en el Centro de Lectura de Reus.
Lleva por título Cinema Solidari, Visions desde al Altra Arriba.
Y se proponen tres sesiones de cine que llevan como marco común, como línea común,
la temática de la inmigración, si se quiere, desde un punto de vista lejano.
Pero, sobre todo, se proyectó el lunes pasado la sesión, la película 14 kilómetros.
Para el próximo lunes está previsto Sahara no se vende.
Y para el lunes 23, Arash, que quiere decir veneno.
Y, bueno, las tres están unidas por esta temática de visiones, tanto de directores españoles
con colaboraciones de la otra parte del Mediterráneo.
Y en una se acerca la cruda realidad de la inmigración subsahariana,
la que se proyectará el próximo lunes, que es el 9 de marzo.
Sahara no se vende, el problema del Sahara.
Y, a partir de una visión un tanto peculiar,
veremos que se impartió un curso de fotografía en el Sahara.
Y, a partir de allí, pues, tanto los participantes en este curso
como los propios habitantes de la zona, pues,
explican un poco la problemática que viven diariamente.
Y, además, la última, la prevista para el 23 de marzo,
tiene un... explica un caso muy concreto también,
que es un episodio medio ocultado de bombardeos químicos en RIF
a principios del siglo XX por parte del ejército español.
Estas tres sesiones de cine en el Centro de Lectura de Reus.
Muy bien. Pues, con esa recomendación nos quedamos.
Y, bueno, simplemente, la semana que viene, si no se interpone ningún virus ni nada,
os espero aquí, a los dos.
Y, bueno, y a todos los que nos escuchan, también les emplazamos aquí
hasta la semana que viene en Entre Mix en Tarragona Radio, a las 9 y media.
Muchas felicidades por el Día Internacional de la Mujer, a todas las donas.
Sí, señora.
La semana que viene.
Hay muchas actividades, ¿eh?
Muchas actividades que, bueno...
La semana que viene.
La semana que viene.
La semana que viene.
Muy bien.
En Tarragona Radio, a las 9 y media.
Aquí estaremos.
Aquí estaremos.
Muy buenas noches.
Buenas.
Cuatro fueron.
A las 10 al 15 de enero o no.
Esa que la semana que viene viene es como un hit.
Fins demà!